domingo, 11 de octubre de 2015

Virgen de la leche, de Luis de Morales

Luis de Morales (Badajoz, 1510-1586) se formó como pintor en Sevilla e Italia, pero desarrolló su carrera profesional en Extremadura. Se vio influido por Rafael, Leonardo, Parmigianino y la escuela flamenca. Sus pinturas son manieristas, y se distinguen por la idealización de unos personajes que se someten a un canon alargado. Sus cuadros se ajustan a los principios del Concilio de Trento (1545-1563) y de la Contrarreforma. Sus obras más importantes son de carácter religioso; las más destacadas son Virgen del pajarito (1546), Sagrada Familia (hacia 1554-60) y Virgen de la leche (hacia 1565).

Luis de Morales: Virgen de la leche, hacia 1565.
Estilo: Manierismo.
Técnica: Óleo sobre tabla.
Temática: Religiosa.
Dimensiones: 84 x 64 cm.
Museo Nacional del Prado, Madrid, España.


Virgen de la leche obedece a la iconografía cristiana de la Galactotrofusa o Virgen dando el pecho al Niño, si bien, por el recato contrarreformista no se muestran los senos de la Virgen.

La luz se centra en las figuras de la Virgen y el Niño, que destacan sobre un fondo negro plano que anula cualquier referencia temporal y espacial.

La Virgen aparece sentada sobre un banco de piedra. Se la representa joven y bella; es una belleza delicada que acusa la influencia de Rafael: rostro ovalado, frente ancha, cejas finas, ojos abultados, nariz y boca pequeña, barbilla puntiaguda, tez pálida y cabello rubio. Viste velo transparente, túnica roja, símbolo de la Pasión que le espera al Niño, y manto azul, símbolo de su nobleza y eternidad.

El Niño viste un paño blanco, símbolo de pureza, que no le cubre brazos y piernas.

Luis de Morales busca exaltar en el espectador la devoción hacia la Virgen como madre de Dios. Lo consigue con una escena íntima entre la Virgen y el Niño; la Virgen tiene los párpados caídos y ofrece una expresión contenida y serena consciente de la futura Pasión que vivirá su hijo. El Niño responde mirando a la Virgen y buscado sus pechos para alimentarse.

La gama cromática es reducida; sobre el fondo negro destaca los colores azul, blanco, dorado, encarnado y rojo. Los colores se presentan en tonos casi metálicos.

Luis de Morales muestra su virtuosismo al pintar a la Virgen con un velo transparente apenas perceptible, a la Virgen y al Niño con melena en la que se distingue cada cabello y un sfumato leonardesco que difumina los contornos de una manera suave.

Luis de Morales creó con Virgen de la leche un icono devocional que se ajustó a los valores contrarreformistas y que sirvió para despertar el sentimiento mariano entre la sociedad española desde el último tercio del siglo XVI.

Virgen de la leche se exhibe en el Museo Nacional del Prado desde 1915 por legación de don Pablo Bosch.

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