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viernes, 27 de octubre de 2017

Ensanche de Barcelona, de Ildefonso Cerdá

Ildefonso Cerdá (Centellas, 1815-Caldas de Besaya, 1876) obtuvo el título de ingeniero por la Escuela de Ingenieros de Caminos de Madrid en 1841. Su carrera profesional fue la de ingeniero del Estado. Su gran proyecto fue el Ensanche de Barcelona (1859). Entre sus publicaciones hay que citar Teoría general de la urbanización y su aplicación a la reforma y ensanche de Barcelona (1867).

El Ensanche es uno de los barrios más emblemáticos de Barcelona.


Desde finales del siglo XVIII la ciudad de Barcelona se veía constreñida por la muralla. La situación empeoró en la primera mitad del siglo XIX al pasar la población de 115.000 habitantes en 1802 a 187.000 en 1850, es decir, un crecimiento del 62,60%. El hacinamiento y unas infraestructuras insuficientes provocaron una epidemia de fiebre amarilla en 1821 y dos de cólera en 1834 y 1854, que causaron casi 20.000 muertos.

Así las cosas, se sucedieron proyectos y se tomaron medidas encaminados a mejorar la ciudad de Barcelona: en 1841 el Ayuntamiento barcelonés premió al doctor Monlau por su trabajo Abajo las murallas, en 1844 el arquitecto Garriga i Roca se ofreció al Ayuntamiento de Barcelona para planear el ensanche de la ciudad, en 1846 el arquitecto Rovira i Trias publicó Boletín Enciclopédico de Nobles Artes para la elaboración de un plano geométrico para Barcelona, en 1853 el alcalde de Barcelona Beltrán i Ros solicitó al Gobierno de España el derribo de las murallas de la ciudad y en 1854 se dio orden para su demolición excepto los lienzos del mar, el castillo de Montjuic y la Ciudadela.

En 1859 el Gobierno de España y el Ayuntamiento de Barcelona contaban con sendos proyectos para llevar a cabo el ensanche de la ciudad. El proyecto municipal era el de Rovira i Trias; se basaba en una constelación de barrios dispuestos de manera concéntrica en torno al casco antiguo de Barcelona sobre una malla reticular con centro en la plaza de Cataluña. El proyecto del Gobierno de España era el Plan Cerdá, que se aprobó en 1859 para su ejecución a partir de 1860; la reina Isabel II puso la primera piedra del Ensanche de Barcelona el 4 de septiembre de 1860 en la plaza de Cataluña.

El Ensanche de Barcelona lo diseñó el ingeniero Ildefonso Cerdá y fue aprobado por el Gobierno de España en 1859.


El Ensanche de Barcelona ocuparía una superficie de 1.100 ha. entre Montjuic y el río Besos, que contaría con una ribera boscosa. El trazado de las calles sería ortogonal, con calles paralelas al mar y otras perpendiculares. Las calles tendrían una anchura de 20, 30 y 50 m., en previsión de un tráfico creciente. Las manzanas serían cuadradas con una longitud de 113,33 m. con chaflán de 15 m. a 45º para ganar visibilidad; la superficie de la manzana sería de 1,24 ha. Las manzanas se edificarían en dos de sus lados, y serían lados opuestos o en L; el espacio restante estaría ocupado por jardines y en el exterior habría un árbol cada 8 m. La profundidad de la edificación variaría entre los 20 y 24 m. y la altura sería de 16 m. El crecimiento del Ensanche sería ilimitado, pero seguiría un módulo de 10 x 10 manzanas; en cada módulo se reservaría espacio para mercados, colegios, iglesias y otros servicios públicos.

Dentro del Ensanche de Barcelona hay espacios que son una excepción a la regla del plano ortogonal: el espacio comprendido entre el Paseo de Gracia y la Rambla de Cataluña presenta manzanas trapezoidales y las Avenidas Diagonal y Meridiana atraviesan el Ensanche en diagonal. Las vías principales del Ensanche de Barcelona son la Gran Vía de las Cortes Catalanas, la Avenida Diagonal y la Avenida Meridiana, que se cortan en la Plaza de las Glorias Catalanas.

El Ensanche de Barcelona quedó devaluado por la especulación urbanística que elevó la densidad de edificios y demográfica hasta niveles no previstos. El espacio reservado a los jardines centrales de las manzanas fue ocupado por talleres, se edificaron los cuatro lados de las manzanas, se construyeron dos plantas más de las previstas y sobre ellas el ático y el sobreático, llevando sus fachadas hacia el interior del edificio; los edificios alcanzaron los 24 m. de altura.

