Antonio Gaudí (Reus,
1852-Barcelona, 1926) trabajó como delineante antes de obtener el título de
arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona en
1878. Es el mejor representante del modernismo en España y por su obra original
se le considera uno de los arquitectos más sobresalientes de todos los tiempos.
Revolucionó la arquitectura al inspirarse en la naturaleza para crear nuevos
elementos arquitectónicos. La mayoría de sus obras se encuentran en la ciudad
de Barcelona; fuera realizó El Capricho, en Comillas (1883-1885), el Palacio
Episcopal de Astorga (1889-1915) y la Casa
Botines, en León (1891-1893).
Gaudí construyó la Casa Botines entre 1891 y 1893, durante su etapa neogótica (1888-1898). Contó con la colaboración
de Claudio Alsina Bonafont. El edificio debe su nombre al empresario textil
catalán afincado en León Juan Homs Botinàs; su segundo apellido derivó en
Botines. Es menos conocida como Casa Fernández y Andrés, empresarios que
continuaron con el negocio que fundó Juan Homs Botinàs. Fue reformada en 1931,
suprimiéndose el altillo de madera de la planta baja y la escalera central y se
sustituyeron los mostradores de madera por otros de mármol y cristal, y en
1953, eliminado siete de los 28 pilares del sótano. Caja España, propietaria
del edificio, lo restauró en 1996, devolviéndolo a su estado original. La
Fundación España-Duero dio un uso museístico a la Casa Botines, abriendo en
2017 el Museo Gaudí Casa Botines.
La Casa Botines se convirtió desde su construcción en
los años noventa del siglo XIX en uno de los edificios emblemáticos de la ciudad de
León y de la etapa neogótica de Gaudí.
Gaudí diseñó el plano de la Casa Botines
en 1891, las obras se llevaron a cabo durante 1892 y culminaron en 1893 con la
instalación sobre la puerta de la fachada principal de la estatua San Jorge y el dragón, diseñada por
Lorenzo Matamala.
El sistema constructivo para la Casa
Botines fue el de zanjas corridas rellenas de mampostería hormigonada, que Gaudí
utilizaba en Cataluña, pero que en León fue visto con desconfianza por temor a
que el edificio pudiese caerse.
Gaudí diseñó un edificio que diese
respuesta a los distintos usos que iba a prestar –de servicios, planta baja y
semisótano, y residencial, las cuatro platas superiores–, que tuviese en cuenta
el entorno, lo que explica que el exterior se levantase en estilo neogótico, y
que en su interior fuese cómodo y elegante ajustándose a los gustos de la
época, lo que justifica que el interior sea de estilo modernista.
La
Casa Botines presenta una planta trapezoidal, rodeada por un foso. Las cuatro
fachadas tienen longitudes distintas: la norte 35,5 m., la sur, 28,5 m., la
este 25 m. y la oeste 20 m. Cada fachada tiene
una puerta de acceso a distintas partes del edificio: la de la fachada
principal permitía acceder a la tienda y las oficinas, la posterior a esta daba
acceso al almacén y las puertas laterales llevaban a las viviendas. Las
fachadas están enmarcadas por torres esquineras de planta cilíndrica.
La Casa Botines ofrece planta trapezoidal.
La marcada disposición horizontal de las
fachadas se ve compensada con la verticalidad de las torres esquineras de
planta circular, que recorren el edificio desde la primera planta a la última y
que están rematadas por unos esbeltos pináculos; las ventanas de la última
planta que sobresalen en altura con respecto a la cornisa superior de cierre de
la fachada también dotan de verticalidad a la misma. Cada planta está marcada
por una cornisa en voladizo. Las ventanas son de hechura gótica, con tracerías
que las segmentan en varios lienzos verticales; son de mayor tamaño las de las
plantas inferiores que las de las superiores con el fin de que las viviendas
reciban más luz. Los patios interiores se escalonan en altura, lo que permite
que la luz llegue a las plantas inferiores, pero lleva a que los interiores de
cada planta sean más pequeños en superficie.
La fachada es de aspecto monumental por su impacto visual, pero rústico en su aspecto por el empleo de sillares almohadillados de distintos tamaños y pizarra
para la cubierta del edificio y de las torres esquineras.
Los motivos ornamentales más llamativos
se concentran en la puerta de entrada al edificio de la fachada principal y son
la forja metálica del intradós de la puerta de acceso, que presenta motivos
vegetales y una boca de león abierta, obra de Juan Oñós, y la estatua San Jorge y el dragón, de 2,9 m. de
altura, diseñada por el escultor Lorenzo Matamala y producida por el artesano
de la piedra Antonio Cantó.
La puerta de
acceso de la fachada principal de la Casa Botines ofrece un aspecto monumental
por sus dimensiones y por la escultura que la corona, San Jorge y el dragón, diseñada por Lorenzo Matamala. Por el
contrario, los sillares almohadillados le dan al edificio un aspecto rústico.
La distribución interior de la Casa
Botines varía en función del uso que iba a proporcionar. En el semisótano y la
planta baja, destinados a tienda y almacenes, desarrolló la planta libre,
sustituyendo los muros de carga por 28 pilares de fundición de 20 cm. de
diámetro; esta solución permitía destruir el espacio con arreglo a las
necesidades logísticas de cada momento, además de una mayor iluminación y ventilación.
Por el contrario, en las plantas destinadas a viviendas el espacio se dividió
en 96 módulos (12 en las fachadas largas y 8 en las cortas), lo que permitía
maximizar el espacio y distribuir de una manera eficiente muros, pilares,
escaleras y patios de luces; además, el techo de las viviendas descansa sobre
jacenas de hierro. La decoración y mobiliario de las viviendas eran de estilo
modernista.
Una de las innovaciones más llamativas que ofrece la
Casa Botines está en las puertas de acceso a las viviendas, que cuentan con una
doble abertura, una mayor para poder introducir el mobiliario con comodidad y
otra menor, enmarcada por la mayor, para el acceso de las personas. Además,
proporcionaban una monumentalidad a la vivienda en correspondencia a la que
ofrecía la fachada principal del edificio.
Las puertas de
entrada a las viviendas fueron una de las innovaciones más prácticas que
introdujo Gaudí en la Casa Botines.
Gaudí utilizó como materiales de
construcción el granito y la pizarra, típicos en la arquitectura leonesa, lo
que permitía adaptarse al entorno, y útiles para paliar el impacto del clima.
La Casa Botines debe su importancia a
ser uno de los edificios más representativos de la etapa neogótica de Gaudí,
presentar innovaciones en función del uso que fuese a tener cada planta del
edificio, desde la planta libre a las puertas de entrada a las viviendas y
haber establecido una relación armónica entre el exterior neogótico y el
interior modernista; además, es uno de los pocos edificios que Gaudí levantó
fuera de Barcelona.
La Casa Botines fue declarada monumento
histórico-artístico en 1969.
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