sábado, 27 de abril de 2024

Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, de Murillo

Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617-1682) es uno de los pintores más sobresalientes de la pintura barroca española. Se formó en el taller de Juan del Castillo. No se sabe que viajase al extranjero, pero fue un gran conocedor de las pinturas flamenca y veneciana. Sus primeras obras son tenebristas, pero evolucionó hacia una pintura suave de gusto burgués y aristocrático. Alcanzó celebridad gracias a las pinturas religiosas, caso de La Sagrada Familia del pajarito (hacia 1650), Santa Ana enseñando a leer a la Virgen (hacia 1655) e Inmaculada Concepción de L’Ermitage de San Petersburgo (1680), y costumbrista, caso de Dos niños comiendo melón y uvas (1650) y Mujeres en la ventana (1665-1675).

Bartolomé Esteban Murillo: Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, hacia 1655.
Estilo: Barroco.
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Temática: Religiosa.
Dimensiones: 219 x 165 cm.
Museo Nacional del Prado, Madrid, España.

  

Murillo supo reunir en Santa Ana enseñando a leer a la Virgen tres temáticas de gusto barroco, muy estimadas en la sociedad sevillana del siglo XVII: la devocional, la infantil y el bodegón. La devocional la protagonizan santa Ana, la Virgen María y los ángeles; la infantil solo la Virgen María y el bodegón el cesto de labor, que aparece en el extremo inferior izquierdo. Santa Ana dejó sus labores de costurera para enseñar a leer a su hija la Virgen María, que se detienen en la lectura de la Biblia para escuchar las explicaciones de su madre acerca del pasaje leído; dos ángeles se disponen a coronar a la Virgen María con una corona de flores; la escena se desarrolla en un marco arquitectónico clásico, que dejaría ver un paisaje, que ha sido sustituido por un rompimiento de gloria.

La escena se estructura sobre una línea diagonal descendente de izquierda a derecha, que separa el espacio terrenal, ocupado por santa Ana, la Virgen María y el cesto de labor, y el espacio celestial en rompimiento de gloria con los ángeles niños.

Murillo quería dar una sensación de cercanía de santa Ana y la Virgen María con el fin de que el espectador se identificase con ellas. Lo consiguió creando una escena familiar e inspirándose en modelos de la calle para representarlas, vistiéndolas con indumentarias de la época, pero diferenciándolas, a santa Ana la representa como a una mujer humilde y a la Virgen María como a una niña de la aristocracia.

El cuadro ofrece mensajes simbólicos: en la vestimenta de santa Ana predominan los tonos terrosos, asociados a la madurez, en la indumentaria de la Virgen María los tonos jacinto y celeste, que simbolizan la pureza, la nobleza, la eternidad y que está llamada a ser la reina de los cielos.

La luz procede del exterior del cuadro, cae en diagonal desde la parte superior izquierda. Así, la Virgen María es quien recibe más luz, lo que sirve para indicar al espectador que es la figura más importante de la escena.

El virtuosismo de Murillo se pone de manifiesto en la representación del tul de santa Ana, en la caída de sus pliegues y transparencia; lo consiguió mediante pinceladas ligeras.

Santa Ana enseñando a leer a la Virgen debe su importancia artística a ser una de las primeras obras y más representativas de la etapa de plenitud barroca de Murillo, que se abrió en 1655 y se prolongó hasta 1678, dejando atrás el tenebrismo. Además, encaja con el propósito contrarreformista de ensalzar la figura de la Virgen María como la elegida para ser la madre de Dios y, por ello, personificar todas las virtudes que habría de reunir una mujer, esposa y madre.

