viernes, 1 de junio de 2018

Monasterio de San Julián de Samos

La historia del monasterio de San Julián de Samos se remonta a la segunda mitad del siglo VI, cuando san Martín Dumiense, también conocido como san Martín de Dumio, san Martín de Braga o el apóstol de los suevos, fundó un cenobio, que hubo de restaurar Ermefredo, obispo de Lugo, a mediados del siglo VII. San Julián de Samos fue abandonado por culpa de la invasión musulmana de 711. En 759 el rey Freula I de Asturias ofreció el monasterio al abad Argerico. En 811 el rey Alfonso II de Asturias extendió una carta  favor de la comunidad del monasterio de San Julián de Samos que confirmaba la posesión de las tierras donadas por el rey Freula I. Desde el siglo IX el monasterio de San Julián de Samos está en la ruta del Camino de Santiago. En 922 el abad san Virila restauró la vida monástica en San Julián de Samos, que anteriormente fue reducido a simple parroquia. La vida monástica en el actual monasterio de San Julián de Samos se remonta al siglo XVI. Los siglos XVII y XVIII fueron de esplendor para el monasterio por su vida intelectual y religiosa y por construirse la actual iglesia y otras dependencias. Con la desamortización de Mendizábal de 1836 el monasterio de San Julián de Samos fue expropiado y expoliado, y sus monjes fueron exclaustrados. En 1880 los padres Gaspar Villaroel y Plácido Menéndez tomaron posesión de San Julián de Samos y el monasterio recuperó la vida monacal. El monasterio de San Julián de Samos fue declarado monumento nacional en 1944, en 1951 se incendió, se inició su reconstrucción en 1952 bajo la dirección de don Juan Monleón, arquitecto y miembro de la comunidad monástica y en 1960 finalizaron las obras. En 1981 se inauguró el nuevo oratorio.

Vista aérea del monasterio de San Julián de Samos. Es uno de los monasterios más emblemáticos del camino de Santiago.


El claustro del Padre Feijoó se construyó a finales del siglo XVII y mediados del XVIII. Su estilo es de transición del renacimiento al barroco. Consta de tres plantas. Pilastras dóricas sobre pedestal recorren las dos primeras plantas; la primera planta se abre al patio a través de arcos de medio punto; la segunda a través de vanos rectangulares y la tercera a través de arcos carpaneles sostenidos por columnillas jónicas y agrupadas de dos en dos entre pilastras. El patio del claustro está tapizado por un jardín y lo preside una estatua del padre Feijoó, obra del escultor Francisco Asorey, realizada en 1947. La bóveda de la planta baja es de arista. La segunda planta está decorada con pinturas murales que narran la vida de san Benito.

El claustro del Padre Feijoó se construyó entre los siglos XVII y XVIII.


Francisco Asorey es el autor de la estatua del padre Feijoó, que preside el claustro homónimo.


La regla de san Benito se resume en la sentencia latina ora et labora, reza y trabaja. La segunda plata del claustro del Padre Feijoó está decorada con pinturas murales que narran la vida de san Benito.


El claustro gótico o de las Nereidas se construyó sobre las ruinas del claustro románico destruido por un incendio en los años treinta del siglo XVI. Su construcción se inició en 1562. Tiene tres plantas. La planta baja se abre al patio a través de arcos de medio punto y apuntados, la segunda a través de vanos rectangulares y ovales y la tercera a través de vanos de medio punto. Unos contrafuertes recorren las tres plantas: en la planta baja hay un arco entre cada dos contrafuertes y en las plantas segunda y tercera dos vanos entre cada dos contrafuertes. La bóveda de la planta baja es de crucería estrellada. Las aristas descansan en ménsulas a media altura de muros y pilares. Las claves están decoradas con motivos históricos, vegetales y burlescos. Se conserva una portada románica del siglo XII formada por dos arcos de medio punto sobre dos pares de columnas y tímpano adornado con cruz procesional en bajo relieve y un entrelazado en aspa unido a un círculo. El patio del claustro está ocupado por un jardín. En el centro del jardín se ubica la fuente de las Nereidas del siglo XVIII obra del padre Juan Vázquez.

El claustro de las Nereidas se construyó en el siglo XVI sobre las ruinas del claustro románico. El centro del claustro está ocupado por la fuente de las Nereidas.


La bóveda de la planta baja del claustro de las Nereidas es estrellada.


En el claustro de las Nereidas se conserva una portada del siglo XII.


Otras dependencias que destacan son el refectorio, del siglo XVII, sala rectangular cubierta con bóveda de arista rebajada; la cocina, también del siglo XVII; la biblioteca, expoliada en 1835 y víctima del incendio de 1951, aún conserva originales de los siglos XIII, XIV y XVII; y el oratorio de la comunidad, antes sala capitular.

El signo es un salón rectangular que comunica el monasterio con la sacristía y la iglesia. Está cubierto con bóveda estrellada. Los nervios descansan en ménsulas a media altura de los muros, que están decorados con pinturas de Juan Parés que narran la vida de Jesucristo. Bajo al ventanal de uno de los extremos del signo se ubica una fuente barroca.

La sacristía se construyó entre finales del siglo XVIII y principios del XIX. Es de planta octogonal, cubierta con cúpula gallada y casetonada y cupulino. Al exterior adopta la forma de cimborrio octogonal. La cúpula descansa sobre pechinas, entablamento y tambor. Las ocho pechinas aparecen decoradas con relieves que representan a Jesús Salvador y a las virtudes teologales y cardinales.

La Fe está representada en una de las pechinas de la bóveda de la Sacristía.


La iglesia del monasterio de San Julián de Samos fue construida en el siglo XVIII en estilo barroco por Juan Vázquez.

La fachada está compuesta por dos cuerpos horizontales, separados por un entablamento, de mayor tamaño el cuerpo inferior, y tres calles verticales, de mayor anchura la central. Antecede fachada una escalera monumental. La puerta de acceso a la iglesia es adintelada y está flanqueada por dos pares de columnas dóricas sobre pedestal embebidas sobre el muro. Sobre la puerta de acceso una hornacina acoge una imagen de san Benito, obra del escultor José Ferreiro, del siglo XVIII. Sobre la hornacina un frontón curvo. En las calles laterales del cuerpo inferior destacan las pilastras monumentales apoyadas sobre zócalo. El cuerpo superior está compuesto por rosetón central enmarcado por dos pares de columnas dóricas sobre pedestal embebidas sobre el muro, dos hornacinas –la de la izquierda acoge una imagen de san Julián, la de la derecha una de santa Basilisca–, y dos torres campanario, que no sobresalen en altura. Remata la fachada una cornisa monumental.

La fachada de la iglesia del monasterio de San Julián de Samos es de carácter monumental.


La planta es de cruz latina. El brazo longitudinal consta de tres naves, la central de anchura doble que las laterales y más alta. La bóveda que cubre la nave central es de cañón reforzada con arcos fajones, se apoya sobre gruesos pilares, pilastras, arcos de medio punto y una cornisa. La bóveda está perforada por lunetos que permiten la iluminación de la nave central. Las naves laterales están separadas de la central por pilares y arcadas de medio punto, están cubiertas por bóvedas de arista hasta el crucero y por cúpulas en su tramo de cabecera. El brazo de crucero no sobresale del muro.

La cúpula en su interior es gallonada y descansa sobre tambor y cuatro pechinas. Está perforada por ocho óculos y rematada por una linterna, que ilumina el interior del templo. Las pechinas están decoradas por cuatro altorrelieves de los doctores benedictinos, que son san Anselmo, san Bernardo, san Ildefonso y san Ruperto. La cúpula al exterior es octogonal.

Vista de la cúpula de la iglesia del monasterio de San Julián de Samos. Se apoya en un tambor sobre cuatro pechinas y está perforada por ocho óculos.


Los retablos y esculturas que adornan la iglesia son de Francisco Moure y José Ferreiro. Destaca el retablo de la capilla mayor de José Ferreiro. Es de estilo neoclásico y de finales del siglo XVIII. Ocupa todo el testero de la capilla mayor, consta de un solo cuerpo y ático. En su parte central acoge una escultura de san Julián, de pie sobre una nube, en acción de ascender a los cielos en compañía de dos ángeles que portan una espada y una palma, símbolos del martirio de san Julián, y un rompimiento de gloria, todo bajo arco de medio punto y flanqueado por pilastras y columnas de capitel compuesto y dorado. Aparecen también, de izquierda a derecha imágenes de santa Basilisca, los monjes Argerico y Ofilón, abades del primitivo cenobio, portando el escudo de san Julián de Samos, y santa Cristina. Corona el retablo un medallón con relieve con relieve de la Transfiguración del Señor, sostenido y coronado por ángeles.

El rey Freula I de Asturias donó tierras al monasterio de San Julián de Samos en 759. Su imagen adorna uno de los pilares de la cúpula del monasterio.

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