El Plan Cerdá o Ensanche de Barcelona fue la respuesta del Gobierno de España a la necesidad de modernizar la ciudad de Barcelona y encauzar el crecimiento futuro. No fue el primero de los que se hicieron en Europa –el de París se inició en 1853 y el de Viena en 1857–, pero fue imitado por otras ciudades españolas, caso de Madrid en 1860 y Bilbao en 1876.

viernes, 20 de octubre de 2017

Retablo de San Vicente, del maestro de Estopiñán

Del pintor conocido como maestro de Estopiñán se desconoce su nombre, procedencia y carrera profesional. Los investigadores Joseph Gudiol i Cunill y Joseph Gudiol i Ricart apuntan que su ascendencia es italiana y Joan Ainaud de Lasarte da el nombre de Rómulo de Florencia, del que se sabe que en 1367 recibió el encargo de pintar un retablo por parte de la comunidad dominica de la ciudad de Huesca. Sin embargo, se tiene la certeza de que el Retablo de San Vicente es la única obra del maestro de Estopiñán en España.

Maestro de Estopiñán: Retablo de San Vicente, 1367.
Estilo: Gótico.
Técnica: Temple sobre tabla.
Temática: Religiosa.
Dimensiones: 200 x 255 cm.
Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona, España.


El Retablo de San Vicente es un tríptico con las tres hojas en forma rectangular rematadas en triángulo equilátero.

Los protagonistas del retablo son el diácono san Vicente y san Valerio, obispo de Zaragoza. Ambos fueron tomados presos en 303 y llevados a la ciudad de Valencia, donde san Valerio fue condenado al destierro y san Vicente martirizado.

Los espacios triangulares están dedicados a la pasión de Cristo: en la tabla central, el calvario, con Cristo crucificado acompañado por la Virgen María a la izquierda y san Juan a la derecha; en la tabla izquierda las Marías ante el sepulcro del Señor; y en la tabla derecha Cristo resucitado apareciéndose a María Magdalena.

La tabla izquierda está dividida en seis registros con otras tantas escenas: la primera narra la salida de Huesca de san Vicente y san Valerio; en la segunda san Valerio da el diaconado a san Vicente; en la tercera y cuarta los soldados del gobernador Daciano, representado con las piernas cruzadas, apresan a los santos Vicente y Valerio; y la quinta y sexta escenas se desarrollan en la ciudad de Valencia.

La tabla central está ocupada por la imagen de san Vicente. Aparece en actitud monumental y sobria, vestido con dalmática de diácono con adornos grabados en oro y nimbo de oro; en las manos sostiene la palma del martirio y los Evangelios. En la parte inferior izquierda aparece un monje dominico y a la derecha un caballero sosteniendo un pavés, ambos de perfil y arrodillados.

En la tabla derecha se narra las condenas a los santos. En las dos primeras el destierro de san Valerio, que conserva su capa pluvial: primero le empuja un servidor del gobernador Daciano, después aparece caminando en solitario hacia una ciudad amurallada. En las siguientes cuatro escenas se narra el martirio de san Vicente: primero se le desgarran los miembros, luego aparece sobre una parrilla ardiente, a continuación en el lecho de clavos y, por último, la muerte. Sin embargo, no se narra que los restos de san Vicente fueron arrojados al mar, ni el traslado de las reliquias, ni los milagros que le sirvieron para adquirir la condición de santo.

El maestro de Estopiñán práctico la técnica de temple sobre tabla de álamo y dorado en pan de oro. Los colores predominantes son el blanco, el rojo y el rosa en diversas tonalidades. Se utilizó el sombreado para dar volumen. El espacio que divide las escenas, la decoración de los márgenes, bordados de la dalmática y nimbo de san Vicente y de la capa pluvial de san Valerio se obtuvo mediante la incisión de punzón y buril a distinta presión.

De las características formales del Retablo de San Vicente se concluye que el maestro de Estopiñán se vio influido por Giotto antes de venir a España; fue en Aragón donde introdujo el estilo italo-gótico o trecencista.

viernes, 6 de octubre de 2017

Pedro de Ribera

Pedro de Ribera (Madrid, 1681-1742) fue uno de los arquitectos españoles barrocos más destacados. Fue seguidor de Ardemans y José Benito de Churriguera, pero dotó a sus edificios de una personalidad inconfundible. Desarrolló casi toda su carrera profesional en Madrid, convirtiéndose en el mejor representante del barroco madrileño. Disfrutó del respaldo de Antonio de Salcedo y Aguirre, marqués de Vadillo, corregidor de Madrid. Fue nombrado Maestro Mayor de las Obras y Fuentes de Madrid en 1726.

El estilo de Pedro de Ribera se reconoce por las características siguientes:
  • Fusión en la fachada principal de los edificios de la puerta de acceso con un balcón superior.
  • Empleo de baquetones para enmarcar la puerta del edificio; son de sección asimétrica y más saliente que los utilizados hasta entonces.
  • Profusión de elementos decorativos en las portadas de los edificios.
  • Sustitución de las columnas por estípites.
  • Empleo de cúpulas bulbosas, hasta entonces ajenas a la arquitectura española.
  • Uso de chapiteles para rematar las torres, heredados del estilo herreriano.

Pedro de Ribera construyó edificios religiosos, civiles y militares, y elementos urbanísticos, como puentes y fuentes.

Entre los edificios religiosos hay que citar la ermita de la Virgen del Puerto (1716-1718), la iglesia de Nuestra Señora de Montserrat (1720), la iglesia parroquial de San Millán y San Cayetano (1722-1737) y la iglesia parroquial de San José (1730-1748), además intervino en el monasterio de Santiago de Uclés (1735).

La ermita de la Virgen del Puerto se construyó por encargo del marqués de Vadillo, fue destruida durante la Guerra Civil de 1936-1939 y reconstruida en 1945. Es uno de los primeros ejemplos de arquitectura barroca en España. Tiene planta de cruz griega con los brazos rematados en semicírculo en el interior y plano al exterior, y cúpula sobre tambor octogonal rematado por un chapitel. La fachada adintelada está enmarcada por dos torres-campanario coronadas por chapiteles.

La ermita de la Virgen del Puerto (1716-1718) es una de las iglesias levantadas por Pedro de Ribera.


La iglesia de Nuestra Señora de Montserrat formó parte del monasterio homónimo fundado por Felipe IV en 1642. Las obras se concluyeron en 1720 con la participación de Pedro de Ribera en la decoración de la portada y construcción de las dos torres. Llama la atención el dinamismo de la decoración. En la parte superior se abren ventanales de medio punto flanqueados por estípites; el tejado de pizarra se corona con una arandela, una caperuza con un bulbo, un chapitel y una bola del mundo con una cruz. La iglesia de Nuestra Señora de Montserrat fue declarada Monumento Nacional en 1914.

La iglesia parroquial de San Millán y San Cayetano formó parte del desaparecido convento de Nuestra Señora del Favor. Las obras las inició el arquitecto Marcos López en 1669, las continuaron José de Churriguera y Pedro de Ribera y las concluyó Francisco de Moradillo en 1761. La planta es de cruz griega. La cúpula cuenta con un tambor sobre pechinas de estilo bizantino. El interior consta de tres naves y cuatro capillas. La fachada presenta ocho pilastras rematadas con capiteles de orden compuesto; las dos pilastras de cada extremo encuadran las dos torres y entre las cuatro del centro se disponen tres arcos de acceso de medio punto; los nichos que hay sobre los arcos albergaron las estatuas de san Cayetano, de Nuestra Señora del Favor y de san Andrés Avelino, realizadas por el escultor Pedro Alonso de los Ríos. Durante la Guerra Civil de 1936-1939 el convento fue atacado y sólo quedó la fachada, fue reconstruido por iniciativa de la duquesa de Alba en 1962 y declarado Bien de Interés Cultural y Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1980.

La iglesia parroquial de San José cuenta con una fachada muy ornamentada, nave cubierta con bóveda de cañón y cúpula. Destaca por su decoración la capilla de Santa Teresa, dispuesta como una iglesia en miniatura y embellecida con pinturas murales.

Pedro de Ribera diseño la fachada principal del monasterio de Santiago de Uclés.