sábado, 20 de abril de 2024

Monasterio de Santa María de Carracedo

El monasterio de Santa María de Carracedo se construyó en los estilos románico, gótico y neoclásico. Su origen data de finales del siglo X. En 990 el rey Bermudo II de León donó tierras particulares con el fin de que sirviesen de refugio a los monjes que huían de las razzias de Almanzor. En esas tierras se levantó el monasterio de San Salvador, del que nada se conserva. En 1138 la infanta doña Sancha, hermana del rey Alfonso VII de León y Castilla, restauró el monasterio de San Salvador y lo cedió al abad Florencio y a los monjes del cenobio de Santa Marina de Valverde de Corullón. En 1203 la congregación del monasterio de San Salvador abandonó la Orden de San Benito e ingresó en la del Císter. El monasterio de San Salvador pasó a llamarse de Santa María de Carracedo. Durante el siglo XIII la influencia del monasterio creció gracias a las importantes donaciones de nobles y a la gestión eficiente de sus recursos. Por el contrario, el siglo XIV fue de crisis para el monasterio por la relajación espiritual dentro de la Orden del Císter, la crisis económica provocada por la mala gestión de los abades comendatarios y la cesión de bienes a la familia García Rodríguez de Valcarce a cambio de protección. En el siglo XVI el estado de cosas cambió; en 1505 el monasterio de Santa María de Carracedo se adhirió a la Congregación Cisterciense de Castilla, núcleo de la reforma del Císter hispano. El monasterio conoció su Siglo de Oro, que se prolongó hasta el siglo XVIII y que se concretó en una proliferación de construcciones. Como consecuencia de la desamortización de Mendizábal de 1835 el monasterio fue víctima del saqueo. En 1928 el monasterio de Santa María de Carracedo fue declarado Monumento Nacional. En los años sesenta del siglo XX se iniciaron las obras de restauración, que conocieron una segunda fase  a partir de 1988.

El monasterio de Santa María de Carracedo se ha construido en los estilos románico, gótico y neoclásico.


De entre las dependencias del monasterio de Santa María de Carracedo destacan el claustro Reglar, el Oratorio del Abad, la Cocina de la Reina, el Mirador de la Reina, la sala capitular, la iglesia y el antiguo refectorio.

Se han perdido las pandas norte y este del monasterio de Santa María de Carracedo.

   

El claustro Reglar se construyó a mediados del siglo XVI en estilo gótico tardío. De sus cuatro alas se conservan en parte la sur o del refectorio y la oeste. Cada ala contaba con seis arcos. Se conservan bóvedas de terceletes en fábrica de ladrillo con enjarjes de piedra, que se apoyan en ménsulas y arcos de medio punto y apuntados sobre pequeños capiteles de bolas. El centro del patio claustral estuvo ocupado por una fuente a la que llegaba el agua por una tubería de sillería.

El monasterio de Santa María de Carracedo presenta bóvedas de terceletes en fábrica de ladrillo en las galerías del claustro Reglar.

  

El Oratorio del Abad fue construido en el segundo tercio del siglo XIII en estilo románico. Es una sala de planta cuadrangular cubierta por bóveda de crucería. En la clave de la bóveda aparece la Virgen rodeada por el tetramorfos. El Oratorio del Abad fue utilizado finalmente como archivo.


Una de las dependencias más destacadas del monasterio de Santa María de Carracedo es el Oratorio del Abad, en su clave aparece la Virgen y el tetramorfos.

  

En uno de los laterales del Oratorio del Abad se abre la puerta de la Dormición de la Virgen que da acceso a la Cocina de la Reina. El tímpano acoge la escena de la Dormición de la Virgen: el alma de la Virgen es recibida por le Padre coronado como rey y rodeado por los doce apóstoles. La escena está enmarcada por una arquivolta en la que aparecen cinco ángeles músicos.


Uno de los conjuntos escultóricos más llamativos del monasterio de Santa María de Carracedo es el tímpano de acceso a la Cocina de la Reina, ocupado por la escena de la Dormición de la Virgen.

 

La Cocina de la Reina fue construida entre el segundo tercio del siglo XIII y la primera mitad del siglo XIV en estilo gótico. Es una sala de planta cuadrangular. La cubierta está fabricada en madera con bóveda central ochavada. La cubierta se sostiene en arcos apuntados que descansan sobre cuatro columnas corintias que apoyan en altos plintos. La cubierta está decorada con dragones y escudos. Recibe la luz a través de óculos con tracería de tréboles y ventanas geminadas de arcos de medio punto sobre columnillas corintias.

El Mirador de la Reina se abre en uno de los lados de la Cocina de la Reina. Consta de tres arcos peraltados: el central apuntado apoya en finas columnas corintias y su luz es mitad que la de los arcos de medio punto que lo flanquean. Al Mirador de la Reina se accede a través de una puerta en arco de medio punto.


El exterior del Mirador de la Reina del monasterio de Santa María de Carracedo presenta un arco apuntado entre dos de medio punto, los tres arcos aparecen peraltados.


