La catedral de San Pedro de Jaca se levantó en dos fases: la primera, entre 1076 y 1082, siendo rey de Aragón Sancho I y obispo de Jaca su hermano el infante García; la segunda, entre 1104 y 1134, durante el reinado de Alfonso I el Batallador y siendo obispo de Jaca-Huesca Esteban de Zaragoza. Sin embargo, se desconoce al arquitecto que diseñó la catedral.
La catedral de San Pedro de Jaca se
levantó en estilo románico, aunque los avatares por los que ha pasado han
modificado, en parte, su estructura original y estilo arquitectónico.
La catedral presenta planta basilical de tres naves longitudinales, transepto y cabecera triabsidial. Las naves longitudinales están divididas en cinco tramos, con soportes alternos, tres pilares cruciformes con semicolumnas adosadas y dos columnas exentas, sobre los que descansan arcos fajones y formeros de medio punto. La nave central es más alta y ancha que las laterales. La nave de crucero no sobresale del muro perimetral, pero sí en altura.
La cabecera original estaba formada por tres ábsides semicirculares, el central más ancho y profundo que los laterales. De estos ábsides solo se conserva el meridional, de planta semicircular, presenta tres lienzos separados por lesenas y columnas lisas y capiteles corintios y tres niveles separados por líneas de impostas, está decorado con el ajedrezado jaqués y canecillos zoomórficos; en el lienzo central se abre un vano de medio punto abocinado. En 1790 el ábside central fue sustituido por otro más profundo, con el fin de que diese cabida al coro, que no se situó en este lugar hasta 1919. El ábside norte no se destruyó del todo, pero se modificó para formar parte de una vivienda.
La cubierta original de las naves longitudinales era de madera, la de la nave central a dos aguas y la de las naves laterales a una vertiente; sin embargo, las naves laterales se cubrieron con bóvedas de crucería estrellada en 1520-30, de estilo gótico, según diseño de Juan Segura, y, tras el incendio de 1598, la nave central se cubrió con bóveda estrellada, trazada por Juan de Bescos. Los brazos del transepto conservan las bóvedas de cañón originales. El crucero está cubierto por un cimborrio octogonal, sobre trompas, con cúpula semiesférica de ocho nervios de sección recta.
La catedral se ilumina a través de los seis pares de vanos abiertos en los muros de cierre de la nave principal y los nueve abiertos en los muros de las naves laterales.
La fachada principal de la catedral de San Pedro de Jaca es la occidental, conocida como la Magna Porta, precedida por un atrio, formado por dos crujías, que soporta la torre-campanario del siglo XV. La portada está formada por seis arcos de medio punto abocinados, que descansan en columnas, decoradas con motivos antropomórficos, vegetales y Daniel en el foso con los leones; en el tímpano aparece un crismón trinitario dentro de una orla en la que se reconocen las figuras de un penitente arrodillado ante un león, que le protege del mal, representado por un oso, una serpiente y un basilisco; el crismón cuenta con inscripciones latinas en las que se insiste en la idea de la Trinidad, del señor como principio y fin de la creación, el triunfo del bien sobre el mal y en la necesidad de encaminarse al Señor suplicando su perdón; además, el crismón cuenta con ocho brazos que terminan en remates triangulares. La arquivolta exterior está enmarcada por el ajedrezado jaqués.
Delante de la fachada meridional se construyó una lonja hacia 1600. La puerta de acceso ofrece un arco de medio punto con tímpano en el que aparecen representados san Pedro con las llaves y tiara y el toro de san Lucas y el león de san Marcos dentro de óvalo decorado con el ajedrezado jaqués; en los capiteles de las columnas se distinguen las escenas del sacrificio de Isaac y la burra de Ballam.
El claustro románico fue sustituido por otro barroco entre finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII.
Se utilizó el sillar como material de construcción.
La influencia de la catedral de San Pedro de Jaca se dejó sentir a lo largo del Camino de Santiago y en tierras de Ávila y Segovia, como se aprecia en la profusión del ajedrezado jaqués como elemento decorativo
La catedral de San Pedro de Jaca fue declarada Monumento Nacional en 1931.
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