viernes, 20 de abril de 2018

Monasterio de San Juan de los Reyes, de Juan Guas

Juan Guas (San Pol-de-Léon, Francia, 1430-Toledo, España, 1496) se formó como arquitecto a la sombra de su padre. Está documentada su presencia en España desde 1448. Trabajó en la construcción de las catedrales del Salvador de Ávila, Santa María de Segovia y Santa María de Toledo. Entre sus grades obras hay que citar el monasterio de San Juan de los Reyes (1477) y el palacio de los duques del Infantado (1480).

El monasterio de San Juan de los Reyes es de estilo gótico isabelino.


Isabel la Católica mandó construir en 1477 el monasterio de San Juan de los Reyes en Toledo para conmemorar su victoria en la batalla de Toro (1476) sobre Alfonso V de Portugal durante la guerra civil con Juana la Beltraneja por el trono de Castilla. Isabel la Católica cedió el monasterio a la Orden de San Francisco de la Observancia. El monasterio habría de ser panteón real, pero los Reyes Católicos decidieron enterrarse en Granada tras ser reconquistada en 1492.

Juan Guas murió en 1496 sin haber terminado de construir el monasterio de San Juan de los Reyes. Luis Aguirre, García Pérez de Roxas, Enrique Egas y Antón Egas terminaron las obras en 1505. Egas Cueman se encargó de la decoración escultórica.

En la decoración del interior de la iglesia del monasterio de San Juan de los Reyes se reconoce el escudo de los Reyes Católicos sostenido por el águila de san Juan.


La iglesia es de una sola nave que se estructura en cuatro tramos, crucero y capilla mayor. Sobre el primer tramo se asienta el coro; a la nave asoman capillas laterales entre los contrafuertes; el crucero no sobresale en planta y está cubierto con un cimborrio octogonal sobre trompas; la capilla mayor es pentagonal, está elevada sobre unas gradas y tiene la misma altura que la nave. Todos los espacios están cubiertos con bóvedas estrelladas.

Se accede a través del hastial norte, a los pies de la iglesia, único acceso hasta que se abrió la portada oeste en una de las capillas laterales.

La luz llega al interior a través de las vidrieras laterales y del cimborrio.

En el interior de la iglesia la decoración es variada en sus motivos: heráldico, con el escudo de los Reyes Católicos sostenido por el águila de san Juan (aquellos que no llevan la granada son anteriores a 1492), además de las letras F e Y, de Fernando e Isabel, reyes de Aragón y de Castilla; epigráfica, de carácter conmemorativo; figurativo, con imágenes de santos y de personajes relevantes de la sociedad toledana de la época; vegetal, con hojas de vid; y el retablo de la capilla mayor.

El exterior de la iglesia es austero. Está decorado con cadenas colgantes en homenaje a los cristianos rescatados de las cárceles musulmanas del norte de África, escudos de los Reyes Católicos, yugos y flechas y estatuas de ángeles y santos.

El exterior del monasterio de San Juan de los Reyes es austero en decoración. El muro exterior del cimborrio de la iglesia está decorado con las cadenas de los cristianos liberados de las cárceles musulmanas del norte de África.


El claustro es de planta cuadrada, tiene siete tramos en cada lado y dos pisos.

La crujía baja se abre al jardín a través de arcos apuntados decorados con filigranas góticas; está cubierta con bóvedas de terceletes en las esquinas y las demás con bóveda de crucería de tipo alemán, sin clave central. Los pilares que sostienen las bóvedas y ventanales constan de núcleo cilíndrico con molduras, pedestal e imagen bajo dosel prismático; a cada pilar la corresponde un contrafuerte en el jardín.

La crujía alta se abre al jardín a través de arcos conopiales mixtilíneos y antepecho de balaustres. La cubierta es un artesonado mudéjar policromado decorado con motivos geométricos.

La decoración claustral es diversa: zoomórfica, personajes bíblicos y santos, pero destacan los relacionados con los Reyes Católicos, el yugo y las flechas, el lema Tanto monta y los leones, símbolo de la monarquía y protectores del paraíso cristiano.

El claustro del monasterio de San Juan de los Reyes tiene dos pisos; en el primero los arcos son apuntados y en el segundo conopiales mixtilíneos. Uno de los balaustres del piso superior está decorado con el escudo de los Reyes Católicos con el águila de san Juan, el yugo y las flechas.


