La historia del monasterio de San Julián de Samos se remonta a la segunda mitad del
siglo VI, cuando san Martín Dumiense, también conocido como san Martín de
Dumio, san Martín de Braga o el apóstol de los suevos, fundó un cenobio, que
hubo de restaurar Ermefredo, obispo de Lugo, a mediados del siglo VII. San
Julián de Samos fue abandonado por culpa de la invasión musulmana de 711. En
759 el rey Freula I de Asturias ofreció el monasterio al abad Argerico. En 811
el rey Alfonso II de Asturias extendió una carta favor de la comunidad del monasterio de San
Julián de Samos que confirmaba la posesión de las tierras donadas por el rey
Freula I. Desde el siglo IX el monasterio de San Julián de Samos está en la
ruta del Camino de Santiago. En 922 el abad san Virila restauró la vida
monástica en San Julián de Samos, que anteriormente fue reducido a simple
parroquia. La vida monástica en el actual monasterio de San Julián de Samos se
remonta al siglo XVI. Los siglos XVII y XVIII fueron de esplendor para el
monasterio por su vida intelectual y religiosa y por construirse la actual
iglesia y otras dependencias. Con la desamortización de Mendizábal de 1836 el
monasterio de San Julián de Samos fue expropiado y expoliado, y sus monjes fueron
exclaustrados. En 1880 los padres Gaspar Villaroel y Plácido Menéndez tomaron
posesión de San Julián de Samos y el monasterio recuperó la vida monacal. El
monasterio de San Julián de Samos fue declarado monumento nacional en 1944, en
1951 se incendió, se inició su reconstrucción en 1952 bajo la dirección de don
Juan Monleón, arquitecto y miembro de la comunidad monástica y en 1960
finalizaron las obras. En 1981 se inauguró el nuevo oratorio.
Vista
aérea del monasterio de San Julián de Samos. Es uno de los monasterios más
emblemáticos del camino de Santiago.
El claustro
del Padre Feijoó se construyó a finales del siglo XVII y mediados del XVIII. Su
estilo es de transición del renacimiento al barroco. Consta de tres plantas.
Pilastras dóricas sobre pedestal recorren las dos primeras plantas; la primera
planta se abre al patio a través de arcos de medio punto; la segunda a través
de vanos rectangulares y la tercera a través de arcos carpaneles sostenidos por
columnillas jónicas y agrupadas de dos en dos entre pilastras. El patio del
claustro está tapizado por un jardín y lo preside una estatua del padre Feijoó,
obra del escultor Francisco Asorey, realizada en 1947. La bóveda de la planta
baja es de arista. La segunda planta está decorada con pinturas murales que
narran la vida de san Benito.
El claustro del Padre Feijoó se construyó entre los
siglos XVII y XVIII.
Francisco Asorey es el
autor de la estatua del padre Feijoó, que preside el claustro homónimo.
La regla de san
Benito se resume en la sentencia latina ora et labora, reza y trabaja. La segunda plata del
claustro del Padre Feijoó está decorada con pinturas murales que narran la vida
de san Benito.
El claustro
gótico o de las Nereidas se construyó sobre las ruinas del claustro románico
destruido por un incendio en los años treinta del siglo XVI. Su construcción se
inició en 1562. Tiene tres plantas. La planta baja se abre al patio a través de
arcos de medio punto y apuntados, la segunda a través de vanos rectangulares y
ovales y la tercera a través de vanos de medio punto. Unos contrafuertes
recorren las tres plantas: en la planta baja hay un arco entre cada dos
contrafuertes y en las plantas segunda y tercera dos vanos entre cada dos
contrafuertes. La bóveda de la planta baja es de crucería estrellada. Las
aristas descansan en ménsulas a media altura de muros y pilares. Las claves
están decoradas con motivos históricos, vegetales y burlescos. Se conserva una portada
románica del siglo XII formada por dos arcos de medio punto sobre dos pares de
columnas y tímpano adornado con cruz procesional en bajo relieve y un
entrelazado en aspa unido a un círculo. El patio del claustro está ocupado por
un jardín. En el centro del jardín se ubica la fuente de las Nereidas del siglo
XVIII obra del padre Juan Vázquez.
El claustro de las
Nereidas se construyó en el siglo XVI sobre las ruinas del claustro románico. El
centro del claustro está ocupado por la fuente de las Nereidas.
La bóveda de la
planta baja del claustro de las Nereidas es estrellada.
En el claustro de las
Nereidas se conserva una portada del siglo XII.
Otras
dependencias que destacan son el refectorio, del siglo XVII, sala rectangular
cubierta con bóveda de arista rebajada; la cocina, también del siglo XVII; la
biblioteca, expoliada en 1835 y víctima del incendio de 1951, aún conserva
originales de los siglos XIII, XIV y XVII; y el oratorio de la comunidad, antes
sala capitular.
El signo es un
salón rectangular que comunica el monasterio con la sacristía y la iglesia.
Está cubierto con bóveda estrellada. Los nervios descansan en ménsulas a media
altura de los muros, que están decorados con pinturas de Juan Parés que narran
la vida de Jesucristo. Bajo al ventanal de uno de los extremos del signo se
ubica una fuente barroca.
La sacristía
se construyó entre finales del siglo XVIII y principios del XIX. Es de planta
octogonal, cubierta con cúpula gallada y casetonada y cupulino. Al exterior
adopta la forma de cimborrio octogonal. La cúpula descansa sobre pechinas,
entablamento y tambor. Las ocho pechinas aparecen decoradas con relieves que
representan a Jesús Salvador y a las virtudes teologales y cardinales.
La iglesia del
monasterio de San Julián de Samos fue construida en el siglo XVIII en estilo
barroco por Juan Vázquez.
La fachada
está compuesta por dos cuerpos horizontales, separados por un entablamento, de
mayor tamaño el cuerpo inferior, y tres calles verticales, de mayor anchura la
central. Antecede fachada una escalera monumental. La puerta de acceso a la
iglesia es adintelada y está flanqueada por dos pares de columnas dóricas sobre
pedestal embebidas sobre el muro. Sobre la puerta de acceso una hornacina acoge
una imagen de san Benito, obra del escultor José Ferreiro, del siglo XVIII.
Sobre la hornacina un frontón curvo. En las calles laterales del cuerpo
inferior destacan las pilastras monumentales apoyadas sobre zócalo. El cuerpo
superior está compuesto por rosetón central enmarcado por dos pares de columnas
dóricas sobre pedestal embebidas sobre el muro, dos hornacinas –la de la
izquierda acoge una imagen de san Julián, la de la derecha una de santa Basilisca–,
y dos torres campanario, que no sobresalen en altura. Remata la fachada una
cornisa monumental.
La
fachada de la iglesia del monasterio de San Julián de Samos es de carácter
monumental.
La planta es
de cruz latina. El brazo longitudinal consta de tres naves, la central de
anchura doble que las laterales y más alta. La bóveda que cubre la nave central
es de cañón reforzada con arcos fajones, se apoya sobre gruesos pilares,
pilastras, arcos de medio punto y una cornisa. La bóveda está perforada por
lunetos que permiten la iluminación de la nave central. Las naves laterales
están separadas de la central por pilares y arcadas de medio punto, están
cubiertas por bóvedas de arista hasta el crucero y por cúpulas en su tramo de
cabecera. El brazo de crucero no sobresale del muro.
La cúpula en
su interior es gallonada y descansa sobre tambor y cuatro pechinas. Está
perforada por ocho óculos y rematada por una linterna, que ilumina el interior
del templo. Las pechinas están decoradas por cuatro altorrelieves de los
doctores benedictinos, que son san Anselmo, san Bernardo, san Ildefonso y san
Ruperto. La cúpula al exterior es octogonal.
Vista
de la cúpula de la iglesia del monasterio de San Julián de Samos. Se apoya en un
tambor sobre cuatro pechinas y está perforada por ocho óculos.
Los retablos y
esculturas que adornan la iglesia son de Francisco Moure y José Ferreiro.
Destaca el retablo de la capilla mayor de José Ferreiro. Es de estilo
neoclásico y de finales del siglo XVIII. Ocupa todo el testero de la capilla
mayor, consta de un solo cuerpo y ático. En su parte central acoge una
escultura de san Julián, de pie sobre una nube, en acción de ascender a los
cielos en compañía de dos ángeles que portan una espada y una palma, símbolos
del martirio de san Julián, y un rompimiento de gloria, todo bajo arco de medio
punto y flanqueado por pilastras y columnas de capitel compuesto y dorado.
Aparecen también, de izquierda a derecha imágenes de santa Basilisca, los
monjes Argerico y Ofilón, abades del primitivo cenobio, portando el escudo de
san Julián de Samos, y santa Cristina. Corona el retablo un medallón con
relieve con relieve de la
Transfiguración del Señor, sostenido y coronado por ángeles.
El rey Freula I de
Asturias donó tierras al monasterio de San Julián de Samos en 759. Su imagen
adorna uno de los pilares de la cúpula del monasterio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario