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sábado, 28 de septiembre de 2024

Santa María de Palazuelos

La iglesia de Santa María de Palazuelos se construyó entre 1216 y 1254 como parte del monasterio homónimo desaparecido, distinguiéndose elementos románicos y góticos cistercienses. El rey Alfonso VIII de Castilla entregó la villa de Palazuelos y sus tierras a Alfonso Téllez de Meneses por su participación destacada en la batalla de Las Navas de Tolosa en 1212; este a su vez cedió las posesiones al convento cisterciense de San Andrés de Valvení con la condición de que se trasladase a Palazuelos. El altar mayor se consagró en 1226 como se indica en una inscripción en latín que dice: “HOC ALTARE EST CONSTRVCTVM IN HONORE BEATE VIRGINIA MARIE SV ERA M CC LXIII”, que se traduce por “Este altar se ha levantado en honor de santa María Virgen en la era de 1264”, refiriéndose a la era hispánica o visigoda, que presenta un desajuste de 38 años con la era cristiana. El monasterio de Santa María de Palazuelos llegó a ser cabeza de la orden del Císter en Castilla, lo que no impidió que desde el siglo XIV conociese una progresiva decadencia. En el tercer tercio del siglo XVI se derrumbaron los tres últimos tramos de la iglesia; el arquitecto Juan de Nantes llevó a cabo una reconstrucción en estilo renacentista. Los sucesos que significaron el declive definitivo y desaparición del monasterio fueron el incendio que provocaron las tropas francesas en 1808, durante la Guerra de Independencia, y la desamortización de Mendizábal de 1835, quedando en pie la iglesia, que siguió prestando culto. La iglesia de Santa María de Palazuelos fue declarada Bien Histórico Artístico en 1931. Su restauración se inició en 2012 por iniciativa del Ayuntamiento y de la asociación Amigos de Palazuelos.

Del monasterio de Santa María de Palazuelos, edificado en el siglo XIII en estilo románico cisterciense, solo queda la iglesia, de la que destaca el ábside central por su gran desarrollo.

  

La iglesia de Santa María de Palazuelos presenta una planta basilical de tres naves de cuatro tramos, de mayor desarrollo el más cercano al crucero, este no sobresale del muro perimetral, y cabecera de tres ábsides, siendo el central poligonal y de mayor desarrollo que los laterales semicirculares, con un tramo recto a modo de presbiterio; además, aparecen adosadas a ambos del crucero y de los ábsides diversas capillas. Los elementos sustentantes son pilares con columnas adosadas.

La planta de la iglesia de Santa María de Palazuelos es basilical de tres naves con crucero y tres ábsides.

  

La parte más llamativa del exterior de la iglesia de Santa María de Palazuelos es la cabecera, compuesta por tres ábsides, el central de mayor desarrollo que los laterales y con una sacristía pentagonal adosada. El ábside central presenta siete contrafuertes y otros tantos tramos, los extremos lisos, mientras en los centrales y en los ábsides laterales se abren vanos de medio punto abocinados, estos últimos cegados.

En el muro septentrional de la iglesia de Santa María de Palazuelos se abre el único acceso al templo, el que realizó Juan de Nantes a finales del siglo XVI, de líneas adinteladas y con un frontón triangular. Las otras portadas de la iglesia aparecen cegadas.

El crucero de la iglesia de Santa María de Palazuelos se soporta sobre grandes pilares con columnas adosadas. El ábside está cubierto por una bóveda nervada.

  

La iglesia de Santa María de Palazuelos ofrece cubiertas diferentes en el interior y al exterior. El ábside central aparece cubierto con una bóveda nervada, los laterales con bóvedas de horno y los tramos rectos de los tres con bóvedas de crucería, el espacio central del crucero está cubierto con una bóveda de crucería y los laterales con bóvedas de cañón apuntado, la cubierta de las naves es de madera y las sacristías aparecen cubiertas con bóvedas de crucería tetrapartita. Al exterior se reconoce cada espacio por presentar distinta altura y cubrición: la nave central, los extremos del crucero, el tramo recto de la cabecera y la capilla meridional a dos aguas, las naves laterales y las capillas septentrionales a una vertiente y los ábsides a cinco aguas.

Los elementos decorativos que adornan la iglesia de Santa María de Palazuelos son escasos. En el interior, los capiteles presentan motivos vegetales estilizados, zoomórficos y antropomórficos; además, en los muros laterales de la capilla mayor aparecen frescos con el escudo de armas de Carlos V. El exterior es sobrio, sin embargo, los capiteles presentan motivos vegetales de gran desarrollo y zoomórficos, por el contrario, los canecillos que soportan los aleros son lisos.


Algunos de los capiteles exteriores de los vanos del ábside central de la iglesia de Santa María de Palazuelos están decorados con cabezas humanas entre hojarasca.

  

La espadaña de la iglesia de Santa María de Palazuelos no es la original, que se hundió a finales del siglo XVI. La actual se levantó entonces sobre el hastial de los pies del templo; presenta tres cuerpos decrecientes, el inferior con dos vanos, el intermedio con uno y el superior es un frontón triangular liso.

La iglesia de Santa María de Palazuelos debe su importancia a ser uno de los ejemplos más destacados de la arquitectura cisterciense en España.

sábado, 21 de septiembre de 2024

Museo Catedralicio de Burgos

El Museo Catedralicio de Burgos se inauguró en 1929, siendo arzobispo de Burgos don Manuel de Castro Alonso, y se reabrió restaurado en 2001, siendo arzobispo don Santiago Martínez Acebes. Ocupa el claustro de la santa iglesia catedral basílica metropolitana de Santa María, levantado a caballo entre los siglos XIII y XIV.

Diego de la Cruz pintó el tríptico Adoración de los Magos hacia 1495. Es una de las pinturas hispanoflamencas más valoradas de las que se conservan en el Museo Catedralicio de Burgos.

  

Destacan las colecciones de pintura, orfebrería y tapices.

Entre las pinturas hay que mencionar las de los maestros hispanoflamencos de finales del siglo XV y principios del XVI. Llama la atención el tríptico Adoración de los Magos (hacia 1495), de Diego de la Cruz; la tabla Pentecostés, de Pedro de Campaña (hacia 1556); el lienzo Imposición de la casulla a san Ildefonso, de Juan Carreño de Mirando (hacia 1670); y los más de cien retratos de los obispos de Oca y Burgos, destacando los realizados por Diego de Leyva y el de Mateo Cerezo durante el siglo XVII.

 La colección de orfebrería es de gran valor por reunir piezas desde el siglo XI al XX, desde cruces a cálices. Hay que mencionar las estatuillas-relicarios realizadas por Juan García de Frías durante el tercer cuarto del siglo XV, la cruz procesional episcopal de Juan de Horna, de la primera mitad del siglo  XVI convertida en arzobispal por Juan de Arfe a finales de siglo, el servicio litúrgico de la capilla del Condestable con piezas de los siglos del XIV al XVI y custodia procesional de Félix Granda, del primer tercio del siglo XX.

 De los tapices que adornan el Museo Catedralicio de Burgos hay que citar las series Resurrección de Jesucristo, Historia de David, Virtudes teologales y cardinales y Génesis, todas del siglo XVI.

 También se exponen restos escultóricos de la desaparecida catedral románica de Burgos y varios manuscritos y códices, destacando la Biblia visigótica de Cardeña (914) y la carta de arras del Cid (1074).

La tabla Pentecostés es obra de Pedro de Campaña, pintor flamenco que desarrolló su carrera como pintor renacentista en Castilla. La obra se debió realizar hacia 1556.