sábado, 16 de noviembre de 2024

In ictu oculi, de Valdés Leal

Juan Valdés Leal (Sevilla, 1622-1690) es uno de los pintores más destacados del Barroco español. Es posible que se formase como pintor en los talleres de Francisco Herrera el Viejo en Sevilla y de Antonio del Castillo en Córdoba. Ingresó en la Hermandad de la Caridad de Sevilla en 1667, donde conoció a su fundador y Hermano Mayor Miguel de Maraña, quien le encargó decorar el hospital de la Caridad de Sevilla; para su iglesia pintó In ictu oculi y Finis gloriae mundi (1670-1672), sus obras maestras.

Juan Valdés Leal: In ictu oculi, 1670-1672.
Estilo: Barroco.
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Temática: Vanitas, bodegón de vanidades o bodegón moralizante.
Dimensiones: 220 x 216 cm.
Hospital de la Caridad, Sevilla, España.

  

Miguel de Maraña, fundador y Hermano Mayor de la Hermandad de la Caridad de Sevilla, encargó a Valdés Leal la ejecución de In ictu oculi para decorar la iglesia del hospital de la Caridad de Sevilla. Este lienzo hace pareja con Finis gloriae mundi, formando Los jeroglíficos de las postrimerías o Las postrimerías de la vida. Cumpliría la función de instruir a los miembros de la Hermandad con el fin de que salvasen sus almas tras su fallecimiento.

En In ictu oculi la muerte es la protagonista. Está representada por el esqueleto, que con la mano derecha apaga una vela, representación de la vida, con la izquierda sujeta una guadaña, que simboliza la muerte que siega la vida, y con el brazo izquierdo porta un ataúd, la última morada de las personas, sea cual sea su condición. Sobre la mano derecha se lee un mensaje en latín que dice “IN ICTV OCVLI”, es decir, “En un parpadeo”, o si se quiere “En un abrir y cerrar de ojos”, haciendo entender al espectador lo rápido que pasa la vida. 

En la mitad inferior del cuadro, en primer y segundo plano, se acumulan los objetos de una manera desordenada, todos con un mensaje simbólico evidente: los libros, el saber intelectual; la armadura, el poder militar; la mitra y otros objetos litúrgicos, el poder religioso; las joyas, la riqueza; la vela, la vida; y el pie del esqueleto sobre el globo terráqueo, el desengaño universal. 

In ictu oculi presenta una composición piramidal, facilitada por el hecho de que el lienzo culmina en arco de medio punto, siendo la mano derecha con la que apaga la vela la cúspide de la pirámide y la acumulación de objetos del primer plano su base.

Valdés Leal creó una atmósfera tenebrista para In ictu oculi con fuertes contrastes de luz y sombra entre las diferentes zonas del cuadro, lo que sirve para subrayar el mensaje moralizante que se quiere hacer llegar al espectador, el de que la muerte le puede llegar en cualquier momento.

La luz procede de un foco exterior situado a la izquierda del lienzo, que ilumina los objetos acumulados en la mitad inferior del mismo y la representación de la muerte; los objetos de color blanco reflejan una mayor cantidad de luz, mientras que los ocres la absorben. El fondo del cuadro queda en la oscuridad absoluta.

La paleta de colores es escasa, con el predominio del ocre, en tonalidades oscuras, el blanco, el negro y el rojo de manera aislada, pero llamativa.

El dibujo es nítido y la pincelada suelta.

Llama la atención el virtuosismo en la representación de los detalles y de las texturas de los objetos.

In ictu oculi, de Valdés Leal, debe su importancia artística por ser una de las vanitas o bodegón moralizante más representativa del Barroco español y que mejor expone los principios y valores contrarreformistas.

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