viernes, 26 de octubre de 2018

El Expolio, de El Greco

El Greco (Candia, 1541-Toledo, 1614) inició su carrera artística pintando iconos de estilo tardobizantino; entre 1567 y 1570 se instaló en Venecia, donde estudió a Tiziano, Tintoretto y Veronés; y entre 1570 y 1577 vivió en Roma, relacionándose con el círculo del cardenal Farnesio y estudiando a Miguel Ángel. En 1577 se instaló en España, en la ciudad de Toledo, donde pintó sus mejores lienzos por encargo de la Iglesia. De entre sus obras destacan el retrato El caballero de la mano en el pecho (1579) y las de temática religiosa El Expolio (1579), El martirio de san Mauricio y la legión tebana (1582), El entierro del conde de Orgaz (1587) y La adoración de los pastores (1614).

El Greco pintó El Expolio por encargo del cabildo de la catedral de Santa María de Toledo por intervención de don Diego de Castilla, deán de la catedral. Fue su primera obra en España, pero por la disputa de un pleito interpuesto por el cabildo El Greco no terminó de cobrar por trabajo realizado hasta 1581.

El pleito vino motivado por el tratamiento dado por El Greco al tema elegido. El Expolio es el momento inicial de la Pasión, en el que Jesús de Nazaret es despojado de sus ropas antes de ser clavado en la cruz. El motivo del pleito fue que El Greco introdujo en el cuadro a la Virgen María, María Magdalena y María Cleofás, lo que no concuerda con lo narrado por los Evangelios canónicos ni con el apócrifo de Nicodemo; sin embargo, El Greco las añadió por considerar verosímil que las tres estuviesen presentes en el momento del Expolio.

El Greco: El Expolio, 1579.
Estilo: Manierismo.
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Temática: Religiosa.
Dimensiones: 285 x 173 cm.
Catedral de Santa María de Toledo, España.


Cristo aparece en el centro de la escena, los ojos están llenos de lágrimas, pero la mirada al cielo transmite dulzura y serenidad. Viste túnica roja y apoya la mano derecha en el pecho para simbolizar su devoción por Dios Padre, al que agradece haber llegado al momento de la Pasión, al de morir en la cruz para el perdón de los pecados de los hombres y su salvación.

El resto de personajes rodean a Cristo. Abajo a la izquierda las tres Marías, que expresan piedad, abajo a la derecha un sayón perfora el madero, otro sujeta la cuerda con la que apresa a Cristo, a la izquierda un hombre con armadura le flanquea, otros se agolpan detrás de él, uno señala al espectador interpelándole acerca de la escena que está observando, picas y lanzas cierran el horizonte. Las figuras llenan el espacio casi por completo en un horror vacui perfecto, apenas se ve la tierra allí donde Jesús de Nazaret la pisa y las nubes plomizas que cubren el cielo.

Las figuras se presentan alargadas, sólo la de Cristo aparece completa.

En cuanto al cromatismo llama la atención la escasez de colores. Predominan los tonos fríos y oscuros, por ello llama la atención el rojo de Cristo, el amarillo del sayón y de una de las Marías y el verde del sayón que sujeta la cuerda que apresa a Cristo. Los colores se ofrecen en una tonalidad metálica.

La luz que ilumina la escena sale de dentro del cuadro, de la túnica roja de Cristo.

La pincelada es larga y fluida.

El cuadro ofrece un mensaje de certidumbre en la fe cristiana a través de una simbología muy cuidada: el rojo de la túnica de Jesús de Nazaret transmite la idea de la Pasión que sufrió, que sea la fuente de la luz del cuadro sirve para hacer ver a Cristo como luz del mundo y que sólo se vea la tierra que pisa Jesús de Nazaret sirve para comunicar al hombre el camino correcto a seguir en la vida, el que siguió Cristo. El azul de la túnica de la Virgen María la presenta como noble, eterna y reina de los cielos.

El Expolio es un cuadro singular dentro de la producción de El Greco en España por cuanto el tema del Expolio era habitual en la cultura bizantina, pero no en la occidental, menos aún en la española. Además, fue el primer encargo que recibió El Greco en España. Manuel B. Cossío afirmó que El Expolio es el cuadro “más poético y de expresión más elevada” de El Greco y José Gudiol que es una “obra capital en la historia de la pintura europea”.

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