sábado, 22 de junio de 2019

Dalí

Salvador Dalí (Figueras, 1904-1989) fue pintor, guionista de cine, escenógrafo, diseñador, escaparatista, publicista e ilustrador de libros, además, su producción literaria fue abundante. Se le considera el representante máximo del surrealismo por haber desarrollado hasta sus últimas consecuencias el método paranoico-crítico. Muchos de sus cuadros son iconos de la pintura universal de todos los tiempos.

En Galatea de las esferas (1952) es uno de los retratos más famosos que Dalí hizo de Gala.


La obra artística de Dalí tiene un fuerte componente exhibicionista, es autobiográfica y autoanalítica y su psique y personalidad están presentes, caracterizadas por el egocentrismo, la megalomanía y el narcisismo, el complejo de Edipo, la misoginia, la veneración por su musa y esposa Gala, su sexualidad –compendio de impotencia, onanismo y miedo a la castración– y su confusión de identidad provocada por llevar el mismo nombre que el de su hermano fallecido un año antes de su nacimiento.

Sus cuadros son “fotografías hechas a mano”, en palabras del propio Dalí. Son fruto de sus sueños y ensoñaciones; en ellas llama la atención lo absurdo y el detallismo, una línea del horizonte baja, espacios desérticos y desolados, los paisajes de Port Lligat, la gran profundidad, el dibujo nítido, los colores brillantes y luminosos y una luz irreal.

La carrera pictórica de Dalí se divide en seis etapas:
·         Formación, de 1916 a 1922.
·         Madrileña, de 1922 a 1926.
·         Lorquiana, de 1926 a 1929.
·         Surrealista, de 1929 a 1948.
·         Místico-nuclear, de 1948 a 1960.
·         Últimos años, desde 1960.

La etapa de formación (1916-1922) arrancó de una manera casual. Dalí descubrió la pintura contemporánea durante una visita de su familia a Cadaqués, donde conoció a Ramón Pichot, un artista local que viajaba a París con cierta frecuencia. Los padres de Dalí decidieron matricularle en las clases de pintura de Juan Núñez en la Escuela Municipal de Dibujo de Figueras.

Dalí publicó uno de sus dibujos en la revista Patufet en 1918. En 1919 participó en exposiciones colectivas en los Salones de la Sociedad de Conciertos y en el Teatro Municipal de Figueras, además editó la revista Studium con ilustraciones y artículos acerca de Velázquez, Goya y otros maestros de la pintura.

Las primeras pinturas de Dalí están inspiradas en la naturaleza de Cadaqués y la vida cotidiana, en los maestros flamencos e italianos y en Rubens. Son acuarelas y gouaches coloristas y con una iconografía propia de la cartelería, los contornos se marcan en negro y los colores son limpios y planos. Dalí se considera impresionista. Hay que citar La sardana de las brujas (1918), Autorretrato con cuello rafaelesco (1921) y Venus sonriente (1922).

Dalí participó en 1922 en el Concurso-exposición de obras de arte originales de estudiantes de la Asociación Catalana de Estudiantes que se celebró en la Galería Dalmau de Barcelona. Ganó el premio del Rector de la Universidad con su cuadro Mercado (1922).

En Autorretrato con cuello rafaelesco (1921) Dalí rinde homenaje al Renacimiento y a uno de sus maestros, Rafael.


La etapa madrileña (1922-1926) dio inicio una vez Dalí comenzó a estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Se hospedó en la Residencia de Estudiantes, donde conoció a Luis Buñuel y Federico García Lorca. Dalí estudió el cubismo a través de artículos publicados en prensa.

Se le consideró cabecilla de las protestas estudiantiles en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y fue expulsado de la misma en 1923. Regresó a Figueras, donde Juan Núñez le enseñó la técnica del grabado.

Dalí regresó a Madrid en 1924 y repitió curso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, pero no se matriculó en ella en 1925.

Dedicó el año 1925 a estudiar a Velázquez y Zurbarán entre otros. Se inscribió en la Academia Libre de Julio Moisés y entró en contacto con la Escuela de Vallecas, de tendencia surrealista. Participó en la Primera Exposición de la Sociedad de Artistas Ibéricos en Madrid, redactó el Manifiesto de los Ibéricos y expuso en las Galerías Dalmau de Barcelona. Rechazó las vanguardias y se dedicó a estudiar a los maestros del Renacimiento italiano. Estudió a Sigmund Freud, y tanto le influyó que hizo de sí un tema de su pintura, utilizó la pintura para autoanalizarse.

Viajó por primera vez a París en 1926. Allí frecuentó el Museo del Louvre, estudió a Leonardo, Rafael e Ingres, participó en las tertulias de L’Couple y conoció a Picasso. Una vez en Madrid fue expulsado para siempre de la Real Academia de Bellas de San Fernando por declarar que el tribunal era incompetente para examinarle. Regresó a Figueras y se dedicó a pintar.

Entre 1923 y 1926 pintó doce retratos de su hermana Ana María en los que se aprecia una notable influencia de Vermeer. Destaca Muchacha en la ventana (1925), que representa a su hermana asomada a una ventana contemplando el mar de Cadaqués, es decir, es un cuadro dentro de otro cuadro. El color predominante es el azul por influencia de Picasso y tiene la intención de reforzar la serenidad que transmite la composición de la escena. Además, pintó Retrato de Luis Buñuel (1924), Cesta de pan (1926), un cuadro realista, e ilustró el poema Les Bruixes de Llers, de su amigo de la Residencia de Estudiantes Carles Fages de Climent.

Muchacha en la ventana (1925) es uno de los muchos retratos que Dalí hizo de su hermana Ana María durante la etapa madrileña.


Los cuadros de la etapa lorquiana (1926-1929) están relacionados con el poeta Federico García Lorca. En Naturaleza muerta al claro de luna (1927) muestra la obsesión de Lorca por la muerte. Se reconoce la influencia de Picasso y del cubismo en la ventana al exterior, la guitarra y la botella, la de Lorca en la Luna y un elemento daliniano típico como los peces. La cabeza cortada tiene un tratamiento clásico y se distinguen el rostro de Dalí, de perfil, y el de Lorca, de frente.

Dalí colaboró con Lorca en la creación de los decorados de Mariana Pineda (1927).

Naturaleza muerta al claro de luna (1927) es un cuadro de estética cubista.


La miel es más dulce que la sangre (1927) es el primer cuadro surrealista de Dalí. Lo pintó después de visitar a Picasso, que le enseñó gran cantidad de cuadros en los que aparecían cuerpos amputados y cabezas cortadas. Dalí vincula este cuadro con Buñuel a través del burro putrefacto de la esquina inferior derecha. Los colores dominantes son el azul y el gris, casi transparentes.

Otro cuadro surrealista es Osificación prematura de una estación de tren (1928), donde utilizó por primera vez un reloj blando, uno de los iconos representativos del universo daliniano.

En 1928 Dalí redactó Manifest Groc, Manifiesto Antiartístico Catalán, donde se atacaba el arte tradicional catalán y se pedía la abolición de la sardana y el derribo del barrio gótico de Barcelona.

La miel es más dulce que la sangre (1927) es el primer cuadro surrealista de Dalí.


Dalí abrió la etapa surrealista (1929-1948) con su segundo viaje a París, donde conoció a Gala, Luis Buñuel, Joan Miró y André Breton. Gala se separó de Paul Éluard y se vinculó a Dalí, fue su amante y esposa –se casaron por lo civil en 1934 y por la Iglesia en 1954–, la creadora del Dalí extravagante y excéntrico y la que se encargó de sus relaciones con marchantes y expositores. Con Buñuel colaboró en el cine participando en la redacción de los guiones de Un perro andaluz (1929) y la Edad de oro (1930), películas con las que nació el cine surrealista. Miró le introdujo en el grupo de los surrealistas de París, que pasaba por una etapa de crisis de la que salió gracias a Dalí, que aportó el método paranoico-crítico de autoanálisis con el que introdujo un nuevo tipo de experiencia visual, basado en asociaciones delirantes y en el trastorno mental de la paranoia, dando protagonismo principal a la irracionalidad. Breton le abrió las puertas de la Galería Goemans de París. Además, rompió con su padre, que consideró a su hijo un degenerado después de saber que en el dibujo Sagrado Corazón de Jesucristo había una inscripción en la que se leía: “En ocasiones, escupo en el retrato de mi madre para entretenerme”.

Dalí desarrolló su mundo iconográfico, lleno de símbolos vinculados a los temas que desarrolló en sus cuadros: la vida, el sexo y la muerte.

Algunos cuadros señeros de los primeros años de la etapa surrealista de Dalí son El gran masturbador, El enigma del deseo, los dos de 1929, La persistencia de la memoria (1931) y El hombre invisible (1933).

El gran masturbador fue la primera obra maestra surrealista de Dalí. Los temas que se desarrollan son el encuentro entre Dalí y Gala y el sexo onanista, práctica habitual de Dalí por considerarlo el único puro. Es un retrato doble: Dalí aparece metamorfoseado en una roca de la que sale Gala, que busca con su boca los genitales de un varón. El cuadro está lleno de símbolos: la langosta representa el terror, las hormigas la muerte, el león el deseo sexual, la lengua roja del león y el pistilo del lirio el falo, el anzuelo la atadura familiar, las piedras el pasado, las plumas de colores la infancia, la figura aislada la soledad, el lirio la pureza y la pareja que se abraza la relación entre Dalí y Gala. La pincelada es precisa, los colores dominantes son el amarillo y el azul, en tonos luminosos y brillantes, y la luz es fría e irreal.

El gran masturbador (1929) está lleno de elementos simbólicos del universo onírico de Dalí.


El enigma de deseo fue uno de los pocos cuadros que Dalí dedicó a su madre. Aparece un paisaje desértico, en el centro hay una roca amarilla en forma de ala con dos agujeros y numerosas cavidades en las que está escrito “ma mère”, es decir, “mi madre”. Del extremo inferior izquierdo sale la cabeza de Dalí, con hormigas, símbolo de la descomposición. Llama la atención que Dalí haga referencia a Gala en el extremo superior derecho, mediante un león con la boca abierta, símbolo de erotismo. Otros elementos dalinianos que aparecen en el cuadro son un párpado cerrado, un pez, un saltamontes, una mano sosteniendo un cuchillo y una cabeza de mujer de cabellos largos.

Dalí dedicó  a su madre El enigma del deseo (1929). Le sirvió para autorretratarse una vez más.


La persistencia de la memoria es uno de los cuadros más famosos de Dalí. Aparece la bahía de Port Lligat al amanecer, un reloj de bolsillo y otros tres deformados. Uno de los relojes cuelga de la rama de un olivo, otro se amolda sobre su autorretrato, otro parece que se va a deslizar por un muro. Aparecen dos tipos de insectos típicos en la iconografía daliniana, una mosca y una multitud de hormigas, que simbolizan el mal, la muerte y la putrefacción. Los relojes se han reblandecido, igual que la memoria con el paso del tiempo. Con este cuadro Dalí quiso rechazar el tiempo como una unidad rígida.

En La persistencia de la memoria (1931) aparecen los relojes blandos, uno de los elementos iconográficos  más característicos de Dalí.


El hombre invisible es un cuadro inacabado, el primero en el que Dalí introdujo una imagen doble y un fetiche paranoico por tener la cualidad de protegerle a él y a Gala. El hombre invisible se trata de un gigante en posición sedente, la cabeza se forma con sombras y relieves de construcciones y esculturas que se encuentran alejadas del espectador, el cabello con nubes, los ojos con dos esferas azules, el brazo derecho con una escultura de mujer, el brazo izquierdo con una columna y las manos con un maniquí. Hay elementos dalinianos eróticos como un león dorado, esculturas satíricas y un caballo blanco.

En El hombre invisible (1933) Dalí ofrece un reto al espectador: ver a un hombre que no lo es.


Otros cuadros de estos años son El juego lúgubre, Los placeres iluminados, Los primeros días de la primavera, Retrato de Paul Éluard, todos de 1929, La vejez de Guillermo Tell (1930), Guillermo Tell y Gradiva (1931), Huevos fritos al plato sin el plato (1932), El enigma de Guillermo Tell (1933) y El espectro del Sex Appeal (1934).

