Julio González (Barcelona, 1876-París, 1942) se formó como escultor
en el taller familiar de orfebrería. En 1900 se instaló en París, donde entró en
contacto con Picasso en 1910, que le inició en el cubismo. En 1927 empezó a trabajar
en hierro influido por Brancusi y Gargallo. Entre sus mejores obras hay que
citar Mujer peinándose (1932), Mujer frente al espejo (1936), Montserrat (1937), la serie Hombre-cáctus (1940) y Cabeza
de Montserrat gritando (1942).
Julio González: Cabeza de Montserrat gritando, 1942.
Estilo:
Expresionismo.
Técnica: Bronce
fundido.
Temática: De género.
Dimensiones: 32,5 x
30,2 cm.
Museo Nacional de
Arte de Cataluña, Barcelona, España.
Cabeza de Montserrat gritando es secuela y culminación de la Monserrat que Julio González presentó en
la Exposición Internacional de París de 1937. Debería haber formado parte de Montserrat gritando, escultura de una
campesina que el autor no concluyó a tiempo antes de morir.
La cabeza de
Montserrat se presenta erguida, mira hacia el cielo, cubierta con un pañuelo
que oculta el cabello, ojos muy abiertos con iris marcado y la boca abierta
expresando un grito.
La fuerza del
grito se subraya de cuatro maneras: una mirada intensa, las comisuras aparecen
muy marcadas, la falta de piezas dentales en la mandíbula inferior y lo que
parece una quemadura en el pómulo izquierdo.
Cabeza de Montserrat gritando simboliza
el miedo del hombre frente al horror y la destrucción de la guerra y la fuerza
del campesinado catalán, que siempre fue fuente de inspiración para Julio
González.
La
trascendencia artística de Cabeza de
Montserrat gritando radica en haberse convertido en uno de los iconos del
expresionismo escultórico, al mismo nivel que El grito (1893) de Munch en pintura.
Roberta
González, hija del escultor, donó en 1972 Cabeza
de Montserrat gritando al Museo de Arte Moderno de Barcelona, hoy Museo
Nacional de Arte de Cataluña.
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