Federico de Madrazo (Roma,
1815-Madrid, 1894) se formó en el taller de su padre, el pintor neoclásico José
Madrazo, en Roma con los nazarenos y
en París con Ingres, amigo de su padre. Fue pintor de cámara de la reina Isabel
II, director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y del Museo
del Prado. Es el representante español más destacado de la pintura romántica.
Entre sus mejores obras hay que citar Isabel
II (1844) y Amalia de Llano y Dotres, condesa de Vilches (1853).
Amalia de Llano y Dotres, condesa de
Vilches (Barcelona, 1821-Madrid, 1874) se casó con Gonzalo José de Vilches y
Parga en 1839, ambos recibieron el título de condes en 1848. Destacó en los
círculos intelectuales de Madrid al organizar tertulias, representaciones
teatrales y veladas musicales y escribir las novelas Berta y Lidia. Fue amiga
personal de Federico de Madrazo, lo que explica que el pintor cobrase 4.000 reales
por el retrato, la mitad de lo que solía, y se esforzase en pintar un retrato
que está considerado su obra maestra.
Federico de Madrazo: Amalia de Llano y Dotres,
condesa de Vilches, 1853.
Estilo:
Romanticismo.
Técnica: Óleo
sobre lienzo.
Temática:
Retrato.
Dimensiones: 126
x 89 cm.
Museo Nacional
del Prado, Madrid, España.
Amalia
de Llano y Dotres, condesa de Vilches es el retrato de una mujer en la
plenitud de su belleza, a los 32 años de edad, de rostro ovalado, piel
nacarada, cabello negro, peinado al modo isabelino, ojos color miel y sonrisa
dulce. La condesa de Vilches aparece sentada en un sillón tapizado con motivos
florales; con la mano izquierda, que descansa en el regazo, sujeta un abanico
de pluma; la cabeza apenas apoya en la mano derecha, sólo en los dedos anular y
meñique. El vestido se ajusta a la moda Segundo Imperio, es de raso azul y
blanco roto, con volantes y amplio vuelo, ángulos en zigzag y escote amplio que
deja ver los hombros. Los complementos son un chal de kasmir bordado en oro y
plata, dos brazaletes, uno de oro y otro de oro y piedras preciosas, y una
sortija. Es un retrato de inspiración francesa, ajeno al gusto español, en el
que se reconoce la influencia de Ingres.
Amalia
de Llano y Dotres, condesa de Vilches reúne todas las características que lo
convierten en obra maestra del retrato romántico: pureza de línea en los
contornos; pincelada suelta; luz centrada en el personaje retratado para
realzar su belleza y resaltarlo del fondo dejado en penumbra y apenas definido;
rostro ovalado y piel muy blanca, como rasgos distintivos de belleza; expresión
delicada y sutil del personaje; y detallismo en el traje y complementos.
Federico de Madrazo presentó Amalia de Llano y Dotres, condesa de Vilches
en la Exposición Universal de París de 1855, donde Gustave Planche lo criticó
porque "la condesa aparece mal sentada"; sin embrago, Théophile Gautier lo valoró
por su refinamiento. También lo exhibió en la Exposición Nacional de Bellas
Artes de Madrid en 1856.
Amalia
de Llano y Dotres, condesa de Vilches fue propiedad de la retratada hasta su
muerte en 1874, luego de su hijo, el segundo conde de Vilches y conde de la
Cimera hasta 1892, año en que lo cedió en usufructo al Museo Nacional del
Prado, su propietario desde 1944.
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