El monasterio de San Juan de los Reyes conoció actuaciones posteriores: la escalera de acceso a la crujía alta del claustro debió hacerse entre 1526 y 1534, obra con seguridad de Alonso de Covarrubias; la portada principal del convento llevada a cabo entre 1526 y 1609 por Juan Bautista Monegro; y la restauración general terminada en 1926 que sirvió para reparar el daño perpetrado por las tropas napoleónicas y abandono tras la exclaustración debida a la desamortización de Mendizábal de 1836.

El monasterio de San Juan de los Reyes debe su relevancia artística e histórica a dos motivos: es el mejor ejemplo de gótico isabelino y en su decoración muestra el programa político y religiosos de los Reyes Católicos.

El monasterio de San Juan de los Reyes fue declarado Monumento Histórico-artístico en 1926.

viernes, 13 de abril de 2018

San Hugo en el refectorio de los cartujos, de Zurbarán


Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos, 1598-Madrid, 1664) se formó como pintor en el taller de Pedro Díaz de Villanueva. Se instaló en Llerena en 1617, en Sevilla en 1626 y en Madrid en 1658. Pintó por encargo para la Iglesia y varias órdenes religiosas ajustándose a los principios del Concilio de Trento (1545-1563) y de la Contrarreforma. Sus pinturas se caracterizan por la austeridad, el realismo, el uso de la luz para reducir las figuras a su volumen esencial, la ausencia de movimiento y el virtuosismo en el color, sobre todo en el blanco. Pintó lienzos de  diversas temáticas, pero destacó como pintor religioso. Sus mejores años transcurrieron entre 1626 y la década de los cuarenta del siglo XVII con obras como Aparición de san Pedro crucificado a san Pedro Nolasco (1629), Apoteosis de santo Tomás de Aquino (1631) y Santa Casilda (1640). Desde mediados del siglo XVII su arte se estanca y su principal mercado será América; sin embargo, de esos años es su mejor lienzo: San Hugo en el refectorio de los cartujos (1655).

Francisco de Zurbarán: San Hugo en el refectorio, 1655.
Estilo: Barroco.
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Temática: Religiosa.
Dimensiones: 268 x 318 cm.
Museo de Bellas Artes de Sevilla.


San Hugo en el refectorio de los cartujos formó parte de una serie de lienzos que encargó don Blas Domínguez, prior de la cartuja de Santa María de las Cuevas de Sevilla entre 1652 y 1657. Los otros lienzos son Virgen de la Misericordia y San Bruno y el papa Urbano II.

En San Hugo en el refectorio de los cartujos se narra el milagro que tuvo lugar en la cartuja de Grenoble en 1083. San Hugo, obispo de Grenoble, envió carne a los monjes cartujos; San Bruno y otros seis frailes discutieron acerca de la abstinencia de comer carne; mientras discutían cayeron en un profundo sueño por intervención divina, sueño que se prolongó durante cuarenta y cinco días. Un paje de san Hugo visitó la cartuja y le informó del estado de los monjes y de la presencia de carne en su menú. San Hugo se presentó en la cartuja el miércoles de ceniza, los monjes despertaron y vieron como san Hugo convirtió la carne en ceniza. Se simboliza la aceptación divina de la abstinencia.

La composición se estructura en tres planos. En el primero, san Hugo, a la derecha, encorvado, apoyado en un bastón y tocando la carne que convierte en ceniza, y su paje, en el centro de la escena. En el segundo plano, la mesa a modo de bodegón con cerámicas de Talavera de la Reina, cuchillos, escudillas y pan. En el tercer plano, san Bruno, mirando al espectador, y seis monjes, cabizbajos. Sin embargo, apenas hay profundidad.

Las figuras adolecen de estatismo, pero están bien perfiladas gracias a un dibujo nítido. Los rostros de san Bruno y los cartujos están demacrados por el ayuno.

El refectorio es austero. La única decoración es el cuadro de la pared en el que aparecen la Virgen y san Juan Bautista, protectores de la orden cartuja.

La única cesión al paisaje es la iglesia cartuja que se ve a través de un arco abierto el lado derecho de la pared del refectorio.

En cuanto al color, blancos y grises predominan sobre azules, malvas y ocres. Aparece sólo un color cálido, el rojo, en las vestimentas de la Virgen y san Juan Bautista. El tratamiento dado al color blanco, lleno de matices, evidencia el virtuosismo de Zurbarán.

