sábado, 25 de marzo de 2017

Museo Catedralicio de Astorga

El Museo Catedralicio de Astorga lo proyectó el obispo Grau y Vallespinos en 1889 y lo inauguró el obispo Mérida Pérez en 1954.

De los fondos del museo sobresalen las piezas de orfebrería. Hay piezas desde el siglo X en adelante. Destaca la arqueta de San Genadio, de estilo prerrománico asturiano, regalada por el rey Alfonso III el Magno al obispo de Astorga en 909, un Lignun crucis del siglo XII, el cáliz esmaltado del siglo XV de Alonso Portillo, cruces procesionales de plata de los siglos XV y XVI, dos portapaces del siglo XVI, obra del platero local Sebastián de Encalada, y la Arqueta de los marqueses de Astorga, del siglo XVIII.

La arqueta de San Genadio es una pieza de orfebrería prerrománica asturiana.
Fue un regalo del rey Alfonso III el Magno al obispo de Astorga en 909.

  
Del resto de los fondos del museo destacan Calvario de Compludo, del siglo XII, en estilo románico; las tablas hispanoflamencas de los siglos XV y XVI; las piezas del siglo XVI Cristo crucificado, Santo Toribio y El púlpito, de Gaspar Becerra; las cuatro tablas de San Antonio abad, del siglo XVI, procedentes de Villafáfila, que cuentan la vida, tentaciones, tormentos y muerte del santo; la tabla Juicio de santa Marina, del siglo XVI, pintada por el maestro de Palanquinos; nueve frontales de altar de cuero repujado y policromado enmarcados en bastidores, la mayoría del siglo XVII, en estilo barroco; y doce mitras de distintas épocas.

El Museo Catedralicio de Astorga conserva y exhibe más de 500 obras de arte.

El Calvario de Cumpludo es el conjunto escultórico románico más sobresaliente de los que se conservan en el Museo Catedralicio de Astorga.

sábado, 11 de marzo de 2017

Santa María de Lebeña

En el cartulario del monasterio de Santo Toribio de Liébana se recoge que la iglesia de Santa María de Lebeña se construyó en 924 por iniciativa de los condes de Liébana don Alfonso y doña Justa, mozárabes procedentes de Sevilla. La finalidad de la iglesia era acoger los restos de santo Toribio, enterrados en el monasterio de San Martín de Turieno (hoy Santo Toribio de Liébana). Los condes donaron la iglesia de Santa María de Lebeña al monasterio de Santo Toribio de Liébana y al abad Opila.

La iglesia de Santa María de Lebeña la mandaron construir los condes de Liébana don Alfonso y doña Justa en 924 con el fin de dar nueva sepultura a santo Toribio de Liébana. Cada dependencia de la iglesia se muestra al exterior en diferentes alturas. Los materiales de construcción empleados fueron mampuesto y sillar.
  

La planta de Santa María de Lebeña es de tipo centralizado basilical de 16 metros de largo por 12 de ancho. Es de tres naves, la central más ancha que las laterales. La cabecera es tripartita; consta de tres ábsides de planta rectangular, el central es de mayor tamaño y sobresale con respecto a los laterales y se comunican a través de arcos de medio punto que descansan sobre las jambas. Los arcos que dan acceso a las capillas laterales son de medio punto peraltado. Los elementos de soporte son pilares cuadrados con columnas adosadas.

La planta de la iglesia de Santa María de Lebeña es centralizada basilical con tres naves y tres ábsides planos. Los pilares cuentan con columnas adosadas.
  

Las naves se cubren con bóvedas de cañón independientes entre sí, en la nave central se dispone longitudinal y en las laterales de modo transversal, todas a distinta altura. Se sostienen en arcos de herradura, que descansan sobre muros y pilares compuestos. Las columnas adosadas a los pilares tienen fuste circular, capiteles corintios, collarino sogueado y cimacio.

Los arcos de herradura se sostienen sobre pilares compuestos. En Santa María de Lebaña se utilizó por primera vez en la arquitectura española el pilar compuesto.
  

