Ildefonso Cerdá (Centellas, 1815-Caldas de Besaya, 1876) obtuvo el
título de ingeniero por la Escuela de Ingenieros de Caminos de Madrid en 1841.
Su carrera profesional fue la de ingeniero del Estado. Su gran proyecto fue el Ensanche de Barcelona (1859). Entre sus
publicaciones hay que citar Teoría
general de la urbanización y su aplicación a la reforma y ensanche de Barcelona
(1867).
El Ensanche es uno de
los barrios más emblemáticos de Barcelona.
Desde finales
del siglo XVIII la ciudad de Barcelona se veía constreñida por la muralla. La
situación empeoró en la primera mitad del siglo XIX al pasar la población de
115.000 habitantes en 1802 a
187.000 en 1850, es decir, un crecimiento del 62,60%. El hacinamiento y unas
infraestructuras insuficientes provocaron una epidemia de fiebre amarilla en
1821 y dos de cólera en 1834 y 1854, que causaron casi 20.000 muertos.
Así las cosas,
se sucedieron proyectos y se tomaron medidas encaminados a mejorar la ciudad de
Barcelona: en 1841 el Ayuntamiento barcelonés premió al doctor Monlau por su
trabajo Abajo las murallas, en 1844 el arquitecto Garriga i Roca se ofreció al Ayuntamiento de Barcelona para
planear el ensanche de la ciudad, en 1846 el arquitecto Rovira i Trias publicó Boletín Enciclopédico de Nobles Artes
para la elaboración de un plano geométrico para Barcelona, en 1853 el alcalde
de Barcelona Beltrán i Ros solicitó al Gobierno de España el derribo de las
murallas de la ciudad y en 1854 se dio orden para su demolición excepto los
lienzos del mar, el castillo de Montjuic y la Ciudadela.
En 1859 el
Gobierno de España y el Ayuntamiento de Barcelona contaban con sendos proyectos
para llevar a cabo el ensanche de la ciudad. El proyecto municipal era el de
Rovira i Trias; se basaba en una constelación de barrios dispuestos de manera
concéntrica en torno al casco antiguo de Barcelona sobre una malla reticular
con centro en la plaza de Cataluña. El proyecto del Gobierno de España era el
Plan Cerdá, que se aprobó en 1859 para su ejecución a partir de 1860; la reina
Isabel II puso la primera piedra del Ensanche de Barcelona el 4 de septiembre
de 1860 en la plaza de Cataluña.
El
Ensanche de Barcelona lo diseñó el ingeniero Ildefonso Cerdá y fue aprobado por
el Gobierno de España en 1859.
El Ensanche de
Barcelona ocuparía una superficie de 1.100 ha. entre Montjuic y el río Besos,
que contaría con una ribera boscosa. El trazado de las calles sería ortogonal,
con calles paralelas al mar y otras perpendiculares. Las calles tendrían una
anchura de 20, 30 y 50 m., en previsión de un tráfico creciente. Las manzanas
serían cuadradas con una longitud de 113,33 m. con chaflán de 15 m. a 45º
para ganar visibilidad; la superficie de la manzana sería de 1,24 ha. Las
manzanas se edificarían en dos de sus lados, y serían lados opuestos o en L;
el espacio restante estaría ocupado por jardines y en el exterior habría un
árbol cada 8 m. La profundidad de la edificación variaría entre los 20 y 24
m. y la altura sería de 16 m. El crecimiento del Ensanche sería ilimitado,
pero seguiría un módulo de 10 x 10 manzanas; en cada módulo se reservaría
espacio para mercados, colegios, iglesias y otros servicios públicos.
Dentro del Ensanche
de Barcelona hay espacios que son una excepción a la regla del plano ortogonal:
el espacio comprendido entre el Paseo de Gracia y la Rambla de Cataluña
presenta manzanas trapezoidales y las Avenidas Diagonal y Meridiana atraviesan
el Ensanche en diagonal. Las vías principales del Ensanche de Barcelona son la
Gran Vía de las Cortes Catalanas, la Avenida Diagonal y la Avenida Meridiana,
que se cortan en la Plaza de las Glorias Catalanas.
El Ensanche de
Barcelona quedó devaluado por la especulación urbanística que elevó la densidad de edificios y demográfica hasta niveles no previstos. El espacio reservado a los jardines centrales de
las manzanas fue ocupado por talleres, se edificaron los cuatro lados de las
manzanas, se construyeron dos plantas más de las previstas y sobre ellas el
ático y el sobreático, llevando sus fachadas hacia el interior del edificio;
los edificios alcanzaron los 24 m. de altura.
El Plan Cerdá
o Ensanche de Barcelona fue la respuesta del Gobierno de España a la necesidad
de modernizar la ciudad de Barcelona y encauzar el crecimiento futuro. No fue
el primero de los que se hicieron en Europa –el de París se inició en 1853 y el
de Viena en 1857–, pero fue imitado por otras ciudades españolas, caso de
Madrid en 1860 y Bilbao en 1876.