Salvador Dalí (Figueras,
1904-1989) fue pintor, guionista de cine, escenógrafo, diseñador, escaparatista,
publicista e ilustrador de libros, además, su producción literaria fue
abundante. Se le considera el representante máximo del surrealismo por haber
desarrollado hasta sus últimas consecuencias el método paranoico-crítico.
Muchos de sus cuadros son iconos de la pintura universal de todos los tiempos.
En Galatea de las esferas (1952) es uno de los
retratos más famosos que Dalí hizo de Gala.
La obra artística de Dalí tiene un fuerte
componente exhibicionista, es autobiográfica y autoanalítica y su psique y
personalidad están presentes, caracterizadas por el egocentrismo, la
megalomanía y el narcisismo, el complejo de Edipo, la misoginia, la veneración
por su musa y esposa Gala, su sexualidad –compendio de impotencia, onanismo y
miedo a la castración– y su confusión de identidad provocada por llevar el
mismo nombre que el de su hermano fallecido un año antes de su nacimiento.
Sus cuadros son “fotografías hechas a
mano”, en palabras del propio Dalí. Son fruto de sus sueños y ensoñaciones; en
ellas llama la atención lo absurdo y el detallismo, una línea del horizonte
baja, espacios desérticos y desolados, los paisajes de Port Lligat, la gran profundidad,
el dibujo nítido, los colores brillantes y luminosos y una luz irreal.
La carrera pictórica de Dalí se divide
en seis etapas:
· Formación,
de 1916 a 1922.
· Madrileña,
de 1922 a 1926.
· Lorquiana,
de 1926 a 1929.
· Surrealista,
de 1929 a 1948.
· Místico-nuclear,
de 1948 a 1960.
· Últimos
años, desde 1960.
La etapa
de formación (1916-1922) arrancó de una manera casual. Dalí descubrió la
pintura contemporánea durante una visita de su familia a Cadaqués, donde
conoció a Ramón Pichot, un artista local que viajaba a París con cierta
frecuencia. Los padres de Dalí decidieron matricularle en las clases de pintura
de Juan Núñez en la Escuela Municipal de Dibujo de Figueras.
Dalí publicó uno de sus dibujos en la
revista Patufet en 1918. En 1919 participó
en exposiciones colectivas en los Salones de la Sociedad de Conciertos y en el
Teatro Municipal de Figueras, además editó la revista Studium con ilustraciones y artículos acerca de Velázquez, Goya y
otros maestros de la pintura.
Las primeras pinturas de Dalí están
inspiradas en la naturaleza de Cadaqués y la vida cotidiana, en los maestros
flamencos e italianos y en Rubens. Son acuarelas y gouaches coloristas y con una iconografía propia de la cartelería,
los contornos se marcan en negro y los colores son limpios y planos. Dalí se
considera impresionista. Hay que citar La
sardana de las brujas (1918), Autorretrato con cuello rafaelesco (1921) y Venus sonriente (1922).
Dalí participó en 1922 en el
Concurso-exposición de obras de arte originales de estudiantes de la Asociación
Catalana de Estudiantes que se celebró en la Galería Dalmau de Barcelona. Ganó
el premio del Rector de la Universidad con su cuadro Mercado (1922).
En Autorretrato
con cuello rafaelesco (1921) Dalí rinde homenaje al Renacimiento y a uno de
sus maestros, Rafael.
La etapa
madrileña (1922-1926) dio inicio una vez Dalí comenzó a estudiar en la Real
Academia de Bellas Artes de San Fernando. Se hospedó en la Residencia de
Estudiantes, donde conoció a Luis Buñuel y Federico García Lorca. Dalí estudió
el cubismo a través de artículos publicados en prensa.
Se le consideró cabecilla de las
protestas estudiantiles en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y
fue expulsado de la misma en 1923. Regresó a Figueras, donde Juan Núñez le
enseñó la técnica del grabado.
Dalí regresó a Madrid en 1924 y repitió
curso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, pero no se matriculó
en ella en 1925.
Dedicó el año 1925 a estudiar a
Velázquez y Zurbarán entre otros. Se inscribió en la Academia Libre de Julio
Moisés y entró en contacto con la Escuela de Vallecas, de tendencia
surrealista. Participó en la Primera Exposición de la Sociedad de Artistas
Ibéricos en Madrid, redactó el Manifiesto
de los Ibéricos y expuso en las Galerías Dalmau de Barcelona. Rechazó las
vanguardias y se dedicó a estudiar a los maestros del Renacimiento italiano. Estudió
a Sigmund Freud, y tanto le influyó que hizo de sí un tema de su pintura,
utilizó la pintura para autoanalizarse.
