sábado, 26 de noviembre de 2016

Cristo de la Clemencia, de Martínez Montañés

Juan Martínez Montañés (Alcalá la Real, 1568-Sevilla, 1649) se formó como escultor en Granada en el taller de Pablo de Rojas. Se estableció en Sevilla en 1585 dando inicio a la escuela sevillana barroca. Su estilo se caracteriza por el realismo, la armonía y la serenidad. Entre sus obras más importantes hay que citar Cristo de la Clemencia (1606), el retablo de la iglesia de Santiponce (1609) y la Inmaculada de la santa, metropolitana y patriarcal iglesia catedral de Santa María de la Sede y de la Asunción de Sevilla (1628).

Juan Martínez Montañés: Cristo de la Clemencia, 1606.
Estilo: Barroco.
Técnica: Madera policromada.
Temática: Religiosa.
Dimensiones: 190 cm. sin la cruz.
Santa, metropolitana y patriarcal iglesia catedral de Santa María de la Sede y de la Asunción, Sevilla, España.
  

Juan Martínez Montañés utilizó madera de cedro para realizar el Cristo de la Clemencia o Cristo de los Cálices. De la policromía se encargó el pintor Francisco Pacheco, que practicó las técnicas del encarnado y del estofado.

El Cristo de la Clemencia representa a Jesús de Nazaret crucificado, pero aún vivo. Está sujeto a la cruz con cuatro clavos, uno en cada mano y uno en cada pie, aunque la pierna derecha se cruza al modo del Cristo de tres clavos. La cabeza es un prodigio de la escultura: está inclinada hacia su hombro derecho, con corona de espinas, la mirada hacia abajo, directa al creyente que se sitúe delante de él, en un plano inferior, y la boca se presenta entreabierta. La sangre se limita a las heridas de manos y pies y a la que se derrama desde la corona a rostro y pecho. No aparece la herida en el costado. El paño de pureza se recoge en un nudo hacia su lado derecho, sus pliegues son de pequeño tamaño, pero sirven para crear un juego de luces y sombras. La encarnación es en tono mate. El estudio anatómico es perfecto en las formas y comedido en la tensión muscular. La expresión del dolor es contenida y serena.

El Cristo de la Clemencia es manierista si se atiende a su canon alargado, pero barroco en el mensaje y forma de transmitirlo. Cristo dialoga con el creyente en torno al perdón: quien se le acerca lo hace para pedirle perdón, que lo recibe como prueba del amor misericordioso que el Señor tiene hacia sus hijos.

El contrato de ejecución de la imagen, el espíritu contrarreformista surgido del Concilio de Trento (1545-1563) y las influencias recibidas por Juan Martínez Montañés explican el tipo iconográfico del Cristo de la Clemencia.

El Cristo de la Clemencia fue un encargo personal de Mateo Vázquez de Leca, arcediano de Carmona, para su oratorio particular. En el contrato, de 5 de abril de 1603, se estipuló que el Crucificado debía “de estar vivo… con la cabeza inclinada sobre el pecho, mirando a cualquier persona que estuviese orando al pie del, como que está el mismo Cristo hablándole”.

Quien mira a los ojos del Cristo de la Clemencia dialoga con él y le pide perdón.
  

La Contrarreforma católica insistió en desarrollar el tema de la crucifixión dado que Jesús de Nazaret con su muerte en la cruz redimió a los hombres.

Juan Martínez Montañés se vio influido por el pintor Francisco Pacheco y por santa Brígida; ambos eran de la opinión de que Jesús de Nazaret fue crucificado con cuatro clavos.

Fue así que Juan Martínez Montañés definió el modelo de los crucificados barrocos sevillanos con el Cristo de la Clemencia, para muchos el Cristo “más bello de la escultura barroca”.

Hoy el Cristo de la Clemencia se conserva y venera en la sacristía de los Cálices de la catedral de Santa María de la Sede de Sevilla.

sábado, 19 de noviembre de 2016

San Pedro de la Nave

La iglesia de San Pedro de la Nave se encuentra en El Campillo (Zamora). Se construyó entre 680 y 711. Se cita por primera vez con el nombre de San Pedro de Estula en un documento de 907 en el cual Alfonso III (866-910) la dona al pueblo de Perdices. En un principio se pensó que fuese una iglesia monacal, pero se terminó abriendo a los vecinos.

Vista exterior de San Pedro de la Nave. Se distinguen las diferentes alturas de la nave central, de las laterales y del cimborrio. Los vanos son escasos.


San Pedro de la Nave conjuga dos tipos de planta, basilical y cruciforme, dentro de un rectángulo de 16,80 x 11,20 m. Además, cuenta con un ábside de 4,80 x 4,00 m. y dos pórticos de acceso en los lados norte y sur de 4,80 x 3,20 m. Ábside y pórticos de acceso son planos al exterior y al interior. El acceso principal está a los pies del templo. La nave central es más alta y ancha que las laterales y está separada de ellas por arcos de herradura visigodos sobre pilares. El crucero está cubierto por un cimborrio con linterna que sobresale en altura; se sostiene sobre cuatro arcos torales de herradura visigodos que apean sobre columnas adosadas a los pilares angulares del presbiterio y la nave central. El presbiterio está dividido en dos tramos, el mayor es doble al menor y se dispone junto al crucero. Las cámaras laterales que flanquean el presbiterio son de menor altura, y debieron ser celdas eremíticas. El arco frontal del ábside de la capilla mayor es de herradura visigodo y descansa sobre columnas adosadas a los machones angulares del presbiterio.

La planta de San Pedro de la  Nave combina los tipos basilical y cruciforme.


Al exterior se aprecia la diferencia de altura entre cimborrio, nave central y de crucero y las naves laterales. Se accede a la iglesia a través de tres puertas, una da a la nave principal y otras dos al transepto, con forma de arco de herradura visigodo. También se aprecia el carácter macizo de la iglesia pues los vanos son escasos y de pequeño tamaño, el más grande se sitúa sobre la puerta de acceso a la nave principal.

En el interior el sistema de cubrición es la bóveda de cañón. Al exterior el cimborrio se cubre a cuatro aguas, la nave principal, el transepto y el ábside a dos vertientes y las naves laterales a un agua.

Vista interior de San Pedro de la Nave. El arco de acceso a la capilla mayor es de herradura visigodo. Los capiteles y cimacios de las columnas están decorados con esculturas en bajo relieve.


En la construcción de San Pedro de la Nave se utilizaron diversos materiales: sillares de granito, mármol y madera. El sistema de construcción fue a hueso, es decir, sin argamasa. Durante la construcción se reutilizaron columnas romanas de mármol con fuste de una sola pieza.

La decoración escultórica es obra del llamado Maestro de San Pedro de la Nave. Se concentra en una hilera de sillares y en los cimacios y los capiteles de las columnas. En los dos primeros la decoración está formada por roleos que contiene motivos vegetales y zoomórficos. La decoración más valiosa se concentra en los capiteles de las columnas; en ellos se narran escenas de la Biblia que servían para ilustrar a la población analfabeta; cabe citar Daniel en el foso de los leones y El sacrificio de Isaac. La decoración escultórica está realizada a bisel, en bajo relieve y a dos planos. Importa más la temática que la técnica. Además, en el exterior se identifican trece marcas de cantería.

Los capiteles de las columnas contienen la decoración escultórica de más valor de San Pedro de la Nave. En este se identifica el tema de Daniel en el foso de los leones.


San Pedro de la Nave fue declarada monumento nacional en 1912. En 1932 fue trasladada de su ubicación original para evitar que fuese anegada por el embalse de Ricobayo. Hoy se encuentra en la localidad de El Campillo (Zamora).

sábado, 12 de noviembre de 2016

Cruz de la Victoria

La Cruz de la Victoria fue donada en 908 por Alfonso III el Magno, rey de Asturias (866-910), y su esposa Jimena a la iglesia de San Salvador de Oviedo, hoy desaparecida. La leyenda dice que fue la cruz de madera que don Pelayo empuñó durante la victoriosa batalla de Covadonga (722) contra el invasor musulmán. Fue el rey Alfonso III el Magno quien mandó que se cubriese de oro y piedras preciosas para su conservación en Oviedo, tras el traslado de la capital del reino de Asturias a León. Ha sido restaurada en dos ocasiones: en 1942 para reparar los desperfectos ocasionados por los sublevados durante la revolución de Asturias de 1934, que dinamitaron la Cámara Santa de la catedral de San Salvador de Oviedo, y en 1985, para restaurar el daño causado tras su robo en 1977.

Se desconoce el autor o autores, pero se sabe que fue hecha en el castillo de Gauzón.

Anónimo: Cruz de la Victoria, 908.
Estilo: Prerrománico asturiano.
Técnica: Mixta en madera, esmalte, oro y piedras preciosas talladas.
Temática: Religiosa.
Dimensiones: 92 x 72 x 2,5 cm.
Catedral de San Salvador, Oviedo, España.
  

La Cruz de la Victoria tiene forma de cruz latina. Los dos brazos se unen por el centro, lugar que en el reverso acoge un relicario; se ensanchan desde el centro hacia los extremos; los extremos superior y de los brazos de la cruz terminan en círculos coronados por otros tres casi cerrados; el del extremo inferior termina en dos círculos casi cerrados.

La cruz está hecha en madera de roble recubierta con láminas de oro, esmaltes y pedrería tallada. El reverso es liso y tiene incrustadas cuatro gemas en cabujón en cada extremo; otras gemas más pequeñas están incrustadas en los bordes. Los clavos que fijan las láminas de oro a la cruz de madera están ocultos por esmaltes en forma de florecillas y esferitas.

En el reverso de la cruz en letras de oro se lee en latín vulgar:

“SVSCEPTVM PLACIDE MANEAT HOC IN HONORE DI QVOD OFFERVNT FAMVLI XPI ADEFONSVS PRINCES ET SCEMENE REGINA QVISQVIS AVFERRE HOC DONARIA NOSTRA PRESVMSERIT FVLMINE DIVINO INTEREAT IPSE HOC OPVS PERFECTVM ET CONCESSVM EST SANTO SALVATORI OVETENSE SEDIS HOC SIGNO TVETVR PIVS HOC SIGNO VINCITVR INIMICVS ET OPERATVM ES IN CASTELLO GAVZON AGNO REGN NSI XLII DISCVRRENTE ERA DCCCCXLVI”,

que se traduce por:

“Permanezca esto con complacencia en honor de Dios, que ofrecen los servidores de Cristo Alfonso príncipe y Jimena reina. Quienquiera que arrebatara este don nuestro sea fulminado por el rayo divino. Esta obra se terminó y concedió a San Salvador ovetense. Este signo protege al piadoso. Este signo vence al enemigo. Y se fabricó en el castillo de Gauzón el año 42 de nuestro reinado, trascurriendo la Era 946 (año 908)”.

La Cruz de la Victoria cumplió dos funciones: la de relicario, por el compartimiento en el centro de la cruz, y la de cruz procesional, por carecer de astil para su colocación sobre el altar.

La trascendencia artística de la Cruz de la Victoria radica en ser una de las dos cruces que se conservan de la orfebrería prerrománica asturiana (la otra es la Cruz de los Ángeles).

La Cruz de la Victoria se custodia en la Cámara Santa de la catedral de San Salvador de Oviedo.

Desde 1857 una representación de la Cruz de la Victoria aparece en el escudo de la Diputación de Asturias y desde 1984 en la bandera del Principado de Asturias.

viernes, 4 de noviembre de 2016

Museo de Bellas Artes de Sevilla

El Museo de Bellas Artes de Sevilla fue creado en 1836. Se eligió como sede el convento de la Merced Calzada de la Asunción, concluido en 1662 siguiendo los planos de Juan de Oviedo, y una vez ejecutada la exclaustración tras la desamortización de Mendizábal. Desde ese momento el museo comenzó a recibir obras de arte de conventos y monasterios suprimidos de la provincia de Sevilla y se inauguró en 1841. Entre 1985 y 1993 fue rehabilitado con el fin de modernizarlo.

Zurbarán pintó Apoteosis de santo Tomás de Aquino en 1631.
Es uno de los cuadros más valiosos del Museo de Bellas Artes de Sevilla.


Los fondos más antiguos del museo se remontan a la Edad Media, pero la mayor parte de las pinturas pertenecen a la escuela barroca sevillana. Entre las más valiosas hay que citar de Zurbarán, Apoteosis de santo Tomás de Aquino (1631), de Murillo, Virgen de la servilleta (1668) y de Valdés Leal, Inmaculada (1672). Del siglo XVIII hay que mencionar a Domingo Martínez, del XIX a Gonzalo Bilbao y Valeriano Bécquer y del XX a Ignacio Zuloaga.

Vigen de la servilleta (1668) es una de las obras maestras de Murillo que exhibe el Museo de Bellas Artes de Sevilla.


Las mejores esculturas del museo también son barrocas. Hay que citar de Juan Martínez Montañés, Santo Domingo penitente (1605), de Juan de Mesa, San Juan Bautista (1623) y de Pedro de Mena, San Juan Bautista Niño (1674).

Juan Martínez Montañés esculpió Santo Domingo penitente en 1605.
Es una de las esculturas más admiradas del Museo de Bellas Artes de Sevilla.


Durante la primera mitad del siglo XX los fondos del museo aumentaron gracias a donaciones particulares, las más importantes las de Rafael González Abreu (1928), José Gestoso (1931) y Andrés Parladé (1945), que aportaron además de pinturas, armas, cerámicas, mobiliario y tejidos.

En los últimos años los fondos del museo han seguido creciendo gracias a las adquisiciones de la Junta de Andalucía y a las donaciones de los herederos del pintor Javier de Winthuysen y a las realizadas por Felix Lacárcel, López Cabreara y Jiménez Alpériz.

sábado, 22 de octubre de 2016

Juan de Juni

Juan de Juni (Joigny, Francia, 1506-Valladolid, España, 1577) se formó como escultor en Francia e Italia, pero desarrolló su carrera y alcanzó la fama en España. De sus años en Francia tomó del escultor gótico borgoñón Claus Sluter el patetismo expresivo y el tratamiento de los paños, que supo adaptar a la estética renacentista. En Italia tomó de Della Quercia el gusto por los ropajes movidos, de Dell’Arca las expresiones dramáticas y de Miguel Ángel la composición en hélice y los escorzos. En 1535 se instaló en España, primero en León, y desde 1537 en Valladolid.

El Entierro de Cristo (1544) del antiguo convento de San Francisco de Valladolid es una de las obras maestras de Juan de Juni y del Renacimiento español.
  

Las características formales de la escultura de Juan de Juni son las siguientes:
  • Casi todas sus esculturas son de temática religiosa.
  • Trabajó con los más diversos materiales: barro cocido, madera y piedra.
  • Uso de policromía en tonos intensos.
  • Las composiciones son simétricas.
  • Las figuras son muy expresivas y presentan un estudio anatómico perfecto.
  • Los pliegues de las ropas son amplios y pesados.

Las primeras esculturas de Juan de Juni en España se encuentran en el que fuera convento de San Marcos de León: los medallones de la fachada, los relieves Descendimiento, en uno de los tabernáculos de la fachada de la iglesia, y Nacimiento de Cristo, en el interior del claustro, y parte de la sillería del coro de la iglesia.

En Medina de Rioseco realizó en barro cocido policromado Martirio de san Esteban, una composición simétrica en la que el santo se encuentra entre un soldado romano y un judío, y San Jerónimo penitente, donde domina la línea serpentinata. Ambos obras son de 1538.

Martirio de san Esteban (1538) presenta una composición simétrica,
una de las características de las obras de Juan de Juni.
  

El Sepulcro del arcediano Gutierre de Castro (1540), en la catedral vieja de Salamanca, está hecho en piedra arenisca policromada en colores lisos. El sepulcro es del tipo arcosolio, de medio punto, con arquivolta poblada de angelotes. Está enmarcado por dos columnas corintias. Todas las figuras están vinculadas por medio de las manos. La Virgen ocupa el centro de la composición con Cristo sobre sus rodillas en escorzo. También aparecen san Juan, santa Ana, María Magdalena y María Salomé.

El Sepulcro del arcediano Gutierre de Castro (1540) es de tipo arcosolio.
  

El Entierro de Cristo (1544) fue un encargo de fray Antonio de Guevara, obispo de Mondoñedo, para el convento de San Francisco de Valladolid, desaparecido en 1836. El conjunto está formado por siete figuras en disposición simétrica: José de Arimatea y María Salomé, a la izquierda, la Virgen y san Juan, en el centro, detrás de Cristo yacente, y Nicodemo y María Magdalena, a la derecha. Las expresiones de los personajes son dramáticas. Juan de Juni pudo inspirarse en Llanto sobre Cristo muerto (1463) de Dell’Arca, que estudió en su viaje a Italia.

El Retablo de la iglesia de Santa María de la Antigua, hoy en la catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Valladolid, se inició en 1545 y se finalizó en 1562. El retablo presenta predela, tres cuerpos y ático. Es de estilo manierista. A las figuras parece faltarles espacio, recurso que utilizó Juan de Juni para crear angustia en el espectador.

También es manierista el Retablo mayor de la catedral de la Asunción de Burgo de Osma (1554). La escena Dormición de la Virgen se enmarca en un arco serliano que rompe la estructura tradicional de los retablos en calles.

Del retablo mayor de la catedral de la Asunción del Burgo de Osma (1554)
destaca la escena Dormición de la Virgen bajo un arco serliano.
  

El Entierro de Cristo de la catedral de Santa María de Segovia (1571) forma parte del retablo de la capilla de la Piedad. Se trata de un altorrelieve. Cristo yacente aparece en primer plano; tras él, de izquierda a derecha, José de Arimatea, María Magdalena, la Virgen María, san Juan, María Salomé y Nicodemo. Destacan lo bien conseguidas que están la anatomía de Cristo y las expresiones dramáticas de quienes le acompañan. Las líneas ondulantes le diferencian del Entierro de Cristo de Valladolid.

El Entierro de Cristo de la catedral de Santa María de Segovia (1571)
es la última obra maestra de Juan de Juni.
  

Una de las últimas obras es La Piedad de Median del Campo (1575). El esquema clásico piramidal deja paso al trapezoidal irregular y la teatralidad en los gestos a la contención; la mirada de la Virgen no es de dolor y sí de tristeza.

Juan de Juni se cuenta entre los grandes escultores del siglo XVI. Entre sus méritos está haber creado con Alonso Berruguete la escuela castellana de escultura, realizar la transición del renacimiento al manierismo y preparar la llegada del barroco.

sábado, 15 de octubre de 2016

La vicaría, de Fortuny

Mariano Fortuny (Reus, 1838-Roma, 1874) se formó como pintor en los talleres de Domingo Soberana y Claudio Lorenzale. En 1853 ingresó en la Lonja de Barcelona y en 1857 la Diputación de Barcelona le pensionó para completar su formación en Roma. Pintó cuadros de temática histórica y de gran formato, La batalla de Tetuán (1864), de realismo costumbrista, La vicaría (1870) y paisajes, que anuncian el impresionismo, Desnudo en la playa de Portici (1874).

Mariano Fortuny: La vicaría, 1870.
Estilo: Realismo.
Técnica: Óleo sobre tabla.
Temática: Costumbrista.
Dimensiones: 60 x 94 cm.
Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona, España.
  

La vicaría se ajusta al cuadro tableautin creado por el pintor francés Meissonier. Se trata de un cuadro de pequeño formato, de temática costumbrista, ambientado en época dieciochesca, tratado con un realismo virtuoso.

En La vicaría se desarrolla una escena de la boda de Mariano Fortuny con su esposa Cecilia de Madrazo, hija del pintor Federico de Madrazo, que se celebró en la iglesia de San Ginés de Madrid el 27 de noviembre de 1867. El momento escogido es el de la firma de los testigos que asistieron al enlace matrimonial; la mayoría están arremolinados haciendo cola para firmar; otros, a derecha e izquierda de la escena principal, están ausentes. Llama la atención la figura del demandero de las ánimas, con el torso desnudo, encapuchado y con una bandeja en las manos.

La vicaría se considera la obra maestra de Fortuny por varios motivos:
  • Su amplitud y profundidad crean la sensación de que el cuadro es más grande de lo que es.
  • Pincelada abierta, rápida y fluida sin descuidar un dibujo preciso.
  • Virtuosismo en los detalles, tanto en el mobiliario como en la vestimenta de las personas.
  • Tratamiento perfecto del color blanco y la luz, los reflejos metálicos de la reja y el brasero y las texturas de las ropas de los personajes.

En La vicaría se reconoce la influencia de Goya.

La ejecución de La vicaría fue lenta. Fortuny realizó los primeros bocetos en 1868, pero numerosos retoques y repintes retrasaron su terminación hasta 1870.

La vicaría fue expuesta en París en 1870 con gran éxito. El marchante Goupil la adquirió por 25.000 francos y la vendió poco después a madame Cassin por 70.000, un precio más que elevado para la época.

sábado, 8 de octubre de 2016

Fachada de las Platerías, del maestro Esteban

Los escultores que participaron en la fábrica de la fachada de las Platerías son al menos tres: el maestro Estaban, el maestro del Cordero y el maestro de la Traición.

La fachada de las Platerías es la portada de la fachada sur del crucero de la catedral de Santiago de Compostela. Se llevó a término entre 1103 y 1117 “a mayor gloria del obispo Gelmírez”, su comitente y primer arzobispo de Santiago de Compostela.

Maestros Esteban, del Cordero y de la Traición: Fachada de las Platerías, 1117.
Estilo: Románico.
Técnica: Granito y mármol en relieve.
Temática: Religiosa.
Catedral de Santiago de Compostela, España.

  
La fachada de las Platerías es una doble puerta de medio punto abocinada, algo poco corriente en el románico. Acoge muchas esculturas pensadas en un principio para la fachada de la Azabachería o fachada norte del crucero de la catedral de Santiago de Compostela.

El tímpano de la puerta izquierda está dedicado a las Tentaciones de Cristo. En la parte inferior derecha aparece una mujer vestida con una túnica larga transparente, que deja en evidencia su anatomía, cabello largo y despeinado y con una calavera entre sus manos. Acerca de la mujer existen dos versiones: la primera, afirma que se trata de Eva y aludiría al pecado original; la segunda, defiende que es una mujer adúltera, en concreto la del Códice Calixtino donde se lee: “(…) Y no ha de relegarse al olvido que junto a la tentación del Señor está una mujer sosteniendo entre sus manos la cabeza putrefacta de su amante, cortada por su propio marido, quien la obliga dos veces por día a besarla. ¡Oh, cuán grande y admirable castigo de la mujer adúltera para contarlo a todos! (…)”. El cabello largo y despeinado de la mujer informa al creyente de su desorden moral y la calavera entre sus manos de la penitencia por haber pecado. En otra escena ángeles demoníacos colocan al Señor sobre el pináculo del templo, otros le presentan piedras y le retan a que las convierta en pan y otros le muestran los reinos del mundo que le regalarían si les adorase; pero también aparecen ángeles bondadosos adorándole con incensiarios. También se reconoce la imagen del rey David sentado en su trono con las piernas cruzadas tocando un instrumento musical; personifica el triunfo del bien sobre el mal.

La mujer adúltera es la escultura más conocida de la fachada de las Platerías.

  
El tímpano de la puerta derecha está dedicado a la Pasión de Cristo. Aparecen escenas dedicadas al Prendimiento, el Cirineo, la Flagelación y la Coronación de espinas; también la creación de Eva, Cristo en un trono, el sacrificio de Isaac y la Adoración de los Reyes Magos al Niño Jesús. Otras figuras que llaman la atención son un zorro engullendo una liebre y una mujer mal vestida con un animal en el regazo.

En las jambas de las puertas aparecen apóstoles y profetas haciendo las veces de guardianes del paraíso y ángeles trompeteros en las enjutas de los arcos.

De las once columnas de las puertas todas son de granito excepto las de los extremos y la del centro que son de mármol; todas con capitel corintio.

El centro del friso está ocupado por la figura de Cristo bendiciendo; le acompaña al apóstol Santiago. También están representados dos leones que soportan un crismón, el Padre Eterno dentro de un medallón con las manos abiertas y rodeado de ángeles; san Andrés, la Virgen María y el Niño Jesús, san Juan y la expulsión de Adán y Eva del paraíso, además de otras muchas figuras.

A pesar de la participación de al menos tres maestros escultores en la fábrica de la fachada de las Platerías se pueden citar características que hacen que este conjunto escultórico sea típico del románico: carácter monumental, esculturas trabajadas en relieve, adaptación al marco arquitectónico, jerarquía en función del tamaño, antinaturalismo, horror vacui y función didáctica.

La fachada de las Platerías pasa por ser uno de los conjuntos escultóricos más singulares del románico por presentarse en una doble puerta y por la densidad escenográfica y de contenidos.

sábado, 1 de octubre de 2016

Catedral de Santiago de Compostela

La catedral de Santiago de Compostela se construyó entre los años 1075 y 1122. Los comitentes fueron los obispos Diego Peláez, entre 1075 y 1087, y Diego Gelmírez, entre 1100 y 1122. Las obras estuvieron paradas entre 1087 y 1100 tras la destitución y destierro del obispo Peláez. Según el Codex Calistino los arquitectos fueron cuatro; en la primera etapa Bernardo el Viejo y su ayudante Galperinus Robertus, y en la segunda el maestro Esteban y Bernardo el Joven. La catedral fue consagrada por el obispo Gelmírez en 1128. La última etapa constructiva se desarrolló entre 1168 y 1188, años en los que el maestro Mateo llevó a término el Pórtico de la Gloria.

La bóveda de cañón que cubre la nave central de la catedral de Santiago de Compostela está reforzada con arcos fajones.
  

El apóstol Santiago el Mayor fue decapitado en Jerusalén en el año 44. Sus restos fueron llevados y enterrados en la península Ibérica, tierra que cristianizó en vida. Su tumba cayó en el olvido durante el siglo III. En 814 el ermitaño Pelayo redescubrió la tumba del apóstol Santiago y la de sus discípulos Atanasio y Teodoro tras ver la estela de la Vía Láctea en el cielo. Lo comunicó a Teodomiro, obispo de Iria Flavia, que consideró el hecho un milagro, que hizo saber al rey de Asturias Alfonso II el Casto, que de inmediato mandó construir una capilla y en 829 una iglesia “supra corpus apostoli”. Alfonso II el Casto fue la primera persona en peregrinar a la tumba del apóstol Santiago. Por Europa se difundió la noticia del descubrimiento de la tumba del apóstol Santiago; desde entonces los cristianos europeos empezaron a llegar a Santiago de Compostela tomando cuerpo el Camino de Santiago. El primer peregrino no español fue Gotestalco, obispo de Le Puy-en-Velay, que visitó la tumba del apóstol Santiago en el año 850. El rey de Asturias Alfonso III mandó construir otra iglesia de mayores proporciones en 899, la que en 997 destruyó el moro Almanzor. El rey de Castilla Alfonso VI mandó construir la actual catedral de Santiago de Compostela en 1075 bajo el patrocinio del obispo Diego Peláez.

La catedral de Santiago de Compostela se construyó en granito, piedra abundante en Galicia, y se ajusta a la tipología románica de iglesia de peregrinación. Sus precedentes son las francesas de San Saturnino de Toulouse y Santa Fe de Conques.

La catedral de Santiago de Compostela se ajusta a la tipología de iglesia de peregrinación.
  

La planta es de cruz latina. A los pies se distingue el nártex, flanqueado por dos torres de planta cuadrada. El brazo mayor tiene una longitud de 97 m.; cuenta con tres naves, la central de 10 m. de anchura y las laterales de 5 m. El transepto o brazo menor tiene una longitud de 70 m.; presenta el mismo número de naves y de la misma anchura que las del brazo mayor; en su fachada sur se dispone la Fachada de Platerías y en la norte la de la Azabachería. La cabecera es semicircular; presenta girola, que hace las veces de deambulatorio por detrás del altar; en la girola se abren cinco absidiolos, todos semicirculares, pero el central plano al exterior. En el transepto hay cuatro capillas absidiales, dos a cada lado de la cabecera.

La nave central tiene una altura de 22 m., proporcionando una sensación de acusada verticalidad; está cubierta por una bóveda de cañón reforzada con arcos fajones que descargan en contrafuertes exteriores; se sostiene sobre pilares cruciformes con medias columnas corintias adosadas; las columnas que dan a la nave central se prolongan hasta el arranque del arco fajón correspondiente. La nave central y las laterales se comunican a través de arcos de medio punto peraltados. Las naves laterales están cubiertas con bóvedas de arista y la tribuna, sobre las naves laterales, con bóveda de cuarto de cañón. La tribuna se abre a la nave central a través de arcos de medio punto geminados. El crucero está cubierto por un cimborrio sobre pechinas y pilares cruciformes; tiene una altura de 32 m.

La tribuna se abre a la nave central a través de arcos de medio punto geminados.

  
El interior de la catedral se ilumina a través de las ventanas de las naves laterales y la tribuna, el cimborrio y los ojos de buey de la girola y frontales del transepto.

Bajo el altar se encuentra la cripta donde se conservan los restos del apóstol Santiago.

La catedral de Santiago es un compendio de soluciones arquitectónicas anteriores: del prerrománico asturiano tomó el uso de contrafuertes exteriores; del románico español la cubierta de cañón para la nave central y la de arista para las laterales; del románico francés la girola, la tribuna y la prolongación de las naves en el transepto; y del arte musulmán el uso de arcos polilobulados en la capilla central y en la Fachada de Platerías. Es por ello la obra cumbre de la arquitectura románica española.

La catedral de Santiago de Compostela fue declarada Bien de Interés Cultural en 1895 y junto con la ciudad vieja de Santiago de Compostela Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985.