viernes, 27 de noviembre de 2015

Magdalena penitente, de Pedro de Mena

Pedro de Mena (Granada, 1628-Málaga, 1688) se inició como escultor en el taller de su padre Alonso de Mena, en 1652 entró en el taller de Alonso Cano y en 1658 abrió su taller en Málaga. En 1663 fue nombrado escultor de la catedral de Santa María de Toledo y viajó a Madrid para atender encargos. Llegó a ser uno de los grandes maestros de la escuela andaluza de escultura barroca, que se caracterizó por sus líneas clasicistas y la contención del dramatismo. Su obra maestra es Magdalena penitente (1664).

En 1663 la Casa Profesa de la Compañía de Jesús de Madrid encargó a Pedro de Mena una escultura de María Magdalena que se ajustase a los valores del Concilio de Trento (1545-1563) y de la Contrarreforma. Pedro de Mena presenta a María Magdalena como una prostituta joven, arrepentida de sus pecados y penitente.

Magdalena penitente es una escultura de tamaño natural. Su perfil es hebreo, cabello sobre los hombros, largo hasta las caderas. El vestido es un sayal de hoja de palma entrecruzada, anudado a la cintura con una cuerda, largo hasta los tobillos. Los pies aparecen descalzos, el izquierdo adelantado para manifestar la acción de andar.


Pedro de Mena: Magdalena penitente, 1664.
Estilo: Barroco.
Técnica: madera policromada.
Temática: Religiosa.
Dimensiones: 171 cm. x 52 cm. x 61cm.
Museo Nacional Colegio de San Gregorio, Valladolid, España.


Pedro de Mena a través de su Magdalena penitente pretende exacerbar la fe católica de quien la contempla y moverle a practicar la penitencia como medio para expiar los pecados y tener fe en la redención a través de la muerte de Jesús en la cruz. Para conseguirlo representa el dolor de María Magdalena por una vida de pecado a través de la frente arrugada, la boca entreabierta, los labios resecos, los ojos enrojecidos de tanto llorar, la mirada triste y la mano derecha en el pecho. Su fe en la expiación de los pecados se manifiesta inclinando la cabeza y dirigiendo la mirada hacia el crucifijo, símbolo de la redención. La práctica de la penitencia se muestra mediante los pies descalzos, y es el medio para hacerse perdonar.

El uso de colores ocres, pardos y marrones rojizos refuerza la sobriedad de la escultura y la espiritualidad y misticismo que se quiere transmitir al espectador.

Pedro de Mena con Magdalena penitente creó un modelo devocional nuevo, el del arrepentimiento, que desde entonces fue imitado, por ejemplo le sirvió de inspiración a Luis Salvador Carmona en la realización de su Santa María Egipciaca del segundo tercio del siglo XVIII. Esto eleva a Magdalena penitente a obra maestra de la escultura española y barroca.

La fuerza expresiva de Magdalena penitente se concentra en el rostro.


La Magdalena penitente de Pedro de Mena pasó por distintos emplazamientos: la Casa Profesa de la Compañía de Jesús de Madrid de 1664 a 1767, el Oratorio de San Felipe Neri de Madrid hasta 1836, el convento de las Salesas Reales de Madrid hasta 1870, el Museo de la Trinidad hasta 1921 y el Museo del Prado hasta 1933. Desde entonces se encuentra en el Museo Nacional Colegio de San Gregorio de Valladolid.

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