José de Ribera (Játiva, 1591-Nápoles, 1652) fue el primer
gran pintor del Barroco español. Se estableció en Roma desde 1610 y en Nápoles
desde 1616 hasta su muerte. Hasta 1635 su pintura acusó una fuerte influencia
de Caravaggio; entre 1635 y 1650 se dejó influir por los pintores venecianos, y
sus cuadros ganaron en luminosidad y color; en sus últimos años recuperó el
tenebrismo de su juventud. Ribera pintó cuadros mitológicos, profanos, retratos
y paisajes; entre
sus grandes obras hay que citar La mujer barbuda (1631), El
martirio de san Felipe, El sueño de Jacob, ambos de 1639, y El
pie varo (1642).
En 1953 la
historiadora del arte Delphine Fitz descartó que el protagonista del lienzo
fuese san Bartolomé porque en la escena no aparece el cuchillo con el que fue
degollado. Justificó que se trata de san Felipe por dos motivos: san Felipe
murió crucificado con cuerdas y no con clavos y fue el santo patrón de Felipe
IV, para quien Ribera pintó el cuadro.
Tras la muerte
de Cristo, san Felipe marchó a Frigia a predicar el Evangelio, fue capturado y muerto crucificado. Ribera eligió el
momento anterior al martirio al que fue sometido san Felipe, aquel en el que
unos verdugos ataron al santo a la cruz y lo izaron, ante la indiferencia de
unos testigos y la curiosidad de otros.
José de Ribera: El martirio de san Felipe, 1639.
Estilo: Barroco.
Técnica: Óleo sobre
lienzo.
Temática: Religiosa.
Dimensiones: 234 x 234 cm .
Museo Nacional del
Prado, Madrid, España.
El martirio de san Felipe se estructura
sobre la diagonal que se dibuja desde el brazo derecho del santo hasta su
pierna izquierda. San Felipe en tanto que protagonista principal ocupa el centro de la escena. El resto
de personajes se distribuyen a su alrededor en orden de importancia y tamaño:
los sayones, el de la derecha sosteniendo una pierna a san Felipe, y los de la
izquierda izándole, y, más alejados, los testigos, a derecha e izquierda.
Ribera retrató
a san Felipe ajustándose a los cánones establecidos en el Concilio de Trento
(1545-1563) para la representación de los mártires: sufrimiento contenido,
resignación ante el martirio y fe y esperanza en el Señor. De ahí que san
Felipe eleve su mirada al cielo. Los verdugos reflejan el esfuerzo físico en
rostro, brazos y piernas en tensión. Los testigos de la derecha dirigen sus
miradas hacia san Felipe a la espera del martirio. Los testigos de la izquierda
se muestran indiferentes hasta el extremo de que uno de ellos, la mujer con el
niño, dirige su mirada hacia el espectador del cuadro.
Los colores y
la distribución de la luz remarcan la angustia previa al martirio. Destacan por
contraste el rojo del ropaje del sayón de la derecha y el azul de cielo, pero
predominan el marrón, el verde, el gris y el amarillo en tonalidades oscuras.
La luz se utiliza para iluminar los rostros de los personajes y el cuerpo de
san Felipe.
Otras
características son el dibujo preciso, la pincelada pastosa y el movimiento.
El martirio de san Felipe es la pintura
más sobresaliente de la etapa de madurez de Ribera. Se reconoce la doble
influencia que recibió en su trayectoria artística: el tenebrismo de Caravaggio
y la luminosidad de los pintores venecianos, además del realismo y la
teatralidad que le son propios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario