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viernes, 27 de marzo de 2015

Frescos de la iglesia de San Clemente de Tahull, del maestro de Tahull

Los frescos de la iglesia de San Clemente de Tahull son de 1123, año en el que se consagró el templo que los recibió, y son obra del conocido como maestro de Tahull, probablemente un italiano que se asentó en Cataluña a principios del siglo XII.

Los frescos cubren todo el ábside de la iglesia, y se distinguen tres registros: en el superior aparece el Pantocrator o la Maiestas Domini y el Tetramorfos; en el segundo la Virgen y cinco apóstoles; y el inferior, dedicado al mundo terrenal, se ha perdido casi en su totalidad.

Maestro de Tahull: Frescos de la iglesia de San Clemente de Tahull, 1123.
Técnica: Fresco sobre muro con retoques al temple.
Estilo: Románico.
Temática: Religiosa.
Dimensiones: semicircunferencia de 4 m. de diámetro.
Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona, España.


En el centro del registro superior aparece el Pantocrator o Maiestas Domini sentado sobre una banda curvada decorada con motivos florales, es el trono de Cristo; está rodeado por una mandarla mística decorada con perlas, que simboliza que el Señor se encuentra en los dos mundos, el celestial y el terrenal; viste túnica gris y un manto azul; porta nimbo crucífero, símbolo de divinidad; a izquierda y derecha se leen las letras griegas Alfa y Omega, o Dios como principio y fin de la existencia; con el brazo derecho bendice con tres dedos levantados haciendo referencia al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; en la mano izquierda porta un libro abierto en el que se lee en letra mayúscula “Ego sum lux mundi”, es decir, “Yo soy la luz del mundo”, que refuerza la condición divina del Señor, al que hay que seguir para no vivir entre tinieblas; y sus pies están desnudos, sobresalen de la mandarla y se apoyan en un escabel, a modo de esfera terrestre.

El Pantocrator está rodeado por cuatro ángeles que portan los símbolos del Tetramorfos, que simboliza a los cuatro evangelistas: arriba a la izquierda, un ángel con las Escrituras a san Mateo; abajo a la izquierda, un ángel con un león a san Marcos; arriba a la derecha, un ángel con un águila a san Juan; y abajo a la derecha, un ángel con un buey alado a san Lucas.

A cada lado, cerrando la escena, un serafín, ángel que eleva a los espíritus hasta el Señor, de seis alas, con ojos en cuatro de ellas.

El fondo de este registro se divide en tres franjas horizontales, de abajo a arriba, azul, amarillo y negro.

Una banda roja y negra separa el cielo, arriba, y la tierra, abajo; en ella se leen los nombres de los personajes representados en el registro intermedio.

Las figuras que aparecen en los frescos de la iglesia de San Clemente de Tahull se caracterizan por el hieratismo.


El eje del segundo registro está ocupado por una ventana vertical alargada que sirve para iluminar el altar en el momento de la Eucaristía.

A la izquierda de la ventana aparecen santo Tomás, san Bartolomé y la Virgen María; a la derecha san Juan, Santiago y san Felipe. La Virgen porta el cáliz con la sangre de Cristo del que salen rayos de luz; los apóstoles portan libros que muestran al espectador. Todas las figuras se sitúan bajo arcos de medio punto rebajados sostenidos por columnas con capiteles vegetales. La Virgen y los apóstoles representan las columnas de la fe.

La disposición de las figuras compensa su hieratismo, distante con el espectador. Prima la simetría; y las líneas verticales y horizontales, y rectas y curvas equilibran la composición: la verticalidad de los personajes está compensada por la horizontalidad de la cintura de Cristo y de la banda identificativa de los personajes del segundo registro, y las formas rectas por las curvas de la mandorla, los nimbos, los círculos y los arcos.