Un elemento llamativo es el frontal del altar. Sus dimensiones son 163 cm. en la base, 173 en la parte superior, 103 de altura y 20 de fondo. Está decorado con siete relieves circulares, uno central y tres a cada lado; el central tiene 90 cm. de diámetro, los de las esquinas 30 y los laterales 19. La decoración es simbólica; el círculo central está decorado con una rueda de 16 radios que trasmite la idea de que la vida es cíclica, los inferiores con árboles cruzados el mundo terrenal, los intermedios con una estrella de ocho puntas la resurrección y los superiores con rosetas la salvación de Cristo.

El frontal del altar de Santa María de Lebeña está decorado con siete relieves circulares.


Al exterior la iglesia de Santa María de Lebeña muestra los volúmenes diferentes de cada uno de los espacios que la componen. Las cubiertas son a agua simple y a dos aguas. Los aleros se apoyan en modillones de rollo decorados con rosetas, y por debajo corre una cenefa decorada con motivos vegetales. Los vanos son de pequeñas dimensiones, adintelados o en herradura.

La cubierta de Santa María de Lebeña se sostiene sobre modillones de rollo decorados con rosetas.

  
Los materiales de construcción empleados fueron mampostería y sillería en las esquinas y cercos de los vanos.

La actual puerta de acceso se abrió en el lado sur en 1794, que vino a sustituir a la original del lienzo oeste, más expuesto a las inclemencias meteorológicas.

La iglesia de Santa María de Lebeña fue declarada Monumento Nacional en 1893.

sábado, 4 de marzo de 2017

La masía, de Miró

Joan Miró (Barcelona, 1893-Palma de Mallorca, 1983) fue pintor, escultor y ceramista. Se formó en la Escuela de Artes y Oficios de la Lonja y en la Academia Galí, ambas en Barcelona. En 1919 viajó a París donde expuso por primera vez en 1921 cosechando un rotundo fracaso; sólo Picasso y el crítico de arte Maurice Reynal apostaron por él. Su primera obra maestra fue La masía (1922), que supuso el punto de partida de Miró como genio de la pintura; después vinieron Tierra labrada (1924), Carnaval de arlequín (1925) e Interior holandés (1928), cuadros emblemáticos del surrealismo.

Miró comenzó a pintar La masía en 1921 en Mont-roig del Camp, la continuó en Barcelona y la finalizó en París en 1922, tras –como el diría– “nueve meses de trabajo arduo y constante, nueve meses pintando y borrando cada día, y haciendo estudios y destruyéndolos después”. La masía recoge el microcosmos vital de la infancia y juventud de Miró en el campo, de un mundo que consideraba auténtico y paradisíaco frente el mundo urbano, que estimaba antipático y hostil.

Joan Miró: La masía, 1922.
Estilo: Surrealismo.
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Temática: Paisaje.
Dimensiones: 124 x 141 cm.
Nacional Gallery of Art, Washington, Estados Unidos.



La masía es una descripción al detalle en imágenes de la granja de los abuelos de Miró en Mont-roig del Camp.

Un eucalipto ocupa el centro de la escena; a la izquierda, la masía, una mujer trabajando, un carro en un cobertizo, aperos de campo diseminados por la finca, un perro, un mulo dentro de la masía y otro haciendo girar una noria; a la derecha, el corral, sin verja frontal, permite ver el interior lleno de animales; el fondo está ocupado por el bosque; y la parte superior derecha del cielo por el sol.

Miró individualizó cada “personaje” que aparece en el lienzo, desde el sol a la mujer, pasando por la masía, el corral o el periódico; todos los elementos que integran el cuadro tienen personalidad propia, y todos juntos muestran la del pintor, alegre y fantástica.

Los colores utilizados son pocos, azul para el cielo, amarillos, negro, rojos y verdes para el resto, pero aplicados para dar luz al lienzo y de una manera uniforme que revela la nostalgia de Miró hacia un mundo en el que fue feliz.

En La masía se reconocen características de diversas tendencias artísticas: del noucentisme, el amor por el paisaje; del cubismo, la simultaneidad de puntos de vista, la geometrización de las formas y el uso de tipografía; y, anticipándose al surrealismo figurativo, un lenguaje iconográfico personal.

