Diego Velázquez (Sevilla,
1599-Madrid, 1660) es el pintor barroco español más universal. Se formó en
Sevilla a la sombra de Francisco Herrera el Viejo y Francisco Pacheco. En 1623 se instaló
en Madrid y fue nombrado pintor de cámara de Felipe IV. Viajó a Italia en dos
ocasiones (1629 y 1649). Pintó cuadros costumbristas, desnudos, históricos,
mitológicos, paisajes, religiosos y retratos, de entre los que destaca su gran
obra maestra, Las meninas (1656). El rey Felipe IV le nombró caballero de la
Orden de Santiago (1658).
Diego Velázquez: Las
meninas, 1656.
Estilo: Barroco.
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Temática: Retrato.
Dimensiones: 318 x 276 cm.
Museo Nacional del Prado, Madrid, España.
Los personajes que aparecen en el cuadro
son los siguientes: en el centro, como figura principal del lienzo, la infanta
Margarita; a izquierda y derecha las meninas María Agustina Sarmiento de
Sotomayor, que ofrece agua a la infanta, e Isabel de Velasco, que hace una
reverencia a la alteza real; en la esquina derecha del cuadro aparecen los
enanos María Bárbola y Nicolasito Pertusato, este con un pie apoyado en el lomo
de un mastín; en el lado izquierdo se reconoce a Velázquez, haciendo un alto en
el proceso de pintar el cuadro que le ocupa; en el lado derecho, en un plano
intermedio, aparecen la dama de honor Marcela Ulloa y un varón desconocido de
profesión guardadama; de pie en la puerta del fondo se reconoce a José Nieto
Velázquez, aposentador de la Reina; y en el espejo de la pared del fondo se
distinguen las imágenes del rey Felipe IV y su esposa Mariana de Austria.
La escena se desarrolla en uno de
salones del Real Alcázar, de forma rectangular, con ventanas a la derecha y
cuadros decorando la pared derecha y la del fondo.
Las figuras del primer plano son de
tamaño real. La infanta Margarita ocupa el centro de la escena porque en ese
momento era la heredera al trono de la Monarquía hispánica pues el rey Felipe
IV aún no tenía hijo varón, y por este motivo es el personaje que recibe más
luz y uno de los puntos de fuga de las perspectivas lineales; a su alrededor el
resto de personajes se disponen en orden de importancia por la cercanía que
tienen con la infanta, así las meninas son las más cercanas a la infanta
Margarita.
Velázquez supo combinar la perspectiva
lineal, con puntos de fuga en la infanta Margarita y el espejo en el que
parecen reflejados el rey Felipe IV y Mariana de Austria, y la perspectiva aérea,
consiguiendo plasmar la atmósfera que hay entre los personajes; así estos
pierden nitidez a medida que se alejan del primer plano.
Predomina el color sobre la línea, lo
que permite difuminar los contornos de los personajes.
La paleta de colores es escasa, pero
rica en tonalidades.
La pincelada es suelta y alargada
gracias a la dilución de los pigmentos.
Los focos de luz son varios, lo que
permite que la estancia reciba una iluminación abundante, pero deja zonas en penumbra, lo que crea un equilibrio entre luces y sombras. Los focos de luz son
el ventanal que se abre en la pared derecha, y que llena de luz el primer
plano, y la puerta del fondo, que contrasta con la oscuridad del techo a la vez
que da más profundidad al salón.
Las calidades y texturas son realistas.
Velázquez pintó alla prima lo que le permitió terminar el cuadro en poco tiempo y
realizar los arrepentimientos oportunos sobre la marcha.
La escena recoge el momento en el que el
rey Felipe IV y su esposa ponen fin a la sesión de posado para Velázquez, este
se detiene y todos miran hacia el matrimonio real, Nicolasito Pertusato
despierta del mastín y José Nieto Velázquez entra en el salón para despejarlo.
Sin embargo, por las dimensiones y características del bastidor del cuadro que
está pintando Velázquez también cabe la posibilidad de que esté ocupado en
pintar la escena que contempla el espectador y que Velázquez vería reflejada en
un espejo. En cualquier caso, Velázquez consigue hacer creer al espectador del
cuadro que está posando junto al rey Felipe IV y Mariana de Austria y que aparecerá
en el cuadro que está pintando en ese momento; así, el espectador se integra en
la escena.
Velázquez, consciente de que estaba
pintando su gran obra maestra, quiso usar Las
meninas para reivindicar la pintura como una profesión liberal superior a
la artesanía. Lo hace de dos maneras, se autorretrata haciendo un alto en el
proceso de pintar para así enviar el mensaje de que entes de pintar hay que
pensar acerca de lo que se va a pintar e introduciendo en los cuadros que
decoran el salón escenas mitológicas sacadas de los textos de Ovidio.
El rey Felipe IV nombró a Velázquez
caballero de la Orden de Santiago en 1658. Fue entonces cuando Velázquez pintó
la cruz de caballero de la Orden de Santiago en la pechera de su traje.
Velázquez pintó Las meninas en su tercera etapa madrileña (1651-1660) en su madurez
plena. Es el cuadro más destacado de los que pintó y uno de los que mayor
influencia ha tenido en siglos posteriores. Goya fue el primero en reproducirlo
en un grabado y le inspiró La familia de
Carlos IV (1801); pero también inspiró a Picasso su serie Las meninas (1957), al Equipo Crónica,
que pintó Las meninas (1970), versión
Pop art del cuadro de Velázquez, y al
escultor Jorge Oteiza en su obra Homenaje
a Las meninas (1958).
Cabe decir que el cuadro de Las meninas tuvo antes otros títulos. En
el inventario del Real Alcázar de Madrid de 1666 se le citó como Retrato de la señora emperatriz con sus
damas y una enana y en el inventario que se hizo en 1734 tras el incendio del
Real Alcázar apareció citado con el título La
familia del Señor Rey Felipe IV. El título de Las meninas se popularizó a partir de 1843, año en el que Pedro de
Madrazo realizó el catálogo del Museo del Prado, inspirándose en la descripción
del cuadro que hizo Antonio Palomino en su libro El museo pictórico y escala óptica (1724).
Por último, el cuadro de Las meninas tuvo varios emplazamientos:
el primero fue el llamado cuarto de verano del rey Felipe IV en el Real Alcázar
de Madrid, después en el Palacio Real de Madrid y desde 1819 en el Museo
Nacional del Prado, año en el que empezó a ser conocido por el gran público.