sábado, 25 de marzo de 2017

Museo Catedralicio de Astorga

El Museo Catedralicio de Astorga lo proyectó el obispo Grau y Vallespinos en 1889 y lo inauguró el obispo Mérida Pérez en 1954.

De los fondos del museo sobresalen las piezas de orfebrería. Hay piezas desde el siglo X en adelante. Destaca la arqueta de San Genadio, de estilo prerrománico asturiano, regalada por el rey Alfonso III el Magno al obispo de Astorga en 909, un Lignun crucis del siglo XII, el cáliz esmaltado del siglo XV de Alonso Portillo, cruces procesionales de plata de los siglos XV y XVI, dos portapaces del siglo XVI, obra del platero local Sebastián de Encalada, y la Arqueta de los marqueses de Astorga, del siglo XVIII.

La arqueta de San Genadio es una pieza de orfebrería prerrománica asturiana.
Fue un regalo del rey Alfonso III el Magno al obispo de Astorga en 909.

  
Del resto de los fondos del museo destacan Calvario de Compludo, del siglo XII, en estilo románico; las tablas hispanoflamencas de los siglos XV y XVI; las piezas del siglo XVI Cristo crucificado, Santo Toribio y El púlpito, de Gaspar Becerra; las cuatro tablas de San Antonio abad, del siglo XVI, procedentes de Villafáfila, que cuentan la vida, tentaciones, tormentos y muerte del santo; la tabla Juicio de santa Marina, del siglo XVI, pintada por el maestro de Palanquinos; nueve frontales de altar de cuero repujado y policromado enmarcados en bastidores, la mayoría del siglo XVII, en estilo barroco; y doce mitras de distintas épocas.

El Museo Catedralicio de Astorga conserva y exhibe más de 500 obras de arte.

El Calvario de Cumpludo es el conjunto escultórico románico más sobresaliente de los que se conservan en el Museo Catedralicio de Astorga.

sábado, 11 de marzo de 2017

Santa María de Lebeña

En el cartulario del monasterio de Santo Toribio de Liébana se recoge que la iglesia de Santa María de Lebeña se construyó en 924 por iniciativa de los condes de Liébana don Alfonso y doña Justa, mozárabes procedentes de Sevilla. La finalidad de la iglesia era acoger los restos de santo Toribio, enterrados en el monasterio de San Martín de Turieno (hoy Santo Toribio de Liébana). Los condes donaron la iglesia de Santa María de Lebeña al monasterio de Santo Toribio de Liébana y al abad Opila.

La iglesia de Santa María de Lebeña la mandaron construir los condes de Liébana don Alfonso y doña Justa en 924 con el fin de dar nueva sepultura a santo Toribio de Liébana. Cada dependencia de la iglesia se muestra al exterior en diferentes alturas. Los materiales de construcción empleados fueron mampuesto y sillar.
  

La planta de Santa María de Lebeña es de tipo centralizado basilical de 16 metros de largo por 12 de ancho. Es de tres naves, la central más ancha que las laterales. La cabecera es tripartita; consta de tres ábsides de planta rectangular, el central es de mayor tamaño y sobresale con respecto a los laterales y se comunican a través de arcos de medio punto que descansan sobre las jambas. Los arcos que dan acceso a las capillas laterales son de medio punto peraltado. Los elementos de soporte son pilares cuadrados con columnas adosadas.

La planta de la iglesia de Santa María de Lebeña es centralizada basilical con tres naves y tres ábsides planos. Los pilares cuentan con columnas adosadas.
  

Las naves se cubren con bóvedas de cañón independientes entre sí, en la nave central se dispone longitudinal y en las laterales de modo transversal, todas a distinta altura. Se sostienen en arcos de herradura, que descansan sobre muros y pilares compuestos. Las columnas adosadas a los pilares tienen fuste circular, capiteles corintios, collarino sogueado y cimacio.

Los arcos de herradura se sostienen sobre pilares compuestos. En Santa María de Lebaña se utilizó por primera vez en la arquitectura española el pilar compuesto.
  

