sábado, 31 de mayo de 2025

Joven mendigo, de Murillo

Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1617-1682) es uno de los pintores más sobresalientes de la pintura barroca española. Se formó en el taller de Juan del Castillo. No se sabe que viajase al extranjero, pero fue un gran conocedor de las pinturas flamenca y veneciana. Sus primeras obras son tenebristas, pero evolucionó hacia una pintura suave de gusto burgués y aristocrático. Alcanzó celebridad gracias a las pinturas religiosas, caso de La Sagrada Familia del pajarito (hacia 1650), Santa Ana enseñando a leer a la Virgen (hacia 1655) e Inmaculada Concepción de L’Ermitage de San Petersburgo (1680), y costumbrista, caso de Joven mendigo (hacia 1650), Dos niños comiendo melón y uvas (1650) y Mujeres en la ventana (1665-1675).

Bartolomé Esteban Murillo: Joven mendigo, hacia 1645-1650.
Estilo: Barroco.
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Temática: Costumbrista.
Dimensiones: 134 x 110 cm.
Museo del Louvre, París, Francia.

  

Bartolomé Esteban Murillo ya era un pintor célebre por sus obras religiosas cuando pintó Joven mendigo o Niño espulgándose, la que se considera su primera obra costumbrista y de denuncia social. Se acepta que Murillo desarrolló esta temática por la influencia que en él ejerció la doctrina social franciscana, pero también por lo corriente que era ver niños pobres y desamparados en la Sevilla del siglo XVII, ciudad expuesta a crisis epidémicas y económicas periódicas, viéndose más afectados los grupos sociales más sensibles.

En Joven mendigo, Murillo retrata a un niño anónimo de la ciudad de Sevilla; aparece en el interior de una estancia de pequeñas dimensiones y sobria por demás, apoyado en la pared de derecha, recibiendo la luz que entra por el vano abierto en la pared izquierda; las paredes ofrecen desconchones; el niño viste de manera andrajosa, una camisa blanca, un pantalón corto y una camisa remendada, aparece descalzo, lo que explica que la planta de los pies estén sucias; el cabello es corto; se ha desabrochado la camisa y la camiseta para espulgarse. La escena se completa con una vasija de barro, una cesta de mimbre, manzanas y conchas de crustáceos, todo en primer plano, componiendo un bodegón.

El tratamiento que Murillo da al niño es respetuoso con su condición miserable, presentándole pálido y mal vestido, pero no desnutrido ni muy sucio. Así, pretende despertar la ternura del espectador hacia el niño.

La composición es sencilla, pero muy barroca al reunir dos géneros en un mismo cuadro, en este caso el costumbrista y el bodegón.

En el tratamiento de la luz se aprecia la influencia de Caravaggio por el contraste tan acusado entre las zonas que reciben una luz intensa, típica del verano sevillano, y las zonas dejadas en penumbra. Así,  el claroscuro es muy acusado.

La paleta de colores es escasa, predominando el amarillo y el verde en diferentes tonalidades, además del negro.

Murilo utilizó una pincelada suelta, permitiéndole demostrar su virtuosismo técnico en la reproducción de las texturas de los diferentes objetos.

No sé sabe quién encargó a Murillo la realización de Joven mendigo, apuntándose la posibilidad de que fuese un comerciante flamenco. Sin embargo, se tiene la certeza de que el rey Luis XVI de Francia lo adquirió en 1782 para que formase parte de las colecciones reales.

sábado, 24 de mayo de 2025

Castillo de Molina de Aragón

El castillo de Molina de Aragón lo mandó construir don Manrique de Lara entre 1138 y 1144, sobre los restos de una alcazaba musulmana, levantada sobre los restos de un castro íbero. Doña Blanca Alfonso de Molina lo finalizó entre 1262 y 1293. El castillo es de estilo románico.

El castillo de Molina de Aragón es el elemento más característico de la localidad. Se puede observar el recinto exterior amurallado, el castillo y la torre de Aragón al fondo.

  

El castillo de Molina de Aragón se encuentra en la parte más elevada de la localidad. Cuenta con dos recintos: el exterior o albacara y el interior o castillo.

El recinto exterior o albacara es de planta irregular, de un perímetro aproximado de 800 m. Está amurallado y rodeado por un foso. Cuenta con cinco puertas de acceso: al norte la de la Traición, al sur la de los Caballos, al este la del Campo y al oeste las de Hogalobos y la del Reloj, puerta adintelada, reforzada con un arco de medio punto y flanqueada por dos torres. Dentro de este recinto se encuentran los restos de la iglesia románica de Santa María del Collado, de una sola nave y ábside semicircular. Además, hay una sima natural, que recibe el nombre de Cueva de la Mora, cuya función se desconoce.

Al recinto interior o castillo se accede a través de una puerta en arco apuntado, ubicada en el muro oeste, protegida por torreones y un balcón de madera en la parte superior. El recinto tiene unas medidas de 80 x 40 m. Se conservan cuatro de las ocho torres originales: en el lado norte la del Homenaje y la de los Caballero o Cubierta y en el sur la de las Armas y la de los Valedores. Están unidas por un adarve almenado. Las torres ofrecen tres plantas con vanos de gran tamaño en arco apuntado y están cubiertas con bóvedas de crucería. En el patio de armas se disponían el aljibe, las caballerizas, los calabozos, la cocina, las habitaciones y otras dependencias. En algunos lienzos del castillo se observan restos de decoración mural. 

El castillo de Molina de Aragón aún conserva cuatro de las ocho torres originales.

  

La torre de Aragón se encuentra en el lado norte del castillo. Se trata de una torre vigía amurallada y almenada. Presenta planta pentagonal. Se accede a través de un vano dispuesto en el lienzo meridional. Cuenta con tres plantas; cada una cuenta con un vano, el primero adintelado, el segundo en aspillera y el tercero en arco de medio punto. Cuenta con una terraza almenada. Estaba unida al castillo por un camino y pasadizos subterráneos desaparecidos.


La torre de Aragón se dispone fuera del recinto exterior del castillo de Molina de Aragón. Ofrece planta pentagonal.

  

Los materiales utilizados para construir el castillo de Molina de Aragón fueron piedra de sillería, que, en las torres, se refuerza con sillares de arenisca roja.

Se han verificado 46 marcas de cantero en los diferentes muros del recinto que componen el castillo de Molina de Aragón.

El castillo de Molina de Aragón fue declarado Monumento Nacional en 1931.

sábado, 10 de mayo de 2025

La Última Cena, de Juan de Juanes

Juan de Juanes (Fuente de la Higuera, 1503-Bocairente, 1579) es uno de los pintores españoles renacentistas más destacados. Juan de Juanes es el nombre artístico de Vicente Juan Macip. Se formó junto a su padre, Vicente Macip. Estudió a Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Rafael y Sebastiano del Piombo. Pintó retratos, destacando Retrato de Alfonso V de Aragón (1557) y cuadros religiosos, sobresaliendo La Última Cena (1555-1562), su obra maestra.

Juan de Juanes: La Última Cena, 1555-1562.
Estilo: Renacimiento.
Técnica: Óleo sobre tabla.
Temática: Religiosa.
Dimensiones: 116 x 191 cm.
Museo Nacional del Prado, Madrid, España.

  

Juan de Juanes pintó La Última Cena para que formase parte del retablo mayor de la iglesia de San Esteban de Valencia. Se ajusta a los principios del Concilio de Trento (1545-1563) y de la Contrarreforma. Eligió el momento en el que Jesús de Nazaret instituyó el sacramento de la eucaristía.

