sábado, 3 de octubre de 2015

Ventura Rodríguez

Ventura Rodríguez (Ciempozuelos, 1717-Madrid, 1785) evolucionó desde el barroco al neoclasicismo.

Inició su carrera profesional siendo delineante a las órdenes de Pedro Caro Idrogo en las obras del Real Sitio de Aranjuez. En 1734 Juvara le llamó para trabajar en la construcción del Palacio Real de Madrid como delineante suyo. A la muerte de Juvara en 1736 Sachetti se hizo cargo de las obras del Palacio Real y mantuvo a Ventura Rodríguez en su puesto.

La Santa Capilla de la basílica de El Pilar de Zaragoza (1750-1765) es una de las obras más sobresalientes de Ventura Rodríguez y del barroco español.
  

Ventura Rodríguez vio reconocida su profesionalidad en 1741 cuando Felipe V le nombró Aparejador mayor de Palacio. Fue el primero de muchos nombramientos entre los que hay que destacar el de socio de mérito de la Academia de San Lucas de Roma en 1747, Arquitecto Delineador Mayor del Palacio Real en 1749, Director de Arquitectura de la Real Academia de San Fernando en 1752, Maestro Mayor de obras y fuentes del Ayuntamiento de Madrid en 1764, Supervisor de planos del Consejo de Castilla en 1766, Director de la Real Academia de San Fernando en 1766 y 1775 y Arquitecto de Su Alteza en 1781. Sin embargo, fue orillado por Carlos III, que apostó por Sabatini, su arquitecto en Nápoles, que concluyó la Puerta de Alcalá (1764) y la basílica de San Francisco el Grande (1768), ambas en Madrid, en detrimento de Ventura Rodríguez.

Hasta 1760 el estilo de Ventura Rodríguez es barroco de inspiración romana. Diseñó plantas y cúpulas elípticas e hizo uso del orden gigante y del bronce dorado. Las obras más destacables de estos años son religiosas.

La Capilla del Palacio Real de Madrid (1750-1759) de planta elíptica. Se cuentan 16 columnas de mármol de una sola pieza con capitel de estuco dorado.

La Santa Capilla de la basílica de El Pilar de Zaragoza (1750-1765) está cubierta por una cúpula elíptica que se sostiene sobre columnas corintias y un entablamento. El dorado se utilizó con profusión para decorar la cúpula.

En el Transparente de la catedral de Cuenca (1752) se utilizó bronce dorado, un recurso efectista del barroco.
  

El Transparente de la catedral de Cuenca (1752) contiene el Altar Mayor y el sepulcro de san Julián. Se utilizó jaspe, mármol y bronce dorado. Aparecen arcos truncados coronados con las imágenes de la Esperanza y la Caridad y altorrelieves con escenas de la vida de san Julián.

La iglesia de San Marcos de Madrid (1753) presenta fachada cóncava, pilastras de orden gigante y capitel compuesto, dos frontones, uno curvo y otro triangular, y cinco naves y otras tantas bóvedas elípticas.

Ventura Rodríguez utilizó la línea cóncava para dibujar la fachada de la iglesia de San Marcos de Madrid (1753).


En la decoración del interior de la iglesia del Real Monasterio de la Encarnación de Madrid (1755-1767) utilizó jaspe, mármol y bronce dorado.

Desde 1760 el estilo de Ventura Rodríguez es neoclásico. Sustituyó las formas forzadas y los excesos decorativos del barroco por elementos de la arquitectura clásica: columnas jónicas, pilastras toscanas, arcos de medio punto y frontones triangulares. En los años posteriores a 1760 hay que destacar sus edificios civiles, los mejores son palaciegos, y religiosos.

El Convento de los Agustinos Filipinos de Valladolid (1760) es de planta rectangular dividida en dos cuadrados ocupados por el claustro y la iglesia. El claustro consta de cuatro crujías de dos pisos con arcadas de medio punto entre pilastras toscanas en el primer piso y jónicas en el segundo. La iglesia es de planta central con un profundo presbiterio, coro conventual detrás del altar y cúpula con óculos y linterna. La cúpula se sostiene en ocho machones con pilastras toscanas adosadas. La fachada principal cuenta con un pórtico tetrástilo de orden toscano, cornisa y torres campanario.

El Colegio de Cirugía de Barcelona (1761) presenta una fachada de dos cuerpos con pilastras entre las que se abren ventanales rectangulares que refuerzan el ritmo horizontal. En el centro del cuerpo superior de la fachada un ventanal rematado en arco de medio punto rompe la cornisa y ocupa parte del frontón que corona la fachada.

El Palacio del infante don Luis (1765) es de estilo neoclásico.


El Palacio del infante don Luis de Bobadilla del Monte (1765) es de planta rectangular. Cuenta con tres cuerpos principales de tres alturas, dos secundarios de una altura y torreones en los extremos, de planta cuadrangular y con vanos ovalados que rompen la linealidad del trazado general. Las fachadas principales son lisas, excepto en portadas, frontones y cornisa, que cuenta con un antepecho que oculta la cubierta. La parte central está enmarcada con columnas toscanas, cuenta con un balcón con columnas jónicas, frontón semicircular y lápida conmemorativa. Las demás portadas están coronadas con frontones triangulares. Los elementos ornamentales se limitan a la parte superior y son jarrones y dos escudos de armas de Felipe V.

El Palacio de Liria de Madrid (1779) es plata rectangular. Las dos fachadas principales corresponden a los lados largos. La planta baja hace las veces de zócalo del edificio, y presenta sillar almohadillado. La planta noble cuenta con un piso de balcones y otro de ventanas. Una hilera de ventanas encubre el tejado. La fachada principal cuenta con cinco cuerpos verticales: el central es tetrástilo, se corona con una espadaña heráldica y marca el eje de simetría de la fachada; lo flanquean dos cuerpos de balcones y ventanas entre pilastras de orden gigante; otros dos cuerpos en los extremos están recorridos por dobles pilastras. En la fachada posterior la espadaña se ha sustituido por cuatro esculturas. Las fachadas laterales tienen una planta soterrada y conectan con jardines mediante escalinatas.

El cuerpo central marca el eje de simetría del Palacio de Liria (1779).


La fachada de la catedral de Pamplona (1783) presenta un pórtico soportado de cuatro pares de columnas que sostienen un frontón triangular y en los extremos dos torres cuadradas, macizas hasta la altura de la nave central y con ventanas entre columnas corintias en la parte alta.

De Ventura Rodríguez también hay que destacar el Sagrario de la catedral de Jaén (1764), la reforma del interior de la Colegiata de San Isidoro de Madrid (1769), el diseño de las fuentes de Apolo, Cibeles y Néptuno para el Salón del Prado de Madrid (1780) y el acueducto de Noáin (1782).

De las obras desaparecidas de Ventura Rodríguez hay que destacar la iglesia del Convento de los Padres Premonstratenses de Madrid, derribada por orden de José Bonaparte en 1811, y la Puerta de Atocha, derribada en 1851 para construir la estación ferroviaria de Atocha.

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