viernes, 1 de abril de 2016

Cruz de los Ángeles

La Cruz de los Ángeles fue donada en 808 por Alfonso II el Casto, rey de Asturias (791-842), a la iglesia de San Salvador de Oviedo, hoy desaparecida, con motivo de su consagración. Ha sido restaurada en dos ocasiones: en 1942 para reparar los desperfectos ocasionados por los sublevados durante la revolución de Asturias de 1934, que dinamitaron la Cámara Santa de la catedral de San Salvador de Oviedo, y en 1985, para restaurar el daño causado tras su robo en 1977.

Se desconoce el autor o autores. Se acepta que fueron orfebres lombardos de tradición bizantina, que por orden del emperador Carlomagno fueron al Reino de Asturias a trabajar para el rey Alfonso II el Casto. Ambos, emperador y rey, mantenían excelentes relaciones. Por el contrario, la leyenda dice que fueron dos ángeles que se aparecieron al rey Alfonso II el Casto en forma de peregrinos los que hicieron la cruz. Así se defiende en la Crónica Silense (1115) y por ello la cruz aparece representada acompañada por dos ángeles en el Códice Emilianense (976).

Anónimo: Cruz de los Ángeles, 808.
Estilo: Prerrománico asturiano.
Técnica: Mixta en madera, oro, perlas y piedras preciosas talladas.
Temática: Religiosa.
Dimensiones: 46,5 x 45,5 x 2,5 cm.
Catedral de San Salvador, Oviedo, España.


La Cruz de los Ángeles tiene forma de cruz griega patada, los brazos se ensanchan desde el centro a los extremos. Está formada por dos piezas de madera de cerezo silvestre, unidas en su intersección por un disco. Está forrada por láminas de oro sujetas a la madera con clavos de oro. El anverso está adornado con 48 piedras preciosas –ágatas, amatistas, granates, ópalos, rubíes y zafiros– en forma de cabujón. Los extremos de la parte posterior de la cruz presentan una gema rodeada por dos círculos de piedras preciosas, y en el disco central un camafeo romano de ágata rodeado por un círculo de perlas y pedrería. De entre los camafeos destacan cuatro por lo que representan: una campesina romana, la diosa Atenea, una cabeza caprina con cuerpo de serpiente y Eneas abandonando Troya. En cada brazo de la cruz hay una cajita insertada con tapa corredera que hace las veces de relicario.

En el reverso de la cruz en letras de oro se lee en latín vulgar:

“SVSCEPTVM PLACIDE MANEAT HOC IN HONORE DI OFFERT ADEFONSVS HVMILIS SERVVS XPI. HOC SIGNO TVETVR PIVS HOC SIGNO VINCITVR INIMICVS. QVISQVIS AVFERRE PRAESVNSERIT MIHI FVLMINE DIVINO INTEREAT IPSE. NISI LIBENS VBI VOLVNTAS DEDERIT MEA OPVS PERFECTVM EST IN ERA DCCCXLVI”,

que se traduce por:

“Permanezca esto en honor de Dios, hecho con complacencia. Alfonso, humilde siervo de Dios, lo ofrece. Con este signo se protege al piadoso, con este signo se vence al enemigo. Quien se atreviere a llevarme fuera de donde mi voluntad la dedicó, sea fulminado por el rayo divino. Esta obra se concluyó en la era 846 (año 808)”.

La Cruz de los Ángeles cumplió dos funciones: la de relicario, por las cajitas con tapa corredera que hay en los brazos de la cruz; y la de cruz procesional, por carecer de astil para su colocación sobre el altar, a imitación de la cruz del obispo Máximo que aparece en los mosaicos de la iglesia de San Vital de Rávena.

La trascendencia artística de la Cruz de los Ángeles radica en ser, de las que se conservan, la primera pieza de la orfebrería prerrománica asturiana.

La Cruz de los Ángeles se custodia en la Cámara Santa de la catedral de San Salvador de Oviedo.

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