La iglesia de San Martín de Tours en Frómista, más conocida por San Martín de Frómista, se terminó en
1066. La mandó construir doña Mayor, condesa de Castilla y viuda de Sancho III
el Mayor, rey de Navarra. Es la única edificación que se conserva del
monasterio de San Martín de Fromista. Durante los siglos se hicieron añadidos a
la iglesia a la vez que el paso del tiempo deterioró su aspecto. En 1894 fue declarada Monumento Histórico Artístico.
Entre 1896 y 1904 el arquitecto Manuel Aníbal Álvarez Amoroso dirigió su restauración
recuperándose su aspecto original.
La iglesia de San
Martín de Frómista presenta una hechura románica perfecta.
San Martín de
Frómista exhibe un estilo románico puro. Es así porque se construyó en menos de
veinte años, sin interrupciones y ajustándose al diseño original. En sus líneas
y decoración se reconoce la influencia de la catedral de Jaca. Se eligió como
material de construcción la piedra caliza.
Presenta
planta basilical de tres naves, la central más alta y doble en anchura que las
laterales. Las naves cuentan con cinco tramos, de anchura doble el tramo del
transepto. Las naves finalizan en ábsides semicirculares, orientados al este,
de mayor tamaño el central. El transepto no sobresale de los muros de cierre de
la iglesia.
Los elementos
de soporte son el muro perimetral y ocho pilares cruciformes con semicolumnas
adosadas.
La fachada oeste
está cerrada en las esquinas por sendas torres circulares, en su parte alta
perforadas por vanos de arco de medio punto. Este tipo de torre no es propia
del románico hispánico y sí del noreuropeo.
La simetría en
planta es casi perfecta. Las portadas laterales la rompen: la norte coincide
con el segundo tramo de la nave y la sur con el tercero. Son abocinadas de
medio punto y cuentan con un guardapolvo en taqueado jaqués que descansa en una
línea de imposta, que presenta el mismo motivo decorativo.
La planta de San
Martín de Fromista es de tipo basilical.
Las naves se
cubren con bóvedas de cañón divididas y reforzadas por arcos fajones que
trasmiten la presión que ejercen las bóvedas a los elementos sustentantes. Al
exterior la cubierta es a dos aguas en la nave central y el transepto. Los ábsides
se cubren con bóvedas de horno y el crucero con una cúpula sobre cimborrio
octogonal soportado por cuatro trompas y cuatro arcos torales.
Al interior
del templo llega la luz natural a través de los tres vanos que hay en cada uno
de los muros de las naves laterales, los cuatro del cimborrio y los siete de
los ábsides, tres en el central y dos en los laterales. Los vanos son de medio
punto abocinados, de doble arquivolta, la exterior de bisel y la interior de
baquetón, que apea en columnas, además cuanta con un guardapolvo en el que se
reconoce el taqueado jaqués, y que enlaza con una moldura de idéntico motivo
que recorre el muro en horizontal.
Del exterior
lo más llamativo son los muros que cierran los ábsides: el central está
dividido en tres lienzos y los laterales en dos. Los lienzos están delimitados
por medias columnas adosadas, que ayudan a soportar los aleros absidiales.
Del
exterior de San Martín de Frómista sobresale el conjunto absidial.
La decoración se concentra en los capiteles de las columnas, los
canecillos del exterior que soportan los aleros, la línea de imposta, los
guardapolvos, las trompas del cimborrio y la portada norte. En los capiteles y
las columnas se reconocen temas geométricos, historiados, vegetales y zoomórficos. La línea de imposta y los guardapolvos presentan taqueado
jaqués. En los relieves de las trompas del cimborrio se representan los cuatro
evangelistas. Por último, en la portada norte aparece un crismón.
Los
capiteles de San Martín de Frómista soportan una decoración variada.
La iglesia de
San Martín de Frómista es uno de los edificios más representativos del románico
hispánico por su pureza de líneas y proporciones. Encontrarse en el Camino de
Santiago le ha aportado una visibilidad que la ha convertido en icono del
románico español.
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