El Museo Diocesano y Catedralicio de Lugo lo fundó en 1918 el
sacerdote don Alfredo Lorenzo López con la ayuda de don Luis López Martín,
presidente de la Adoración Nocturna lucense. La primera sede del museo fue el
Seminario Mayor de Lugo, por lo cual durante muchos años no estuvo abierto al
público. Desde 1995 tiene su sede en el claustro y triforio de la catedral de
Santa María de Lugo.
El Crismón de Quiroga, de estilo paleocristiano, data del siglo V.
Es la escultura más
célebre del Museo Diocesano y Catedralicio de Lugo.
Los fondos del
Museo Diocesano y Catedralicio de Lugo se organizan en las secciones
siguientes:
- Escultura. Las esculturas en piedra más destacadas son el paleocristiano Crismón de Quiroga del siglo V, los sepulcros paleocristianos, lápidas sepulcrales visigodas, los escudos historiados (el más importante el del obispo Izquierdo del siglo XVIII), capiteles de distintas épocas y estilos y relieves (llama la atención el Misterio de la Anunciación del siglo XIII). Las esculturas en madera son muchas; destacan la imagen San Capitón, primer obispo de Lugo, del siglo XII, la talla Santiago de la parroquia de Santiago de Meilán, del siglo XVII, y las tablas de la sillería del coro del monasterio de Santa María de Meira del siglo XVII.
- Orfebrería. Reúne un centenar de piezas de oro, plata y cobre. Son cálices, campanillas, candelabros, cruces, crucifijos, custodias, incensarios, relicarios, vinajeras y otros objetos litúrgicos. Destacan las cruces de plata de Santa María de Meira y las de San Martín de Caraño y el expositor eucarístico de Santa María de Meira, obra que hizo el platero salmantino Josef Antonio Fernández en 1787.
- Cerámica. Son abundantes las piezas prerromanas, romanas y de la Real Fábrica de Sargadelos.
- Numismática. Se cuentan 2.000 monedas, desde romanas del siglo I a. C. hasta el euro. Entre las medallas abundan las de temática religiosa.
- Colección de armas. Está formada por alfanjes, carabinas, espadas, sables, revólveres y otras armas.
- Pintura. No abundan las obras de pintores españoles célebres. Destacan de la primera mitad del siglo XVIII Nuestra Señora de la Peña de Francia, de Antonio Villamar, y de finales del XVIII San Pedro, de Joaquín Canedo, del primer tercio del siglo XIX La Presentación de Jesús en el templo, de Zacarías González Velázquez, y del primer tercio del siglo XX La misa y los difuntos, de Jesús Rodríguez Corredoria.
La misa y los difuntos es obra del pintor lucense Jesús González Corredoira.
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