sábado, 19 de marzo de 2022

¡Aún dicen que el pescado es caro!, de Sorolla

Joaquín Sorolla (Valencia, 1863-Cercedilla, 1923) es uno de los grandes pintores españoles. Se le asocia con el impresionismo y el postimpresionismo. Inició su formación en la Escuela de Artesanos de Valencia en 1874, bajo la dirección de Cayetano Capuz. En 1879 ingresó en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos de Valencia; su profesor Gonzalo Salvá le inició en la práctica impresionista de pintar al aire libre. En 1881 amplió su formación académica con su visita al Museo del Prado, donde estudió a El Greco, Velázquez y Ribera. En 1885 viajó a Roma pensionado por la Diputación Provincial de Valencia, allí estudió el arte clásico y renacentista. Entre sus cuadros más destacados hay que citar ¡Aún dicen que el pescado es caro! (1894), Cordeleros de Jávea (1898), Triste herencia (1899), Paseo a orillas del mar (1900), Niños en la playa (1910) y la serie Regiones de España, más conocida como Visión de España (1913-1919) para The Hispanic Society de Nueva York.

Joaquín Sorolla: ¡Aún dice que el pescado es caro!, 1894.
Estilo: Impresionismo.
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Temática: Costumbrista.
Dimensiones: 151,5 x 204 cm.
Museo Nacional del Prado, Madrid, España.

  

Sorolla se inspiró en la novela Flor de mayo, de su amigo Vicente Blasco Ibáñez, para dar título a este cuadro. La tía de un pescador fallecido en el mar comenta sobre la petición de rebajar el precio del pescado que le hacen clientes de la pescadería: “¿Aún les parecía caro el pescado? ¡A duro debía costar la libra!”

El cuadro llama la atención por el naturalismo típico de los primeros años de la carrera profesional de Sorolla.

En la escena se representan a tres pescadores en la bodega de un barco, los dos más veteranos atienden al tercero y más joven, que ha sido víctima de un accidente; el pescador de la derecha trata de incorporar al pescador más joven, mientras el de la izquierda trata de ajustarle un vendaje; el pescador joven se ofrece desvanecido, con el torso desnudo. Alrededor de los pescadores hay una gran cantidad de objetos y herramientas de pesca y un cuenco con peces.

La composición se presenta desequilibrada de una manera intencionada. Los personajes ocupan el primer plano, escorados hacia la derecha, con el fin de dar más profundidad a la composición y permitir su iluminación desde el lado izquierdo.

El dibujo permite definir las figuras de los pescadores; sin embargo, en el resto del cuadro las pinceladas son sueltas y el color se impone al dibujo.

La paleta de colores es escasa –azul, ocre y verde– con predominio de tonalidades oscuras, excepto en aquellas partes donde la luz incide de una manera directa.

La luz entra del lado izquierdo, donde se sitúa la escotilla de la barca, lo que permite un contraste de luces y sombras muy acusado.

La expresividad de los personajes está muy cuidada; la de los pescadores mayores refleja la preocupación por el estado de salud del joven y es premonitoria del desenlace fatal que le espera.

Sorolla con ¡Aún dicen que el pescado es caro! ganó una medalla de Primera Clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1895. En aquel entonces los cuadros de denuncia social eran del gusto de críticos de arte y académicos. Sorolla denunció la precariedad de las condiciones en las que trabajaban los pescadores.

¡Aún dicen que el pescado es caro! es una de las obras más destacadas del realismo social de Sorolla junto con ¡Otra Margarita! (1892), Trata de blancas (1895) y Triste herencia (1899).

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