sábado, 28 de enero de 2023

El caballero de la mano en el pecho, de El Greco

El Greco (Candia, Creta, 1541-Toledo, España, 1614) inició su carrera artística pintando iconos de estilo tardobizantino; entre 1567 y 1570 vivió en Venecia, donde estudió a Tiziano, Tintoretto y Veronés, y entre 1570 y 1577 en Roma, relacionándose con el círculo del cardenal Farnesio y estudiando a Miguel Ángel. En 1577 se instaló en España, en la ciudad de Toledo, donde pintó sus mejores lienzos por encargo de la Iglesia. De entre sus obras de temática religiosa hay que citar El expolio (1579), El martirio de san Mauricio y la legión tebana (1582), El entierro del conde de Orgaz (1588) y La adoración de los pastores (1614). De entre sus retratos sobresalen Retrato de Giulio Clovio (1571), El caballero de la mano en el pecho (hacia 1580) y Retrato de un caballero anciano (1600).

El Greco: El caballero de la mano en el pecho, hacia 1580.
Estilo: Manierismo.
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Temática: Retrato.
Dimensiones: 82 x 66 cm.
Museo Nacional del Prado, Madrid, España.

  

Se tiene la casi certeza de que El Greco retrató en El caballero de la mano en el pecho a don Juan de Silva, marqués de Montemayor, notario mayor de Toledo.

El personaje aparece en el primer plano, de medio cuerpo, de frente, con la mano derecha llevada al pecho y con la izquierda empuñando una espada, aunque no se vea esta mano. Viste traje de la época, de terciopelo negro con gola y puños blancos. Además, porta una espada en plata dorada y oro repujado y un medallón plateado. El fondo es neutro en tonos grisáceos.

El retratado representa al caballero cristiano y castellano de tiempos de Felipe II. Su semblante y vestimenta son sobrios y elegantes. El gesto de llevarse la mano al corazón simboliza el juramento de fe perpetuo que está realizando y su vida ascética, que se subraya por su rostro enjuto y pálido y dedos finos.

La composición es simétrica. La línea de simetría viene marcada por el copete del cabello, la nariz y la punta de la barba. Otra línea vertical viene marcada por la espada. Las líneas diagonales se repiten en bigote, barba y gola. Las líneas curvas se aprecian en el arco de los ojos y la empuñadura de la espada.

Los focos de atención son los ojos del caballero, su mano derecha y la empuñadura de la espada.

La profundidad del cuadro es escasa.

Los colores son escasos y sobrios: blanco, encarnado, gris, oro y plata.

Los colores, la luz y la expresión del caballero buscan provocar un impacto visual y emocional en el espectador.

El caballero de la mano en el pecho es uno de los retratos más conocidos por el gran público y el más definitorio de El Greco y del manierismo español.

sábado, 21 de enero de 2023

Castillo de Coca

Don Alonso de Fonseca, obispo de Ávila y arzobispo de Sevilla, recibió en 1453 de don Juan II de Castilla permiso real para edificar el castillo de Coca. En 1473 don Alonso de Fonseca, tercer señor de Coca, encargó al maestro alarife Alí Caro la construcción del castillo, que sería residencia señorial. En 1504 el castillo pasó a ser propiedad de don Antonio Fonseca, que amplió el recinto defensivo y lo mantuvo a salvo de los ataques del marqués de Cenete y de los comuneros. En 1828 el castillo pasó a ser propiedad de la Casa de Alba. Faustino Díaz, administrador de la Casa de Alba, vendió la columnata del patio de armas. En 1928 la Dirección General de Bellas Artes declaró el castillo de Coca Monumento Histórico Nacional. En 1954 la Casa de Alba cedió el castillo por cien años menos un día al Ministerio de Agricultura, que instaló en él una Escuela de Capacitación Forestal que sigue funcionando.

Del castillo de Coca destaca la torre del homenaje.

 

El castillo se levantó en el extremo suroeste de Coca, sobre un meandro del río Voltoya. Se aprovecharon los muros sur y oeste de la muralla del siglo XII, que fueron forrados de ladrillo. Es de los pocos castillo de España que no se asienta sobre un cerro. Está rodeado por un foso de 560 m. de longitud, ancho y profundo; para la construcción del foso se aprovechó una vaguada.