Las características formales están influidas por el arte bizantino:
  • La composición es simétrica y se adapta al marco arquitectónico. El eje compositivo es el Pantocrator y el vano que separa a la Virgen María y el apostolado en dos grupos.
  • El dibujo es nítido y sirve para delimitar los colores.
  • El color es plano, sin tonalidades. Los colores utilizados encierran un fuerte simbolismo en la cultura cristiana: el azul simboliza la eternidad y la nobleza, el blanco la pureza, el amarillo la gloria, y el rojo la pasión.
  • La pintura carece de luz.
  • No existe perspectiva, los fondos son planos y el espacio no es real. Rige la ley de jerarquía, que permite saber la importancia de cada personaje en función del tamaño y la posición que ocupa dentro del conjunto.
  • Las figuras carecen de movimiento y expresividad, son hieráticas. Sin embargo, se les quiere dotar de vida mediante el recurso de colorear los pómulos.

Los frescos de la iglesia de San Clemente de Tahull están influidos por el clasicismo paleocristiano, la iconografía bizantina y las miniaturas mozárabes; e influyeron en los frescos de la iglesia de Santa María de Tahull y de Santa Cruz de Maderuelo.

En la iglesia de San Clemente de Tahull se conserva una copia de los frescos en su lugar original, de donde fueron arrancados. Los frescos se pasaron a lienzo en 1920 para su conservación en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.


sábado, 21 de marzo de 2015

Retablo mayor de la cartuja de Santa María de Miraflores, de Gil de Siloé

Se sabe poco de la vida de Gil de Siloé antes de su llegada a Castilla en 1486. Durante sus primeros años en Burgos se le conoció como Gil de Amberes por lo que se afirma su origen flamenco. Sus obras más sobresalientes se encuentran en la cartuja de Santa María de Miraflores y son el sepulcro de Juan II e Isabel de Portugal (1486-1493), el sepulcro del infante Alfonso (1489-1493) y el retablo mayor (1496-1499).

El retablo mayor de la cartuja de Santa María de Miraflores se hizo por encargo de la reina Isabel la Católica. Se inició en 1496 y se concluyó en 1499. Gil de Siloé se ocupó de su diseño y de la mayoría de las esculturas y Diego de la Cruz de esculpir las figuras de san Pedro y de san Pablo y del policromado y dorado del retablo. Se utilizó el oro traído de América por Cristóbal Colón para dorar el retablo.

El retablo está compuesto por dos cuerpos rectangulares: el inferior, de menor tamaño y dividido en calles, y el superior, doble en superficie y dividido en círculos.

El eje del cuerpo inferior lo constituye el Sagrario. Sobre él un nicho cuadrado alberga seis altorrelieves fijos a un torno giratorio que representan otras tantas escenas del año litúrgico (Nacimiento, Bautismo, Resurrección, Ascensión, Pentecostés y Ascensión de María). Las figuras del cuerpo inferior son, de izquierda a derecha, santa Catalina de Alejandría, san Juan Bautista, santa María Magdalena y Santiago apóstol. Están representadas las escenas de la Anunciación, la Adoración de los Reyes, la Última Cena y el Prendimiento. En el extremo izquierdo aparece el rey Juan II guiado por el apóstol Santiago y el escudo de Castilla y León; y en el extremo derecho la reina Isabel, su santa patrona, Juan el Bautista y el escudo de Castilla y León, y Portugal. Los reyes aparecen en posición orante.

Gil de Siloé: Retablo mayor de la cartuja de Santa María de Miraflores, 1499.
Estilo: Gótico.
Técnica: Madera policromada y dorada.
Temática: Religiosa.
Cartuja de Santa María de Miraflores, Burgos, España.


El centro del cuerpo superior está ocupado por una corona de ángeles que contiene a Cristo Crucificado. La cruz está sostenida a la izquierda por el Padre Eterno, con capa pluvial y tiara pontificia, y a la derecha por el Espíritu Santo, con túnica y corona imperial. Sobre la cruz, el pelícano, símbolo del amor divino. Dentro de este círculo aparecen otros cuatro que contienen escenas de la Pasión de Cristo: Oración en el Huerto, la Flagelación, el Camino del Calvario y la Piedad. Fuera del círculo central aparecen esculpidos san Pedro y san Pablo. En los círculos superiores los evangelistas san Juan y san Mateo y en los inferiores los evangelistas no apóstoles san Marcos y san Lucas. En los espacios triangulares aparecen los cuatro santos doctores de la Iglesia occidental: san Agustín, san Ambrosio, san Gregorio y san Jerónimo. El cuerpo superior está cerrado en tres de sus cuatro lados por doce estatuas de santos.

