Páginas

sábado, 22 de octubre de 2022

San Miguel de Escalada

La iglesia de San Miguel de la Escalada es de estilo mozárabe. La construyeron monjes cristianos de Córdoba que huyeron de las persecuciones religiosas musulmanas que se practicaban en al-Ándalus y que se refugiaron en el Reino de León. El patrocinador de su construcción fue García I, rey de León (910-914), el abad Alfonso dirigió las obras entre 912 y 913 y san Genadio, obispo de Astorga, consagró la iglesia en 914. La construcción fue tan rápida por aprovecharse restos de construcciones romanas y visigóticas. Sufrió daños tras la expedición de Almanzor en 988. En 1050 el abad Sabarico renovó la fundación y abrió la puerta por la que hoy se accede a la iglesia. A finales del siglo XI se levantó la torre campanario. La iglesia de San Miguel de la Escalada es lo que queda del monasterio que se perdió tras la desamortización de Mendizábal de 1836, fue declarada Monumento Nacional en 1886, se encontraron restos de la iglesia visigoda dedicada al arcángel Miguel en 1968 y en 2010 finalizó la restauración y conversión en museo de la iglesia de San Miguel de la Escalada.

San Miguel de la Escalda ofrece un llamativo pórtico de arcos de herradura con alfiz corrido.

  

La iglesia de San Miguel de la Escalada presenta planta basilical de tres naves separadas, la central de anchura doble y más alta que las laterales; están divididas en cinco tramos y separadas por columnas que sostienen arcos de herradura califal. El transepto no sobresale de los muros perimetrales de la iglesia. Las naves y el transepto están separados por un iconostasio de tres arcos de herradura califal sobre dos pilares cruciformes laterales y dos columnas centrales. De las naves laterales se accede al transepto a través de dos arcos de herradura califal. La cabecera es plana al exterior, pero al interior ofrece tres ábsides de planta ultrasemicircular; el acceso a los ábside se realiza bajo arcos de herradura califal, el central se sostiene sobre dos columnas adosadas y los de los ábsides laterales sobre pilastras.

La planta de la iglesia de San Miguel de Escalada es de tipo basilical.

  

Del exterior llama la atención el pórtico del lado sur. Ofrece doce arcos de herradura califal, que descansan en columnas corintias. El alfiz es corrido, acoge los doce arcos. El pórtico está cerrado en el lado oeste por un muro en el que se abre un vano geminado con arcos de herradura y alfiz.

La iglesia se ilumina a través de los vanos abiertos aprovechando la diferencia de altura entre la nave central y las laterales, y los vanos abocinados de los ábsides del testero.

La nave central está cubierta a dos aguas y las laterales a una vertiente. En el interior la cubierta es de madera; en la nave central con armazón triangular y las laterales con armazón plano.

En el interior de San Miguel de la Escalada los espacios están delimitados por columnas corintias y arcos de herradura califal.

  

Los accesos a la iglesia son cuatro, aunque sólo son practicables los que se abren en el pórtico sur.

La ornamentación que decora la iglesia es diversa. Se concentra en los capiteles de las columnas, líneas de impostas, iconostasio y hastial meridional. Los motivos son entrelazados, epigráficos, geométricos, sogueados, vegetales y zoomórficos.

La torre es románica, de finales del siglo XI. Está reforzada con estribos.

Los materiales de construcción utilizados son ladrillo, sillar y mampostería.

sábado, 8 de octubre de 2022

Ecce Homo, de Luisa Roldán

Luisa Roldán (Sevilla, 1652-Madrid, 1706), conocida como La Roldana, es la primera escultora española de la que se tiene noticia y es una de las representantes del arte barroco andaluz. Se formó en el taller de su padre, Pedro Roldán. Su carrera pasó por tres etapas: sevillana, de 1671 a 1684, gaditana, de 1684 hasta 1688, y madrileña, de 1688 hasta 1706. Toda su producción es de carácter religioso. De entre sus obras destacan San José con el Niño (1677), Ecce Homo de la Santa y Apostólica catedral de la Santa Cruz de Cádiz (1684), Nuestra Señora de la Soledad (1688) y El entierro de Cristo (1701).

Luisa Roldán: Ecce Homo, 1684.
Estilo: Barroco.
Técnica: Madera policromada.
Temática: Religiosa.
Dimensiones: 165 cm.
Santa y Apostólica catedral de la Santa Cruz de Cádiz, España.

  

El Ecce Homo, de Luisa Roldán, muestra un momento de la pasión de Cristo, tras haber sido azotado. Cristo aparece en contraposto, cabeza inclinada hacia el hombro derecho, cabello negro, largo y ondulado, boca entreabierta, torso en parte desnudo, manos amarradas al frente y cubierto por una clámide púrpura con orla dorada, que forma una gran cantidad de pliegues de pequeño tamaño. Ofrece las rodillas magulladas y brazos, torso y piernas apenas ensangrentadas. Aparece descalzo. Los únicos postizos son las espinas de la corona y la caña que hace las veces de cetro.

Luisa Roldán ha sabido dotar a la imagen de una anatomía realista y minuciosa. 

La imagen se realizó de la cabeza a la cintura en madera de cedro y el resto, incluida la clámide, en madera de pino. La parte añadida se data en el tercer cuarto del siglo XVIII.

La policromía original es de Luis Antonio de los Arcos, marido de Luisa Roldán.

Por todo lo dicho, el Ecce Homo de Luisa Roldán es una obra maestra de la escultura barroca española. Llama la atención la expresión dramática y conmovedora, que buscaba exacerbar la fe del creyente y su identificación con Cristo. 

Este Ecce Homo de Luisa Roldán fue adquirido en 1688 por el presbítero Francisco Maderuelo, que lo donó a la Orden de los Carmelitas Descalzos. En 1868 fue trasladado a la Santa y Apostólica catedral de la Santa Cruz de Cádiz. José Miguel Sánchez Peña lo restauró en 1984.

sábado, 1 de octubre de 2022

La persistencia de la memoria, de Dalí

Salvador Dalí (Figueras, 1904-1989) es el pintor surrealista más destacado e influyente. De su etapa surrealista (1929-1948) son algunos de sus cuadros más representativos, caso de El gran masturbador (1929), La persistencia de la memoria (1931), Construcción blanda con judías hervidas. Premoniciones de la Guerra Civil (1936) y Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar (1944).

Salvador Dalí: La persistencia de la memoria, 1931.
Estilo: Surrealismo.
Técnica: Óleo sobre lienzo.
Temática: Paisaje.
Dimensiones: 24 x 33 cm.
Museo de Arte Moderno de Nueva York, EE.UU.

  

Dalí reconoció que se inspiró en un queso camembert derretido al sol para pintar La persistencia de la memoria, uno de sus cuadros más señeros.

En lado izquierdo del cuadro se encuentra algo parecido a una caja de madera sobre la cual se distinguen un reloj de bolsillo cerrado cubierto de hormigas, un reloj blando que marca las siete y sobre el que se ha posado una mosca y un árbol seco con una rama de la que cuelga otro reloj blando que marca las seis. A la derecha aparece tendido en el suelo un autorretrato de Dalí sobre el cual se extiende otro reloj blando que marca una hora en punto. Al fondo la bahía de Port Lligat, con acantilados a la derecha y una tabla a la izquierda.

La composición guarda un equilibrio entre las líneas horizontales de la playa, el horizonte, la rama de árbol, la tabla y la caja de madera, las verticales del tronco del árbol y de la caja de madera, la diagonal de la caja de madera y la tabla y las curvas de los relojes blandos y el autorretrato de Dalí. Hay un equilibrio entre los relojes que se agrupan en la parte inferior izquierda y las rocas de la parte superior derecha.

La perspectiva es cenital, lo que permite realzar los elementos que se muestran en primer plano a la vez que estira las líneas de fuga hacia el horizonte.

El dibujo es academicista; ofrece líneas nítidas, que delimitan formas y volúmenes con todo detalle.

Los colores son brillantes, más luminosos los del fondo. Es evidente el contraste cromático entre los colores fríos, con predominio del azul, y los cálidos, con predominio de los anaranjados.

La luz potencia el carácter onírico del cuadro. Hay dos planos lumínicos: el primer plano recibe una luz suave desde la derecha y se queda en penumbra, mientras el fondo recibe una luz blanquecina intensa.

El cuadro ofrece elementos de la simbología daliniana: las rocas lo duradero, los relojes el paso del tiempo y las hormigas y la mosca la decadencia y la muerte.

El lienzo llama la atención porque se combina en él una temática surrealista y una técnica realista muy depurada.

La persistencia de la memoria es una de las obras más representativas del universo surrealista de Dalí. Para su realización utilizó el método crítico-paranoico. Se propuso conseguir dos objetivos: mostrar la relación entre espacio y tiempo, que le obsesionaba desde que Einstein elaboró la Teoría de la relatividad, y “fotografiar los sueños” o el subconsciente, siguiendo las ideas de Freud. Además, fue fuente de inspiración para otro de los cuadros más famosos e impactantes de Dalí, La desintegración de la persistencia de la memoria (1954).

 La persistencia de la memoria se exhibió por primera vez al público en la exposición que realizó Dalí en la Galería Pierre Colle de París en junio de 1931. En 1932 se expuso en la Galería Julien Levy de Nueva York. Desde 1934 forma parte de los fondos del Museo de Arte Moderno de nueva York.