La masía no fue bien recibida entre los marchantes de arte de París; Rosenberg, que comerciaba con las pinturas de Picasso, recomendó a Miró que vendiese la tela por partes; fue Viot, de la galería Pierre, quien consiguió vendérsela a Ernest Hemingway por 5.000 francos franceses. Mary Hemingway, heredera del escritor, la donó a la Nacional Gallery of Art de Washington.

sábado, 25 de febrero de 2017

Retablo mayor de la basílica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, de Damián Forment

Damián Forment (Valencia, 1480-Santo Domingo de la Calzada, 1540) se formó como escultor en el taller de su padre. Llegó a ser el escultor de retablos más importante durante la primera mitad del siglo XVI. Sus obras más destacadas son el retablo mayor de la basílica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza (1509-1518), el retablo mayor del Real monasterio de Santa María de Poblet (1527-1529) y el retablo mayor de la catedral de Santa María de Huesca (1520-1534).

El retablo mayor de la basílica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza se inició en 1509 y se finalizó en 1518. Se realizó por encargo del cabildo de Santa María del Pilar. En su financiación también participaron el rey Fernando el Católico, su esposa Germina de Foix y Beatriz de Lanuza, virreina de Sicilia.

Damián Forment diseñó el retablo y realizó la mayor parte del mismo. Pero también participaron Francisco de Troya, Juan de Salas, Miguel de Arube y Pedro de Aponte, que se encargó de la policromía.

Está realizado en alabastro, policromado en su parte inferior. Las esculturas son de hechura renacentista, en altorrelieve y de bulto redondo, pero la estructura del retablo es gótica.

El tema central del retablo es la Asunción de la Virgen.

Damián Forment: Retablo mayor de la basílica de Nuestra Señora del Pilar1509-1518.
Estilo: Renacimiento.
Técnica: Alabastro policromado.
Temática: Religiosa.
Basílica de Nuestra Señora del Pilar, Zaragoza, España.


La parte inferior del retablo se realizó entre 1509 y 1512. El sotabanco se divide en siete espacios separados por pequeñas columnas corintias; están ocupados por otros tantos relieves. En el tercer y quinto espacios se reconocen los relieves de Damián Forment y su esposa Jerónima Alboreda. El banco está ocupado por siete relieves dedicados a los gozos de la Virgen; de izquierda a derecha: san Joaquín y santa Ana ante la puerta dorada, la Anunciación, la Visitación de la Virgen a santa Isabel, la Adoración de los pastores al Niño recién nacido, la Adoración de los Reyes Magos, la Piedad y la Resurrección. Los relieves están coronados por conchas y separados por columnas que soportan doseles ojivales góticos. En los extremos del sotabanco y banco y cobijadas en unas hornacinas las esculturas de Santiago apóstol, a la izquierda, y de san Braulio, obispo de Zaragoza, a la derecha.

La parte superior del retablo se organiza a modo de tríptico. En el centro la Asunción de la Virgen: María aparece rezando, con las manos unidas y mirando al cielo; rodean a la Virgen ángeles y el apóstol Santiago; sobre ella un expositor de forma ovalada rodeado de una línea de cabezas de querubines y ángeles músicos; y en la parte superior, Dios Padre y el Espíritu Santo en forma de paloma. A la derecha se representa el Nacimiento de la Virgen: santa Ana aparece sentada en el lecho y otra mujer atiende a la niña recién nacida. A la izquierda la Presentación de Jesús en el templo. Las tres escenas están rematadas por doseles y filigranas góticas.

El retablo está enmarcado por un guardapolvo en el que se cuentan seis ángeles, los dos de la parte superior sostienen el escudo capitular de la basílica del Pilar. Es obra de Miguel de Arube.

La importancia del retablo mayor de la basílica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza radica en ser un retablo de transición del estilo gótico al renacentista; es gótico en su estructura y renacentista en el tratamiento dado a las esculturas.

viernes, 17 de febrero de 2017

Arqueta de San Genadio

La arqueta de San Genadio fue donada por Alfonso III el Magno, rey de Asturias (866-910), y su esposa Jimena a san Genadio, obispo de Astorga (900-919), en agradecimiento por haber aceptado la labor pastoral. La arqueta de San Genadio se data en 909 porque en ella aparece grabada la Cruz de la Victoria, obra fechada en 908. Primero se utilizó para guardar la Sagrada Forma, y desde el siglo XVIII como relicario.

Anónimo: Arqueta de San Genadio, 909.
Estilo: Prerrománico asturiano.
Técnica: Mixta en madera, plata repujada y vidrio.
Temática: Religiosa.
Dimensiones: 31 x 26 x 19 x 16 cm.
Museo Catedralicio de Astorga, Astorga, España.


La base de la arqueta tiene forma rectangular y su parte superior de pirámide truncada. Los materiales con los que está hecha son madera recubierta con plata repujada, dorada en parte, y vidrios de colores.

En los dos primeros niveles de la arqueta aparecen arquerías de medio punto rebajado, decorados con vidrios azules, rojos y verdes. En el primer nivel aparecen catorce arcos, que cobijan otros tantos ángeles en actitud orante o de alabanza, de frente o perfil, con uno de los brazos levantados y con las alas plegadas. En el segundo nivel otros catorce arcos cobijan otros tantos árboles estilizados, que simbolizan la Creación.

En el solero aparece la Cruz de la Victoria, repujada, pero sin dorar. Han desaparecido los cuatro casquetes de plata de las esquinas sobre los que se alzaba.

En la tapa trocopiramidal aparecen representados el Cordero místico sosteniendo una cruz, se lee la inscripción latina AGNVS DEI. A ambos lados del Cordero místico aparecen inscritos en latín los nombres de los reyes donantes ADEFONSVS REX y SCEMENA REGINA, es decir, Alfonso III rey y su esposa Jimena.

En la tapa de la arqueta de San Genadio se reconoce la imagen del Agnus Dei.


En el remate frontal de la tapa aparecen representados un buey y un águila acompañados por las inscripciones latinas de los santos a los que representan LVCAS y IOHAN. En los otros lados debieron aparecer representados los otros dos evangelistas, san Marcos y san Mateo, pero desde el siglo XVIII aparece la inscripción s. Mrs. Diodoro y Deodato, en atención a los santos de los que se guardaban las reliquias. En uno de los lados menores se distingue la figura del arcángel Gabriel, acompañado por la inscripción latina GABRIHEL ANGELVS.

La arqueta de San Genadio debe su importancia artística a ser una de las pocas piezas que se conservan de la orfebrería prerrománica asturiana.

viernes, 3 de febrero de 2017

Juan van der Hamen

Juan van der Hamen (Madrid, 1596-1631) fue un pintor barroco. Se le reconoce por sus bodegones y floreros, pero también pintó cuadros religiosos, mitológicos y retratos. Se formó en Madrid y se integró en los ambientes más cultos de la Corte. Recibió la influencia de Juan Sánchez Cotán y Frans Snyders, además hizo suyo el naturalismo italiano de Vicente Carducho.

Concluyó su formación en 1615. El primer encargo que recibió y del que se tiene noticia lo llevó a cabo en 1619; se trataba de un bodegón “de frutas y caça” para la Galería del Mediodía del Palacio del Pardo. En 1627 fracasó en su intento de obtener plaza como pintor del Rey, pero en 1630 entró al servicio del cardenal-infante don Fernando como pintor de su Real Casa.

Juan van der Hamen destacó en el género del bodegón por encima de cualquier otro. Sus bodegones, como toda su producción, se caracterizan por la precisión técnica, las composiciones ordenadas, el uso de un foco de luz dirigida hacia aquello que quería destacar en contraste con las zonas de sombra y el protagonismo de los dulces.

Bodegón con cesta de frutas y plato de cerezas (hacia 1620). El bodegón fue el género favorito de Juan van der Hamen y en el que más sobresalió.
  

Son muchos los bodegones de Juan van der Hamen que destacan por sus calidades. Uno de los primeros es Bodegón con cesta de frutas y plato de cerezas (hacia 1620). Dentro de un marco sobrio, se aprecian las texturas del mimbre de la cesta y de la piel de las frutas. La luz ilumina el primer plano y la sombra llena el fondo del cuadro.

En Bodegón con dulces y recipientes de cristal (1622), los objetos se disponen en zigzag sobre una repisa estrecha. La luz se refleja de manera magistral sobre el vidrio y el aguamiel de uno de los recipientes. Las calidades de los higos confitados y las pastas son sobresalientes. El barquillo sobresale de la repisa lo que permite subrayar su escasa profundidad.

Bodegón con dulces y recipientes de cristal (1622) se ajusta al bodegón característico de Juan van der Hamen por contener dulces.

  
Cesta y caja con dulces (1622) es quizá el bodegón de más calidad de los que pintó Juan van der Hamen. Sobre un alfeizar se disponen, de izquierda a derecha, dos cajas circulares de madera superpuestas, de distinto tamaño, que hacen de soporte a un tarro de miel, una cesta, que ocupa el centro de la escena, es de mimbre con tres tipos de entrecruzados, colmada de dulces y pastas y fruta confitada, y dos tarros, uno de madera con forma de barrilete. Todos los elementos destacan sobre el fondo oscuro gracias a recibir la luz procedente del exterior, el foco de luz está a la izquierda del cuadro, lo que permite que los objetos proyecten su sombra sobre el alfeizar y muro derecho del vano. La técnica depurada de Juan van der Hamen se aprecia en las texturas de los objetos y los dulces y en el detalle de las muescas en el muro del alfeizar, lo que da más verosimilitud a la escena.

Cesta y caja con dulces (1622) está considerado el mejor bodegón de Juan van der Hamen. Llama la atención por su realismo en las texturas de los objetos y los alimentos.
  

En Bodegón con cardo, hortalizas y paisaje nevado (1623) los objetos se disponen en alturas diferentes, la profundidad del alfeizar viene marcada por las zanahorias que sobresalen y por el vano que deja ver un paisaje de invierno. La influencia de Juan Sánchez Cotán en Juan van der Hamen se reconoce en la figura del cardo; contrastan las zonas de luz y de sombra, el foco de luz principal es el cardo, pero también el blanco de la nieve.

En Bodegón con cardo, hortalizas y paisaje nevado (1623) se reconoce la influencia de Juan Sánchez Cotán en Juan van der Hamen.


Florero y bodegón con perro (1625). Juan van der Hamen también destacó como pintor de floreros.

  
Otro género próximo al de los bodegones que Juan van der Hamen cultivó con éxito fue el de los floreros, aunque en ocasiones aparezcan acompañados de bodegones. Destacan Florero y bodegón con perro (1625) y Bodegón con alcachofas, flores y recipientes de vidrio (1627). En el primero, el florero es el eje de la composición, aparece flanqueado por unos recipientes de vidrio y un plato con dulces, las baldosas del suelo dan más profundidad al espacio y permite introducir en la composición la figura de un perro. El segundo se estructura en tres niveles, aparecen dos floreros acompañados por unas alcachofas, un plato de cerezas y un objeto de cristal, las flores ponen la nota de color y destacan sobre el fondo oscuro.

Bodegón con alcachofas, flores y recipientes de vidrio (1627).


En Retrato de un enano (hacia 1626) Juan van der Hamen trató de dignificar al personaje vistiéndolo con ropas lujosas.

  
Juan van der Hamen cultivó el género del retrato. Los personajes aparecen con un semblante severo. Entre los pocos retratos que se conservan hay que citar Retrato de un enano (hacia 1626), que se ajusta al modelo de retrato cortesano; el personaje aparece vestido con ropas lujosas, porta una espada de caballero y bastón de mando, se trata de resaltar su nobleza por encima de su condición física; la figura destaca gracias a la disposición de un foco de luz elevado.

Uno de sus últimos retratos, y a la vez bodegón, es Vendedora de pescado (hacia 1631), donde ella cruza la mirada con un niño que da la espalda al espectador; cierra la escena otra mujer; la gama de colores es escasa y en tonos oscuros, lo que permite resaltar el rostro lechoso de la vendedora. Otros cuadros de este género son Retrato de Francisco de la Cueva (1625), de medio cuerpo, y Retrato de Catalina de Erauso, la Monja Alférez (1626).

Juan van der Hamen apenas pintó cuadros mitológicos. Destaca Ofrenda a Flora (1627). Se trata de una alegoría de la primavera. La diosa Flora aparece sentada mirando al espectador, mientras un niño le ofrece un cesto de rosas; ambos visten a la moda de la época; en primer plano, a los pies de Flora, destacan las muchas flores coloristas que hay. El fondo se cierra con una escultura clásica en un jardín. La luz ilumina a Flora y al niño, mientras que el resto del lienzo queda en la penumbra. La gama de colores es escasa, blancos, dorados y rojos destacan sobre el pardo predominante.

Ofrenda a Flora (1627) es una alegoría de la primavera, y el cuadro mitológico más representativo del Juan van der Hamen.

sábado, 28 de enero de 2017

Casa Milà, de Gaudí

Antoni Gaudí (Reus, 1852-Barcelona, 1926) trabajó como delineante antes de obtener el título de arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona en 1878. Es el mejor representante del modernismo en España y por su obra original se le considera uno de los arquitectos más sobresalientes de todos los tiempos. Revolucionó la arquitectura al inspirarse en la naturaleza para crear nuevos elementos arquitectónicos. La mayoría de sus obras se encuentran en la ciudad de Barcelona, la más genial el Templo expiatorio de la Sagrada Familia, iniciado en 1883 e inconcluso a su muerte. Pero sus edificios residenciales son también obras singulares; hay que citar la Casa Calvet (1898-1899), la Casa Batlló (1904-1906) y la Casa Milà (1906-1910).

La fachada de la Casa Milà presenta líneas onduladas.
Destacan los forjados en hierro sobre la piedra calcárea.


 La Casa Milà, también conocida como La Pedrera, se construyó entre 1906 y 1910 en estilo modernista. El matrimonio formado por Pere Milà i Camps y Roser Segimon i Artells encargó a Gaudí un edificio de viviendas que fuese tan impactante como su anterior obra, la Casa Batlló. Gaudí contó con la colaboración de Doménech Sugrañes y Joseph Canaleta; de los forjados se encargaron los hermanos Lluis y Joseph Badia i Miarnau; de la decoración interior se ocuparon Joseph María Jujol, Xavier Nogués y Aleix Clapés; el constructor fue Joseph Bayó i Font. La Casa Milà se localiza en el Ensanche de Barcelona, Paseo de Gracia 92.

La Casa Milà consta de dos edificios que se articulan alrededor de dos patios.
  

La Casa Milà es original en su concepción. Se trata de dos bloques de viviendas con sus respectivos accesos que comparten una misma fachada. Los dos edificios se articulan alrededor de dos patios interiores, uno circular y otro oval, que se comunican. La calzada y aceras exteriores se prolongan hasta los patios a través del nivel de acceso; la calzada conduce al nivel sótano que acoge un garaje subterráneo, el primero que se hizo en la ciudad de Barcelona; y las aceras llevan a los ascensores y escaleras que dan acceso a las viviendas. Los patios proporcionan iluminación y ventilación a las habitaciones interiores de las viviendas.

El edificio se estructura sobre pilares inclinados de piedra y ladrillo, y jácenas y vigas de hierro, que sustituyen a los muros de carga, gracias a lo cual el edifico dispone de planta libre.

Los pilares sobre los que se estructura la Casa Milà son de piedra.
  

La fachada está hecha en piedra calcárea y azulejos blancos en su parte superior; carece de líneas rectas, son onduladas, y se combina el vano, que permite la iluminación y ventilación de las habitaciones exteriores, y el lleno, creándose un juego de luces y sombras que proporcionan matices visuales en el exterior. Elementos que enriquecen la fachada son las barandas de forja y las líneas de molde en su parte superior. La fachada es autoportante; está conectada a cada piso mediante vigas de hierro.

En el interior se combinan ángulos agudos y obtusos con pasillos curvos. No hay dos habitaciones iguales y ninguna está al mismo nivel.

Sobre los cinco pisos destinados a viviendas se dispone el zaguán, que alberga los trasteros. Para su construcción se emplearon 270 arcos parabólicos de diferentes alturas y para la cubierta la volta catalana o bóveda de ladrillo.