 Pedro de Ribera construyó la fachada principal o del mediodía del monasterio de Santiago de Uclés. Aparecen cuatro pilastras decorativas. En la parte superior se cuentan delfines, leones, cabezas, guerreros, trofeos, frutas, dos cruces de Santiago y dos bustos de moros sujetos con cadenas, medio cuerpo de Santiago con la cruz maestral en la mano izquierda y una espada en la derecha en la que se lee “Fidei defenso”, es decir, “Defensa de Dios”, y en la parte inferior se lee “Caput Ordinis”, es decir, “Cabeza de la Orden”, y se ven cruces sueltas, una corona real, caballeros con trofeos y moros encadenados. El monasterio de Uclés fue declarado Monumento Nacional en 1931.

El Real Hospicio del Ave María y San Fernando es el edificio más conocido de Pedro de Ribera y del Barroco madrileño.


Entre los edificios civiles hay que mencionar el Palacio de Torrecilla (1716-1731), el Real Hospicio del Ave María y San Fernando (1721-1726), el Palacio de Santoña (1730-1734) y el Palacio del marqués de Perales (1732).

El Palacio de Torrecilla se distribuye en piso bajo y tres plantas. En la fachada se funde en un conjunto la puerta monumental y la balconada superior.

El Real Hospicio del Ave María y San Fernando esta considerada la mejor obra de Pedro de Ribera y del barroco madrileño. La portada está concebida como un retablo; se divide en dos cuerpos, separados por una cornisa curva en el centro; en el segundo cuerpo, cobijado en una hornacina se distingue la figura de san Fernando recogiendo las llaves de la ciudad de Sevilla. El movimiento ascensional de la fachada se consigue utilizando elementos arquitectónicos y decorativos, caso de estípites, óculos y rocallas. El conocido como Hospicio de San Fernando fue declarado Monumento Nacional en 1919.

El Palacio de Santoña está construido en ladrillo y cantería de granito. La portada principal se ajusta al modelo típico de Pedro de Ribera en el que se funde la puerta de acceso y el balcón.

Del Palacio del marqués de Perales destaca la portada con balcón superpuesto con decoración floral y orejetas.

El cuartel del Conde-Duque de Madrid es el único edifico de carácter militar de Pedro de Ribera.


El cuartel del Conde-Duque (1717) fue un edificio militar en el que participó Pedro de Ribera. Fue mandado construir por Felipe V para acoger a las compañías de los Reales Guardias de Corps. El edificio se concibió como un gran cuartel de estilo francés. Es de planta rectangular y se estructura alrededor de tres patios, siendo el central el de mayor tamaño. Destaca la portada principal en la fachada este, que cuenta con dos pilastras rústicas a cada lado de la puerta y escudo real. Para dar perspectiva a la portada se trazó una plaza frente a ella.

Dos de los elementos urbanísticos más conocidos son el Puente de Toledo (1718-1732) y la Fuente de la Fama (1738-1742).

El Puente de Toledo une ambas riberas del río Manzanares, enlazando las glorietas de Pirámides y Marqués de Vadillo. Fue construido con pilares de granito. Se compone de una parte central formada por nueve arcos de medio punto con sólidos contrafuertes y tambores que se rematan en balconcillos. En la zona central hay dos hornacinas que contienen las estatuas de san Isidoro Labrador y santa María de la Cabeza, realizadas por el escultor Juan Alonso de Villabrille y Ron. El Puente de Toledo fue declarado Monumento Nacional en 1956 y Bien de Interés Cultural en 1992.

El Puente de Toledo de Madrid comunica las dos orillas del río Manzanares.
  

La Fuente de la Fama la encargó Felipe V con el fin de abastecer de agua a Madrid a la vez que embellecer la ciudad. Está construida en piedra berroqueña y caliza para los grupos escultóricos. Se asienta sobre un pilón en forma de trébol de cuatro hojas, sobre el que descansa la base, custodiada por cuatro delfines mitológicos, que arrojan agua; estas esculturas sujetan una pilastra adornada al modo churrigueresco. Los motivos ornamentales son floreros y cuatro niños sosteniendo otras tantas conchas, que hacen las veces de parapeto sobre las cabezas. La estatua de la Fama que remata la fuente es una victoria alada con trompeta, obra del escultor Juan Bautista.

La Fuente de la Fama está rematada por una victoria alada.


Obras de Pedro de Ribera que no se han conservado son el Real Seminario de Nobles (1725), la Fuente de las Arpías (1726), de la que sólo se conserva la estatua de la Mariblanca, la primera Puerta de San Vicente (1726-1727) y el Puente Verde (1728-1732).