San Hugo en el refectorio de los cartujos es el lienzo más sobresaliente de Zurbarán por reunir todas las características de su pintura, personalísima dentro del arte barroco español, y mostrar la vida monástica inspirada en los principios y valores de la Contrarreforma.

Por último, la localización original del lienzo fue la sacristía de la cartuja de Santa María de las Cuevas de Sevilla; la localización actual es el Museo de Bellas Artes de Sevilla.

viernes, 6 de abril de 2018

Museo de La Garrocha

El Ayuntamiento de Olot aprobó la creación del Museo Biblioteca de Olot en 1893, que abrió al público en 1905, siendo su sede el Hospicio de la localidad, edificio levantado por Ventura Rodríguez entre 1778 y 1884. El Museo Biblioteca de Olot cerró al estallar la guerra Civil española de 1936. Reabrió al público en 1943 como Museo de Arte Moderno de Olot, siendo su sede la Torre Castaños. El Ayuntamiento de Olot refundó el Patronato del Museo Biblioteca de Olot en 1979. El proyecto de crear el Museo de La Garrocha empezó a perfilarse en 1982 y se abrió al público en 1987.

El cuadro La carga (1899-1903), de Ramón Casas, es la obra más conocida del pintor modernista y del Museo de La Garrocha.


El Museo de La Garrocha presenta cinco ámbitos expositivos:
  • El siglo XVIII. El textil y la Escuela de Dibujo de Olot. La Escuela de Dibujo de Olot se inauguró en 1783, vinculada a la técnica textil de la estampación de indianas. El primer director fue Juan Carlos Panyó.
  • El paisajismo en Cataluña y la Escuela de Olot. En la segunda mitad del siglo XIX Joaquín Vayreda creó la Escuela de Olot, que sirvió para popularizar los paisajes de la comarca de La Garrocha; suyo es Retrato de perfil de un hombre (1869-1872). Otros pintores destacados fueron José Berga y Boada, Miguel Blay y José Clará.
  • El Modernismo. Destacan el pintor Ramón Casas, del que se expone la obra La carga (1899-1903), y el escultor Miguel Blay, del que se exhibe la pieza Barrenista y fundidor. Monumento a Víctor Chávarri (1903).
  • El Novecentismo. Hay que citar al escultor José Clará, autor de Desnudo femenino, Crepúsculo (1907) y al pintor Francisco Vayreda por su lienzo Frutos en flor (1923).
  • La Escuela Superior de Paisaje. La Escuela Superior de Paisaje se creó en 1934 y desapareció en 1939 para impulsar la obra de pintores destacados como Melchor Domenge. A mediados del siglo XX destacó el escultor y pintor Leoncio Quera; suya es la escultura Tétrada (1960-62).

De las esculturas de Miguel Blay que se muestran en el Museo de La Garrocha llama la atención Barrenista y fundidor. Monumento a Víctor Chávarri (1903).

viernes, 16 de marzo de 2018

Puig i Cadafalch

Josep Puig i Cadafalch (Mataró, 1867-Barcelona, 1956) es uno de los arquitectos más destacados del modernismo español de finales del siglo XIX y principios del XX. Estudió Arquitectura y Ciencias Exactas en Barcelona. Se formó como arquitecto a la sombra de Lluis Domenech i Montaner. En 1891 asumió el cargo de arquitecto municipal de Mataró. Su creación arquitectónica comenzó a tener interés a partir de la construcción de la Casa Martí (1896). Luego vinieron otros edificios modernistas hasta muy entrado el siglo XX y que le consagraron como uno de los arquitectos emblemáticos del modernismo barcelonés. Durante la Guerra Civil española (1936-1939) se exilió en París, donde dio clases de arquitectura e historia en la universidad. A su regreso a España se ocupó en restaurar edificios históricos y desde 1942 dirigió el Instituto de Estudios Catalanes.

La carrera profesional de Puig i Cadafalch pasó por las tres etapas siguientes:
  • Rosa, de 1896 a 1905.
  • Blanca, de 1906 a 1914.
  • Amarilla, de 1915 a 1929.


La Casa Coll i Regàs (1898) es una de las pocas construcciones de Puig i Cadafalch fuera de Barcelona. Se encuentra en Mataró.
  

Durante la etapa rosa (1896-1905), Puig y Cadafalch se inspiró en las casas de campo de la aristocracia catalana a las que añadió elementos de la arquitectura nórdica. A esta etapa  pertenecen edificios tan señeros como la Casa Coll i Regàs, la Casa Amatller, la Casa Macaya, la Casa Terrades o de les Punxes y el Palacio del Barón de Quadras, la primera en Mataró y las demás en Barcelona.

La Casa Coll i Regàs se levantó 1898. Cuenta con dos pisos y un ático bajo con galería corrida de arcos conopiales. Destaca el cuerpo central, un balcón sobresaliente, cubierto y con cuatro columnas salomónicas. Sobre él dos ventanas de arco conopial dentro de una estructura escalonada. La decoración de la fachada está compuesta por esgrafiados, esculturas sobre la puerta de acceso –la Filosa, de Eusebi Arnau– y ventanas, forjados y cerámica. En el interior, la sala central está iluminada con luz natural gracias a una gran vidriera.

La Casa Amatller (1900) es una de las obras más señeras de Puig i Cadafalch.
      
  
La Casa Amatller se terminó en 1900. Sus formas son las de un palacio gótico. Es un edificio de cuatro platas, la tercera es una galería corrida, y buhardilla escalonada. Se accede al edificio a través de dos puertas asimétricas enlazadas por un motivo decorativo la escultura San Jorge, de Eusebi Arnau. La fachada está decorada con un esgrafiado. El vestíbulo está pensado para la entrada de carruajes y está decorado con lámparas y vitrales.

La Casa Macaya se concluyó en 1901. La fachada está contenida entre dos torres. Aun siendo de color blanco se incluye en la etapa rosa. Presenta esgrafiados en ocre. La ornamentación se restringe al balcón corrido del primer piso o planta principal, los remates de las ventanas y una tribuna, que cuenta con columnas salomónicas, un arco geminado, azulejos azules y motivos florales. La última planta es una galería corrida. Los esgrafiados son obra de Joan Paradís, los forjados de Manuel Ballarín y la ornamentación en piedra labrada de Eusebi Arnau y Alfons Jujol. En el interior destacan el vestíbulo, decorado con esgrafiados y azulejos azules, y la escalera de acceso a la planta superior, de carácter monumental, labrada en piedra con motivos decorativos florales.

  La escalera interior de la Casa Macaya (1901) llama la atención por su carácter monumental y  decoración esgrafiada y floral.
  

La Casa Terrades o de les Punxes se construyó en 1905 con el fin de unificar tres inmuebles. Su aspecto es de un edificio salido del gótico flamenco. Cuenta con una planta baja con arcadas de medio punto de fábrica en piedra, el resto de plantas en fábrica de ladrillo rojo, la planta noble con balcones y ventanas enmarcados con columnas y con decoración en piedra y forjados y otras cuatro plantas, la penúltima una galería de arcos de medio punto. El edificio cuenta con cinco torres circulares coronadas con agujas cónicas sobre una galería de arcos de medio punto. La techumbre es a dos aguas.

La Casa Terrades o de les Punxes (1905) se inspira en el gótico flamenco.
  

El Palacio del Barón de Quadras es una reforma de un edificio anterior, llevada a término en 1906. Cuenta con dos fachadas. La principal es de inspiración plateresca, se accede a través de una gran puerta con arco festoneado, la planta noble cuenta con una tribuna corrida compuesta por arcos escarzanos, y decorada con generosidad, la segunda planta presenta cuatro ventanas góticas, la tercera es una galería de siete arcos y remata el edificio unas buhardillas. La fachada posterior cuenta con una tribuna corrida en la primera planta, que se prolonga en vertical en la parte central, además, presenta esgrafiados florales policromos. En el interior destaca la escalera, que lleva hasta la planta principal, con barandilla de piedra.

Otros edificios de la etapa rosa son la Casa Garí (1900), que acoge un teatro, Can Serra (1903), con una torre medieval en la fachada y un voladizo con cerámica vidriada, y la Casa Puig i Cadafalch (1905), con un interior laberíntico.

La fachada principal del Palacio del Baón Quadras (1906) se inspira en el plateresco.


Durante la etapa blanca (1906-1914) los edificios se definen por el idealismo racionalista, que trata de satisfacer los gustos de la alta burguesía barcelonesa. Las fachadas son de color blanco. A esta etapa pertenecen la Casa Pere Company, la Casa Muley Afid y la Casa Pich i Pon, las tres en Barcelona.