La sala capitular se construyó entre finales del siglo XII y el primer tercio del siglo XIII en estilo románico. A ella se accede a través de una portada de arquerías abocinadas que apoyan en columnas acodilladas con capiteles vegetales. Es de planta cuadrangular; cuatro columnas la dividen en nueve espacios cubiertos con bóvedas de crucería. Los capiteles de tres columnas están adornados con motivos vegetales y uno con animales fantásticos. Las ménsulas y las claves están decoradas con temas fitomórficos, figuras de ángeles y un personaje con brazos vueltos en actitud orante. En las paredes se abren hornacinas que reciben sepulcros abaciales.


La sala capitular del monasterio de Santa María de Carracedo es de estilo románico.



Los capiteles de las columnas de la sala capitular del monasterio de Santa María de Carracedo presentan motivos vegetales y zoomórficos.


La primitiva iglesia románica fue demolida a finales del siglo XVIII. Era de tres naves con cabecera triple absidial. Se conservan elementos de la nave sur, los pies, la fachada occidental, con óculo tardorrománico, y dos estatuas-columnas tardorrománicas del abad Florencio y del rey Alfonso VII de León y Castilla.

La iglesia actual se construyó en 1796 en estilo neoclásico. Su planta es de cruz latina con una sola nave en septo y transepto y cabecera semicircular.


La primitiva iglesia del monasterio de Santa María de Carracedo era de estilo románico y la actual de neoclásica.


De la primitiva iglesia románica del monasterio de Santa María de Carracedo se conservan las estatuas-columnas en las que aparecen el abad Florencio y del rey Alfonso VII de León y Castilla.

  

El refectorio se construyó a finales del siglo XII, pero su cubierta es del siglo XVI. La cubierta es una bóveda de terceletes en fábrica de ladrillo de estilo gótico tardío. Las claves de la bóveda están pintadas con motivos florales y un águila bicéfala coronada. En la actualidad el refectorio cumple funciones de museo.

Otras dependencias de interés son el locutorio, con bóveda del siglo XIII; el panteón nobiliar de la familia García Rodríguez de Valcarce, del siglo XIV; la capilla de la portería, del siglo XIV; el claustro de la Hospedería, del siglo XVII; la cocina, del siglo XVII; y, la biblioteca, del siglo XVIII, que atesora volúmenes de los siglos XVI, XVII y XVIII.

sábado, 13 de abril de 2024

Museo de Salamanca

El Museo de Salamanca se creó en 1835 tras la desamortización de Mendizábal y se abrió al público en 1848. Tuvo varias sedes, pero en 1948 se fijó la sede definitiva en el palacio de los Álvarez Abarca, excepto entre 1970 a 1974, años durante los cuales la sede fue la Casa de las Conchas. El Museo de Salamanca se amplió en los años ochenta del siglo XX, incorporando edificios colindantes.

Luis de Morales pintó Lamento ante Cristo muerto en 1566. Es una de las obras más valoradas del Museo de Salamanca.

  

El Museo de Salamanca cuenta con tres secciones: Bellas Artes, Arqueológica y Etnológica.

La sección de Bellas Artes agrupa fondos obtenidos después de llevada a cabo la desamortización de Mendizábal, depósitos cedidos por el Museo Nacional del Prado, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, la diócesis salmantina y artistas locales contemporáneos.

La sección de Bellas Artes se compone de elementos arquitectónicos y escultóricos de edificios desaparecidos entre los siglos XII y XVIII y de cuadros en su mayoría del siglo XVI en adelante. De entre las obras renacentistas hay que citar Lamento ante Cristo muerto (1566), de Luis de Morales; de cuadros barrocos La Natividad de la Virgen y Los desposorios de la Virgen (principios del siglo XVIII), de Juan García de Miranda; y entre las contemporáneas El segoviano (1906), de Ignacio Zuloaga y Don Miguel de Unamuno escribiendo (1930), de Juan de Echevarría.

Don Miguel de Unamuno escribiendo (1930) es una de las obras más conocidas de Juan de Echevarría y del Museo de Salamanca.

  

La sección de Arqueología reúne objetos obtenidos en las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en la provincia de Salamanca.

La sección de Etnología se basa en la colección reunida por el padre Morán y donaciones particulares. 

El Museo de Salamanca también cumple funciones de restauración, divulgación cultural, conferencias y edición de publicaciones artísticas, entre otras.