Francisco
Salzillo
(Murcia, 1707-1783) es el escultor de la imaginería de la Semana Santa de
Murcia. Toda su obra es de temática religiosa y casi toda de estilo barroco.
Sólo en sus últimos años hay obras que apuntan al Rococó y al Neoclasicismo.
Salzillo tomó clases de dibujo y
colorido con el presbítero dominico Manuel Sánchez; en 1727 se hizo cargo del
taller de escultura de su padre; rechazó la invitación del conde de
Floridablanca de trasladarse a Madrid para ser escultor de la Corte; en 1755 fue
nombrado Escultor Oficial del Concejo de Murcia e inspector de pintura y
escultura; en 1765 fundó la Academia Salzillo de escultura; en 1777 participó
en la fundación de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Murcia; y
en 1779 fundó y fue primer director de Escuela Patriótica de Dibujo.
La
Oración en el Huerto
(1754) es uno de los pasos procesionales de Viernes Santo
más conocidos de la Semana Santa de Murcia.
Durante la Guerra Civil española de 1936 a 1939 se perdieron
muchas de las obras de Salzillo. Para la conservación de su legado artístico se
aprobó en 1941 la creación del Museo Salzillo, que se inauguró en 1960. En el
museo se conservan algunas de sus obras más señeras, caso del Belén y los Pasos
procesionales de Viernes Santo.
Las características formales de la
escultura de Salzillo son las siguientes:
- Sólo trabajó la temática religiosa.
- Su técnica de trabajo casi en exclusiva fue la madera policromada.
- Las figuras representadas están dotadas de movimiento.
- Las esculturas están dotadas de expresividad. La fuerza expresiva de las figuras se acentúa en rostro y manos; es común que la mano izquierda esté dispuesta sobre el pecho y la derecha extendida.
- Trabajo del cabello de las esculturas a punta de cincel en estrías muy finas.
- Los ropajes presentan pliegues abundantes.
- Renuncia al dramatismo en favor de una belleza ideal.
- Dota a las figuras de espiritualidad y misticismo.
El sistema de trabajo de Salzillo era
sistemático: primero dibujaba en papel el boceto de la escultura, luego la
modelaba en arcilla, cera o yeso antes de llevarla a término en su taller. El
trabajo en el taller estaba jerarquizado: Salzillo marcaba las directrices y
trabajaba las piezas más importantes, mientras sus colaboradores se encargaban
de los trabajos más rutinarios. Entre sus colaboradores destacó Roque López.
Durante su etapa juvenil concluyó obras iniciadas por
su padre, caso de Santa Inés de la
iglesia de Santo Domingo y San José
de la iglesia de Santa Clara; y otras de similares características, caso de Santísima Virgen Dolorosa de la iglesia
de Santa Catalina, Sagrada Familia
de la iglesia de San Miguel e Inmaculada
del convento de las Verónicas. Todas son iglesias de Murcia.
La Santísima
Virgen de las Angustias (1740) fue el primer paso procesional de Francisco
Salzillo.
A partir de 1740 Salzillo desarrolló un
estilo propio. Con la Santísima Virgen de
las Angustias de la Cofradía de los Servitas de la iglesia de San Bartolomé
de Murcia inició la temática procesional, que le dio fama. La composición es
piramidal; la Virgen mira al cielo mientras sostiene el cuerpo sin vida de
Cristo, con dos ángeles dolientes que le besan manos y heridas. También hay que
destacar de la iglesia del convento de las Capuchinas de Murcia Santa Clara, de rodillas y con las manos
cruzadas en el pecho; y San Francisco,
en adoración, con una mano en el pecho y la otra en posición de súplica. El San Jerónimo penitente de la catedral de
Santa María de Murcia se presenta arrodillado con un crucifijo en la mano
izquierda. Otras obras de interés son San
Antón, de la ermita homónima, San
Agustín, del convento de las Angustias, y el medallón Virgen de la Leche, de la catedral murciana.
La
Dolorosa
(1755), paso procesional de Viernes Santo en Murcia, mira al cielo pidiendo
consuelo.
La producción más importante de Salzillo
es la compuesta por los pasos procesionales de Viernes Santo de la Cofradía de
Nuestro Padre Jesús Nazareno de Murcia. Son ocho conjuntos escultóricos
realizados entre 1752 y 1777:
- La Caída (1752). Aparecen Jesús de Nazaret, Simón de Cirene, dos sayones y un soldado romano. La mirada de Cristo exterioriza todo su dolor.
- La Oración en el Huerto (1754). Compuesto por dos grupos: el ángel que sostiene a Cristo, y los apóstoles Juan, Pedro y Santiago. Cristo aparece arrodillado con rostro angustiado.
- La Santa Mujer Verónica (1755). Está dominada por la melancolía.
- La Dolorosa (1755). Concentra su expresividad en rostro y manos.
- San Juan (1756). Está conseguida la sensación de comenzar a caminar; para ello san Juan adelanta una pierna y se recoge la túnica con la mano derecha mientras señala la marcha de Jesús de Nazaret con el brazo izquierdo extendido.
- La Última Cena (1763). Se reproduce con exactitud el pasaje de los Evangelios que describe cómo fue la última cena de Jesús de Nazaret con los apóstoles.
- El Prendimiento (1763). Aparecen Jesús de Nazaret, Judas Iscariote, Pedro, Malco y un soldado romano. El brazo de Pedro es un estudio anatómico perfecto de un brazo antes de descargar toda su fuerza. También se recoge de manera magistral el temor de Judas Iscariote y la serenidad de Jesús de Nazaret en la escena del beso.
- Jesús en la columna (1777). Muestra en su rostro serenidad y resignación.
El Prendimiento (1763) es uno
de los pasos procesionales de Viernes Santo más espectaculares por recoger el
momento en el que el apóstol Pedro empuña la espada contra Malco.
En 1776 Salzillo, con la colaboración de
Roque López, realizó el Belén por
encargo de Jesualdo Riquelme y Fontes para decorar su palacio. Son 556 figuras
de entre 25 y 30 cm. realizadas en barro cocido, madera y cartón. Salzillo se
basó en los Evangelios de san Mateo y
san Lucas para narrar la historia de Jesús de Nazaret desde la Anunciación
hasta la Huída a Egipto. Se mezclan escenas bíblicas con otras costumbristas.
Después del Belén, Salzillo evolucionó hacia el Neoclasicismo como se aprecia
en la imagen de Cristo en el paso Pretorio
en casa de Pilatos (1777) de la Cofradía Ecce-Homo de Orihuela y Cristo atado a la columna (1778) de la
Cofradía de Jesús de Murcia.
La trascendencia de Francisco Salzillo radica en haber
elaborado un barroco personal en estilo y temática, con sus pasos procesionales
y figuras para el Belén. Ningún otro
escultor español ha conseguido algo comparable.
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