La Casa Pere Company (1911) inaugura la etapa blanca de Puig i Cadafalch.

  
La Casa Pere Company está considerada la primera de la etapa blanca. Se edificó en 1911. Es de pequeñas dimensiones. Cuenta con tres plantas, la última abuhardillada, y balcón esquinero. Sobre el balcón de la última planta aparece como elemento decorativo un esgrafiado de la Virgen de la Asunción, de Tomás Fontanals.

La Casa Muley Afid se levantó en 1911. Se organiza alrededor de una torre de tres cuerpos, el primero con una ventana, el segundo con un mirador entre columnas salomónicas de fábrica de ladrillo y el tercero dos ventanas con arco rebajado, el remate es cónico. El resto de cuerpos se organizan en entrantes y salientes. Los aleros están muy marcados. El color de la casa es el blanco y para los elementos decorativos utiliza el marrón de los ladrillos y el verde de las tejas, además hay esgrafiados sobre las ventanas y el mirador de la torre. La casa está rodeada por un jardín.

La Casa Pich i Pon se construyó en 1911. Cuenta con pisos de planta libre para que sus habitantes los puedan organizar a su conveniencia. En la decoración se combinan elementos clásicos y barrocos.

Como urbanista proyectó en 1914 el enlace de la Vía Layetana con el barrio gótico de Barcelona.

La Casa Muley Afid (1911) se estructura alrededor de una torre central.
  

La etapa amarilla (1915-1929) es monumentalista. Se inspira en la arquitectura de la antigua Roma a la vez que se introducen elementos típicos de la arquitectura tradicional andaluza y valenciana. A esta etapa pertenecen la Plaza de España de Barcelona y los Palacios de Alfonso XIII y Victoria Eugenia para la Exposición Internacional de Barcelona de 1929.

La Plaza de España de Barcelona tiene forma circular, inscrita en un hemiciclo formado por una columnata barroca y con un conjunto escultórico monumental en su centro ajardinado.

Los Palacios de Alfonso XIII y Victoria Eugenia para la Exposición Internacional de Barcelona de 1929 se construyeron entre 1918 y 1923. En verdad no son dos palacios y sí dos pabellones que se estructuran a partir de dos naves adosadas de grandes dimensiones. La planta es una retícula integrada por módulos cuadrangulares sobre columnas como únicos elementos de soporte de la cubierta. Las fachadas son ciegas y están decoradas con columnas salomónicas esgrafiadas. La iluminación es cenital, a través de claraboyas.

El Palacio de Alfonso XIII se construyó para la Exposición Universal de Barcelona de 1929.


Puig i Cadafalch también trabajó como restaurador de edificios históricos. Hay que citar la restauración que llevó a cabo en las iglesias San Juan de las Abadesas y San Miguel de Ciuxá.

Además, Puig i Cadafalch fue un brillante historiador del arte románico. Sus conocimientos están recogidos en La arquitectura románica en Cataluña (1909-1918) y La geografía y los orígenes del primer arte románico (1930).

viernes, 9 de marzo de 2018

Sepulcro de Carlos III el Noble y Leonor de Trastámara, de Johan Lome de Tournay

Johan Lome de Tournay (Tournay, ¿?-Viana, 1449) fue un escultor borgoñón que se instaló en Navarra en 1411 a petición de Carlos III el Noble. Trabajó en los Palacios de Olite y Tafalla y fue nombrado maestro mayor de la catedral de Santa María de Pamplona en 1439. Su obra maestra es el sepulcro de Carlos III el Noble y Leonor de Castilla (1419).

Johan Lome de Tournay: Sepulcro de Carlos III el Noble y Leonor de Trastámara, 1419.
Estilo: Gótico.
Técnica: Alabastro policromado, mármol y bronce.
Temática: Funeraria.
Dimensiones: 273 x 212 x 108 cm.
Catedral de Santa María, Pamplona, España.


El sepulcro de Carlos III el Noble y Leonor de Trastámara se llevó a término en el taller que Johan Lome de Tournay tenía en la villa de Olite entre 1413 y 1419. Se inició en 1413 en vida de los reyes, aunque la reina murió en 1416.