Breton se enfrentó a Dalí en 1934. Le acusó de defender lo irracional del movimiento hitleriano. Dalí fue sometido a un juicio surrealista y expulsado del grupo de los surrealistas. Dalí contestó: “Yo soy el surrealismo”. Sin embargó, en 1936 Dalí participó en exposiciones de artistas surrealistas en París y Londres.

Dalí huyó a Francia tras la Revolución de octubre de 1934 en Cataluña.

Dalí expuso en Nueva York en 1935 y Edward James se convirtió en su mecenas; empezó a comprarle un número creciente de obras y le promocionó en Estados Unidos. Dalí se lo agradeció pintando Cisnes reflejando elefantes (1937), pintura en la que aparece Edward James. Durante su estancia en Estados Unidos, Dalí pintó Retrato de Mae West que puede utilizarse como apartamento surrealista (1935).

Dalí pasó los años de la Guerra Civil española (1936-1939) en Italia estudiando a los maestros del Renacimiento. Pintó Construcción blanda con judías hervidas. Premoniciones de la Guerra Civil (1936). El cuadro se terminó de pintar seis meses antes del inicio de la Guerra civil española, pero sólo tras el inicio de la guerra le añadió el subtítulo. Tiene un carácter agresivo en su composición, muestra el horror de la guerra a través de un monstruo amorfo descompuesto en pedazos que se estrangula, de cabeza saturnal mirando al Sol y un paisaje rocoso semidesértico. Dalí no se manifestó en favor de ninguno de los bandos en lucha en la Guerra Civil española.

Construcción blanda con judías hervidas. Premoniciones de la Guerra Civil (1936) es uno de los cuadros bélicos más impactantes de la pintura universal. Se pintó seis meses antes de que estallase la Guerra Civil española.


Cuando las tropas alemanas invadieron Francia en 1940 y llegaron a Burdeos, Dalí optó por trasladarse a Estados Unidos, donde permaneció hasta 1948. Fueron años en los que expuso en las principales ciudades de Estados Unidos, colaboró con Alfred Hitchcock en Recuerda (1945) y Walt Disney en Destino (1946). Además, escribió La vida secreta de Salvador Dalí (1942) y Rostros ocultos (1944). El matrimonio Reynolds Morse inició la compra de cuadros de Dalí en 1943, que desde 1982 forman parte del Museo Dalí de St. Petersburg, Florida.

En los últimos años de la etapa surrealista pintó dos cuadros célebres: Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar (1944) y La tentación de san Antonio (1946).

En Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar Dalí se ajusta a la teoría de Freud que afirma que en los sueños se introducen estímulos derivados de sucesos externos. Aparece un paisaje de Port Lligat, Gala desnuda, dos gotas de agua suspendidas sobre el mar y una granada. Gala se despierta por culpa del zumbido de una abeja que vuela alrededor de la granada antes de que una bayoneta la hiera, una bayoneta que precede a un tigre con la boca abierta y las garras afiladas, que sale de la boca de otro tigre, que sale de la boca de un pez, que sale de una granada. En el fondo un elefante de patas gigantes y finísimas que porta un obelisco. La carga erótica es potente. Los colores son vivos y luminosos.

Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar (1944) se inspira en la teoría de los sueños de Sigmund Freud. Contrasta la agresividad de la bayoneta, los tigres y el pez con el erotismo de Gala.


En La tentación de san Antonio se muestra a san Antonio Abad en un desierto, desnudo, de rodillas, apoyándose con la mano izquierda en una roca y sosteniendo un crucifijo con la derecha, a sus pies una calavera, y delante de él un caballo y cuatro elefantes imposibles, de extremidades finas y largas. El santo se protege de ellos con el crucifijo y practicando un exorcismo. El caballo representa la tentación del triunfo, el primer elefante la del sexo y los otros la del oro y las riquezas. Otros personajes son un padre, su hijo y un ángel. Los colores dominantes son el amarillo, el azul y el gris en distintos tonos.

En La tentación de san Antonio (1946) chocan la fortaleza del santo con las tentaciones que se le ofrecen.


Durante estos años, Dalí expuso en las mejores salas de Europa y Estados Unidos: las galerías Goemans y Pierre Colle de París, New Burlington y Zwemmer de Londres, Julien Levy y el MOMA de Nueva York.

