sábado, 17 de octubre de 2020

Piedad, de Fernando Gallego

Fernando Gallego (Salamanca hacia 1440-1507) se formó y trabajó en la Corona de Castilla y recibió la influencia de pintores italianos y flamencos. Se le clasifica dentro del estilo gótico hispano-flamenco. Solo realizó cuadros de temática religiosa entre los que hay citar Piedad (hacia 1465-1470), Virgen de la rosa (hacia 1480), Curación del ciego (1480-1490), Epifanía (1480-1490) y Cristo bendiciendo (hacia 1492).

Fernando Gallego: Piedad, hacia 1465-1470.
Estilo: Gótico.
Técnica: Mixta sobre tabla.
Temática: Religiosa.
Dimensiones: 118 x 111 cm.
Museo Nacional del Prado, Madrid, España.

  

Piedad es el primer cuadro que se conserva de Fernando Gallego. Sin embargo, se desconoce quiénes lo encargaron y dónde, pero se presume que su destino fue algún monumento funerario, dado que era costumbre en aquellos años pintar el tema de la Piedad para tal fin.

 La Piedad o Quinta angustia no es un tema de origen evangélico. Apareció en Alemania durante el siglo XIV con el fin de mostrar el dolor de la Virgen María al recibir el cuerpo sin vida de su hijo una vez descendido de la cruz.

Delante de la cruz con forma de T aparecen la Virgen María y Cristo muerto. La cruz aparece descentrada hacia la derecha. En ella no aparece la marca de los clavos, pero sí se lee “INRI”, abreviatura de Iesus Nazarenus Rex Iudiorum, es decir, Jesús de Nazaret, rey de los judíos. Sin embargo, la escena de la Virgen María y Cristo muerto sí ocupan el centro del cuadro. La composición es piramidal, siendo el vértice de la pirámide la cabeza de la Virgen María.

La Virgen María sostiene sobre sus piernas el cuerpo sin vida de Cristo, además pasa la mano derecha por detrás de la cabeza y el brazo izquierdo por la cintura hasta el costado derecho de Cristo. La Virgen aparece vestida de blanco, símbolo de pureza, de rojo, símbolo de la Pasión de Cristo recién sufrida, y de azul, símbolo de nobleza, eternidad y de ser la reina de los cielos. El rostro de la Virgen María manifiesta gran dolor. Los pliegues de la túnica roja son abundantes y angulosos queriendo buscar remarcar el dramatismo de la escena.

Cristo se dispone en diagonal. Solo viste un manto de pureza transparente. Las heridas de la Pasión solo se distinguen en la frente y las llagas del pie y de la mano derechos; la herida del costado se esconde detrás de la mano de la Virgen María, pero sí se ve un hilo de sangre que cae por el costado derecho de Cristo, además de los que recorren los brazos. Subraya el dramatismo el rostro arrugado, los ojos entreabiertos y mortecinos y la palidez de la piel.

La pareja de donantes aparece a la izquierda del cuadro. Son de menor tamaño que la Virgen María y Cristo muerto al ajustarse a la perspectiva jerárquica, que impone representar en un tamaño menor a los personajes secundarios. Los dos aparecen en posición orante rezando el salmo que da comienzo con las palabras Miserere Dei, Domini, es decir, Apiádate de mí, Señor.

El paisaje recuerda a los del pintor flamenco Dirc Bouts. Sin embargo, se adapta al gusto castellano en cuanto que aparece una ciudad amurallada, que quiere representar la Jerusalén celeste, y los colores utilizados con predominio del ocre sobre un verde apagado. Además, se introducen escenas anecdóticas, como campesinos ocupados en sus tareas habituales. La vegetación es escasa.

El dibujo es minucioso y la pincelada nítida, lo que facilita la atención en el detalle.

La paleta de colores es escasa con predominio de azul, blanco, ocre, verde y rojo.

La luz llena casi todo el cuadro, aunque se concentra en el cuerpo de Cristo.

La composición piramidal de la Piedad, de Fernando Gallego, influyó en el Renacimiento posterior.

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