Juan Sánchez Cotán (Orgaz, 1560-Granada, 1627) se formó como pintor
en el taller de Blas de Prado, con quien mantuvo una relación profesional hasta
su muerte en 1599. Recibió la influencia de algunos de los pintores que
trabajaron en decorar el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, caso de
Juan Fernández Navarrete y Luca Cambiasso. Hasta 1603 desarrolló su carrera
profesional en la ciudad de Toledo, donde pintó bodegones que le dieron la
fama, caso de Bodegón con caza,
hortalizas y frutas (1602) y Bodegón con
cardo y zanahorias (1600-1603). Ese año ingresó como hermano lego en el monasterio de
Nuestra Señora de la Asunción de Granada de la Orden de los Cartujos, donde
pintó cuadros religiosos, caso de Aparición
de la Virgen del Rosario a los cartujos y La Virgen despertando al Niño.
Bodegón con cardo y zanahorias (1600-1603). Los bodegones de Juan
Sánchez Cotán son de una austeridad mística.
Las
características de la pintura de Juan Sánchez Cotán son las siguientes:
· Composiciones armoniosas con un sentido
geométrico muy depurado, además de austeras y sobrias.
·
Monumentalidad de las figuras representadas.
·
Dibujo preciso que permite representar la
naturaleza hasta el mínimo detalle.
· Tenebrismo, con un contraste acusado entre las
zonas de luz y las de sombra, además de usar una luz artificial que muchas
veces parece salir de los objetos o de las figuras dibujadas.
·
Reducida gama cromática.
·
Uso de efectos ilusionistas.
·
Temática reducida: bodegones, retratos y cuadros
religiosos.
·
Los valores transmitidos son el ascetismo y el
misticismo.
Sin ser una
característica pictórica sí fue una práctica habitual de Juan Sánchez Cotán
dejar sin fechar muchas de sus obras. De muchos cuadros sólo se puede decir que
son de antes o después de 1603 por el
testamento que dictó antes de entrar en el monasterio de Nuestra Señora
de la Asunción de Granada.
La carrera
profesional de Juan Sánchez Cotán pasó por dos etapas:
·
Toledana, hasta 1603.
·
Granadina, de 1603 a 1627.
Durante la etapa toledana (hasta 1603) Juan
Sánchez Cotán pintó retratos, cuadros religiosos y bodegones.
Pintar
retratos fue la principal ocupación durante esta etapa, pero sólo uno que se
sepa con certeza es suyo, La barbuda de
Peñaranda (1590), una mujer barbuda y rasgos faciales masculinos.
De entre los
cuadros religiosos destaca Cristo y la
samaritana del convento de Santo Domingo el Antiguo de Toledo. Otros
cuadros religiosos son San Juan
Evangelista en Patmos y Niño Jesús
con la Cruz.
En
Bodegón de caza, hortalizas y fruta
(1602) aparece el cardo, una hortaliza que se repite en varios bodegones de
Juan Sánchez Cotán.
Las mejores
obras de la etapa toledana son los bodegones. En ellos Juan Sánchez Cotán
consigue imitar la naturaleza hasta reproducirla tal cual en color, textura y
volumen. Lo consigue mediante un dibujo preciso hasta el más pequeño detalle.
Los elementos que componen el bodegón se sitúan en el interior de una
fresquera, lo que permite incorporar un fondo negro sobre el que resalta el
objeto pintado, que focaliza la luz. Los objetos representados son las más de
las veces frutas, hortalizas y piezas de caza; el más repetido es el cardo dado
que era una hortaliza de consumo corriente en aquellos años. La composición sigue
siempre el mismo esquema; los elementos se disponen en ángulo desde una de las
esquinas del lienzo. Son bodegones que por su austeridad en los elementos que
lo componen y en la gama de colores consiguen transmitir sensación de silencio
y quietud y excitar la contemplación y el misticismo.
Todos los
bodegones fueron pintados entre 1600 y 1603.
En Bodegón con membrillo, repollo, melón y
pepino todos los elementos se alejan del fondo negro de manera progresiva;
el membrillo y el repollo cuelgan del techo por cordeles blancos; el melón y el
pepino se disponen sobre la base de la fresquera. El melón se presenta abierto
en el centro de la composición, y su luz blanca deslumbra. Cierran el bodegón
una raja de melón y un pepino.
