Bartolomé Bermejo (Córdoba, 1440-Barcelona, 1498) estudió en
Flandes en los talleres de Roger van der Weyden y Dieric Bouts. Desarrolló su
carrera pictórica en la Corona
de Aragón durante el último cuarto del siglo XV. Entre sus clientes estuvo la
reina Isabel de Castilla. El éxito y prestigio que alcanzó le empujaron a crear
un taller de pintura para poder satisfacer un número creciente de encargos.
Entre sus colaboradores destacaron Martín Bernat y Miguel Ximénez. Todas las
obras que se le atribuyen son religiosas, y sobre todas destaca Santo
Domingo de Silos entronizado como obispo (1474-1477).
Santo Domingo de Silos entronizado como
obispo es la tabla central del Retablo
mayor de la iglesia homónima de Daroca, obra que no se conserva.
Santo Domingo
de Silos aparece sentado en su cátedra de obispo, mirando de frente al
espectador, en un momento de pausa en la lectura de un libro que tiene entre
las manos. Se reconoce la condición de obispo por los elementos que viste y
porta: dalmática, de color rojo vino; mitra, cubierta con piedras preciosas;
capa pluvial, ajustada con broche tetralobulado; y báculo, con astil de plata y
empuñadura de oro. Su condición de abad se distingue por el velo transparente
anudado en la empuñadura del báculo.
Bartolomé Bermejo: Santo Domingo de Silos entronizado como
obispo, 1474-1477.
Estilo: Gótico
hispanoflamenco.
Técnica: Óleo sobre
tabla.
Temática: Religiosa.
Dimensiones: 242 x 130 cm .
Museo Nacional del
Prado, Madrid, España.
El trono de
obispo, sobre plataforma, destaca por los dorados, taracea mudéjar, tracería
gótica y las siete figuras, bajo pináculo, que representan las virtudes
cristianas.
Las virtudes
teologales se disponen en el respaldo de la cátedra: la Caridad , en la cúspide,
protegiendo a dos desvalidos; la Fe ,
a la izquierda, con mitra, báculo y cáliz; y la Esperanza , a la derecha,
con un arbolillo en la mano.
Las virtudes
cardinales se disponen en los laterales de la cátedra: en el lado izquierdo, la Justicia sostiene una
balanza y una espada, y la
Fortaleza empuña una espada con la que mantiene a raya al
demonio; en el lado derecho, la
Prudencia lee un libro mientras se ilumina con una tea, y la Templanza se sirve
vino con moderación.
La devoción de
santo Domingo de Silos hacia la
Virgen se muestra en la empuñadura del báculo donde aparece
representada.
Las imágenes
de los santos hacia los que santo Domingo de Silos sentía una especial devoción
aparecen en el lado izquierdo de la cenefa de la capa pluvial: de arriba abajo, san Pedro, santa Bárbara, san Andrés y santa Apolonia. En el lado derecho
aparecen representados santos devocionales de los vecinos de Daroca: de arriba
abajo, santa Catalina, san Bartolomé y santa Quiteria.
Bartolomé
Bermejo se apoya en un dibujo prodigioso para dar volumen y fuerza expresiva al
rostro de santo Domingo de Silos, de mirada penetrante, pero hierático.
Los colores
son intensos. El blanco, los azules, los rojos y los verdes ponen el contrapunto
al oro, predominante en el cuadro.
Bartolomé
Bermejo con Santo Domingo de Silos
entronizado como obispo se situó al mismo nivel que los grandes pintores
flamencos contemporáneos. Fue el pintor español que mejor dominó la técnica del
óleo sobre tabla, tanto que no necesitó recurrir a la técnica artesanal del
estuco resaltado sobre tabla para dar volumen y conseguir calidades y texturas
auténticas, que, en el caso del velo transparente, se adelantó a El Greco en un
siglo.
La ubicación
original de Santo Domingo de Silos
entronizado como obispo fue la iglesia homónima de Daroca. En
1869 el erudito Paulino Savirón trasladó la tabla al Museo Arqueológico
Nacional de Madrid. En 1920 el Museo del Prado se hizo con la tabla a cambio de
obras menores.