La escena reúne a Jesús de Nazaret en el centro, de aspecto siriaco, sentado, con la mano derecha sostiene en alto la Sagrada Forma y la izquierda se la ha llevado al corazón, mira al espectador en actitud serena; a su alrededor se disponen los doce apóstoles, seis a la izquierda y seis a la derecha, todos observándolo, excepto Santiago el Menor, que conversa con Tomás; los apóstoles visten túnicas y aparecen barbados; todos llevan nimbo, lo que simboliza su santidad, excepto Judas Iscariote; el nombre de los apóstoles aparece escrito en latín y letra mayúscula en los nimbos, el nombre de Judas Iscariote aparece escrito en el taburete en el que está sentado (de izquierda a derecha, con Jesús de Nazaret en el centro, aparecen MATHEVS, Mateo; BARTOLOMEVS, Bartolomé; THADEVS, Tadeo; IACOBVS MAIOR, Santiago el Mayor; ANDREAS, Andrés; PETRVS, Pedro; IOANNES, Juan, IACOBVS MINOR, Santiago el Menor; THOMAS; Tomás; SYMON, Simón, PHILIPVS, Felipe y IVDAS SCARIOTH, Judas Iscariote); la actitud de la mayoría de los apóstoles es reverencial, con las manos en oración, en el pecho o abiertas, indicativa como la de Santiago el Menor o traicionera como la Judas Iscariote, que esconde la mano derecha, aquella con la sujeta la bolsa con las treinta monedas de plata, que recibió por traicionar a Jesús de Nazaret. Es llamativo que cierren la escena dos apóstoles en actitudes muy diferentes: por la izquierda Tadeo, arrodillado con las manos en oración, por la derecha Judas Iscariote, sujetando la bolsa con el dinero. Los personajes aparecen descalzos para simbolizar su origen humilde. Los objetos que se disponen en el suelo -jarra y jofaina, que hacen referencia al lavatorio de pies anterior a la Última Cena- y los que ocupan la mesa -patena, jarra, panes y cuchillos- componen un bodegón; el objeto más importante es el cáliz, que reproduce el que se expone en el Museo Catedralicio Diocesano de Valencia y que se asegura es el Santo Grial.

La composición es horizontal, equilibrada en parte por las líneas verticales de la mayoría de los personajes representados, las de los elementos arquitectónicos y las de algunos de los objetos.

El dibujo comparte protagonismo con el color en tanto que delimita de manera nítida las manchas de color.

La paleta de colores subraya la expresividad de los personajes representados y se ajusta a una simbología muy definida: Jesús de Nazaret viste de morado y rojo, que se identifican con la Pasión que le espera, los apóstoles visten en su mayoría de rojo y verde, que se asocian con la Pasión y la esperanza en la resurrección y Judas Iscariote viste de amarillo, color que simboliza la envidia y la traición, igual que el rojo del cabello.

Las formas y los volúmenes de los personajes y los objetos representados acusan un gran desarrollo, llenando casi todo el espacio en el que se desarrolla la escena.

El espacio se articula en varios planos: en el primer plano aparecen Tadeo, una gran jarra, una jofaina y Judas Iscariote, en el segundo plano Jesús de Nazaret, ocupando el centro de la escena, flanqueado por diez apóstoles, el tercer plano ocupado por el muro de cierre de la estancia y cortinas de gran desarrollo y un cuarto plano, que se observa a través del vano abierto en el muro, a través del cual se puede contemplar el paisaje natural.

En La Última Cena se distinguen las influencias recibidas por Juan de Juanes: de Leonardo da Vinci tomó el momento y la composición que este eligió para pintar la obra homónima y de Rafael la expresividad de los personajes representados y la potencia cromática.

Juan de Juanes fijó la iconografía de la Última Cena en el imaginario del creyente español e influyó en artistas posteriores, caso de su hijo Vicente Macip Comes, que pintó Última Cena a finales del siglo XVI, siendo casi idéntico en la composición de la escena.

La Última Cena, de Juan de Juanes, se expone en el Museo Nacional del Prado desde el siglo XIX.