Un elemento llamativo es el frontal del altar. Sus dimensiones son 163 cm. en la base, 173 en la parte superior, 103 de altura y 20 de fondo. Está decorado con siete relieves circulares, uno central y tres a cada lado; el central tiene 90 cm. de diámetro, los de las esquinas 30 y los laterales 19. La decoración es simbólica; el círculo central está decorado con una rueda de 16 radios que trasmite la idea de que la vida es cíclica, los inferiores con árboles cruzados el mundo terrenal, los intermedios con una estrella de ocho puntas la resurrección y los superiores con rosetas la salvación de Cristo.

El frontal del altar de Santa María de Lebeña está decorado con siete relieves circulares.


Al exterior la iglesia de Santa María de Lebeña muestra los volúmenes diferentes de cada uno de los espacios que la componen. Las cubiertas son a agua simple y a dos aguas. Los aleros se apoyan en modillones de rollo decorados con rosetas, y por debajo corre una cenefa decorada con motivos vegetales. Los vanos son de pequeñas dimensiones, adintelados o en herradura.

La cubierta de Santa María de Lebeña se sostiene sobre modillones de rollo decorados con rosetas.

  
Los materiales de construcción empleados fueron mampostería y sillería en las esquinas y cercos de los vanos.

La actual puerta de acceso se abrió en el lado sur en 1794, que vino a sustituir a la original del lienzo oeste, más expuesto a las inclemencias meteorológicas.

La iglesia de Santa María de Lebeña fue declarada Monumento Nacional en 1893.

sábado, 4 de marzo de 2017

La masía, de Miró

Joan Miró (Barcelona, 1893-Palma de Mallorca, 1983) fue pintor, escultor y ceramista. Se formó en la Escuela de Artes y Oficios de la Lonja y en la Academia Galí, ambas en Barcelona. En 1919 viajó a París donde expuso por primera vez en 1921 cosechando un rotundo fracaso; sólo Picasso y el crítico de arte Maurice Reynal apostaron por él. Su primera obra maestra fue La masía (1922), que supuso el punto de partida de Miró como genio de la pintura; después vinieron Tierra labrada (1924), Carnaval de arlequín (1925) e Interior holandés (1928), cuadros emblemáticos del surrealismo.

Miró comenzó a pintar La masía en 1921 en Mont-roig del Camp, la continuó en Barcelona y la finalizó en París en 1922, tras –como el diría– “nueve meses de trabajo arduo y constante, nueve meses pintando y borrando cada día, y haciendo estudios y destruyéndolos después”. La masía recoge el microcosmos vital de la infancia y juventud de Miró en el campo, de un mundo que consideraba auténtico y paradisíaco frente el mundo urbano, que estimaba antipático y hostil.

Joan Miró: La masía, 1922.
Estilo: Surrealismo.
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Temática: Paisaje.
Dimensiones: 124 x 141 cm.
Nacional Gallery of Art, Washington, Estados Unidos.



La masía es una descripción al detalle en imágenes de la granja de los abuelos de Miró en Mont-roig del Camp.

Un eucalipto ocupa el centro de la escena; a la izquierda, la masía, una mujer trabajando, un carro en un cobertizo, aperos de campo diseminados por la finca, un perro, un mulo dentro de la masía y otro haciendo girar una noria; a la derecha, el corral, sin verja frontal, permite ver el interior lleno de animales; el fondo está ocupado por el bosque; y la parte superior derecha del cielo por el sol.

Miró individualizó cada “personaje” que aparece en el lienzo, desde el sol a la mujer, pasando por la masía, el corral o el periódico; todos los elementos que integran el cuadro tienen personalidad propia, y todos juntos muestran la del pintor, alegre y fantástica.

Los colores utilizados son pocos, azul para el cielo, amarillos, negro, rojos y verdes para el resto, pero aplicados para dar luz al lienzo y de una manera uniforme que revela la nostalgia de Miró hacia un mundo en el que fue feliz.

En La masía se reconocen características de diversas tendencias artísticas: del noucentisme, el amor por el paisaje; del cubismo, la simultaneidad de puntos de vista, la geometrización de las formas y el uso de tipografía; y, anticipándose al surrealismo figurativo, un lenguaje iconográfico personal.

La masía no fue bien recibida entre los marchantes de arte de París; Rosenberg, que comerciaba con las pinturas de Picasso, recomendó a Miró que vendiese la tela por partes; fue Viot, de la galería Pierre, quien consiguió vendérsela a Ernest Hemingway por 5.000 francos franceses. Mary Hemingway, heredera del escritor, la donó a la Nacional Gallery of Art de Washington.