Bodegón con membrillo, repollo, melón y
pepino, (1600-1603). Los
elementos representados se disponen desde el fondo hacia primer plano y de
izquierda a derecha.
Bodegón con aves de caza y verduras es
una variación del anterior en el que se ha introducido un elemento nuevo,
cuatro pájaros.
Bodegón con flores, hortalizas y un cesto de
cerezas es una obra singular por cuanto es la única que incluye flores. El
elemento central es un cesto de mimbre lleno de cerezas adornado con claveles;
en la base de la fresquera hay un manojo de espárragos, un plato de judías
verdes y flores, en concreto, alhelíes, azucenas y rosas. El lienzo fue pensado
para colocarlo en altura y así apreciar su perspectiva.
Bodegón con flores, hortalizas y cesto de
cerezas (1600-1603) es el único bodegón de Juan Sánchez Cotán en el que
aparecen flores.
Bodegón con cardo y zanahorias es el
ejemplo del conocido como bodegón de
cuaresma español en el que la austeridad y escasez de elementos es
característica radical. Los elementos representados son un cardo, que se apoya
formando una línea curva sobre el ángulo recto que forma una de las esquinas de
la fresquera, y cuatro zanahorias. El cardo hace las veces de foco de luz.
Bodegón de caza, hortalizas y frutas (1602)
es generoso en comestibles si se compara con los otros bodegones. Se cuentan diez
pájaros de caza, siete manzanas, tres limones, un cardo, tres zanahorias y dos
rábanos; las manzanas, los limones y cuatro pájaros están sujetos al techo de
la fresquera por unos cordeles. Se aleja del bodegón de cuaresma.
Juan Sánchez
Cotán ingresó en 1603 como hermano lego en el monasterio de Nuestra Señora de
la Asunción de Granada dando inicio la etapa
granadina (1603-1627). Durante estos años las pinturas son de temática
religiosa, inspirada en los Evangelios
y en la historia de los cartujos, y sirvieron para decorar el monasterio
cartujo de Granada.
Aparición de la Virgen del Rosario a los
cartujos (1603). Juan
Sánchez Cotán pintó sólo cuadros de temática religiosa tras su ingreso en la
Orden de los Cartujos en 1603.
Destaca la serie Pasión por su
patetismo: Huida a Egipto, en la que
la Virgen y el Niño forman una composición piramidal cerrada; Última cena, en la que la disposición de
tres apóstoles de espaldas al espectador hace más verosímil la escena; San Pedro y san Pablo por el dominio de
la perspectiva dentro de un retablo fingido en grisalla; Visión de san Hugo, con un rompimiento de gloria que separa la
escena superior en la que aparecen Jesús de Nazaret, la Virgen María y san Juan
Bautista de la inferior en la que se reconoce a san Hugo; Aparición de la Virgen del Rosario a los cartujos, lienzo en el que
Juan Sánchez Cotán pudo haberse autorretratado en el monje que aparece en
primer plano a la derecha; y Virgen
despertando al Niño, una escena íntima, delicada y elegante que tiene lugar
en la cocina de una pobre casa castellana de la época, con un menaje escaso de
barro y latón, y un fogón y una vela que sirven para iluminar la escena. En las
pinturas de la Cartuja de Granada la luz artificial está muy trabajada.
Virgen despertando al Niño (1603) es uno
de los lienzos que adornaron el monasterio cartujo de Nuestra Señora de la
Asunción de Granada. Hoy se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Granada.
Dentro de la
etapa granadina hubo un paréntesis de dos años, de 1610 a 1612, en los que Juan
Sánchez Cotán se trasladó al monasterio cartujo de Santa María de El Paular. A petición de su sobrino Alonso Sánchez Cotán pintó un retablo para la iglesia de San Pablo de los
Montes (Toledo), Muerte de san Bruno
y San José con el Niño.
Juan Sánchez Cotán es una de las personalidades más singulares dentro de
la pintura española. En tanto que pintor de bodegones es el primer español de
quien se conoce bodegones (los de Blas de Prado no se conservan); consiguió que
el bodegón dejase de ser un género menor; dotó al bodegón español de
personalidad propia, distinguiéndose de sus contemporáneos flamencos, llenos de
manjares; e influyó en los de Juan van der Hamen y Zurbarán. En tanto que
pintor de obras religiosas las suyas de la Cartuja de Granada influyeron en las
de Vicente Carducho para el monasterio de Santa María de El Paular a finales de
los años veinte y primeros treinta del siglo XVII.