La ermita de San Román de Moroso se construyó en estilo mozárabe en el siglo X como parte de un cenobio. La reina Urraca I de León (1109-1126) la entregó al monasterio benedictino de Santo Domingo de Silos en 1119, mencionándose la ermita por primera vez en el documento de donación.
La
ermita de San Román de Moroso presenta una planta de estructura sencilla, una nave
rectangular y un ábside cuadrado en la cabecera. Las dimensiones son reducidas.
El
único acceso a la ermita de San Román de Moroso se encuentra en el muro
septentrional, lo que la hace única. Tiene forma de arco de herradura califal,
que descansa sobre dos jambas con basa y falso cimacio.
En el muro meridional se abren dos vanos y uno en el muro absidial; tienen forma de ojo de cerradura abierto en una pieza monolítica; el vano absidial está dentro de una cruz patada. La escasez y dimensiones reducidas de los vanos explican la escasa iluminación del interior.
El
ábside recibe la espadaña campanario con dos arcos de medio punto. Debió
erigirse en el siglo XVIII.
Los modillones de rollo, que sostienen los aleros de las cubiertas, reciben los únicos elementos decorativos del exterior, presentando discos solares, esvásticas y flores de cuatro, seis y ocho pétalos.
Se
accede al ábside a través de un arco triunfal en arco de herradura califal, que
descansa sobre dos cimacios escalonados y sendas jambas.
La
cubierta de la nave es una armadura de madera y la del ábside una bóveda de
cañón. Al exterior, las cubiertas son a dos aguas.
Para la construcción de la ermita de San Román de Moroso se utilizaron sillares de gran tamaño en las esquinas y sillarejos en los muros perimetrales. Apenas se utilizó argamasa.
La ermita fue declarada Bien de Interés Cultural en 1931 por su singularidad dentro del arte mozárabe.