El castillo de Coca se construyó en estilo gótico-mudéjar, el tapial está recubierto de ladrillo rosado y los motivos decorativos combinan lacerías y temas geométricos.

El sistema defensivo del castillo está integrado por un foso, un puente defensivo sobre este, flanqueado por dos torres almenadas, dos recintos amurallados con torreones y una puerta rejada que conduce al patio de armas.

El castillo se organiza alrededor del patio de armas. Los arcos de la galería inferior son de medio punto y de mayor altura que los de la superior, que son deprimidos rectilíneos.

El castillo de Coca se articula alrededor del patio de armas.


El castillo de Coca cuenta con cuatro torres, la del homenaje es la de más altura.

  

Sobresale la torre del homenaje. Es de planta cuadrada. Está recorrida en su interior por una escalera de caracol, levantada en ladrillo, que permite el acceso a las dependencias que alberga. Entre esas dependencias destacan la capilla y la Sala de Armas. La capilla ocupa la primera planta y contiene tallas románicas y góticas y dos tablas, Anunciación y Crucifixión, del siglo XVI. De la Sala de Armas hay que destacar los mosaicos mudéjares, la bóveda gótica y su clave, decorada con el escudo de los Fonseca.

La clave de la bóveda de la Sala de Armas está decorada con el escudo de la Casa Fonseca, cinco estrellas de siete puntas.

  

Las otras torres del castillo son las de Pedro Mata, la de la muralla y la de los peces, así llamada por su decoración de peces azules y rojos enmarcados con una imitación de ladrillos pintados sobre el muro.

El castillo cuenta con una mazmorra con óculo en el cenit de su cúpula.

Vista lateral y posterior del castillo de Coca.

sábado, 14 de enero de 2023

Museo de Cerámica de Barcelona

El Museo de Cerámica de Barcelona se fundó en 1966 a partir de los fondos procedentes del Museo Provincial de Antigüedades, el Museo de Arte y Arqueología de Barcelona, donativos de coleccionistas privados y adquisición de colecciones privadas. Su primera sede fue el Palacio Nacional de Montjuic. En 1990 el Museo de Cerámica de Barcelona se trasladó al Palacio Real de Pedralbes. 

Los fondos del Museo de Cerámica de Barcelona se organizan en tres colecciones:

  • Cerámica española. Reúne piezas de distintas culturas que se desarrollaron en la península Ibérica desde el siglo X al XIX. Se divide en las siguientes secciones:
    • Al-Ándalus (del siglo X al XV), donde se exhiben servicios de mesa, jarras ornamentales, elementos arquitectónicos y brocales de pozo.
    • Mudéjar (de los siglos XV y XVI) para la clientela cristiana. Son piezas que se caracterizan por la diversidad de motivos decorativos y el horror vacui.
    • Cerámica valenciana. Se distinguen según su procedencia:
      • Cerámica de Paterna, con servicios de mesa de la serie verde y morada (de finales del siglo XIII y XIV), la obra áspera (de los siglos XIII y XIV) y los socarrats (de los siglos XV y XVI).
      • Cerámica de Manises, destacando la que se aplica a la arquitectura, pavimentos y revestimientos murales (de finales del siglo XIV y XV) y azulejos y placas (del siglo XV).
      • Cerámica de Paterna y Manises, sobresaliendo los botes de farmacia y vajillas de la serie azul (de finales del siglo XIV y XV) y las vajillas y objetos de reflejos dorados (de finales del XIV al XVIII).
      • Cerámica de Valencia, destacando azulejos, pilas de agua bendita y servicios de mesa polícromos (de los siglos XVIII y XIX) y la manufactura de Alcora (de 1727 a 1895), fundada por el IX conde de Aranda, se especializó en objetos suntuarios y servicios de mesa de lujo.
La cerámica de Paterna se distinguió por los socarrats durante los siglos XV y XVI.