Viajó por primera vez a París en 1926.
Allí frecuentó el Museo del Louvre, estudió a Leonardo, Rafael e Ingres,
participó en las tertulias de L’Couple y conoció a Picasso. Una vez en Madrid
fue expulsado para siempre de la Real Academia de Bellas de San Fernando por
declarar que el tribunal era incompetente para examinarle. Regresó a Figueras y
se dedicó a pintar.
Entre 1923 y 1926 pintó doce retratos de
su hermana Ana María en los que se aprecia una notable influencia de Vermeer. Destaca
Muchacha en la ventana (1925), que
representa a su hermana asomada a una ventana contemplando el mar de Cadaqués,
es decir, es un cuadro dentro de otro cuadro. El color predominante es el azul
por influencia de Picasso y tiene la intención de reforzar la serenidad que
transmite la composición de la escena. Además, pintó Retrato de Luis Buñuel (1924), Cesta
de pan (1926), un cuadro realista, e ilustró el poema Les Bruixes de Llers, de su amigo de la Residencia de Estudiantes
Carles Fages de Climent.
Muchacha
en la ventana
(1925) es uno de los muchos retratos que Dalí hizo de su hermana Ana María
durante la etapa madrileña.
Los cuadros de la etapa lorquiana (1926-1929) están relacionados con el poeta
Federico García Lorca. En Naturaleza
muerta al claro de luna (1927) muestra la obsesión de Lorca por la muerte.
Se reconoce la influencia de Picasso y del cubismo en la ventana al exterior,
la guitarra y la botella, la de Lorca en la Luna y un elemento daliniano típico
como los peces. La cabeza cortada tiene un tratamiento clásico y se distinguen
el rostro de Dalí, de perfil, y el de Lorca, de frente.
Dalí colaboró con Lorca en la creación
de los decorados de Mariana Pineda
(1927).
Naturaleza
muerta al claro de luna (1927) es un cuadro de estética cubista.
La
miel es más dulce que la sangre (1927) es el primer cuadro surrealista
de Dalí. Lo pintó después de visitar a Picasso, que le enseñó gran cantidad de
cuadros en los que aparecían cuerpos amputados y cabezas cortadas. Dalí vincula
este cuadro con Buñuel a través del burro putrefacto de la esquina inferior
derecha. Los colores dominantes son el azul y el gris, casi transparentes.
Otro cuadro surrealista es Osificación prematura de una estación de
tren (1928), donde utilizó por primera vez un reloj blando, uno de los
iconos representativos del universo daliniano.
En 1928 Dalí redactó Manifest Groc, Manifiesto Antiartístico
Catalán, donde se atacaba el arte tradicional catalán y se pedía la
abolición de la sardana y el derribo del barrio gótico de Barcelona.
La
miel es más dulce que la sangre (1927) es el primer cuadro surrealista
de Dalí.
Dalí abrió la etapa surrealista (1929-1948) con su segundo viaje a París, donde
conoció a Gala, Luis Buñuel, Joan Miró y André Breton. Gala se separó de Paul
Éluard y se vinculó a Dalí, fue su amante y esposa –se casaron por lo civil en
1934 y por la Iglesia en 1954–, la creadora del Dalí extravagante y excéntrico
y la que se encargó de sus relaciones con marchantes y expositores. Con Buñuel
colaboró en el cine participando en la redacción de los guiones de Un perro andaluz (1929) y la Edad de oro (1930), películas con las
que nació el cine surrealista. Miró le introdujo en el grupo de los
surrealistas de París, que pasaba por una etapa de crisis de la que salió
gracias a Dalí, que aportó el método paranoico-crítico de autoanálisis con el
que introdujo un nuevo tipo de experiencia visual, basado en asociaciones delirantes
y en el trastorno mental de la paranoia, dando protagonismo principal a la
irracionalidad. Breton le abrió las puertas de la Galería Goemans de París. Además,
rompió con su padre, que consideró a su hijo un degenerado después de saber que
en el dibujo Sagrado Corazón de
Jesucristo había una inscripción en la que se leía: “En ocasiones, escupo
en el retrato de mi madre para entretenerme”.
Dalí desarrolló su mundo iconográfico,
lleno de símbolos vinculados a los temas que desarrolló en sus cuadros: la
vida, el sexo y la muerte.
Algunos cuadros señeros de los primeros
años de la etapa surrealista de Dalí son El
gran masturbador, El enigma del deseo,
los dos de 1929, La persistencia de la
memoria (1931) y El hombre invisible
(1933).
El
gran masturbador
fue la primera obra maestra surrealista de Dalí. Los temas que se desarrollan
son el encuentro entre Dalí y Gala y el sexo onanista, práctica habitual de
Dalí por considerarlo el único puro. Es un retrato doble: Dalí aparece metamorfoseado
en una roca de la que sale Gala, que busca con su boca los genitales de un
varón. El cuadro está lleno de símbolos: la langosta representa el terror, las
hormigas la muerte, el león el deseo sexual, la lengua roja del león y el
pistilo del lirio el falo, el anzuelo la atadura familiar, las piedras el
pasado, las plumas de colores la infancia, la figura aislada la soledad, el
lirio la pureza y la pareja que se abraza la relación entre Dalí y Gala. La
pincelada es precisa, los colores dominantes son el amarillo y el azul, en
tonos luminosos y brillantes, y la luz es fría e irreal.
El
gran masturbador
(1929) está lleno de elementos simbólicos del universo onírico de Dalí.
El
enigma de deseo
fue uno de los pocos cuadros que Dalí dedicó a su madre. Aparece un paisaje
desértico, en el centro hay una roca amarilla en forma de ala con dos agujeros
y numerosas cavidades en las que está escrito “ma mère”, es decir, “mi madre”. Del
extremo inferior izquierdo sale la cabeza de Dalí, con hormigas, símbolo de la
descomposición. Llama la atención que Dalí haga referencia a Gala en el extremo
superior derecho, mediante un león con la boca abierta, símbolo de erotismo.
Otros elementos dalinianos que aparecen en el cuadro son un párpado cerrado, un
pez, un saltamontes, una mano sosteniendo un cuchillo y una cabeza de mujer de
cabellos largos.
Dalí dedicó a su madre El enigma del deseo (1929). Le sirvió para autorretratarse una vez
más.
La
persistencia de la memoria es uno de los cuadros más famosos de Dalí. Aparece
la bahía de Port Lligat al amanecer, un reloj de bolsillo y otros tres
deformados. Uno de los relojes cuelga de la rama de un olivo, otro se amolda
sobre su autorretrato, otro parece que se va a deslizar por un muro. Aparecen
dos tipos de insectos típicos en la iconografía daliniana, una mosca y una
multitud de hormigas, que simbolizan el mal, la muerte y la putrefacción. Los
relojes se han reblandecido, igual que la memoria con el paso del tiempo. Con
este cuadro Dalí quiso rechazar el tiempo como una unidad rígida.
En La persistencia de la memoria (1931)
aparecen los relojes blandos, uno de los elementos iconográficos más característicos de Dalí.
El
hombre invisible
es un cuadro inacabado, el primero en el que Dalí introdujo una imagen doble y un
fetiche paranoico por tener la cualidad de protegerle a él y a Gala. El hombre
invisible se trata de un gigante en posición sedente, la cabeza se forma con
sombras y relieves de construcciones y esculturas que se encuentran alejadas
del espectador, el cabello con nubes, los ojos con dos esferas azules, el brazo
derecho con una escultura de mujer, el brazo izquierdo con una columna y las
manos con un maniquí. Hay elementos dalinianos eróticos como un león dorado,
esculturas satíricas y un caballo blanco.
En El hombre invisible (1933) Dalí ofrece
un reto al espectador: ver a un hombre que no lo es.
Otros cuadros de estos años son El juego lúgubre, Los placeres iluminados, Los
primeros días de la primavera, Retrato
de Paul Éluard, todos de 1929, La
vejez de Guillermo Tell (1930), Guillermo
Tell y Gradiva (1931), Huevos fritos al
plato sin el plato (1932), El enigma
de Guillermo Tell (1933) y El espectro
del Sex Appeal (1934).
Breton se enfrentó a Dalí en 1934. Le
acusó de defender lo irracional del movimiento hitleriano. Dalí fue sometido a
un juicio surrealista y expulsado del
grupo de los surrealistas. Dalí contestó: “Yo soy el surrealismo”. Sin embargó,
en 1936 Dalí participó en exposiciones de artistas surrealistas en París y
Londres.
Dalí huyó a Francia tras la Revolución
de octubre de 1934 en Cataluña.
Dalí expuso en Nueva York en 1935 y
Edward James se convirtió en su mecenas; empezó a comprarle un número creciente
de obras y le promocionó en Estados Unidos. Dalí se lo agradeció pintando Cisnes reflejando elefantes (1937),
pintura en la que aparece Edward James. Durante su estancia en Estados Unidos,
Dalí pintó Retrato de Mae West que puede
utilizarse como apartamento surrealista (1935).
Dalí pasó los años de la Guerra Civil
española (1936-1939) en Italia estudiando a los maestros del Renacimiento. Pintó
Construcción blanda con judías hervidas.
Premoniciones de la Guerra Civil (1936). El cuadro se terminó de pintar
seis meses antes del inicio de la Guerra civil española, pero sólo tras el
inicio de la guerra le añadió el subtítulo. Tiene un carácter agresivo en su
composición, muestra el horror de la guerra a través de un monstruo amorfo descompuesto
en pedazos que se estrangula, de cabeza saturnal mirando al Sol y un paisaje
rocoso semidesértico. Dalí no se manifestó en favor de ninguno de los bandos en
lucha en la Guerra Civil española.
Construcción
blanda con judías hervidas. Premoniciones de la Guerra Civil (1936) es uno
de los cuadros bélicos más impactantes de la pintura universal. Se pintó seis
meses antes de que estallase la Guerra Civil española.
Cuando las tropas alemanas invadieron Francia en 1940 y
llegaron a Burdeos, Dalí optó por trasladarse a Estados Unidos, donde
permaneció hasta 1948. Fueron años en los que expuso en las principales
ciudades de Estados Unidos, colaboró con Alfred
Hitchcock en Recuerda (1945) y Walt
Disney en Destino (1946). Además,
escribió La vida secreta de
Salvador Dalí (1942) y Rostros
ocultos (1944). El matrimonio Reynolds Morse inició la compra de cuadros de
Dalí en 1943, que desde 1982 forman parte del Museo Dalí de St. Petersburg,
Florida.
En los últimos años de la etapa surrealista pintó dos
cuadros célebres: Sueño causado por el
vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar
(1944) y La tentación de san Antonio
(1946).
En Sueño causado por
el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar
Dalí se ajusta a la teoría de Freud que afirma que en los sueños se introducen
estímulos derivados de sucesos externos. Aparece un paisaje de Port Lligat,
Gala desnuda, dos gotas de agua suspendidas sobre el mar y una granada. Gala se
despierta por culpa del zumbido de una abeja que vuela alrededor de la granada
antes de que una bayoneta la hiera, una bayoneta que precede a un tigre con la
boca abierta y las garras afiladas, que sale de la boca de otro tigre, que sale
de la boca de un pez, que sale de una granada. En el fondo un elefante de patas
gigantes y finísimas que porta un obelisco. La carga erótica es potente. Los
colores son vivos y luminosos.
Sueño
causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de
despertar (1944) se inspira en la teoría de los sueños de Sigmund Freud. Contrasta
la agresividad de la bayoneta, los tigres y el pez con el erotismo de Gala.
En La tentación de
san Antonio se muestra a san Antonio Abad en un desierto, desnudo, de
rodillas, apoyándose con la mano izquierda en una roca y sosteniendo un
crucifijo con la derecha, a sus pies una calavera, y delante de él un caballo y
cuatro elefantes imposibles, de extremidades finas y largas. El santo se
protege de ellos con el crucifijo y practicando un exorcismo. El caballo
representa la tentación del triunfo, el primer elefante la del sexo y los otros
la del oro y las riquezas. Otros personajes son un padre, su hijo y un ángel.
Los colores dominantes son el amarillo, el azul y el gris en distintos tonos.
En La tentación de san Antonio (1946)
chocan la fortaleza del santo con las tentaciones que se le ofrecen.
Durante estos años, Dalí expuso en las
mejores salas de Europa y Estados Unidos: las galerías Goemans y Pierre Colle
de París, New Burlington y Zwemmer de Londres, Julien Levy y el MOMA de Nueva
York.
La etapa místico-nuclear (1948-1955) se inició a su regresó a Por
Lligat. Dalí estaba bajo el influjo de las bombas atómicas que pusieron
fin a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), interesado por los avances
científicos y redescubrió su fe cristiana. Su manera de entender la pintura
durante estos años quedó recogida en Manifiesto místico (1949). A esta
etapa corresponden obras como Leda atómica (1949), La Madonna de
Port Lligat (1950), Cristo de san Juan de la Cruz (1951), Crucifixión
o Corpus hypercubus, Desintegración de la persistencia de la
memoria, ambos de 1954, y El sacramento de la Cena (1955). Son
cuadros que se caracterizan por las ilusiones ópticas y una técnica tan
depurada que la pincelada se hace irreconocible.
Gala es la protagonista de Leda atómica. Aparece desnuda, sentada
en un pedestal, con los pies sobre otros pedestales flotantes, mientras
acaricia un cisne, trasunto de Dalí. Todos los elementos del cuadro flotan sin
estar en contacto entre sí, desde el mar hasta la Biblia. Entre los elementos
simbólicos de Dalí aparece el cascarón de huevo, que representa la vida. Llama
la atención el hiperrealismo con el que han sido pintados Gala y el cisne.
En Leda atómica (1949) Gala acaricia a Dalí representado como un
cisne.
La Madonna de Port Lligat está inspirada en los cuadros de altar
renacentistas. Aparece una madonna
con el rostro de Gala, con las manos en posición orante sobre una abertura en
el tronco, el Niño Jesús en su regazo, con una abertura en el tórax, donde hay
un trozo de pan, que es el pan sagrado. Los dos personajes están sobre un
pedestal y bajo un arco dividido en cuatro partes. Ninguno de los elementos que
aparecen en el cuadro se toca. En la parte superior del cuadro hay una concha de
la que cuelga un hilo que sostiene un huevo, concha y huevo simbolizan la vida.
Otros elementos que llaman la atención son dos esferas flotando, un pedazo de
carne cruda, dos mesas de madera, un caracol de mar, una cesta de pan, un
trapo, una abolladura, una flor blanca deshojada y otra floreciente, un
pescado, dos judías, un cesto, un rinoceronte dividido en varias partes y un
busto que sufre una explosión en su cara. El fondo es claro y en los extremos
superiores aparecen dos telones.
En La Madonna de Port Lligat (1950) Dalí representa a Gala como la
Virgen María.
Cristo de san Juan de la Cruz (1951) es uno de los cuadros más
representativos de la etapa místico-nuclear de Dalí.
Para pintar Cristo de san Juan de la
Cruz, Dalí se inspiró en un dibujo de san Juan de la Cruz (1542-1591)
conservado en el convento de la Encarnación de Ávila y en dos sueños: en el primero
vio a Cristo pintado por san Juan de la Cruz en Port Lligat y en el segundo a
Cristo sin los atributos de la Crucifixión. Llevado por su fe cristiana, Dalí
afirmó que quería pintar el Cristo "más hermoso de cuantos nadie haya
pintado [...]. Deseo pintar un Cristo que sea la antítesis absoluta del Cristo
materialista y salvajemente antimístico de Grünewald". Cristo aparece crucificado
sin los atributos de la Crucifixión sobre fondo negro, tomado en perspectiva
visto desde arriba, mientras que la cabeza mira abajo, hacia los pies. La parte
inferior del cuadro está ocupada por un paisaje de la bahía de Port Lligat, con
una barca y dos pescadores. La cruz irradia una luz que atraviesa el cielo
oscuro que separa a Cristo y la bahía. La composición del cuadro es triangular.
Cristo ocupa el triángulo que estructura el cuadro, colgando por debajo de la
línea de visión. La vertical de la cruz refuerza su proximidad al espectador y
parece salirse del lienzo por su parte superior. La técnica utilizada es la
fotorrealista o "fotografía hecha a mano". La pincelada es tan fina
que apenas resulta visible, pero permite reproducir cualquier detalle por
ínfimo que sea. El claroscuro es dominante; sobre el fondo negro la figura de
Cristo aparece iluminada con una luz que parece eléctrica. Las sombras aparecen
perfiladas con nitidez. La imagen de Cristo es la del Redentor, pero distinto a
los representados con anterioridad: en el madero, en lugar de la leyenda “INRI”
aparece una hoja de papel; carece de los símbolos de la Crucifixión para
mostrar la belleza metafísica del Cristo crucificado; el cabello es corto; se
prescinde de la melena del Cristo siríaco; los brazos se arquean por el peso
del cuerpo; la musculatura está marcada y crea una sensación de realidad
tangible; cabeza y pies son el foco de atención del cuadro: la cabeza inclinada
hacia abajo impide ver el cuerpo de Cristo y los pies aparecen empequeñecidos
por la perspectiva; y manos y pies no están clavados en la cruz y sí adheridos
a ella. El paisaje es de la bahía de Port Lligat, y las formaciones rocosas del
fondo recuerdan las primeras obras metamórficas de Dalí. En las figuras de los
pescadores, Dalí expresa su reconocimiento y admiración hacia Velázquez
(1599-1660) y Le Nain (1593-1648). El pescador de la izquierda se inspira en
los personajes de La rendición de Breda (1635) de Velázquez y el de la
derecha en los muchos campesinos que pintó Le Nain, pero recreado como
pescador.
En Crucifixión
o Corpus hypercubus, Dalí muestra el
hecho de la Crucifixión en función de las matemáticas, por lo que se presenta
en tres dimensiones. Cristo aparece levitando, sin clavos, delante de una cruz compuesta
por ocho cubos mayores y cuatro menores, el cuerpo de Cristo presenta
complexión atlética en tensión, pero sin sangrado. Cristo y la cruz no se
tocan. La cruz levita sobre un fondo de Por Lligat. En la esquina inferior
izquierda aparece Gala de rodillas sobre un pedestal, vestida con una túnica
azul, blanca y oro de amplios pliegues.
En Crucifixión (1954) Dalí llama a la oración a través de Gala.
Desintegración de la persistencia de la memoria es una modificación del
cuadro La persistencia de la memoria
(1931), y obedece a los principios que Dalí expuso en Manifiesto antimateria (1958). El agua, escenario donde se originó
la vida ocupa la mayor parte del cuadro. Se reconoce el paisaje costero de
Cadaqués. La forma cúbica, que
representa al átomo, es dominante, pero los cubos se convierten en cuernos de
rinoceronte, símbolo daliniano de la castidad, que se utilizan como proyectiles.
Llama la atención la contraposición de la vida, representada por el pez, y la
muerte, representada por un tronco de olivo roto. Se cuentan cuatro relojes
blandos.
En Desintegración de la persistencia de la memoria (1954) Dalí
contrapone la vida, a través del pez, y la muerte, a través del tronco de olivo
roto.
En El sacramento de la Cena (1955) Dalí rompió la visión tradicional
de la última cena ofrecida por el Señor a sus apóstoles.
En El
sacramento de la Cena, Dalí rompe con la visión tradicional de la última
cena. La escena se desarrolla en una habitación con forma de dodecaedro, se reconoce
el paisaje de la Costa Brava, Cristo aparece rubio e imberbe, con una túnica
que deja al descubierto el pecho, transparente en su parte inferior, que deja
ver la barca que hay en el paisaje, su gesto no es meditabundo y sí sereno, no
aparece un cáliz y sí un vaso de cristal, además los discípulos no aparecen
representados como se describe en los Evangelios. Sobre todo el conjunto está
el torso de Cristo, símbolo de su entrega para la redención del hombre.
En Cabeza rafaelesca explotando (1951) Dalí vuelve a rendir culto a Rafael, uno de sus
maestros del Renacimiento.
Otros cuadros representativos de estos
años son Cabeza
rafaelesca explotando (1951), Galatea de las esferas (1952), Dalí desnudo en contemplación ante cinco
cuerpos regulares metamorfoseados en corpúsculos en los que aparece
repentinamente la Leda de Leonardo crosomatizada por el rostro de Gala
(1954), Rosa meditativa (1958), El descubrimiento de América por Cristóbal
Colón (1959) y El Consejo Ecuménico
(1960).
André Breton organizó la exposición
Homenaje al Surrealismo en 1959 con obras de Dalí entre otros, pero en 1960 se
opuso a incluir en la Exposición Internacional Surrealista de Nueva York el
cuadro de Dalí La Madonna Sixtina.
En El descubrimiento de América por Cristóbal Colón (1959) Dalí
muestra la grandeza y triunfo de España y del catolicismo. Una vez más,
aprovechó para retratar a Gala como la Virgen María.
Durante la etapa final (desde la década de los sesenta), la creación pictórica
de Dalí entró en una espiral repetitiva, que sólo buscaba el éxito comercial.
De estos años destaca Retrato de mi
hermano muerto (1963), un retrato doble, de él y de su hermano Salvador
fallecido un año antes de su nacimiento. Las cerezas negras forman el retrato
de su hermano y las rojas el suyo; a la derecha aparecen soldados con lanzas
que avanzan hacia el rostro del hermano muerto con el fin de que el pintor se
pueda deshacer de él para siempre.
Retrato de mi hermano muerto (1963) es un retrato doble mediante el
cual Dalí quiso deshacerse de su hermano Salvador para siempre.
Dalí, durante los años sesenta y setenta,
se centró en la holografía por ofrecerle más posibilidades que la pintura en la
creación de imágenes tridimensionales. Destacan los hologramas El cerebro de Alice Cooper (1973) y Dalí pintando a Gala (1974). Fue protagonista
de la primera exposición mundial de hologramas en las Knoedler Galleries de
Nueva York en 1972, en colaboración con Dennis Gabor, premio Nobel de Física en
1971.
Desde 1961 Dalí se ocupó en fijar su
universo creativo y personal con la puesta en marcha del Teatro-Museo Dalí en
Figueras, que se inauguró en 1974. Además, de ser museo daliniano fue el
escenario elegido por Dalí para realizar performance.
Uno de sus últimos cuadros fue Dalí levantando la piel del mar Mediterráneo
para enseñar a Gala el nacimiento de Venus (1978), que presentó en el Museo
Guggenheim de Nueva York como la primera pintura hiperestereoscópica.
El año 1980 marcó el inicio del decaimiento
de Dalí por el avance de la enfermedad de Parkinson. La muerte de Gala en 1982 le
provocó una depresión. Entre sus últimas obras hay que citar el dibujo Cabeza de Europa (1982), entregado al
rey Juan Carlos I, y Cola de golondrina
(1983).
Cola de golondrina (1983) es la última pintura de Dalí.
Dalí también fue guionista de cine,
escenógrafo, diseñador, escaparatista, publicista e ilustrador de libros.
Además, su producción literaria fue abundante.
Dalí colaboró con Luis Buñuel, Harpo
Marx, Alfred Hitchcock y Walt Disney.
Con Buñuel colaboró en la
redacción de los guiones de Un perro
andaluz (1929) y La edad de oro
(1930).
Un perro andaluz es la película más representativa del cine surrealista. Se
trata de un cortometraje de 16 minutos, mudo en su primera versión, la de 1929,
y sonoro en la de 1960, cuando se añadió la banda sonora formada por Tristán
e Isolda de Richard Wagner y unos tangos argentinos. El argumento de la
película no es lineal y se estructura sobre un sueño de Buñuel, el de seccionar
un ojo de una mujer con una navaja, y otro de Dalí, el de hormigas andando por
sus manos. Son las dos escenas más conocidas del cortometraje. Estas y otras
imágenes escabrosas pretenden causar tal impacto emocional en el espectador que
le trastoque la psique.
La edad de oro aportó dos novedades: la voz en off y el monólogo interior. El hilo argumental es el amor y el
deseo. Un hombre y una mujer que no aceptan que los prejuicios y la moral
destruyan el amor pasional que les une, un amor que obedece sólo a sus reglas.
Tras proyectarse en París durante una semana, la película fue prohibida en
Nueva York hasta 1980 y en París hasta 1981.
Con Harpo Marx redactó el guion
de La mujer surrealista (1937), que
nunca llegó a realizarse.
Para Hitchcock creó la secuencia
onírica de Recuerda (1945), en la que
se muestran aspectos del subconsciente.
Por encargo de Disney realizó cien dibujos para la película
de animación Destino (1946), que no
fue estrenada hasta 2003, bajo la dirección de Baker Bloodworth y Roy Olver.
Otras colaboraciones cinematográficas de Dalí fueron el
documental Caos y creación (1960), Dalí en Nueva York (1965) e Impresiones de Mongolia exterior (1975).
Dalí diseñó las escenografías para Mariana Pineda, de García Lorca, en 1927, para Las bacanales, basado en Tannhäuser de Wagner, en 1939, y para El sombrero de tres picos, de Manuel de
Falla, en 1949. Además, estrenó en Nueva York Tristán loco (1944), considerado el primer ballet paranoico, que se
inspira en su pieza musical favorita Tristán
e Isolda, de Wagner.