La azotea se presenta escalonada y con elementos decorativos originales en sus formas que esconden las chimeneas, torres de ventilación y escaleras de acceso. Los elementos decorativos son cruces gaudianas o de cuatro brazos y cabezas de guerreros protegidos por yelmos. Algunas superficies están cubiertas de trencadís o cerámica de deshecho.

La azotea está decorada con figuras originales en su forma.
En primer plano cabezas de guerreros con yelmo.
Detrás la cruz guadiana o de cuatro brazos está recubierta con trencadís
  

De la decoración del edificio destacan las pinturas murales al óleo sobre yeso de los vestíbulos de entrada y escaleras de acceso, las inscripciones de poemas y canciones populares de algunas habitaciones y en el exterior la leyenda “Ave María gratia plena, Dominus tecum”, es decir, “Ave María llena eres de gracia, el Señor está contigo”.

La Casa Milà es Monumento Histórico-Artístico desde 1969 y la UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad en 1984. Caixa Catalunya la compró en 1986.

sábado, 21 de enero de 2017

Frontal de Seo de Urgel, del Taller de Seo de Urgel

El frontal de Seo de Urgel o de los Apóstoles se ejecutó entre 1125 y 1150. Sin embargo, no sé sabe quién es su autor, aunque se acepta que formaba parte del Taller de Seo de Urgel.
 
Taller de Seo de Urgel: Frontal de Seo de Urgel o de los Apóstoles, hacia 1125-1150.
Estilo: Románico.
Técnica: Temple sobre tabla.
Temática: Religiosa.
Dimensiones: 102 x 151 cm.
Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona, España.
  

El frontal de La Seo de Urgel se divide en tres registros verticales. En el central aparece Cristo en Maiestas Domini y en los laterales los apóstoles en grupos de seis.

El Maiestas Domini aparece dentro de una mandorla mística doble ovalada de tradición carolingia, aparece sentado, con nimbo crucífero, bendice con la mano derecha y con la izquierda sujeta el Libro de la Vida cerrado con los siete sellos, la vestimenta es azul y roja, con barba siríaca y pies descalzos. La simbología está muy cuidada: el nimbo crucífero simboliza la muerte en la Cruz, el azul la eternidad, el rojo la Pasión y los pies descalzaos la humildad.
 
En los registros laterales se distribuyen los apóstoles en sendos grupos de seis. Aparecen en una disposición piramidal, nimbados y mirando a Cristo. Se reconocen dos apóstoles, en el registro izquierdo san Pedro, por sostener las llaves del cielo, lo que le presenta como guardián y padre de la Iglesia, y en el derecho san Pablo, por la calvicie, símbolo de hombre sabio. Ambos son los más próximos al Señor.
 
Los aspectos formales se ajustan a las características de la pintura románica:
  • Simetría bilateral, tomando como eje la figura de Cristo.
  • Perspectiva jerárquica, que sirve para indicar la importancia de las figuras. Jesús de Nazaret por ser el fundador del cristianismo es la figura de mayor tamaño. Además, los apóstoles más importantes son los que aparecen más próximos a Cristo.
  • Frontalidad, geometrización, hieratismo e isocefalia de las figuras, que no manifiestan sentimiento alguno. Su canon es alargado.
  • Los paños presentan dobleces antinaturalistas y carecen de textura, no se puede saber de qué tejido están hechos.
  • La línea se impone al color, es gruesa y negra, y sirve para delimitar los contornos.
  • El color es plano. La gama es escasa –azul, blanco, dorado, negro, verde y rojo– y carente de tonalidades, pero de un fuerte impacto simbólico: el azul representa la eternidad y la nobleza, el blanco la pureza, el dorado la Gloria, el verde la esperanza y el rojo la Pasión. El negro no cumple una función simbólica.
  • La luz es inexistente.
  • No hay espacio, el fondo es plano.
  • La decoración es escasa, sólo unas pocas cenefas en el fondo de cada registro.

La técnica utilizada es temple sobre tabla de pino enyesada y policromada al fresco, y al secco para precisar los detalles.

Por sus características formales cabe pensar que el artista o taller autor del frontal de Seo de Urgel es el mismo que el del rrontal de San Martín de Ix, dos piezas maestras del románico catalán.