La etapa místico-nuclear (1948-1955) se inició a su regresó a Por Lligat. Dalí estaba bajo el influjo de las bombas atómicas que pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), interesado por los avances científicos y redescubrió su fe cristiana. Su manera de entender la pintura durante estos años quedó recogida en Manifiesto místico (1949). A esta etapa corresponden obras como Leda atómica (1949), La Madonna de Port Lligat (1950), Cristo de san Juan de la Cruz (1951), Crucifixión o Corpus hypercubus, Desintegración de la persistencia de la memoria, ambos de 1954, y El sacramento de la Cena (1955). Son cuadros que se caracterizan por las ilusiones ópticas y una técnica tan depurada que la pincelada se hace irreconocible.

Gala es la protagonista de Leda atómica. Aparece desnuda, sentada en un pedestal, con los pies sobre otros pedestales flotantes, mientras acaricia un cisne, trasunto de Dalí. Todos los elementos del cuadro flotan sin estar en contacto entre sí, desde el mar hasta la Biblia. Entre los elementos simbólicos de Dalí aparece el cascarón de huevo, que representa la vida. Llama la atención el hiperrealismo con el que han sido pintados Gala y el cisne.

En Leda atómica (1949) Gala acaricia a Dalí representado como un cisne.


La Madonna de Port Lligat está inspirada en los cuadros de altar renacentistas. Aparece una madonna con el rostro de Gala, con las manos en posición orante sobre una abertura en el tronco, el Niño Jesús en su regazo, con una abertura en el tórax, donde hay un trozo de pan, que es el pan sagrado. Los dos personajes están sobre un pedestal y bajo un arco dividido en cuatro partes. Ninguno de los elementos que aparecen en el cuadro se toca. En la parte superior del cuadro hay una concha de la que cuelga un hilo que sostiene un huevo, concha y huevo simbolizan la vida. Otros elementos que llaman la atención son dos esferas flotando, un pedazo de carne cruda, dos mesas de madera, un caracol de mar, una cesta de pan, un trapo, una abolladura, una flor blanca deshojada y otra floreciente, un pescado, dos judías, un cesto, un rinoceronte dividido en varias partes y un busto que sufre una explosión en su cara. El fondo es claro y en los extremos superiores aparecen dos telones.

En La Madonna de Port Lligat (1950) Dalí representa a Gala como la Virgen María.


Cristo de san Juan de la Cruz (1951) es uno de los cuadros más representativos de la etapa místico-nuclear de Dalí.


Para pintar Cristo de san Juan de la Cruz, Dalí se inspiró en un dibujo de san Juan de la Cruz (1542-1591) conservado en el convento de la Encarnación de Ávila y en dos sueños: en el primero vio a Cristo pintado por san Juan de la Cruz en Port Lligat y en el segundo a Cristo sin los atributos de la Crucifixión. Llevado por su fe cristiana, Dalí afirmó que quería pintar el Cristo "más hermoso de cuantos nadie haya pintado [...]. Deseo pintar un Cristo que sea la antítesis absoluta del Cristo materialista y salvajemente antimístico de Grünewald". Cristo aparece crucificado sin los atributos de la Crucifixión sobre fondo negro, tomado en perspectiva visto desde arriba, mientras que la cabeza mira abajo, hacia los pies. La parte inferior del cuadro está ocupada por un paisaje de la bahía de Port Lligat, con una barca y dos pescadores. La cruz irradia una luz que atraviesa el cielo oscuro que separa a Cristo y la bahía. La composición del cuadro es triangular. Cristo ocupa el triángulo que estructura el cuadro, colgando por debajo de la línea de visión. La vertical de la cruz refuerza su proximidad al espectador y parece salirse del lienzo por su parte superior. La técnica utilizada es la fotorrealista o "fotografía hecha a mano". La pincelada es tan fina que apenas resulta visible, pero permite reproducir cualquier detalle por ínfimo que sea. El claroscuro es dominante; sobre el fondo negro la figura de Cristo aparece iluminada con una luz que parece eléctrica. Las sombras aparecen perfiladas con nitidez. La imagen de Cristo es la del Redentor, pero distinto a los representados con anterioridad: en el madero, en lugar de la leyenda “INRI” aparece una hoja de papel; carece de los símbolos de la Crucifixión para mostrar la belleza metafísica del Cristo crucificado; el cabello es corto; se prescinde de la melena del Cristo siríaco; los brazos se arquean por el peso del cuerpo; la musculatura está marcada y crea una sensación de realidad tangible; cabeza y pies son el foco de atención del cuadro: la cabeza inclinada hacia abajo impide ver el cuerpo de Cristo y los pies aparecen empequeñecidos por la perspectiva; y manos y pies no están clavados en la cruz y sí adheridos a ella. El paisaje es de la bahía de Port Lligat, y las formaciones rocosas del fondo recuerdan las primeras obras metamórficas de Dalí. En las figuras de los pescadores, Dalí expresa su reconocimiento y admiración hacia Velázquez (1599-1660) y Le Nain (1593-1648). El pescador de la izquierda se inspira en los personajes de La rendición de Breda (1635) de Velázquez y el de la derecha en los muchos campesinos que pintó Le Nain, pero recreado como pescador.

En Crucifixión o Corpus hypercubus, Dalí muestra el hecho de la Crucifixión en función de las matemáticas, por lo que se presenta en tres dimensiones. Cristo aparece levitando, sin clavos, delante de una cruz compuesta por ocho cubos mayores y cuatro menores, el cuerpo de Cristo presenta complexión atlética en tensión, pero sin sangrado. Cristo y la cruz no se tocan. La cruz levita sobre un fondo de Por Lligat. En la esquina inferior izquierda aparece Gala de rodillas sobre un pedestal, vestida con una túnica azul, blanca y oro de amplios pliegues.

En Crucifixión (1954) Dalí llama a la oración a través de Gala.


Desintegración de la persistencia de la memoria es una modificación del cuadro La persistencia de la memoria (1931), y obedece a los principios que Dalí expuso en Manifiesto antimateria (1958). El agua, escenario donde se originó la vida ocupa la mayor parte del cuadro. Se reconoce el paisaje costero de Cadaqués.  La forma cúbica, que representa al átomo, es dominante, pero los cubos se convierten en cuernos de rinoceronte, símbolo daliniano de la castidad, que se utilizan como proyectiles. Llama la atención la contraposición de la vida, representada por el pez, y la muerte, representada por un tronco de olivo roto. Se cuentan cuatro relojes blandos.

En Desintegración de la persistencia de la memoria (1954) Dalí contrapone la vida, a través del pez, y la muerte, a través del tronco de olivo roto.


En El sacramento de la Cena (1955) Dalí rompió la visión tradicional de la última cena ofrecida por el Señor a sus apóstoles.


En El sacramento de la Cena, Dalí rompe con la visión tradicional de la última cena. La escena se desarrolla en una habitación con forma de dodecaedro, se reconoce el paisaje de la Costa Brava, Cristo aparece rubio e imberbe, con una túnica que deja al descubierto el pecho, transparente en su parte inferior, que deja ver la barca que hay en el paisaje, su gesto no es meditabundo y sí sereno, no aparece un cáliz y sí un vaso de cristal, además los discípulos no aparecen representados como se describe en los Evangelios. Sobre todo el conjunto está el torso de Cristo, símbolo de su entrega para la redención del hombre.

En Cabeza rafaelesca explotando (1951) Dalí  vuelve a rendir culto a Rafael, uno de sus maestros del Renacimiento.


Otros cuadros representativos de estos años son Cabeza rafaelesca explotando (1951), Galatea de las esferas (1952), Dalí desnudo en contemplación ante cinco cuerpos regulares metamorfoseados en corpúsculos en los que aparece repentinamente la Leda de Leonardo crosomatizada por el rostro de Gala (1954), Rosa meditativa (1958), El descubrimiento de América por Cristóbal Colón (1959) y El Consejo Ecuménico (1960).

André Breton organizó la exposición Homenaje al Surrealismo en 1959 con obras de Dalí entre otros, pero en 1960 se opuso a incluir en la Exposición Internacional Surrealista de Nueva York el cuadro de Dalí La Madonna Sixtina.

En El descubrimiento de América por Cristóbal Colón (1959) Dalí muestra la grandeza y triunfo de España y del catolicismo. Una vez más, aprovechó para retratar a Gala como la Virgen María.


Durante la etapa final (desde la década de los sesenta), la creación pictórica de Dalí entró en una espiral repetitiva, que sólo buscaba el éxito comercial. De estos años destaca Retrato de mi hermano muerto (1963), un retrato doble, de él y de su hermano Salvador fallecido un año antes de su nacimiento. Las cerezas negras forman el retrato de su hermano y las rojas el suyo; a la derecha aparecen soldados con lanzas que avanzan hacia el rostro del hermano muerto con el fin de que el pintor se pueda deshacer de él para siempre.

Retrato de mi hermano muerto (1963) es un retrato doble mediante el cual Dalí quiso deshacerse de su hermano Salvador para siempre.


Dalí, durante los años sesenta y setenta, se centró en la holografía por ofrecerle más posibilidades que la pintura en la creación de imágenes tridimensionales. Destacan los hologramas El cerebro de Alice Cooper (1973) y Dalí pintando a Gala (1974). Fue protagonista de la primera exposición mundial de hologramas en las Knoedler Galleries de Nueva York en 1972, en colaboración con Dennis Gabor, premio Nobel de Física en 1971.

Desde 1961 Dalí se ocupó en fijar su universo creativo y personal con la puesta en marcha del Teatro-Museo Dalí en Figueras, que se inauguró en 1974. Además, de ser museo daliniano fue el escenario elegido por Dalí para realizar performance.

Uno de sus últimos cuadros fue Dalí levantando la piel del mar Mediterráneo para enseñar a Gala el nacimiento de Venus (1978), que presentó en el Museo Guggenheim de Nueva York como la primera pintura hiperestereoscópica.

El año 1980 marcó el inicio del decaimiento de Dalí por el avance de la enfermedad de Parkinson. La muerte de Gala en 1982 le provocó una depresión. Entre sus últimas obras hay que citar el dibujo Cabeza de Europa (1982), entregado al rey Juan Carlos I, y Cola de golondrina (1983).

Cola de golondrina (1983) es la última pintura de Dalí.


Dalí también fue guionista de cine, escenógrafo, diseñador, escaparatista, publicista e ilustrador de libros. Además, su producción literaria fue abundante.

Dalí colaboró con Luis Buñuel, Harpo Marx, Alfred Hitchcock y Walt Disney.

Con Buñuel colaboró en la redacción de los guiones de Un perro andaluz (1929) y La edad de oro (1930).

Un perro andaluz es la película más representativa del cine surrealista. Se trata de un cortometraje de 16 minutos, mudo en su primera versión, la de 1929, y sonoro en la de 1960, cuando se añadió la banda sonora formada por Tristán e Isolda de Richard Wagner y unos tangos argentinos. El argumento de la película no es lineal y se estructura sobre un sueño de Buñuel, el de seccionar un ojo de una mujer con una navaja, y otro de Dalí, el de hormigas andando por sus manos. Son las dos escenas más conocidas del cortometraje. Estas y otras imágenes escabrosas pretenden causar tal impacto emocional en el espectador que le trastoque la psique.

La edad de oro aportó dos novedades: la voz en off y el monólogo interior. El hilo argumental es el amor y el deseo. Un hombre y una mujer que no aceptan que los prejuicios y la moral destruyan el amor pasional que les une, un amor que obedece sólo a sus reglas. Tras proyectarse en París durante una semana, la película fue prohibida en Nueva York hasta 1980 y en París hasta 1981.

Con Harpo Marx redactó el guion de La mujer surrealista (1937), que nunca llegó a realizarse.

Para Hitchcock creó la secuencia onírica de Recuerda (1945), en la que se muestran aspectos del subconsciente.

Por encargo de Disney realizó cien dibujos para la película de animación Destino (1946), que no fue estrenada hasta 2003, bajo la dirección de Baker Bloodworth y Roy Olver.

Otras colaboraciones cinematográficas de Dalí fueron el documental Caos y creación (1960), Dalí en Nueva York (1965) e Impresiones de Mongolia exterior (1975).

Dalí diseñó las escenografías para Mariana Pineda, de García Lorca, en 1927, para Las bacanales, basado en Tannhäuser de Wagner, en 1939, y para El sombrero de tres picos, de Manuel de Falla, en 1949. Además, estrenó en Nueva York Tristán loco (1944), considerado el primer ballet paranoico, que se inspira en su pieza musical favorita Tristán e Isolda, de Wagner.

Dalí fue diseñador de muebles, joyas y moda, escaparatista y publicista. Su mecenas Edward James le encargó dos muebles en estilo surrealista, El teléfono-langosta (1936) y El sofá de Mae West (1937). A ambos se les quiso dar un simbolismo muy potente, en el caso del primero asociado al terror y a la muerte, y en el caso del segundo al sexo por adoptar la forma de los labios de Mae West.

Dalí diseñó El sofá de Mae West (1937) inspirándose en los labios de la actriz.


Entre 1941 y 1970 Dalí diseñó 39 joyas compuestas de partes móviles. La más original es Corazón real, en oro, rubíes, diamantes y esmeraldas; el centro de la joya late como un corazón humano. También destacan El ojo del tiempo y Crucifijo.

El ojo del tiempo (1949) es una de las joyas diseñadas por Dalí.


En el mundo de la moda, Dalí colaboró con Elsa Schiaparelli en el diseño de un vestido blanco con una langosta impresa y con Christian Dior en El vestido para el año 2045.

En 1940, durante su estancia en Nueva York, aceptó decorar un escaparate en los almacenes Bewit-Tellerle de la Quinta Avenida. Era una composición dedicada al día, representada por un maniquí con peluca roja en una bañera de Astracán, y a la noche, representada por una figura acostada en una cama con baldaquino negro y una almohada sobre la que ardían carbones. Los almacenes realizaron modificaciones sin permiso de Dalí, que reaccionó destruyendo el escaparate.

En el mundo de la publicidad, Dalí diseñó el logo de Chupa Chups y fue el responsable creativo de la campaña publicitaria de Eurovisión en 1969.

Dalí diseñó el logo de Chupa Chups en 1969.


Como ilustrador de libros destacan sus trabajos The Autobiogrphy of Benvenuto Cellini, Macbeth, de Shakespeare, y The First part of the live and achievements of the renowned don Quixote de la Mancha, de Cervantes, los tres en 1946, Ensayos de Michel de Montaigne (1947), La Divina comedia de Dante, La verdadera historia de Lidia de Cadaqués, de Eugenio d’Ors, Balada del sabater d’Ordis, de Carles Fages Climent, los tres en 1954 y Moisés y el monoteísmo, de Sigmund Freud en 1974.

Dalí colaboró con los fotógrafos Man Rae, Cecil Beaton y Philippe Halsman.

Además, escribió ensayos sobre cultura, pintura y cine, manifiestos, novela y poesía. Cabe citar Manifiesto de los Ibéricos (1925), Manifest Groc, Manifiesto Antiartístico Catalán (1929),  La mujer visible (1930), El amor y la memoria (1931), Babaouo (1932), Interpretación paranoico-crítica de la imagen obsesiva de El Ángelus de Millet (1933), La conquista de lo irracional (1935), La metamorfosis de Narciso (1937), La vida secreta de Salvador Dalí (1942), Rostros ocultos (1944), 50 secretos mágicos para pintar (1948), Manifiesto místico (1949), Los cornudos del viejo arte moderno (1956), Manifiesto antimateria (1958), El mito trágico de El Ángelus de Millet (1960), Diario de un genio, 1952-1963 (1963), (1971), y Confesiones inconfesables (1973). Además, escribió artículos para Studium (1919), revista editada por él, L’Amic de les Arts (1927-1929), Vogue y Herald American (1950), Arts, Le Courier des lettres y Connaissance des Arts (1952-1953).

Entre los muchos reconocimientos recibidos por Dalí hay que citar la concesión de la Gran Cruz de Isabel la Católica (1964), el nombramiento de miembro asociado de la Academia de Bellas Artes del Instituto de Francia (1979) y la concesión por el rey Juan Carlos I del título de marqués de Púbol (1982).

Dalí murió el 23 de enero de 1989 declarando heredero de su obra al Estado español.

Dalí es una de las personalidades más influyentes del arte de todos los tiempos. El surrealismo debe su importancia a Dalí. Sus cuadros son personalísimos e inconfundibles, muchos son obras maestras que han cambiado la pintura para siempre.