Pedro de Mena (Granada,
1628-Málaga, 1688) se inició como escultor en el taller de su padre Alonso de
Mena, en 1652 entró en el taller de Alonso Cano y en 1658 abrió su taller en
Málaga. En 1663 fue nombrado escultor de la catedral de Santa María de Toledo y
viajó a Madrid para atender encargos. Llegó a ser uno de los grandes maestros
de la escuela andaluza de escultura barroca, que se caracterizó por sus líneas
clasicistas y la contención del dramatismo. Su obra maestra es Magdalena
penitente (1664).
En 1663 la Casa Profesa de la Compañía
de Jesús de Madrid encargó a Pedro de Mena una escultura de María Magdalena que
se ajustase a los valores del Concilio de Trento (1545-1563) y de la
Contrarreforma. Pedro de Mena presenta a María Magdalena como una prostituta
joven, arrepentida de sus pecados y penitente.
Magdalena
penitente
es una escultura de tamaño natural. Su perfil es hebreo, cabello sobre los hombros,
largo hasta las caderas. El vestido es un sayal de hoja de palma entrecruzada,
anudado a la cintura con una cuerda, largo hasta los tobillos. Los pies aparecen
descalzos, el izquierdo adelantado para manifestar la acción de andar.
Pedro de Mena: Magdalena penitente, 1664.
Estilo: Barroco.
Técnica: madera
policromada.
Temática:
Religiosa.
Dimensiones: 171 cm . x 52 cm . x 61cm.
Museo Nacional
Colegio de San Gregorio, Valladolid, España.
Pedro de Mena a través de su Magdalena penitente pretende exacerbar
la fe católica de quien la contempla y moverle a practicar la penitencia como
medio para expiar los pecados y tener fe en la redención a través de la muerte
de Jesús en la cruz. Para conseguirlo representa el dolor de María Magdalena por una vida de pecado a través de la
frente arrugada, la boca entreabierta, los labios resecos, los ojos enrojecidos
de tanto llorar, la mirada triste y la mano derecha en el pecho. Su fe en la
expiación de los pecados se manifiesta inclinando la cabeza y dirigiendo la mirada hacia el crucifijo,
símbolo de la redención. La práctica de la penitencia se muestra mediante los pies descalzos, y es el medio para hacerse perdonar.
El uso de colores ocres, pardos y
marrones rojizos refuerza la sobriedad de la escultura y la espiritualidad y misticismo que se quiere transmitir al espectador.
Pedro de Mena con Magdalena penitente creó un modelo devocional nuevo, el del
arrepentimiento, que desde entonces fue imitado, por ejemplo le sirvió de inspiración a Luis Salvador Carmona en la realización de su Santa María Egipciaca del segundo tercio del siglo XVIII. Esto eleva a Magdalena penitente a obra maestra de la
escultura española y barroca.
La fuerza
expresiva de Magdalena penitente se
concentra en el rostro.
La Magdalena
penitente de Pedro de Mena pasó por distintos emplazamientos: la Casa
Profesa de la Compañía de Jesús de Madrid de 1664 a 1767, el Oratorio de
San Felipe Neri de Madrid hasta 1836, el convento de las Salesas Reales de
Madrid hasta 1870, el Museo de la Trinidad hasta 1921 y el Museo del Prado hasta
1933. Desde entonces se encuentra en el Museo Nacional Colegio de San Gregorio de Valladolid.
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