El sepulcro se ajusta al modelo de cama exenta de planta rectangular y con una reproducción de los difuntos en la parte superior en posición de yacentes. Las figuras se encuentran bajo doseles góticos. Los lados de la cama sepulcral están decorados con figuras plorantes sobre un zócalo, bajo doseles góticos, separados por columnas y rematados por pináculos. La cama está realizada en mármol y las figuras de los yacentes y de los plorantes en alabastro. Se conservan restos de policromía.

Los reyes aparecen en posición de yacentes. Se muestran en actitud serena, con los ojos abiertos y las manos en oración. De sus rasgos se deduce que fueron representados en la plenitud de sus vidas. El estudio anatómico es sobresaliente. En el rey llama la atención la nariz grande, los labios finos, las manos robustas y las arrugas y venas marcadas; viste una estameña lisa con una sobretúnica, que en su borde está decorada con una cenefa de flores de lis realizada en bronce, y capa anudada en el hombro derecho, recogida con el brazo izquierdo; a sus pies, un león. La reina está representada con una sonrisa y el cabello recogido; sus rasgos son delicados; viste con una túnica ondulada sobre los pies y sobre ella una pieza a modo de chaleco con un cordón de bronce; a sus pies dos lebreles. Rey y reina están coronados con coronas abiertas, con 16 florones, la mitad de mayor tamaño que el resto, realizadas en bronce; en tiempos estaban decoradas con perlas, hoy se ven los cabujones que las recibían.

Primer plano de Carlos III el Noble y Leonor de Trastámara.


La simbología es importante: la flor de lis representa la perfección, el león la fortaleza, el valor y el poder del rey y los perros la fidelidad de la reina hacia su esposo.

Se sabe que la cama estaba cubierta con láminas de oro. Se conservan restos de policromía en azul y rojo.

Sobre el dosel de Carlos III y alrededor de la cama se lee la inscripción siguiente: “aquí iaze sepellido el de buena memoria don karlos IIII Rey de nauarra et duc de nemoux descendiet en recta línea del emperador sant Karlos magno et de sant loys Rey de Francia Et recobro en su tempo vna grant part de villas et castillos de su regno que seyan en mano del rey de Castilla et sus tierra de Francia que seyan empachadas por los reyes de Francia et de Inglaterra Este en su tiempo ennobleció et exalco en dignidades et honnores a muchos ricos hombres Caballeros et fijos dalgo naturales suyos Et fezo muchos notables hedificis en su regno Et fue muy piadoso et misericordioso Et Regno Rey XXXVIII aynnos Et fino lo VIII dia de septebre del aynno mil cccc et XXVI”.

Sobre el dosel de Leonor de Castilla y alrededor de la cama se lee la inscripción siguiente: “aquí iaze sepellida la reyna dona Leonor infanta de castilla muger del rey don Karlos IIII qui dios perdone la qual fue muy buena reyna sabia et deuota et fino Vº dia de marco del ayno de mil cccc et XVI et rogat dios por su alma”.

Llama la atención el error de citar a Carlos III como Carlos IIII. Esto se debe a considerar a Carlo Magno como Carlos I.

Los lados de la cama del sepulcro de Carlos III el Noble y Leonor de Trastámara están decorados por 28 plorantes.
  

En los lados de la cama aparecen 28 plorantes, ocho en cada lado largo y seis en cada lado corto; son de pequeño tamaño, entre 48 y 55 cm. Se ofrecen en altorrelieve sobre un zócalo, bajo doseles góticos, separados por columnas y rematados por pináculos. Entre las figuras se sabe que están representados el obispo Martín de Zalba y su sobrino Miguel, el obispo Sánchez de Oteiza y fray Pere Deça, confesor de Leonor de Castilla. Los plorantes velan los cuerpos de los difuntos rezando o leyendo el Libro de las Horas.

Colaboraron con Johan Lome de Tournay los escultores Michel de Reims, Anequín de Sora, Vicente Hugart, Juan de Borgoña, Collin de Reims, Johan de la Garnie y el pintor Johan de Lille.