La Crucifixión es el tema central del retablo mayor de la cartuja de Santa María de Miraflores.


De la descripción del retablo mayor de la cartuja de Santa María de Miraflores se sacan las siguientes conclusiones:
  • Se sustituyó la estructura tradicional en calles por la estructura de círculos, inspirada en los medallones y rosarios germanos, que Gil de Siloé conocía por sus orígenes.
  • Prevalece un orden geométrico y simétrico estricto.
  • Es evidente el horror vacui por la multitud de figuras que aparecen en el retablo.
  • Talla precisa de las figuras y fuerza expresiva de las mismas.
  • Visión humana de Cristo al que se presenta sufriendo y muriendo.
  • Multitud y jerarquía de los mensajes: la Crucifixión, medio elegido por Jesús de Nazaret para redimir al hombre, ocupa el centro del retablo; la Trinidad, con las figuras del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, en el círculo central del retablo; el apostolado, la santidad y la Iglesia, con las figuras de los cuatro evangelistas, los cuatro santos doctores de la Iglesia occidental y los muchos santos que pueblan el retablo; y la fuerza de la oración, con los reyes Juan e Isabel en posición orante.
Las características del retablo mayor de la cartuja de Santa María de Miraflores le hacen singular y hacen de Gil de Siloé un artista sobresaliente en el arte gótico español.

sábado, 14 de marzo de 2015

Catedral de Santa María de Los Ángeles, de Rafael Moneo

Rafael Moneo (Tudela, Navarra, 1937) se formó como arquitecto con Sáenz de Oiza y Utzon. Ha sido catedrático de Arquitectura en Barcelona (1971-1981) y en Madrid (1981-1984) y director de la Escuela de Graduados en Diseño de la Universidad de Harvard (1985-1990). Recibió entre otros los premios Pritzker (1996) y Mies van der Rohe (2001), y la Medalla de Oro del Royal Institute of Architecs (2003). Entre sus obras destacan el Museo de Arte Romano de Mérida (1986), la reforma del palacio Villahermosa para albergar el Museo Thyssen-Bornemisza (1992), el Kursaal de San Sebastián (1999) y en Estados Unidos la catedral de Santa María de Los Ángeles (2002).

La construcción de la catedral de Santa María de Los Ángeles se inició en 1996 y concluyó en 2002. Es la primera catedral construida en el siglo XXI y la tercera más grande del mundo. Vino a sustituir a la catedral de Santa Viviana, dañada en el terremoto de 1994. Moneo ganó el concurso para su construcción a Calatrava, Gehry, Mayne y Venturi.

Del exterior de la catedral destaca la cruz franciscana.
El campanario se presenta exento a la catedral.


La superficie de la parcela donde se ubica la catedral de Santa María de Los Ángeles es de 39.000 m2, junto a la autopista Los Ángeles-Hollywood. La superficie de la catedral es de 4.000 m2, con una capacidad para 3.000 fieles. Además, se construyeron otras dependencias tales como la Rectoría para el arzobispo, clérigos residentes y visitantes, la residencia del arzobispo, una plaza de 9.000 m2, un claustro, jardines, un estanque, un centro de conferencias y oficinas, una tienda y un aparcamiento subterráneo. El complejo construido está pensado para perdurar 500 años y soportar un terremoto de 8,4º en la escala de Richter para lo cual se aisló del suelo sobre bases flotantes. El material de construcción es el hormigón pulido.

Al igual que las primeras iglesias de la colonización española, el complejo se articula alrededor de una plaza. Los edificios están unidos por pérgolas que cierran la plaza.

El campanario es exento. Tiene una altura de 45,72 m., sus pocas aberturas permiten que sus 18 campanas se escuchen en las cuatro direcciones y está coronado por una cruz.

Entre el campanario y la catedral se abre un claustro trapezoidal.

El camino espiritual hacia la catedral desde la calle pasa por delante de un muro-carrillón, que cuenta con campanas de iglesias de las Misiones españolas de la colonización de América, llega a una plaza inferior y continúa por una gran escalinata que desemboca en la plaza superior.

Las campanas del muro-carrillón son campanas de las misiones españolas de la colonización de América.


Del exterior de la catedral destaca la cruz franciscana de proporciones gigantes que recorta el lucernario de la fachada principal. Hace las veces de cruz de altar en las ceremonias al aire libre, pero también preside el altar interior de la catedral.

Al interior de la catedral se accede a través de unas puertas monumentales de bronce esculpidas, coronadas por una estatua de la Virgen. Las puertas fueron obra del escultor californiano Robert Graham. Traspasadas las puertas el fiel se encuentra en el deambulatorio sur. También se puede acceder por el deambulatorio norte, más discreto.

La planta de la catedral presenta una tipología que la hace original: trapezoidal disimétrica y sin ángulos rectos, con capillas laterales que no abren hacia la nave central y sí hacia los deambulatorios. La nave central tiene una longitud de 100 ms. y una altura de entre 24 y 30 ms.; es diáfana, carece de pilares que pudiesen impedir al fiel la visión de la ceremonia religiosa. El espacio anterior a la bancada para los fieles está ocupado por el baptisterio. El espacio central del templo está ocupado por el altar, el ambón, la cátedra y el santuario. A los lados del ábside se sitúan el presbiterio y el coro. El ábside está orientado hacia Roma según la tradición de las iglesias occidentales.

La planta presenta una tipología original: trapezoidal disimétrica con capillas laterales abiertas a los deambulatorios.

  
La luz natural llega al interior de la catedral a través de los muros vitrales de los deambulatorios y de los ventanales de alabastro del ábside, que presentan tonos amarillos, grises, verdes y rojos.

La cubierta, soportada por los muros perimetrales y los contrafuertes, es de cobre, con cielorrasos de madera de cedro, y el suelo de piedra caliza.

Elementos a destacar de la catedral son el órgano de 18 ms. de altura fabricado en madera de cedro; un retablo colonial del siglo XVII; los 25 tapices de John Navas al estilo de las Misiones españolas de la colonización entre los que destaca La Comunión de los Santos; y el grupo escultórico La cruz de Cristo.


De entre los elementos de la catedral de Santa María de Los Ángeles destacan los vitrales y el grupo escultórico La cruz de Cristo.

  
Rafael Moneo supo conjugar en la catedral de Santa María de Los Ángeles modernidad por la combinación de materiales, innovación por la tipología de la planta y tradición por inspirarse en las iglesias de las Misiones españolas de la colonización americana.

viernes, 6 de marzo de 2015

Gregorio Fernández

Gregorio Fernández (Sarria, Lugo, 1576-Valladolid, 1636) es el mejor representante de la Escuela castellana de escultura barroca. Se instaló en Valladolid en 1605 atraído por su condición de capital de la Monarquía. Encontró una clientela poderosa y adinerada: Felipe III, el duque de Lerma, los condes de Fuensaldaña, las principales órdenes monásticas y las cofradías de Semana Santa. En 1606 Madrid recuperó la capitalidad, pero Gregorio Fernández decidió quedarse en Valladolid y fundar un taller de escultura que atendiese un número creciente de encargos. En su taller destacó el pintor Diego Valentín Díaz.


Piedad con dos ladrones, 1616.
Museo Nacional Colegio de San Gregorio, Valladolid, España.
Gregorio Fernández buscó despertar el sentimiento católico del creyente.
  

Gregorio Fernández se vio influido y supo sintetizar su naturalismo de Francisco Rincón, la expresividad de Alonso Berruguete, el dramatismo de Juan de Juni y la elegancia y refinamiento académico de Pompeyo Leoni. También se vio influido por el pensamiento contrarreformista.