    • Cerámica aragonesa. Se distinguen tres focos de producción:
      • Teruel, con una producción especializada en complementos arquitectónicos y pilas de agua bendita (de los siglos XIV y XIX), vajillas y objetos de la serie verde y morada (de los siglos XIV, XV, XVIII y XIX) y servicios de mesa de la serie azul (del siglo XV y del siglo XVIII).
      • Muel, destacando los azulejos de arista (siglo XVI), objetos de la serie de reflejos dorados (de los siglos XVI y XVII), vajillas de la serie verde, morada y azul (del siglo XVII) y los servicios de mesa de la serie azul (de los siglos XVII y XVIII).
      • Villafeliche, con una producción especializada en platos de gran tamaño y jícaras, y como motivos decorativos las inscripciones, la alcachofa y florecillas de la serie del ramito (del siglo XVIII).
Plato seder de la serie verde y morada de la cerámica aragonesa de Teruel, siglo XV.



Talavera de la Reina fue uno de los centros de producción de la cerámica castellana. En este caso una jarra de la serie polícroma, siglo XVII.


    • Cerámica castellana. Se distinguen tres centros de producción:
      • Talavera de la Reina, con vajillas de la serie azul, tricolor y polícroma (de finales del siglo XVI a finales del siglo XVIII).
      • Puente del Arzobispo, que repitió las series talaveranas y aportó las de la cola-gallo, el pino, la pajarita y las bandas concéntricas de color beige y formas ornamentales simples (del siglo XVII al XIX).
      • Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro (de 1760 a 1808), fundada por Carlos III y convertida en arsenal durante la Guerra de la Independencia, se especializó en producciones para los palacios reales y regalos diplomáticos.
    • Cerámica catalana. Con centro de producción principal en Barcelona y secundario en Reus. Destaca la vajilla de la serie verde y morada (finales del siglo XIII y XIV), los servicios de la serie azul (siglo XV y XVI), vajillas y azulejos de las series polícromas (siglos XVII y XVIII), azulejería (de finales del siglo XVI al siglo XIX) y series azules y polícromas (del siglo XVII al XIX).
Los primeros trabajos de la cerámica catalana fueron los de la serie verde y morada. En este caso un plato del flamenco, siglo XIII.


La cerámica andaluza tuvo su centro de producción principal en Sevilla. Fue sobresaliente la serie de jarros ornamentales de la serie de montería, siglo XIX.


    • Cerámica andaluza. Con dos focos de producción:
      • Sevilla. Destacan las vajillas de la serie azul y morada y la de reflejos dorados (siglos XV y XVI), la vajilla de cuerda seca y azulejos de arista (siglo XVI), de influencia italiana y china (siglo XVIII) y jarros ornamentales y azulejos de la serie de montería (siglo XIX).
      • Úbeda. Destaca la loza de la serie tricolor (siglo XVII).
    • Cerámica extranjera. Está formada por piezas de las procedencias más dispares. Destacan los azulejos persas de Kashan (siglo XV), la porcelana china (siglos del XVII al XIX), piezas del Renacimiento italiano (siglos XV y XVI) y otras europeas de influencia oriental.
    • Cerámica contemporánea. Reúne piezas desde finales del siglo XIX en adelante y de distintos estilos:
      • Modernismo (finales del siglo XIX e inicio del XX), destacando las del taller de Antoni Serra Fiter a partir de diseños de Pablo Gargallo, Enric Casanovas y Xavier Nogués entre otros.
      • Noucentisme (años diez y veinte del siglo XX), en respuesta al Modernismo, recuperó al arte popular catalán y el clasicismo mediterráneo.
      • Orientalismo (desde el siglo XIX en adelante) muy vinculado al minimalismo, destacando Josep Llorens, Angelina Alós y Victoria de Villalonga entre muchos.
      • Cerámica de autor, que reúne obras de destacados artistas del siglo XX como Pablo Picasso, Joan Miró, Miquel Barceló, Antoni Tàpies y Eduardo Chillida.
Xavier Nogués es uno de los ceramistas más destacados del Modernismo. Este jarrón lo realizó en 1930.

 

Además, el Museo de Cerámica de Barcelona presta asesoramiento técnico y de conservación, actividades educativas y de investigación, biblioteca y servicio de publicaciones.