La importancia del sepulcro de Carlos III el Noble y Leonor de Trastámara se debe a ser la obra más sobresaliente de Johan Lome de Tournay, al tratamiento realista e individualizado de las expresiones de Carlos III y Leonor de Trastámara y haber servido para introducir el estilo borgoñón en Navarra y España.

viernes, 2 de marzo de 2018

Puente de Vizcaya, de Alberto de Palacio


Alberto de Palacio (Sare, Francia, 1856-Bilbao, España, 1939) se licenció como arquitecto en 1882 en la Escuela de Arquitectura de Barcelona y en 1883 estudió con Gustave Eiffel en París. A su regresó a España empezó a destacar en la arquitectura del hierro. Entre sus obras más señeras hay que citar el Palacio de cristal del Parque del Retiro de Madrid (1884), en colaboración con Ricardo Velázquez Bosco, la estación ferroviaria de Atocha (1892), en colaboración con el ingeniero Saint-James, y el Puente de Vizcaya (1893).

El Puente de Vizcaya es el símbolo de la ría de Bilbao.


El Puente de Vizcaya satisfizo la necesidad de comunicar las dos orillas de la ría de Bilbao sin interrumpir la navegación. Comunica los municipios de Portugalete y Las Arenas. Lo diseñó Alberto de Palacio en 1887, lo construyó el ingeniero francés Ferdinad Armodin a partir de 1890 con la financiación del empresario textil bilbaíno Santos López de Letona y lo inauguró Su Alteza Real la Infanta doña Isabel de Borbón en 1893. Era el primer puente colgante transbordador del mundo y se convirtió en símbolo de Bilbao y de la industrialización vizcaína.

La estructura del Puente de Vizcaya es de hierro laminado; está formada por cuatro torres de 51 m. de altura, dos en cada lado de la ría, ancladas por ocho cables de acero, cuatro en cada orilla. El tablero está fabricado en acero dulce, tiene una longitud de 160 ms. y cuelga de 70 cables de acero a una altura de 45 ms. sobre la pleamar. Del tablero pende el transbordador, que se desplaza por un carro de 36 ruedas.

El Puente de Vizcaya dejó de prestar servicio entre 1937 y 1941. En 1937 el Batallón de Ingenieros del Ejército del Norte a las órdenes del Gobierno de la II República dinamitó el puente para frenar el avance de las tropas nacionales del general Franco. En 1939 se inició la reconstrucción según proyecto del ingeniero José Juan Aracil y se reabrió en 1941.

A imitación del Puente de Vizcaya se construyeron otros que aún siguen prestando servicio; son los de Rochefort-Martrou (Francia), Newport (Reino Unido), Osten (Alemania) y La Boca-Buenos Aires (Argentina).

El Puente de Vizcaya fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2006, siendo el primer patrimonio industrial reconocido en España.

jueves, 22 de febrero de 2018

El pintor Francisco de Goya, de Vicente López Portaña

Vicente López Portaña (Valencia, 1772-Madrid, 1850) es uno de los pintores neoclásicos más destacados. Se formó en la Academia de San Carlos y estudió a Bayeu, Maella y Mengs. Hizo su carrera en la corte y llegó a ser Primer Pintor de Cámara en 1815. Pintó cuadros de temática mitológica, religiosa e histórica, pero sobresalió como retratista. Su mejor retrato y obra maestra es El pintor Francisco de Goya (1826).

Vicente López Portaña: El pintor Francisco de Goya, 1826.
Estilo: Neoclasicismo.
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Temática: Retrato.
Dimensiones: 94 x 78 cm.
Museo Nacional del Prado, Madrid, España.


Vicente López Portaña aprovechó el viaje de Goya a Madrid en 1826 para arreglar su pensión como Pintor de Cámara para retratarle. Fue su manera de rendirle homenaje. Francisco Goya aparece anciano, sentado en una butaca con las piernas cruzadas, sujetando un pincel con la mano derecha y una paleta con la izquierda; viste camisa y corbata con chorreras blancas, chaleco a rayas en tonos plata y pantalón y levita grises; mira de frente al espectador con un semblante serio. El fondo del cuadro se ofrece en negro y en tonos grises, igual que el caballete que aparece a la izquierda del cuadro, donde se lee “López a su amigo Goya”.

Cabe señalar la composición piramidal, el predominio del dibujo, el equilibrio de colores, luces y sombras, los volúmenes cuidados, que ofrecen una figura casi tangible de Goya, y la minuciosidad en los detalles, lo que sirve para ofrecer un retrato que cabe concluir se ajusta a la realidad en grado extremo.

La calidad de esta obra le sirvió a Vicente López Portaña para situarse como el retratista más valorado de Madrid y recibir numerosos encargos de la aristocracia capitalina.