Gregorio Fernández evolucionó desde un manierismo refinado a un barroco naturalista.

Las características formales de la escultura de Gregorio Fernández son las siguientes:

·      Uso de madera tallada policromada.
·      Uso de colores sobrios.
·      Dramatismo de los temas tratados.
·      Fuerza expresiva concentrada en el rostro y las manos de los personajes.
·      Estudio anatómico de los cuerpos.
·      Desnudos exclusivamente masculinos.
·      Uso de postizos para reforzar el realismo de las figuras. Los postizos utilizados son el cristal para los ojos, el marfil para los dientes, el asta para las uñas, la resina para el sudor y las lágrimas y el corcho para los coágulos de sangre.
·      Ropajes con pliegues muy marcados para favorecer los contraste lumínicos.
Cristo atado a la Columna, 1619.
Iglesia penitencial de la Vera Cruz, Valladolid.
Gregorio Fernández buscaba que el creyente se identificase con el Señor.


Gregorio Fernández cultivó los más diversos temas, pero a todos los marcó con su impronta personal:
  • Los Crucificados se muestran serenos, sin contorsiones y el paño de pureza vuela extensamente formando “arrugas de papel”. Sobresalen el Cristo del Consuelo (1610), el Cristo de San Marcial (1628) y el Cristo de la Luz (1633).
  • Los Cristos yacentes representan a Cristo muerto tendido sobre un sudario, agotado por el dolor y el sufrimiento. Destacan el Cristo yacente de la iglesia de San Pablo de Valladolid, encargado por el duque de Lerma, (1615), el Cristo yacente del Museo Nacional Colegio de San Gregorio (1627) y el Cristo yacente del Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana de Valladolid, regalo de Felipe IV, (1631).
  • Las Piedades se caracterizan por el naturalismo, el sentimiento religioso y el patetismo. Son de destacar La Piedad del convento del Carmen Descalzo (1612), La Piedad de la cofradía de Nuestra Señora de la Angustias (1616).
  • Las Inmaculadas son de cuerpo cilíndrico y se representan con las manos juntas, manto trapezoidal y cabeza con corona y aureola de rayos metálicos. Sobresale La Inmaculada de la Vera Cruz (1620).
  • Los pasos procesionales son escenas narrativas a tamaño natural. El mejor es El Descendimiento (1623).
  • Los Cristos atados a la Columna conmueven por su patetismo. Hay que destacar el Cristo atado a la Columna del Real Monasterio de la Encarnación de Madrid (1616) y el Cristo atado a la Columna de la Vera Cruz (1619).
  • Los Ecce-Homo están llenos de dolor. Destacan el Ecce-Homo de la catedral de Valladolid (1616) y el Ecce-Homo de la Santa Vera Cruz (1620).
  • Sus mejores Vírgenes son Nuestra Señora de la Vera Cruz (1623) y la Quinta Angustia (1625).
  • Sus retablos están formados por unas pocas esculturas de bulto redondo. Los más señeros son el Retablo Mayor de la catedral de Miranda de Duero, Portugal (1610), el Retablo Mayor de las Huelgas de Reales de Valladolid (1613), el Retablo Mayor de las Descalzas de Valladolid (1613), el Retablo Mayor de la iglesia de los Santos Juanes de Nava del Rey (1613) y el Retablo Mayor de la catedral de Plasencia (1625).

Cristo yacente, 1627.
Museo Nacional Colegio de San Gregorio, Valladolid, España.
Gregorio Fernández creó un nuevo tipo escultórico, el Cristo yacente.


Francisco Rincón fue el fundador de la Escuela castellana de escultura barroca, pero Gregorio Fernández fue quien la definió en sus características distintivas, que se practicaron durante casi todo el siglo XVII en su taller de Valladolid.

Gregorio Fernández es el escultor que mejor representa el catolicismo reformista por buscar y consiguir la exaltación de la fe católica y del misticismo en el creyente que se acercaba a contemplar sus esculturas.