sábado, 13 de junio de 2015

San Martín de Frómista

La iglesia de San Martín de Tours en Frómista, más conocida por San Martín de Frómista, se terminó en 1066. La mandó construir doña Mayor, condesa de Castilla y viuda de Sancho III el Mayor, rey de Navarra. Es la única edificación que se conserva del monasterio de San Martín de Fromista. Durante los siglos se hicieron añadidos a la iglesia a la vez que el paso del tiempo deterioró su aspecto. En 1894 fue declarada Monumento Histórico Artístico. Entre 1896 y 1904 el arquitecto Manuel Aníbal Álvarez Amoroso dirigió su restauración recuperándose su aspecto original.

La iglesia de San Martín de Frómista presenta una hechura románica perfecta.
  

San Martín de Frómista exhibe un estilo románico puro. Es así porque se construyó en menos de veinte años, sin interrupciones y ajustándose al diseño original. En sus líneas y decoración se reconoce la influencia de la catedral de Jaca. Se eligió como material de construcción la piedra caliza.

Presenta planta basilical de tres naves, la central más alta y doble en anchura que las laterales. Las naves cuentan con cinco tramos, de anchura doble el tramo del transepto. Las naves finalizan en ábsides semicirculares, orientados al este, de mayor tamaño el central. El transepto no sobresale de los muros de cierre de la iglesia.

Los elementos de soporte son el muro perimetral y ocho pilares cruciformes con semicolumnas adosadas.

La fachada oeste está cerrada en las esquinas por sendas torres circulares, en su parte alta perforadas por vanos de arco de medio punto. Este tipo de torre no es propia del románico hispánico y sí del noreuropeo.

La simetría en planta es casi perfecta. Las portadas laterales la rompen: la norte coincide con el segundo tramo de la nave y la sur con el tercero. Son abocinadas de medio punto y cuentan con un guardapolvo en taqueado jaqués que descansa en una línea de imposta, que presenta el mismo motivo decorativo.

La planta de San Martín de Fromista es de tipo basilical.
  

Las naves se cubren con bóvedas de cañón divididas y reforzadas por arcos fajones que trasmiten la presión que ejercen las bóvedas a los elementos sustentantes. Al exterior la cubierta es a dos aguas en la nave central y el transepto. Los ábsides se cubren con bóvedas de horno y el crucero con una cúpula sobre cimborrio octogonal soportado por cuatro trompas y cuatro arcos torales.

Al interior del templo llega la luz natural a través de los tres vanos que hay en cada uno de los muros de las naves laterales, los cuatro del cimborrio y los siete de los ábsides, tres en el central y dos en los laterales. Los vanos son de medio punto abocinados, de doble arquivolta, la exterior de bisel y la interior de baquetón, que apea en columnas, además cuanta con un guardapolvo en el que se reconoce el taqueado jaqués, y que enlaza con una moldura de idéntico motivo que recorre el muro en horizontal.

Del exterior lo más llamativo son los muros que cierran los ábsides: el central está dividido en tres lienzos y los laterales en dos. Los lienzos están delimitados por medias columnas adosadas, que ayudan a soportar los aleros absidiales.

Del exterior de San Martín de Frómista sobresale el conjunto absidial.
  

La decoración se concentra en los capiteles de las columnas, los canecillos del exterior que soportan los aleros, la línea de imposta, los guardapolvos, las trompas del cimborrio y la portada norte. En los capiteles y las columnas se reconocen temas geométricos, historiados, vegetales y zoomórficos. La línea de imposta y los guardapolvos presentan taqueado jaqués. En los relieves de las trompas del cimborrio se representan los cuatro evangelistas. Por último, en la portada norte aparece un crismón.

Los capiteles de San Martín de Frómista soportan una decoración variada.
  

La iglesia de San Martín de Frómista es uno de los edificios más representativos del románico hispánico por su pureza de líneas y proporciones. Encontrarse en el Camino de Santiago le ha aportado una visibilidad que la ha convertido en icono del románico español.

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