El pintor Francisco de Goya es la obra maestra de Vicente López Portaña y la que le ha inmortalizado como retratista neoclásico. Sin embargo, el cuadro ha superado al pintor, siendo el lienzo más conocido que el artista. Este cuadro lleva expuesto en el Museo Nacional del Prado desde 1828.

viernes, 9 de febrero de 2018

Fachada de la Universidad de Salamanca, de Juan de Talavera

La fachada de la Universidad de Salamanca es obra de Juan de Talavera. Su construcción estuvo promovida por los Reyes Católicos, pero se llevó a término durante el reinado de Carlos V, entre 1529 y 1533. Es el mejor ejemplo de arquitectura plateresca, que se caracteriza por el uso de elementos decorativos en las fachadas de los edificios. El estilo plateresco se desarrolló en Castilla durante el primer tercio del siglo XVI siendo el primer episodio del arte renacentista en España.

La fachada de la Universidad de Salamanca se construyó entre 1529 y 1533. Es el mejor ejemplo de arquitectura plateresca.
  

La fachada de la Universidad de Salamanca es un añadido plateresco a un edificio de estilo gótico. Se ajusta al modelo de fachada-retablo; sobre la portada gótica, formada por dos arcos carpaneles separados por un mainel, se desarrolla un retablo arquitectónico que contiene un denso programa iconográfico en el que se ensalza la Monarquía hispánica y se muestra los dos caminos entre los que hay que elegir en la vida, la virtud y el pecado.

La fachada se estructura en tres pisos separados por frisos, cinco calles entre pilastras y una crestería que la corona.

El centro del primer piso lo ocupa el medallón de los Reyes Católicos: Isabel y Fernando sujetan el cetro de mando para simbolizar la unión de Castilla y Aragón; aparecen grabados en mayúsculas  los nombres de FREDINAND y ELISABETHA, acompañados por sus símbolos identificativos, el yugo y las flechas; en el medallón se lee en griego la leyenda “Los Reyes para la Universidad y ésta para los Reyes”, símbolo de unión entre la Universidad y la Monarquía. El medallón está flanqueado por dos panales decorativos a cada lado.

El medallón de los Reyes Católicos ocupa el panel central del primer piso de la fachada de la Universidad de Salamanca.
  

El panel central del segundo piso está ocupado por el escudo de Carlos V con el taisón de oro. A la derecha el águila de san Juan y a la izquierda la bicéfala de los Habsburgo. En los paneles de los extremos las efigies, una masculina y otra femenina, para unos las de Carlos V e Isabel de Portugal, para otros las de Hércules y Hebe, símbolos protectores de la Monarquía. Sobre los paneles laterales, dentro de veneras, las imágenes de Alejandro Magno y Escipión el Africano, ilustres generales de Grecia y Roma, y Jasón y Medea, amantes de la literatura.

El segundo piso de la fachada de la Universidad de Salamanca está decorado con motivos heráldicos: a la izquierda el águila bicéfala de la Casa de Habsburgo, en el centro el escudo de Carlos V y a la derecha el águila de san Juan, símbolo de España desde los primeros tiempos de la Reconquista.
  

En el centro del piso superior aparece el papa Martín V en cátedra entregando las 34 constituciones por las que se regía la Universidad de Salamanca. En el panel izquierdo aparece Venus, diosa del amor licencioso, a su izquierda su amante Marte, sobre una balanza y un casco de visera baja, y a su derecha Baco, dios del vino, coronado con una guirnalda. En el panel derecho aparece Hércules, dios de la honestidad y protector de Hispania, acompañado por los esposos Teseo, símbolo de la virtud por haber capturado un ladrón, y Fedra, símbolo de la traición por pretender el amor del hijastro en ausencia del marido.

La crestería está decorada con grutescos.

En la pilastra derecha aparece una calavera con una rana, símbolo de la lujuria y la muerte.

La decoración aumenta en tamaño desde el piso inferior al superior y disminuye en densidad con el fin de que el ojo pueda ver con la misma nitidez las imágenes de cada piso.

La rana sobre una calavera es uno de los motivos decorativos más conocidos de la fachada de la Universidad de Salamanca. Simboliza el pecado de la lujuria y la muerte.
  

La fachada de la Universidad de Salamanca debe su importancia a ser la obra más destacada del estilo plateresco, primero de los estilos renacentistas que se desarrollaron en España.