sábado, 12 de noviembre de 2022

San Julián de los Prados

El rey Alfonso II el Casto (791-842) impulsó la construcción de la iglesia de San Julián de los Prados, único edificio que se conserva del complejo palaciego de recreo que mandó levantar el rey una vez trasladó la capital del reino de Asturias a Oviedo. La iglesia hubo de levantarse entre 812 y 842. Por ello, pertenece a la etapa prerramiriense del arte prerrománico asturiano, que coincide con los años del reinado de Alfonso II el Casto. No se sabe quién es el autor de la obra, quizá fuese Tioda, arquitecto de Alfonso II el Casto. La iglesia se consagró a san Julián y santa Basilisa de Antioquía, el primero mártir de las persecuciones del emperador romano Diocleciano. El rey Alfonso III el Magno donó el conjunto palatino a la catedral de San Salvador de Oviedo en 896. La iglesia fue restaurada por el arqueólogo Fortunato Selgas entre 1912 y 1915 y en 1916 fue abierta la puerta sur del transepto. En 1917 fue declarada Monumento Histórico Artístico y en 1998 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

La iglesia de San Julián de los Prados la mandó construir el rey Alfonso II el Casto. Pertenece a la etapa prerramiriense del arte prerrománico asturiano.

  

San Julián de los Prados presenta pórtico de acceso cuadrado, planta basilical de tres naves de tres tramos, sendas capillas en los extremos del transepto y cabecera tripartita, plana al exterior, con tres capillas de plata cuadrangular incomunicadas; la capilla central es más estrecha que la nave central. Las naves están separadas por pilares cuadrados sobre los que apean arcos de medio punto con dovelas de ladrillo. Los arcos se apoyan en cimacios y los pilares en basas cuadradas. La nave central es más alta y ancha que las laterales; está rematada con una espadaña campanario. La separación entre la nave principal y el crucero está marcada por un iconostasio de tres arcos, el central a modo de arco de triunfo. El muro interior de la capilla central ofrece una arquería ciega que apoya en columnas y capitales de mármol.

La planta de San Julián de los Prados presenta planta basilical.

 

Se afirma que en el lado norte del transepto debió existir una tribuna regia hecha en madera desde la cual el rey seguiría el oficio religioso.

Sobre la capilla central hay una ventana tripartita que indica la existencia de una cámara del tesoro.

Los muros son macizos y presentan contrafuertes hasta media altura.

Cada espacio tiene una altura diferente.

La cubierta del pórtico, las naves y el transepto es plana hecha en madera, y la de los ábsides tiene forma de bóveda de cañón hecha en piedra y apoyadas en impostas. Al exterior es a una y dos aguas.

La iluminación del interior se consigue gracias a los vanos abiertos en el muro cabecero y aprovechando la diferencia de altura entre la nave central y las laterales. Las ventanas presentan celosías.

Los materiales de construcción empleados para la construcción de San Julián de los Prados fueron el sillarejo en lajas irregulares unidas con mortero y sillares en las esquinas y contrafuertes con el fin de dar mayor consistencia a la edificación. Muchos de los materiales fueron reaprovechados de edificios romanos y visigóticos. Para el suelo se utilizó opus signinum.


Los muros de San Julián de los Prados están decorados con pinturas murales.

  

La decoración pictórica recorre los muros de la iglesia. Están realizadas al fresco. Presenta tres registros horizontales superpuestos. Los motivos son geométricos, simulaciones arquitectónicas y cruces de la victoria. La gama de colores es reducida: negro, ocre y rojo.

La decoración escultórica se concentra en los sillares corintios y dos jambas de la capilla central, decoradas con motivos geométricos y florales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario