sábado, 26 de octubre de 2024

La maja desnuda, de Goya

Francisco de Goya (Fuendetodos, 1746-Burdeos, 1828) se formó como pintor en el taller de José Luzán (1760-1761), en la Real Academia de Bellas de San Fernando (1763-1766), en Roma (1770-1771) y con Francisco Bayeu a su regreso a España. Destacó como cartonista, grabador y pintor; como cartonista en la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara (1775-1792); como grabador con sus series Los Caprichos (1799), Los Desastres de la Guerra (1815), La Tauromaquia (1816), Los Disparates o Proverbios (1820-1823) y Los toros de Burdeos (1825); y como pintor desarrolló los más diversos géneros: religioso con los  Frescos de la iglesia de San Antonio de la Florida (1789), histórico con El dos de mayo de 1808 en Madrid y El tres de mayo de 1808 en Madrid, ambos de 1814, y el retrato con Los duques de Osuna y sus hijos (1788), La duquesa de Alba (1795), La maja desnuda (1795-1800), La condesa de Chinchón (1800), La familia de Carlos IV (1800-1801) y La maja vestida (1800-1805). Entre su producción más singular se cuentan las Pinturas Negras de la Quinta del Sordo en Madrid (1800-1823). Fue nombrado pintor del rey en 1786, pintor de cámara en 1789 y primer pintor de cámara en 1799.

Francisco de Goya: La maja desnuda, 1795-1800.
Estilo: Romanticismo.
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Temática: Retrato.
Dimensiones: 97 x 191 cm.
Museo Nacional del Prado, Madrid, España.

  

Apenas había retratos de mujeres desnudas en la pintura española debido a la prevalencia de los principios contrarreformistas y la influencia de la Iglesia. Los desnudos femeninos eran los de la diosa Venus acompañada por Cupido, caso de Venus del espejo (1647-1651), de Velázquez. Por ello, La maja desnuda es un cuadro revolucionario: se trata del primer desnudo femenino de una mujer real en la pintura española. Goya siguió la tipología de la diosa Venus tendida sobre un lecho, pero prescindiendo de Cupido.

Goya retrató a una mujer segura de su belleza, que mira de frente al espectador. Aparece recostada sobre un canapé de color verde oscuro, descansando sobre unos grandes almohadones enfundados en una tela blanca, igual que la colcha que cubre la parte inferior del canapé; el desnudo es integral, con una silueta bien definida y muy femenina, los brazos están abiertos, las manos se enlazan detrás de la cabeza, las piernas aparecen apenas flexionadas; el vello púbico es discreto para ser la primera vez que se representa en un desnudo de mujer; el cabello es negro y está peinado a la moda de finales del siglo XVIII. El fondo del cuadro es neutro, pero ofrece distintas tonalidades.

La paleta de colores es escasa: blanco para las fundas de almohadones y colcha, verde para el canapé, marrón para el fondo, encarnado para la piel de la mujer, rosado en las mejillas y negro para ojos, cabello y vello púbico.

El foco de luz es exterior y se encuentra en la parte superior izquierda, lo cual explica que las sombras se proyecten hacia el lado derecho del lienzo. El cuerpo de la mujer recibe la mayor cantidad de luz, apareciendo oscuro otras partes del cuadro.

El dibujo define de manera nítida la silueta de la mujer.

La maja desnuda le sirvió a Manet de inspiración para pintar Olympia (1863).

Se ha especulado sobre la identidad de la mujer que Goya retrató en La maja desnuda. Se ha apuntado dos posibilidades: doña María Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez, XIII duquesa de Alba, y Pepita Tudó, primero amante y luego esposa de Manuel Godoy, valido de Carlos IV. El hecho de que La maja desnuda y su pareja La maja vestida, pintada años más tarde por encargo de Manuel Godoy, formasen parte de su colección privada confirmaría que la mujer retratada en ambos cuadros es Pepita Tudó.

La maja desnuda primero formó parte de la colección privada de Manuel Godoy. Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) se mantuvo en depósito en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. La Santa Inquisición reclamó La maja desnuda, junto a La maja vestida, por considerarlas “pinturas obscenas”, y juzgó a Goya, absolviéndole por la influencia que ejercicio el cardenal Luis María de Borbón y Villabriga, pero los cuadros quedaron bajo custodia de la Santa Inquisición. En 1836 quedó en depósito en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Desde 1901 se exhibe en el Museo Nacional del Prado.

sábado, 19 de octubre de 2024

Portada occidental de la iglesia de Santa María Magdalena de Tudela

La portada occidental de la iglesia de Santa María Magdalena de Tudela es el elemento más destacado de la iglesia por su decoración escultórica. Es de estilo románico, habiéndose realizado durante la segunda mitad del siglo XII y principios del siglo XIII.

Portada occidental de la iglesia de Santa María Magdalena de Tudela, segunda mitad del siglo XII-principios del siglo XIII.
Estilo: Románico.
Técnica: Piedra labrada.
Temática: Religiosa.
Iglesia de Santa María Magdalena, Tudela, España.

  

La portada occidental de la iglesia de Santa María Magdalena de Tudela está formada por cuatro arquivoltas de medio punto abocinadas, que descansan sobre una línea de imposta y otras tantas columnas acodilladas, elevadas sobre un pedestal y basa; el fuste es liso y los capiteles están decorados con esculturas, igual que el tímpano, las arquivoltas, el guardapolvo y los canecillos, que soportan el tejaroz.

Los capiteles de las columnas están muy desgastados, pero se reconocen motivos vegetales y figurativos, como la escena de las tentaciones de Cristo.

Las mochetas que sostienen el tímpano están decoradas con escenas de la resurrección de los muertos.

El tímpano recibe el tema principal y las figuras son de mayor tamaño. Se reconoce el Pantocrátor dentro de una mandorla tetralobulada, sentado en el trono celestial, bendiciendo con la mano derecha y sosteniendo el libro de las Escrituras sobre la pierna izquierda y sujetándolo con la mano; rodeando al Pantocrátor aparece el tetramorfos, representación simbólica de los cuatro evangelistas, abajo a la izquierda el león representando a san Marcos, arriba a la izquierda el hombre simbolizando a san Mateo, arriba a la derecha el águila simbolizando a san Juan y abajo a la derecha el buey representando a san Lucas; además, a la izquierda se reconoce a la Virgen María y a la derecha a santa María Magdalena junto al sepulcro de Cristo.

El tímpano de la portada occidental de la iglesia de Santa María Magdalena de Tudela está ocupado por el Pantocrátor, el tetramorfos, la Virgen María y santa María Magdalena junto al santo sepulcro.

  

La arquivolta interior está compuesta por 15 dovelas; doce están decoradas por los apóstoles en posición sedente, además se distinguen las escenas de la Anunciación con las imágenes de la Virgen María, el arcángel san Gabriel y el Espíritu Santo.

La segunda arquivolta está formada por 15 dovelas decoradas con motivos vegetales y zoomórficos. La dovela central aparece desgastada.

La tercera arquivolta cuenta con 19 dovelas en las que se repite el mismo motivo decorativo, un ciervo.

La arquivolta exterior está formada por 22 dovelas decoradas con el mismo motivo vegetal.

Los relieves que decoran las arquivoltas tienen disposición radial y los que aparecen en cada arquivolta son del mismo tamaño en función del tamaño de cada dovela.

El guardapolvo cuenta con 23 dovelas donde se alternan motivos geométricos y zoomórficos.

Se cuentan once canecillos sosteniendo el tejaroz; aparecen decorados con personajes de diversa índole, reconociéndose a un escultor por la maza y le cincel, un músico con una flauta doble, un campesino con un cuchillo de podar, un comerciante con una bolsa con dinero y un demonio sujetándose el rabo con una mano.

Los aspectos formales se ajustan al programa iconográfico, siendo de mayor tamaño la figura del Pantocrátor, después las que componen el tetramorfos, a continuación las de la Virgen María y santa María Magdalena y, por último, las que decoran los capiteles, mochetas que sostienen el tímpano y las dovelas de las arquivoltas.

sábado, 5 de octubre de 2024

El gran masturbador, de Dalí

Salvador Dalí (Figueras, 1904-1989) es el pintor surrealista más destacado e influyente. De su etapa surrealista (1929-1948) son algunos de sus cuadros más representativos, caso de El gran masturbador (1929), La persistencia de la memoria (1931), Construcción blanda con judías hervidas. Premoniciones de la Guerra Civil (1936) y Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar (1944).

Salvador Dalí: El gran masturbador, 1929.
Estilo: Surrealismo.
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Temática: Retrato.
Dimensiones: 110 x 150 cm.
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, España.

  

Dalí se decide a pintar El gran masturbador después de conocer a Gala, quien fue su pareja y fuente de inspiración. Dalí y Gala conversaron de los miedos íntimos, la sexualidad, la infancia, los sueños y de otros temas propios del surrealismo. Además, Gala despertó en Dalí una pasión erótica muy particular.

El tema central del cuadro es un autorretrato de Dalí en coherencia con el título original del cuadro El rostro del gran masturbador, dado que Dalí practicaba el onanismo con asiduidad. Dalí entendía que la masturbación era la única práctica sexual pura.

La escena se desarrolla en un escenario desolado con una línea del horizonte muy baja, que separa playa y cielo. La cabeza de Dalí ocupa el centro del lienzo, de perfil, en un equilibrio imposible dado que se apoya en el suelo con la punta de la nariz; hacia la derecha la cabeza de Dalí se transforma en la cabeza de Gala que se dirige hacia los genitales de un varón, que se muestra de cintura hacia abajo y viste unos calzoncillos muy ceñidos, que permite mostrar la forma de los genitales; otros elementos completan la escena: delante de la boca de Dalí se reconoce un saltamontes con el vientre poblado de hormigas, en la cabeza de Dalí un anzuelo, plumas de colores, piedras, conchas de moluscos, la cabeza de un león, un lirio y sobre la playa un hombre abrazando una roca y otro caminando solitario.

Todos los elementos que componen la escena obedecen a una simbología muy estudiada, que guarda relación con el método paranoico-crítico del psicoanálisis freudiano; a saber, el saltamontes representa el terror, las hormigas la muerte, el anzuelo las ataduras familiares, las piedras y las conchas de moluscos el pasado, la cabeza de león el deseo sexual, el lirio la pureza, la lengua del león y el pistilo de la flor el falo y las figuras aisladas la soledad.

La composición es estática, pero el autorretrato de Dalí se muestra inestable al tener la nariz como único punto de apoyo en el suelo. La disposición de las figuras lleva la atención del espectador hacia la izquierda, de tal manera que la lectura de la escena hay que hacerla de izquierda a derecha, desde el rostro de Dalí hasta el de Gala, que se dispone a realizar una felación.

El dibujo es nítido y sirve para definir de manera realista cada una de las figuras.

La paleta de colores combina de manera equilibrada tonos fríos y cálidos, todos brillantes.

La luz es irreal y fría y entra en el cuadro desde un foco exterior situado en la parte superior derecha. Los contrastes entre luces y sombras son muy acusados.

El gran masturbador es una de las obras más representativas de Dalí y del surrealismo por la temática que desarrollo, que nos acerca a la intimidad del pintor, por enfrentar dos actos contrapuestos, la vida y la muerte, por manifestar el mundo onírico de una manera realista y por la abundancia de elementos simbólicos que se reconocen.