En
1726 el pintor Antonio Meléndez propuso al rey Felipe V “erigir una Academia de
las Artes del diseño, pintura, escultura y arquitectura, a ejemplo de las que se
celebran en Roma, París, Florencia y Flandes”, pero no tuvo éxito. En 1741 el
escultor italiano Dominico Olivieri, Primer Escultor del Rey, solicitó a Felipe
V abrir una Academia privada, que funcionó entre 1741 y 1744; y en 1742 le
propuso fundar una Real Academia, para lo cual se puso en marcha una Junta
Preparatoria, que desarrolló su actividad entre 1744 y 1752.
La Real
Academia de Bellas Artes de San Fernando se fundó por Real Decreto de 12 de
abril de 1752, bajo el patrocinio del rey Fernando VI con el nombre de Real
Academia de San Fernando.
Carlos III reforzó el papel de la Real
Academia de San Fernando como órgano difusor de los principios de la
Ilustración. En este sentido Antonio Ponz, como secretario de la Real Academia
de San Fernando, puso en marcha la Comisión de Arquitectura en 1786 con el fin
de fiscalizar la construcción y reforma de edificios con cargo a los
presupuestos públicos.
Autorretrato
ante un caballete
(1785) es uno de los cuadros de Goya que se conservan en la Real Academia de
Bellas Artes de San Fernando.
Tras la aprobación de los Estatutos de 1846 la Real Academia de San Fernando pasó a llamarse Real Academia de Nobles Artes de San Fernando. Sus secciones eran tres: arquitectura, escultura y pintura. El artículo primero de los Estatutos fijó la finalidad de la Real Academia: “promover el estudio y cultivo de las tres Nobles Artes, Pintura, Escultura y Arquitectura, estimulando su ejercicio y difundiendo el buen gusto artístico con el ejemplo y doctrina”.
Durante la I República se aprobaron los
Estatutos de 1873 por los cuales la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando perdió el título de Real, que recuperó con la Restauración, y se abrió
la sección de Música.
En 1987 se creó la sección de Escultura
y Artes de la Imagen, que integró escultura, televisión, vídeo y cine.
En 2004 se reunieron cine, televisión y
vídeo en la sección Nuevas Artes de la Imagen.
San
Bruno
(1652), de Manuel Pereira, es una de las esculturas más célebres de las que se
exhiben en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
El Museo de la Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando cuenta con más de 1.400 pinturas, 600 esculturas y 15.000
dibujos, además de planos de arquitectura, cerámica,
medallas, muebles, platería, porcelana, relojes y tapices. La riqueza de los
fondos se debe a haber reunido obras de arte salidas de los conventos e
iglesias desamortizados, las colecciones de arte de Manuel de Godoy, Manuel
Fernández Varela, Manuel García de Prada, Juan de Villanueva, Leandro Fernández
de Moratín, Fernando Guiterte y el conde de Romanones entre otros, además de
obras entregadas por artistas que adquirieron la condición de académicos.
La colección permanente de la Real
Academia de Bellas Artes de San Fernando incluye obras del arte español, italiano y flamenco desde
el siglo XVI.
Del arte español hay que citar las
esculturas barrocas La Dolorosa, de
Pedro de Mena, y San Bruno, de Manuel
Pereira; de las pinturas renacentistas San
Jerónimo, de El Greco, y La Piedad,
de Luis de Morales; de las barrocas María
Magdalena, de Ribera, Agnus Dei, de
Zurbarán; de las neoclásicas Autorretrato,
de Megs, Autorretrato, de Francisco
Bayeu y Manuel Godoy, príncipe de la Paz,
de Francisco de Goya; de las románticas Retrato
de Isabel II, de Federico Madrazo y de las pinturas del siglo XX llama la
atención Retrato de Filadelfo, de José
Vela Zanetti; también hay obras menores de Sorolla, Juan Gris y Picasso.
Retrato de Filadelfo, herrero de Milagros (1984), de José
Vela Zanetti, es uno de los cuadros más valorados del siglo XX de los que se exhiben en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
El archivo de la Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando posee más de 800 manuscritos y 4.000 legajos sobre la
enseñanza de las Bellas Artes y la actividad artística desde mediados del siglo
XVIII.
La biblioteca reúne más de 40.000 libros
y folletos, 6.000 planos de arquitectura, 500 mapas cartográficos, 11.000
estampas, 3.800 partituras musicales y 1.000 títulos de revistas. La
informatización de los fondos se inició en 1993.
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