Diego Velázquez (Sevilla,
1599-Madrid, 1660) es el pintor barroco español más universal. Se formó en
Sevilla a la sombra de Herrera el Viejo y Francisco Pacheco. En 1623 se instaló
en Madrid y fue nombrado pintor de cámara de Felipe IV. Viajó a Italia en dos
ocasiones (1629 y 1649). Pintó cuadros costumbristas, históricos, de paisajes,
religiosos, retratos, mitológicos y de desnudo, la Venus del espejo
(1647-1651) combina estos dos últimos géneros. El rey Felipe IV le nombró caballero
de la Orden de Santiago (1658).
Diego Velázquez: Venus
del espejo, 1647-1651.
Estilo: Barroco.
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Temática: Desnudo y mitológico.
Dimensiones: 122 x 177 cm.
National Gallery, Londres, Reino Unido.
Venus, diosa del amor, la belleza y la
fertilidad, aparece desnuda en su cama, acostada sobre el lado derecho,
dispuesta de derecha a izquierda, dando la espalda al espectador, con el
cabello recogido y con el brazo derecho doblado para recibir la cabeza, se mira
en un espejo que sostiene su hijo Cupido, dios del amor; en el espejo aparece
reflejado su rostro, pero difuminado. Cupido se ofrece desnudo y con alas de
ángel, adornado con una banda celeste que le cruza el pecho y la espalda y
otras fucsia, que cuelgan de sus brazos y sobre el marco del espejo, se
encuentra en la cama con la rodilla izquierda apoyada sobre esta y la derecha
doblada. La cama se cubre con una sábana blanca y otra gris y parte del fondo
de la estancia con una cortina carmesí, que deja ver la pared ocre.
La composición guarda un equilibrio
entre la disposición diagonal de Venus y la vertical de Cupido, el espejo y el
cortinaje.
El dibujo es nítido, con los contornos
perfilados, excepto en el rostro de Venus, lo que demuestra el dominio perfecto
que Velázquez tenía de la perspectiva aérea.
La pincelada es suelta.
La luz es abundante y cálida y sirve
para reforzar el blanco marfileño del cuerpo de Venus.
La paleta de colores es escasa; se
reduce a blanco, gris, ocre y rojo.
Velázquez fue original al mostrar a
Venus con cabello oscuro y un cuerpo bello que contrasta con un rostro vulgar,
pues su intención era hacer reflexionar al espectador acerca de la belleza
caduca, la vanidad y la verdad.
Velázquez se inspiró en la Venus dormida (1510), de Giorgone, y en la
Venus de Ufizzi (1538), de Tiziano, pero, al
contrario que estos, dispuso a Venus dando la espalda al espectador. Ello se
explica porque en la España del Siglo de Oro imperaba el espíritu
contrarreformista, que hacía ver el desnudo femenino como algo pecaminoso; tuvo
como consecuencia que los cuadros de desnudos fuesen pocos y que solo
apareciesen en colecciones reales y nobiliarias. Sin embargo, Velázquez abrió
el camino a pintores posteriores que se atrevieron a pintar el desnudo femenino
sin ninguna limitación, caso de Goya en la Maja
desnuda (antes de 1800) y Manet en Olympia
(1865).
La Venus
del espejo quizá la encargase Gaspar de Haro y Guzmán, marqués del Carpio,
cortesano cercano al rey Felipe IV. También pasó por las manos de Francisco
Álvarez de Toledo, X duque de Alba, y estuvo en manos de la Casa de Alba hasta
1802, cuando el rey Carlos IV ordenó a la Casa de Alba lo vendiese a Manuel de
Godoy. El cuadro fue robado durante la Guerra de Independencia (1808-1814) y
llevado a Inglaterra, donde fue comprado por John Morrit en 1813. Por último,
el Fondo de las Colecciones de Arte Nacionales la compró en 1906 para la
National Gallery. La sufragista Mary Richardson atacó el cuadro en 1914 y,
desde entonces, fue restaurado aquel año y en 1965.
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