Dalí fue diseñador de muebles, joyas y moda, escaparatista
y publicista. Su mecenas Edward James le encargó dos muebles en estilo
surrealista, El teléfono-langosta (1936) y El
sofá de Mae West (1937). A ambos se les
quiso dar un simbolismo muy potente, en el caso del primero asociado al terror
y a la muerte, y en el caso del segundo al sexo por adoptar la forma de los
labios de Mae West.
Dalí diseñó El sofá de Mae West (1937) inspirándose en los labios de la actriz.
Entre 1941 y 1970 Dalí diseñó 39 joyas compuestas de partes
móviles. La más original es Corazón real,
en oro, rubíes, diamantes y esmeraldas; el centro de la joya late como un
corazón humano. También destacan El ojo
del tiempo y Crucifijo.
El
ojo del tiempo (1949) es una de las joyas diseñadas por Dalí.
En el mundo de la moda, Dalí colaboró con Elsa Schiaparelli
en el diseño de un vestido blanco con una langosta impresa y con Christian Dior
en El vestido para el año 2045.
En 1940, durante su estancia en Nueva York, aceptó decorar
un escaparate en los almacenes Bewit-Tellerle de la Quinta Avenida. Era una
composición dedicada al día, representada por un maniquí con peluca roja en una
bañera de Astracán, y a la noche, representada por una figura acostada en una
cama con baldaquino negro y una almohada sobre la que ardían carbones. Los
almacenes realizaron modificaciones sin permiso de Dalí, que reaccionó
destruyendo el escaparate.
En el mundo de la publicidad, Dalí diseñó el logo de Chupa
Chups y fue el responsable creativo de la campaña publicitaria de Eurovisión en
1969.
Dalí diseñó el logo de Chupa Chups en
1969.
Como ilustrador de libros destacan sus
trabajos The Autobiogrphy of Benvenuto
Cellini, Macbeth, de Shakespeare,
y The First part of the live and
achievements of the renowned don Quixote de la Mancha, de Cervantes, los
tres en 1946, Ensayos de Michel de
Montaigne (1947), La Divina comedia
de Dante, La verdadera historia de Lidia
de Cadaqués, de Eugenio d’Ors, Balada
del sabater d’Ordis, de Carles Fages Climent, los tres en 1954 y Moisés y el monoteísmo, de Sigmund Freud
en 1974.
Dalí colaboró con los fotógrafos Man Rae, Cecil Beaton y
Philippe Halsman.
Además, escribió ensayos sobre cultura, pintura y cine, manifiestos,
novela y poesía. Cabe citar Manifiesto de
los Ibéricos (1925), Manifest Groc,
Manifiesto Antiartístico Catalán (1929), La mujer
visible (1930), El amor y la memoria
(1931), Babaouo (1932), Interpretación paranoico-crítica de la
imagen obsesiva de El Ángelus de Millet (1933), La conquista de lo irracional (1935), La metamorfosis de Narciso (1937), La vida secreta de Salvador Dalí (1942), Rostros ocultos (1944), 50
secretos mágicos para pintar (1948), Manifiesto
místico (1949), Los cornudos del
viejo arte moderno (1956), Manifiesto
antimateria (1958), El mito trágico
de El Ángelus de Millet (1960), Diario
de un genio, 1952-1963 (1963), Sí
(1971), y Confesiones inconfesables
(1973). Además, escribió artículos para Studium
(1919), revista editada por él, L’Amic de
les Arts (1927-1929), Vogue y Herald American (1950), Arts, Le Courier des lettres y Connaissance
des Arts (1952-1953).
Entre los muchos reconocimientos recibidos por Dalí hay que
citar la concesión de la Gran Cruz de Isabel la Católica (1964), el
nombramiento de miembro asociado de la Academia de Bellas Artes del Instituto
de Francia (1979) y la concesión por el rey Juan Carlos I del título de marqués
de Púbol (1982).
Dalí murió el 23 de enero de 1989
declarando heredero de su obra al Estado español.
Dalí es una de las personalidades más influyentes del arte de
todos los tiempos. El surrealismo debe su importancia a Dalí. Sus cuadros son
personalísimos e inconfundibles, muchos son obras maestras que han cambiado la
pintura para siempre.