jueves, 30 de enero de 2020

Santa Lucía del Trampal

La iglesia Santa Lucía del Trampal de Alcuéscar se levantó durante el siglo VII y es el único edificio visigodo que se conserva al sur del Tajo; los otros templos fueron arrasados por los musulmanes tras la invasión de la península Ibérica en 711. De época visigoda son la cabecera, el crucero, el coro y parte de la nave principal; el resto del edificio se levantó en la Baja Edad Media en estilo gótico. Tras la desamortización de Mendizábal de 1836 cayó en el abandono y la ruina siendo utilizada como establo y refugio de pastores. En la década de los ochenta del siglo XX fue puesta en valor y restaurada.

Los ábsides y el crucero de la iglesia de Santa María del Trampal es lo más interesante de lo que se conserva de época visigoda.


La iglesia de Santa Lucía del Trampal debió formar parte de un complejo conventual. De época visigoda solo se conservan la cabecera y el crucero. La cabecera ofrece tres ábsides independientes, de planta rectangular, siendo el central de mayor tamaño que los laterales (la anchura de los ábsides es de 4 m., pero la profundidad del central es de 3,20 m. y la de los laterales de 2,40 m.). Delante de los ábsides se extiende el crucero de siete tramos, que sobresale más allá de los ábsides laterales; tiene una longitud de 16 m. Esta cabecera guarda similitud con la de la iglesia de San Juan de Baños de Cerrato y se ajusta a las necesidades litúrgicas establecidas tras el IV Concilio de Toledo de 633 en el cual se estableció que los sacerdotes oficiantes comulgarían en el altar, el clero en el coro y los feligreses en la nave principal. Delante del crucero hay un coro de pequeñas dimensiones. El espacio reservado a los creyentes se divide en tres naves de cuatro tramos; la nave central tiene una anchura doble a las laterales; sin embargo, la mayor parte de este espacio se reconstruyó en la Baja Edad Media en estilo gótico. Han desaparecido cuatro habitaciones laterales.

La iglesia de Santa Lucía del Trampal de Alcuéscar presenta tres ábsides independientes  de planta rectangular y desigual tamaño.


El ábside central albergaba un altar donde se celebraba la eucaristía; los ábsides laterales hacían las veces de sagrario y sacristía.

La cubierta de los ábsides y del crucero es de bóveda de cañón; en los ábsides descansa sobre los muros perimetrales de la iglesia; en el crucero está reforzada por arcos de herradura que descansan en doce columnas, seis a cada lado del crucero; estas columnas presentan fuste de cinco tambores y cimacio.

El crucero es un pasillo estrecho con seis columnas a cada lado que sostienen una bóveda de cañón reforzada con arcos de herradura. En los extremos del crucero se abren sendos vanos que lo iluminan.


Las cubiertas al exterior son de dos aguas en los ábsides, extremos y espacios intermedios del crucero a menor altura, coro y nave principal y a cuatro vertientes en los espacios del crucero que sobresalen en altura.

Los accesos a la iglesia son dos, están enfrentados y se disponen en los muros norte y sur.

Se sabe que los espacios interiores estaban separados por cancelas y barroteras por las hendiduras que se conservan en los muros y en el suelo.

La iluminación es escasa debido a que los vanos abiertos son estrechos, abocinados y con celosía; hay un vano en cada ábside, uno en cada extremo del crucero, uno en cada uno de los tres espacios del crucero que sobresalen en altura y tres a cada lado del muro perimetral.

La decoración escultórica adorna con roleos la imposta de los arcos.

Los materiales de construcción son el sillar en las esquinas y vanos y el sillarejo y la mampostería en el resto del edificio. Se sabe que muchos de los sillares son de época romana por las inscripciones que presentan.

La iglesia de Santa Lucía del Trampal debe su importancia al hecho de ser el único templo visigodo que se conserva al sur del Tajo tras producirse la invasión musulmana del Reino visigodo en 711.

jueves, 23 de enero de 2020

Cabeza de Cristo, de Jaime Cascalls

Jaime Cascalls (¿?-Berga, 1378) es uno de los escultores más destacados de la Escuela gótica catalana. Colaboró con el maestro Aloy en las esculturas de los sepulcros del Real monasterio de Santa María de Poblet, es autor del retablo de la iglesia de Cornellá de Conflect (1345), de la estatua conocida como San Carlomagno (1345) y de Cabeza de Cristo (hacia 1352); además, fue maestro mayor de la Seo Vieja de Lérida (1361) e intervino en la portada de los Apóstoles de la catedral de Santa María de Tarragona (1375).

Jaime Cascalls: Cabeza de Cristo, hacia 1352.
Estilo: Gótico.
Técnica: Alabastro policromado.
Temática: Religiosa.
Dimensiones: 28 x 20 x 25 cm.
Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona, España.


Cabeza de Cristo presenta unas aristas irregulares en el cuello, lo que permite especular con la posibilidad de que hubiese pertenecido a un Cristo yacente de cuerpo entero ubicado en la capilla del Corpus Christi de la iglesia de San Agustín Viejo de Barcelona, como el de la iglesia de San Félix de Gerona, atribuido a Cascalls.

La pieza Cabeza de Cristo está realizada en alabastro policromado. Cristo presenta aspecto siríaco con cabello largo y ondulado, igual que la barba, ojos entornados y boca semiabierta, que deja ver los dientes, nariz afilada y pómulos marcados y fragmentos de la corona de espinas. Gotas de color rojo recorren el rostro asemejando sangre.

La escultura recoge el dolor sufrido por Cristo en la cruz y el momento exacto en el que perdió la vida. Llama la atención por su naturalismo y expresividad, consiguiendo un efectismo dramático muy depurado gracias al contraste cromático entre el alabastro y la pintura roja que imita la sangre producida por la corona de espinas.

Cabeza de Cristo pasa por ser la obra que mejor representa la etapa de madurez de Jaime Cascalls y una de las que mejor representan la plenitud de la estatuaria gótica por el fino dominio en el trabajo del alabastro y la expresividad que ofrece.

viernes, 17 de enero de 2020

Frontal de San Martín de Ix, del Taller de Seo de Urgel

Se sabe que el frontal de San Martín de Ix fue realizado hacia 1125-1150. Es, por tanto, contemporáneo del frontal de la Seo de Urgel, con el que guarda un parecido formal muy acusado, razón por la cual se atribuye su autoría al Taller de Seo de Urgel.


Taller de Seo de Urgel: Frontal de San Martín de Ix, hacia 1125-1150.
Estilo: Románico.
Técnica: Temple sobre madera de pino y hierro.
Temática: Religiosa.
Dimensiones: 90,5 x 155 x 6,5 cm.
Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona, España.


El frontal de San Martín de Ix se estructura en tres frisos verticales de igual tamaño enmarcados por una moldura de hierro.

En el friso central aparece Cristo en Maiestas Domini dentro de un doble globo-madorla formado por dos círculos secantes de influencia carolingia. Mira de frente al espectador. Aparece sentado sobre el globo superior y los pies descansan sobre el inferior y el globo terráqueo, adornado con motivos vegetales, bendice con la mano derecha a la vez que sujeta una pequeña bola, símbolo del mundo, mientras que con la izquierda sostiene un libro cerrado, porta nimbo crucífero que sobresale del globo-mandorla y viste túnica con el interior blanco y el exterior rojo y verde y manto azul. A la izquierda aparece la letra Alfa y a la derecha la letra Omega en caracteres griegos, símbolo del principio y fin de la vida y el mundo. Los círculos que componen el globo-mandorla están divididos en bandas circulares de colores azul, dorado y rojo. El fondo del globo-mandorla es de color verde y el exterior rojo adornado con flores.

El friso lateral izquierdo está dividido en cuatro recuadros. En el superior derecho se identifica a san Martín de Tours como obispo, bendiciendo con la mano derecha y portando un báculo en la izquierda. Aparece acompañado por un discípulo suyo sin identificar, igual que las parejas de apóstoles de los otros recuadros.

El friso lateral derecho también está dividido en cuatro recuadros. En el superior izquierdo aparece un apóstol con una gran llave en la mano derecha, por lo que se le identifica con san Pedro. No se ha identificado al apóstol que le acompaña. En el recuadro superior derecho aparece san Martín de Tours rompiendo en dos su túnica para dársela a un pobre, o quizá a un cautivo por llevar una cadena atada a un palo. En los recuadros inferiores aparecen dos parejas de apóstoles portando libros o papiros.

Una banda separa los recuadros superiores de los inferiores. Sobre fondo negro se lee en letras blancas la leyenda latina SOL ET LUX SANCTORUM / MANEO IN PRECLARA HONORUM, que se traduce por “El Sol y la luz de los santos, permanezca en honor preclaro”.

La moldura de hierro que enmarca el frontal se compone de cuatro bandas que ofrecen temáticas muy distintas. La superior está recorrida por una hilera de rombos unidos por los vértices, la inferior por motivos vegetales estilizados, la izquierda por siete círculos que encierran figuras de águilas y leones entre motivos vegetales y la derecha por otros siete círculos entrelazados por motivos vegetales que encierran flores y frutos.

Los aspectos formales se ajustan a las características de la pintura románica:
  • Simetría bilateral, tomando como eje la figura de Cristo.
  • Perspectiva jerárquica, que sirve para indicar la importancia de las figuras. Jesús de Nazaret por ser el fundador del cristianismo es la figura de mayor tamaño. San Martín de Tours aparece en dos recuadros. El santo y san Pedro son las figuras más cercanas a Cristo.
  • Frontalidad, geometrización, hieratismo e isocefalia de las figuras, que no manifiestan sentimiento alguno. Su canon es alargado.
  • Los paños presentan dobleces antinaturalistas y carecen de textura, no se puede saber de qué tejido están hechos.
  • La línea se impone al color, es gruesa y negra, y sirve para delimitar los contornos.
  • El color es plano. La gama es escasa –azul, blanco, dorado, negro, verde y rojo– y carente de tonalidades, pero de un fuerte impacto simbólico: el azul representa la eternidad y la nobleza, el blanco la pureza, el dorado la Gloria, el verde la esperanza y el rojo la Pasión. El negro no cumple una función simbólica.
  • La luz es inexistente.
  • No hay espacio, el fondo es plano.
  • La decoración es escasa, sólo unas pocas cenefas en el fondo de cada registro.

La técnica utilizada ha sido el temple sobre tabla de pino enyesada y policromada al fresco, y al secco para precisar los detalles. Todo enmarcado por bandas de hierro.

El frontal de San Martín de Ix entró a formar parte de los fondos del Museo Nacional de Arte de Cataluña en 1889, procedente de la colección particular de Eduardo Bosch i Barrau.

viernes, 10 de enero de 2020

Museo Cerralbo

Enrique Aguilera y Gamboa, XVII marqués de Cerralbo, (Madrid, 1845-1922), fue arqueólogo y coleccionista. A su muerte, donó al Reino de España sus colecciones a condición de que se mantuviesen “siempre reunidas (…) para el estudio de los aficionados a la ciencia y al arte”. El Reino de España aceptó la herencia del XVII marqués de Cerralbo por las Reales Órdenes de 10 de abril y 24 de septiembre de 1924 naciendo el Museo Cerralbo en Madrid.

El XVII marqués de Cerralbo adquirió más de 50.000 piezas de arte y arqueológicas en sus viajes por España, Europa y Asia y en las ferias de arte y coleccionismo celebradas en París.
  
Uno de los lienzos más célebres del Museo Cerralbo es San Francisco en éxtasis (1600-1605), de El Greco.


Los fondos del Museo Cerralbo se organizan en catorce secciones:
  • Armería. Contiene piezas de procedentes de Europa, América, Asia y Oceanía. Se muestran armas de fuego desde el siglo XVI al XIX. Las piezas más destacadas son las armaduras de guerra del Japón del siglo XVIII pertenecientes a samuráis.
  • Arqueología. Reúne piezas desde la Edad del Bronce hasta la Edad Media, con atención especial a las culturas mediterráneas. Destacan las cerámicas campaniformes tipo Ciempozuelos de la Edad del Bronce, cerámicas griegas de figuras rojas y de figuras negras, la Diana Cazadora procedente del yacimiento arqueológico romano de Clunia (Burgos) y restos de la iglesia prerrománica asturiana de San Miguel de Lillo.
  • Cerámica. Piezas de todo tipo comprendidas entre la Edad Media y el siglo XIX. Procedentes de las fábricas más célebres de España y Europa, desde las de Manises y Talavera hasta las de Sèvres, Wedgwood y Meissen, pero también de China y Japón.

De Mariano Salvador Maella es el dibujo Iugurta ante Mario datado entre finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX.
  
  • Dibujos. Proceden de las escuelas española, francesa, italiana, holandesa y flamenca. Destacan los dibujos de Lucca Cambiasso, del siglo XVI, los de Pablo Decker, del XVII, los de Goya y Mariano Salvador Maella, del XVIII, y los de Máximo Juderías, del XIX.
  • Estampas. Abundan los grabados españoles, franceses, italianos y holandeses y los de temática arquitectónica, vistas de ciudades y religiosos.

La estampa Estudio de desnudo (1801) es de José López Enguídanos.

  
  • Escultura. Las piezas que se exhiben son de gusto ecléctico. Abundan los retratos, representaciones mitológicas y las tallas religiosas.
  • Fotografías. Se fechan entre 1855 y 1922. Se muestran negativos sobre placa de vidrio y positivos en papel. Se distinguen cuatro temáticas: fotografía familiar, de viajes, política y científico-arqueológica.
  • Libros. Reúne desde incunables del siglo XV hasta libros impresos a principios del siglo XIX. Abundan los propios de las especialidades de las que el XVII marqués de Cerralbo fue estudioso, numismática, historia del arte y arqueología.
  • Medallas. Las medallas conmemorativas más antiguas que se conservan son del siglo XVI.
  • Mobiliario. Se exhibe mobiliario de todo tipo, arcones, chimeneas, escritorios, espejos, lámparas, mesas, sillas, sillones, sofás, vitrinas y otros muebles.
  • Monedas. El XVII marqués de Cerralbo coleccionó más de 23.000 monedas. Las hay griegas, púnicas y romanas, bizantinas, merovingias, carolingias, de los reinos cristianos españoles, andalusíes y monedas modernas y contemporáneas europeas, americanas, asiáticas y africanas.
  • Pintura. Predominan las pinturas de contenido religioso, bodegones y retratos. Cabe citar San Francisco en éxtasis, de El Greco, del siglo XVI, Santo Domingo en Soriano, de Pereda, del XVII, y cuadros de Mariano Salvador Maella, Miguel Jacinto y Antonio González Velázquez, del XIX.
  • Relojes. Los hay de muy diversas tipologías, aunque todos son ingleses y franceses, de los siglos XVIII al XX.
  • Tapices. Los hay de los siglos XVI y XVII. Destacan los de temática heráldica.