La iglesia de San Miguel de Almazán se levantó durante la segunda mitad del siglo XII una vez que el Alfonso I el Batallador (rey de Aragón, 1104-1134) fortificase y repoblase la villa de Almazán. De época románica son la cabecera, el primer tramo de las naves y el cuerpo inferior de la torre. El resto de la iglesia se levantó en el siglo XV. No se conoce quiénes fueron los arquitectos que edificaron la iglesia.
La
iglesia de San Miguel de Almazán ofrece una planta basilical de tres naves, la
central cuatro veces más ancha que las laterales, que son muy estrechas. Las
naves están separadas por arcos torales apuntados, que descansan en pilares No
tiene transepto. La nave central está dividida en tramos romboidales, además se prolonga hasta la cabecera que se divide en dos
tramos, uno rectangular y otro semicircular; el ábside está desviado hacia el
sur con respecto al eje de la nave. Las naves laterales culminan en pequeños
absidiolos abiertos en el muro, plano al exterior.
Llama
la atención la cúpula del tramo de la nave central anterior a la cabecera. El
paso de un espacio romboidal a otro octogonal se realiza mediante el uso de
cuatro trompas con cinco baquetones arqueados. Los ocho arcos generan una
cúpula califal, dado que no se cruzan en el centro; descansan sobre ménsulas.
Al exterior el cimborrio ofrece dos cuerpos.
El
acceso a la cabecera se realiza a través de un arco triunfal apuntado y
doblado. El tramo presbiterial de la cabecera se cubre con una bóveda de medio
cañón apuntado y el ábside está cubierto con una bóveda de horno.
Al exterior las naves laterales se cubren a una vertiente, la nave central y el tramo presbiterial de la cabecera a dos aguas, el ábside y la torre a un agua y el cimborrio a ocho vertientes.
La iluminación de la iglesia se consigue mediante los ocho óculos y dieciséis vanos del cimborrio y los tres vanos abocinados del ábside cabecero.
San Miguel de Almazán ofrece una decoración escultórica abundante. En el exterior se localiza en los canecillos que soportan los aleros y en los arquillos ciegos trilobulados y mesenas del ábside cabecero. En el interior se encuentra en los capiteles de las columnas, líneas de imposta y ménsulas; los motivos son antropomórficos, vegetales, zoomórficos y taqueado jaqués. El conjunto escultórico más importante es el frontal del ábside de la nave lateral norte; se trata del martirio de santo Tomás Becket, arzobispo de Canterbury, mandado martirizar por Enrique II de Plantagenet en 1170; aparecen cuatro soldados armados, uno decapita al santo, que estaba recogido en oración, de rodillas ante un altar, otro mata a un religioso que estaba junto al santo sujetando un báculo; el alma del santo se representa con una pequeña cabeza que unos ángeles suben al cielo; en lado izquierdo se distingue una figura sedente y dos ángeles.
Los
materiales de construcción utilizados han sido el sillar y el ladrillo.
La iglesia de San Miguel de Almazán fue declarada Monumento Histórico-Artístico en 1931.
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