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viernes, 22 de marzo de 2019

Tapiz de la Creación

El Tapiz de la Creación se fecha a caballo de los siglos XI y XII. No se conoce su autor ni dónde se hizo. Recibe el nombre de tapiz, pero no lo es; se trata de un bordado de lana que sigue la silueta diseñada sobre un bastidor.

Acerca de su función la más admitida es la de dosel del altar de la Santa Cruz de la catedral de Santa María de Gerona.

La gama de colores es diversa y en tonos intensos. Los colores utilizados son amarillo, azul, blanco, gris, negro, rojo, rosa, terracota y verde. El negro sirve para perfilar la silueta de las figuras, característica de la pintura románica. Las cartelas de las inscripciones son blancas con letras en amarillo, azul y rosa.

Tapiz de la Creación, finales del siglo XI-principios del siglo XII.
Estilo: Románico.
Técnica: Bordado en lana.
Temática: Religiosa.
Dimensiones: 470 x 365 cm.
Museo capitular de la catedral de Santa María de Gerona, España.


En el Tapiz de la Creación se desarrollan cuatro ciclos iconográficos:
  • El Génesis o Creación, en el centro, presidido por el Pantocrátor.
  • Los cuatro vientos, rodeando el Génesis.
  • El calendario, en las bandas laterales y superior.
  • La leyenda de la Vera Cruz por santa Elena, en la banda inferior.

El Génesis consta de dos círculos concéntricos. El central está ocupado por la figura del Pantocrátor; está representado como hombre joven e imberbe, con el Libro abierto en la mano izquierda y bendiciendo con la derecha; en el círculo que lo rodea se lee en latín “Dixit quoque Deus fiet lux et facta est lux”, es decir, “Y Dios dijo: hágase la luz, y la luz se hizo”. El círculo exterior está dividido en ocho compartimentos en forma de cuña que contienen otras tantas escenas que narran el ciclo de la Creación: sobre el Pantocrátor aparece Dios en forma de paloma sobrevolando el agua; a los lados el ángel de la luz y el de las tinieblas, que porta una antorcha; a sus lados la creación del firmamento y la separación de las aguas, el Sol y la Luna; debajo del Pantocrátor la creación de las aves y los peces; a su derecha Adán buscando a un semejante que no encuentra; y a la izquierda la creación de Eva. Este círculo está rodeado por una inscripción en latín que dice: “In principio creavit Deus coelum et terram, mare et omnia qua in eis sunt et viit Deus cuncta que facerat et erant valda bona”, es decir, “Al principio Dios creó cielo y tierra, el mar y todas las cosas que se encuentran. Y Dios vio que todo lo que había creado era bueno”. La disposición circular representa el cielo, lo espiritual y lo sobrenatural.

La figura del Pantocrátor ocupa el centro del Tapiz de la Creación.


Rodeando el círculo de la Creación los vientos de los puntos cardinales: norte arriba a la izquierda, este arriba a la derecha, oeste abajo a la izquierda y sur abajo a la derecha. Aparecen representados a la manera romana, con alas en la espalda y en los pies, sobre recipientes de cuero llenos de aire y soplando cuernos. La disposición de los  ángeles permite la transición entre el círculo celestial y el cuadrado terrenal.

En las esquinas superiores del tapiz aparecen representados dentro de círculos dos de los cuatro ríos del paraíso.

En el centro de la banda superior aparece un anciano con barba que simboliza el año. A su izquierda Sansón, con la mandíbula de un asno; el verano, simbolizado por un hombre y herramientas para trillar; y el otoño, un hombre recogiendo uvas. A su derecha, el invierno, simbolizado por una mujer que se calienta cerca del fuego; la primavera, por un hombre que remueve la tierra; y Abel, que ofrece el sacrificio de un cordero.

En la banda lateral izquierda se representan los meses de febrero a junio y en la derecha de julio a octubre. Quedan sin representar noviembre, diciembre y enero. En la banda izquierda, sobre febrero, se representa el domingo mediante un hombre coronado de fuego sobre una cuadriga; al otro lado el lunes mediante un carro tirado por bueyes.

En la franja inferior aparece la leyenda de Vera Cruz por santa Elena, y se lee en latín: “Sancta Helena, Hierusalem, Judea”, es decir, “Santa Elena, Jerusalén, judíos”.

La trascendencia histórica y artística del Tapiz de la Creación radica en la densidad de su programa iconográfico y en ser uno de los pocos de la Europa románica que ha llegado hasta nuestros días.

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